Archivo | junio, 2013

Cuadraditos de chocolate blanco con pistachos: El ingrediente secreto de Ira 4ª parte.

30 Jun

Señoras y señores, soy una vergüenza. Ahora sé porque no suelo hacer platos al baño maría. De hecho cuando leo una receta y veo baño maría no sigo porque sé que no es lo mío, debe ser una incompatibilidad, una alergia o una aversión magnética. Así que creo que tendría que cambiar el título del post por “extraña gestación de unos cuadraditos de chocolate blanco y pistachos”.

Si alguien me lo preguntara no sabría decir porque nunca me he animado a hacer algo al baño maría, y mira que en un principio no es muy complicado. Cazo con agua al fuego, flotando en él otro cacito menor y dentro de este lo que se quiera trabajar. Vamos que no sobresale demasiada complicación como pudiera ser la comprensión del universo y la expansión galáctica o los agujeros negros o la antimateria, se supone que eso sí que tendría que ser complicado. Pues sinceramente, creo que me saldría mejor una mousse de antimateria, un queso gruyer con agujeros negros o un expansivo soufflé galáctico.

Yo he seguido al pie de la letra todos los pasos de los folletos aquellos que os comenté de la vajilla de la Disney. Difícil no ha sido, pero no sé porque el chocolate le ha costado ligar. Se ha quedado un poco con textura no diré que arenosa, pero sinceramente, fluido brillante y hermoso no lo era. Aunque ahora que lo pienso la receta no lo describe así. Igual yo me estoy liando de lo lindo y resulta que el chocolate blanco funde así. Pues no señores, no queramos ser benévolos, el chocolate blanco no funde así. El problema que tuve es que pese a haber puesto el fuego bajo como decían las instrucciones, el calor era aún alto para un chocolate y menos blanco. Lo que me ocurrió fue que el chocolate se resecó y no salió tan fluido como debiera. Así que queridos, si alguien adolece de inexperiencia con el baño maría, mi primer consejo antes de hacer esa receta es fuego superbajo o bien pasar de baño maría y si usáis el nuevo chocolate blanco de postres de Nestle fundirlo en microondas siguiendo las instrucciones y mejor poco a poco.

Cuando vi el ingrediente número cuatro de Ira pensé, ¡¡¡Jopeta!!!, con lo poco que usamos en casa el chocolate. Con ese ingrediente sólo hacemos en casa tres cosas y las tres ya están publicadas: las magdalenas de chocolate, muy recomendable. La tarta de chocolate de Isa, una delicia donde las haya y finalmente unos robiols rellenos con nocilla o nutella, esto diríamos es una nueva cuisine a la tradicional cuisine mallorquina de toda la vida. Pero el ingrediente secreto de Ira especificaba que no debían ser publicados…. Ufff…. Y Terremoto, “el vidente”, en casa de mi ex durante una temporada vacacionalita. Por eso recurrí a las libretitas Disney. Esta receta me pareció fácil, ligera sin extra de azúcar, con poca mantequilla y encima con frutos secos, vamos, dentro de lo que cabe al ser postre y llevar chocolate, bastante saludable. También pensé que la versión chocolate negro con otros frutos secos era posible, pues de esta forma sí que había hecho una especie de montoncitos hace años y con muy buenos resultados. Era factible elaborarla con niños y en la foto tenía una pintaza estupenda, así que fuimos a buscar los ingredientes que nos faltaban al súper.

Lo único un poco laborioso es lo de pelar los pistachos, y aquí he tenido un pequeño incidente. Pero este no tiene la culpa la receta, lo tiene mi cabecita que debo empezar a tener alguna neurona floja o quizá será el calor.  Vamos, que dejé todos los pistachos peladitos y había cinco que no se habían abierto, los pongo encima para ver si luego conseguía abrirlos con un cuchillo de punta redonda y va y se me olvida. Así que me pongo a cocinar, pongo dentro los pistachos y cuando estoy cortando los cuadraditos veo que algunos pistachos se me resisten a la hora de cortar. Yo insisto. El pistacho se resiste. Yo insisto, no podrá vencerme aún un simple pistacho que tampoco estoy tan decrépita aún. El pistacho resiste. Yo con la moral hundida entre que el chocolate había fundido raro y me había encontrado el superpistacho del grupo, cuando… de repente… la neurona floja vuelve de darse una ducha y me acuerdo. No era un superpistacho culturista, era un vulgar pistachito con su armadura entera. Así que ya me tenéis buscando los demás pistachos acorazados. Comprenderéis que después de esta monumental chapuza, estoy pensando que tendría que haber esperado a que viniera Terremoto y se inventara un postre con chocolate, que seguro se le hubiera ocurrido alguno con mejor pinta que el de mamá.

Pese a mi inutilidad para el baño maría y el ingenio de los pistachos acorazados para pasar desapercibidos, el postre está más bueno de lo que parece en la foto. Para colmo de males tengo la cámara en la uci y hasta que no la arreglen y nos la devuelvan,  funcionamos a base de fotos de móvil que no tienen una calidad tan chula.  Paso pues a contaros como se hace este postre en espera de que vosotros seáis más duchos que yo en el manejo de estas técnicas culinarias más misteriosas que las pociones de las tres brujas de Macbeth y que seguro si es así, podréis compartir con vuestros hijos. Eso sí, no se os ocurra dejar los pistachos blindados sobre el montón para abrirlos más tarde, que luego los muy cabroncetes se cuelan y quedamos como unas panolis patosas de mucho cuidado.

Ingredientes:

400 gr. de chocolate blanco (usé el chocolate para postres blanco de Nestle)

100 gr. de pistachos (sin cascaras)

3 cucharadas de nata

20 gr. de mantequilla

1 trozo de vainilla en rama

Elaboración:

Antes de empezar habremos hecho con papel de aluminio un cuadrado de aproximadamente unos 15 X 15 cm, levantando las esquinas y lo habremos untado con algo de mantequilla.

Pelar los pistachos y reservar.

Pesar todos los ingredientes y dejar a mano.

Cortar el chocolate a tracitos con un cuchillo corto y grueso, ya que si es verano no cuesta mucho con el calor, pero en invierno se endurece y este tipo de cuchillos nos facilita el trabajo. No conviene cortarlo con máquina ni batidora ya que con el calor calienta el chocolate y luego se reseca y no funde bien.

Cortar la vainilla longitudinalmente.

Coger un cazo y ponerlo al baño maría a fuego lento. Introducir dentro la mantequilla, la vainilla y la nata, ir removiendo hasta que se mezcle y quede homogéneo. Sacar la vaina de vainilla.

Añadir el chocolate y seguir removiendo hasta que se funda.

Añadir los pistachos y dar una última removida.

Verteremos la mezcla dentro del “molde” de aluminio. Alisarlo un poco con la cuchara para nivelarlo y dejar reposar. Cuando hayan pasado unos tres minutos se cortan cuadraditos de unos 3 cm de lado aproximadamente. No se sacan del molde, sólo se cortan los cuadrados. Se deja reposar de nuevo al menos unas dos horas antes de desmontarlo.

Un comentario, como ahora nosotros estamos en verano y hace calorcito, aunque este año está resultando muy suave. Hemos puesto el molde dentro de la nevera y hemos guardado allí los cuadraditos. La receta pone que si los guardas en lugar fresco y seco pueden durar perfectamente dos semanas, pero dudo mucho que en estos momentos mi cocina se pueda considerar un lugar fresco… yo diría que más bien es tibio.

Ahora lo que sé que esperáis, el veredicto de si vale la pena hacerlo o no. Bueno, pues después de haberlos catado, la familia ha decidido que están buenos. No es exactamente lo que sería un chocolate con pistachos, ya que estos al estar un poco salados le da un sabor diferente. En gran parte es dulce pero tiene toques salados peculiares. Supongo que con otros frutos quedaría bien y supongo que si queréis hacer chocolates blancos personalizados con diferentes frutos secos esta mezcla y proporciones podría serviros de base.  Si se tiene muy en cuenta las temperaturas, quedan chulos y para una merienda o cumple de los peques puede ser una opción más a tener en cuenta. Al ser muy sencilla la elaboración los peques pueden intervenir sin ningún problema, tan sólo mucho cuidado con no pasarse con el calor. No es que estropee el postre ni mucho menos, pero os resultará un poco más molesto manipularlo y estéticamente no os quedarán tan chulos.

Bueno, espero que Ira nos pida algún día hacer una ensalada, porque a este paso voy a tener que tumbarme sobre dos toallas cuando vaya a la playa, porque con tanto dulce una no me va a bastar, jajaja. Espero que os guste esta cuadrada tentación i bon profit.

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La segunda oportunidad

26 Jun

Cuando yo era niña, cuando aún no pensaba ni en sacarme el carnet de conducir, los coches  no llevaban cinturones de seguridad y los niños iban sueltos por detrás o sobre los mayores delante porque todo eso no estaba reglamentado. Había un programa en la tele que hacían los fines de semana y que me encantaba, no sé muy bien porque, no me lo solía perder. Lo realizaba una tele que evidentemente no era la española, se llamaba La Segunda Oportunidad.

El programa empezaba con una voz en of que si no recuerdo mal decía “El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra” Mientras decía esto se veía un coche con una familia dentro circulando por un paisaje de esos casi idílico de montaña. Entonces el conductor tenía un despiste con los peques de atrás que discutían y el coche se pegaba un choque frontal con un pedazo pedrusco que había caído en medio de la calzada y accidente a lo bestia al canto. Entonces seguía la voz “pero en ciertas ocasiones, que bueno sería contar con una segunda oportunidad” La escena volvía marcha atrás, los trozos del coche volvían a su lugar, los ocupantes también, el pedrusco que había caído volvía a la ladera de la montaña, así hasta llegar al principio. Entonces, el padre ponía rápidamente orden dentro del coche y cuando llegan a la zona de la piedra al estar más pendiente de la carretera que no del alboroto de los peques detrás, esquiva la roca y seguían tranquilamente. A continuación venía la musiquita de la sintonía, que aún me acuerdo de ella, pero lo del nanananaaaa creo que os puede decir poco.

El programa intentaba, en una época donde como os he dicho las medidas de seguridad que hay hoy, o no existían o no eran obligatorias, mentalizar a los conductores del riesgo de  una conducción sin prestar atención. Al mismo tiempo con muñecos de pruebas recreaban accidentes para concienciarte de las consecuencias y dar a conocer los avances en los cinturones de seguridad y las medidas que se estudiaban y perfeccionaban para la seguridad en el volante.

Muchas veces he pensado en ese programa y en lo cierto de las frases iniciales, “que bueno sería a veces contar con una segunda oportunidad”

Si nos paramos a pensar seguramente encontraremos en nuestra vida muchas segundas oportunidades que nos hemos dado o hemos dado a personas o a objetos. Empezaremos por un ejemplo sencillón. Hace unos cuantos años, al final del verano me encontré en la calle abandonada una maceta con una planta muy bonita. La pobre estaba casi seca, la tierra había incluso encogido. Supongo que alguien se fue de vacaciones y al volver se encontró con el panorama y lo bajó a la calle para que lo recogieran los de la basura. Yo no suelo recoger cosas de los contenedores, pero ese día hice una excepción porque la plantita me dio mucha pena y lo único que tenía era que necesitaba agua. Debían haberla comprado poco antes del verano porque en el tiesto aún había pegada la etiqueta con el nombre, el precio y todo. En casa no tenía sitio para una planta como esa, pero yo tenía acceso a una terracita y aunque parezca surrealista, a través de la ventana del baño la podía regar con el rociador de la ducha. Le puse un plato de plástico que tenía vacío, la regué bien y allí la tuve durante años. Tengo que decir que esta planta, una dracacea marginata, ha sido una superviviente. Lucho por sobrevivir, subsistió a vientos huracanados, a una lámina de uralita de la finca de enfrente que se estrelló a su lado, a los cálidos veranos y los fríos (porque estaba en un sitio superfrío) inviernos. Con el cambio de casa me la traje y en el coche se me rompieron casi todas las yemas, yo pensé que me la había cargado y dejaría de crecer, pero no fue así. Ahora la estoy mirando y no tengo muy claro si tendré que hacer un agujero en el techo para que siga creciendo. Supongo que si quienes la bajaron a la calle la vieran pensarían que no era la misma plantita seca con la que me encontré.

Pero no sólo damos una segunda oportunidad a una planta o a un mueble viejo que podamos restaurar, ahora que esto se ha puesto tanto de moda. Las personas también podemos darnos una segunda oportunidad. En mi caso cuando me separé fue una forma de darnos otra oportunidad a Terremoto y a mí, ya que el matrimonio no funcionaba hacía tiempo. Creía que mi vida se reduciría a cuidar de Terremoto y tener algo de vida social los fines de semana que no lo tuviera. Ante mi sorpresa apareció mi chico en nuestra vida y él pensó que nosotros valíamos mucho la pena. Cuando empezamos a salir lo veía muy complicado ya que yo vivía en Mallorca y él en Cataluña y alguna vez pensé si estábamos haciéndolo bien. Entonces pensé que podía seguir dando una oportunidad a él y a mí. Estoy muy contenta de haberlo hecho y que él también lo hiciera. Mi vida ha tenido una segunda oportunidad. Pero también el papá de Terremoto, mi ex, ha tenido una segunda oportunidad en nuestra peculiar familia. El que un matrimonio no funcione no quiere decir siempre que los componentes sean unos malos malosos perversos de película, simplemente, que como amigos pueden llevarse bien, pero como pareja son incompatibles. Costó su tiempo y ya os lo conté en su momento, pero también mi ex ha tenido una segunda oportunidad con nosotros.

Puede que la segunda oportunidad afrontada con más temor fuera el buscar un hermanito a Terremoto. También os lo conté, al principio la cosa no nos fue bien, en nueve meses tres abortos. Mi pareja había desistido pero le pedí un tiempo de descanso y una nueva oportunidad, la última. Ahora mismo estoy hablando con la consecuencia de esa segunda (en nuestro caso cuarta) oportunidad, Tsunami.

Pero tal vez la segunda oportunidad más dura de todas ha sido mi faceta como madre y los problemas de Terremoto. También os he hablado muchas veces de ello, ha sido un camino muy duro, muy complicado, en ocasiones estábamos muy perdidos, incluso hundidos por no decir vencidos. Pero poco a poco fuimos dándole segundas oportunidades a Terremoto y a nosotros. El saber encauzarnos a nosotros y luego a él. Conseguir encontrar personal competente que nos ayudó mucho. Tomar la decisión de sacarlo de un cole normal normalizado por culpa de la inoperancia y falta de profesionalidad por parte de la mayor parte del centro fue una decisión peliaguda. Si metía a mi hijo en un cole especial le estigmatizaría para el resto de su vida, tanto a nivel laboral como a nivel social en el futuro. No nos engañemos cuando uno ha estudiado en según qué sitios nunca es la persona adecuada para ser amigo o algo más con tus hijos e hijas, en cambio el estar estudiando en un cole normal aunque se tenga una adaptación curricular es otra cosa. Pero Terremoto se merecía una segunda oportunidad y además una de buena, necesitaba personal formado como toca, con unas ratios que le pudieran dedicar su tiempo, donde él fuera un alumno no el rarito que retrasaba a la clase y por culpa de tu hijo al mío no le dan las cosas que toca con todo el tiempo que toca. Así que lo valoramos, hicimos de tripas corazón y nos lanzamos al cambio de cole.

Cuando ha pasado un tiempo suficientemente grande en comparación con el objetivo buscado, es cuando vemos los resultados de esa segunda oportunidad. En el primer caso, una hermosa planta. En el segundo, una nueva vida. En el tercero una relación fabulosa del padre de Terremoto  con todos nosotros. En el cuarto un pequeñajo encantador y fabuloso nene llamado Tsunami. Y finalmente pero no menos importante, este curso empezamos a ver los resultados de la segunda oportunidad de Terremoto. Está empezando a aprender palabras y operaciones aritméticas, se interesa por un montón de cosas. Este lunes fui a buscar sus notas y por primera vez en toda su vida su boletín adaptado de “notas” estaba lleno de comentarios positivos y lleno de A, sólo hay A y eso es una buena nota según me enteré. Terremoto está súper contento, no me extraña y nosotros también nos sentimos muy orgullosos del enorme esfuerzo que está haciendo. Cuando salí de la reunión con la profe fui a buscar el justificante en secretaría para presentarlo al trabajo. Me puse a llorar como una tonta. Recuerdo que la primera vez que vi un boletín de notas de Tsunami en el que todo estaba correcto y bien también me puse a llorar porque yo no estaba acostumbrada a ver esas cosas con mi hijo, los de Terremoto eran devastadores.

Pero hay una cosa. Las segundas oportunidades se consiguen cuando uno toma la decisión de hacer algo. No hemos de esperar a que todo nos sonría sin nosotros poner nada de nuestra parte, hemos de arriesgarnos. Vamos, que si uno no juega a la primitiva no te tocará, pero si en vez de jugar y que no te toque nunca se ahorra eso se puede acumular en forma de una buena hucha y después usarla. Las segundas oportunidades cuestan, hay que arriesgarse y sudarlas. Normalmente estas una temporada para poder apreciar los resultados, pasarás por muchos baches y dificultades, pero la recompensa final, si se consigue, puede ser fabulosa.

Es posible que el hombre sea el único ser que tropieza dos veces en la misma piedra, pero en ocasiones, que bueno sería que nos propusiéramos más a menudo conseguir tener una segunda oportunidad.

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El geocaching, una alternativa para una tarde de verano: En busca del tesoro de Antonine Germaine Patapalo.

24 Jun

Antonine Germaine Patapalo puede ser un pirata, pero también podría ser un bucanero, un corsario, un contrabandista, incluso un multimillonario excéntrico, quien sabe…

Hace unos dos años mi pareja me llamó un día al trabajo y me dijo “te he enviado un correo de una cosa que acabo de leer en el periódico, para que lo miremos entre los dos y me opinas, que luego se me olvidará comentártelo y así seguro que pensamos en ello”

El misterioso comentario se refería a un enlace del periódico local en el que se trataba un tema que a mí me sonaba a raro (recordad que yo no tengo nidi di nidi de idea de inglés, así que el nombre si dice algo, a mí no) Eso de geocaching a mí me sonaba a geo cáspitas.  Por la noche, en casa lo estuvimos mirando y buscando en google gran invento. Me explicó que con el teléfono que él tiene y habiendo mirado antes en no sé qué página de internet podríamos ir a buscar un tesoro en plan moderno. Vamos que el móvil era el plano, los niños los exploradores y, no nos engañemos, generalmente un llavero,  un muñequito del McDonald’s o un juguetito del kínder sorpresa suelen ser los objetos celosamente guardados en los cofres.

El geocaching, para decirlo muy abreviadamente es un grupo de personas que se les ocurrió que a lo largo del mundo mundial se podían poner  escondites, normalmente en sitios chulos y dejar en ellos unos cofres (normalmente fiambreras de cierre hermético) donde hay algunos tesorillos que cuando los has encontrado puedes elegir uno y llevarte a casa. También dentro del cofre-fiambrera, suele haber un librito de notas y un lápiz para que cada buscador de tesoros que lo desee pueda dejar allí constancia de su paso. Hay una condición indispensable, si te llevas un tesorillo hay que dejar otro a cambio para que los siguientes osados aventureros encuentren esos preciados objetos que han ido a buscar. También hay una notita polilingüe en la que explica de que se trata y que si alguien lo encuentra casualmente que lo deje como estaba. Por desgracia algunas veces estos tesorillos son encontrados por orcos y trasgos sin escrúpulos que los saquean. Entonces, no sé muy bien cómo, si es que hay un delegado local o es que el grupo de personas que les gusta el geocaching tienen un gran corazón, esos tesoros saqueados suelen volver a la normalidad en relativamente poco tiempo desde que se ha localizado el vil expolio.

Antes de montar nuestra primera aventurita de geocaching realizamos una labor de recolección de juguetitos relativamente pequeños que hay por casa y que los nenes no deseaban seguir guardando. De hecho tenemos un botecito con la etiqueta “objetos para el intercambio del geocaching” y así el día que decidimos ir a explorar cogemos unos cuantos y emprendemos la aventura.  El primero que hicimos fue en el bosque del castillo de Bellver, sí ese por el que solemos hacer excursiones los fines de semana en invierno. Pues en dicho bosque hay unos cuantos unos relativamente más sencillos ya que te dan las coordenadas del punto a buscar y una vez allí tienes que ir desvelando unas pistas o adivinanzas o pruebas hasta localizarlo (generalmente no está muy lejos) los difíciles son los que a través de preguntas u otras pruebas que conviene prepararse antes, consigues los datos de las coordenadas, de estos últimos no hemos hecho aún ninguno. Con el primer geocaching estuvimos un buen rato dando vueltas primero porque los niños eso de manejar la brújula no lo dominabas y se pegaban unas vueltas para pillar el camino. Pero cualquiera les quitaba el móvil. Segundo porque nos liamos buscando árboles huecos con un montón de piedras al lado de sus raíces, no había forma, hasta que nos dimos cuenta que nos habíamos equivocado con uno de los datos y buscábamos en un árbol equivocado, jajaja. También recuerdo que a Tsunami le encantó, pero Terremoto se decepcionó bastante al ver que no había ni oro ni plata ni lingotes ni doblones de oro, ni joyas, ni coronas ni dagas ni espadas. Era sólo una fiambrera con cositas de bebé decía, ohhhh, que decepción.

El pobre Terremoto ya se ha mentalizado que lo bonito es la búsqueda y que su hermano encuentre juguetitos pequeños nuevos con los que jugar una temporadita, vamos que con el geocaching no nos íbamos a volver ricos. Uno de los últimos geocachings que hicimos el año pasado fue al lado de la ladera de un acantilado junto al mar, era por la tarde y nos quedamos allí a ver la puesta de sol. Normalmente es una actividad que entusiasma más a Tsunami y su papá en ocasiones se lo ha llevado a él a buscar tesoros.

Hoy os comento las aventuras del geocaching porque posiblemente alguna tarde de verano uno puede estar muy aburrido y ya no saber qué hacer con los retoños. También sé que hay muchos extranjeros que vienen a Mallorca con pequeños y los buscan como una actividad más durante el viaje. Al estar situados en lugares bonitos ayuda a descubrir el paisaje de ese país que visitas. Os dejo el enlace de una página, al principio se sitúa en Seattle pero luego te puedes alejar y desplazar por todo el planeta, hasta en la Antartida hay geocachings ¡increible!

Es muy posible que más cerca de lo que creéis de vuestra casa pueda haber escondido un tesoro, que incluso muchas veces hayáis pasado por al lado y no os lo creáis. Así que papis de los pequeños aventureros, buscad las coordenadas, recolectad algunos juguetitos largamente arrinconados y prepararos para adentraros en el mundo de los piratas, los mapas y los cofre –fiambreras. El pirata Antonine Germaine Patapalo nos ha dejado un premio ¿Quién será el próximo en recogerlo? Y sobre todo, ¿Qué nuevo tesoro dejará a cambio?  Feliz búsqueda pequeños exploradores jou, jou, jou.

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Galletas de patata y orégano. El reto del ingrediente secreto de Ira nº3, esta vez versión mamá de Terremoto. Y también Tsunami pochito, la varicela misteriosa nos ha acabado visitando.

20 Jun

Espero que esto no se considere trampa trampita trampota tramposeta. Supongo que os acordáis, porque hace apenas dos entradas de esto, que Terremoto se volvió a coronar como protagonista de la receta presentada en el tercer reto al que nos desafió Ira. Recordáis aquellos supuestos deberes que realmente eran para regalarle a la profe y a los compañeros de clase unas galletitas y que nos revolucionó la cocina por unas horas ¿sí? Pues bien, si es así supongo que también recordareis que yo tenía pensado hacer unas galletas diferentes a las dulces de mantequilla, pero que no sabía si tendría tiempo para ello. Al final he tenido tiempo. Aunque a mi pesar el tiempo lo he tenido porque Tsunami ha caído víctima de la epidemia de varicela que afecta a su clase. El domingo a medio día los primeros puntitos aparecieron y por la noche ya eran visiblemente ampollas. Como Terremoto estaba con mi ex y la semana que viene empiezan las vacaciones y él tenía que tener a los peques, Terremoto se ha quedado estos días en casa de su padre. Mi ex nunca ha tenido la varicela, así que no era cuestión de juntar a los hermanitos y pegársela dentro de unos días. Sé que me diréis ¿pero no estaba vacunado? Pues eso mismo me estoy preguntando yo. Juraría que le habíamos vacunado, juraría que cuando nos lo comentó el pediatra y tras la experiencia de mi menda y del mayor lo habíamos hecho. Pero luego ha resultado que debió pasar alguna cosa porque en la cartilla no aparece la etiqueta. Así que no sé qué decir, sobre todo después de como insistí en la necesidad de  vacunar. Me he quedado asombrada, aunque sigo pensando todo lo que dije y lo reafirmo.

Tsunami dentro de lo que cabe lo lleva muy bien. No se rasca, le dijimos que no lo hiciera y el angelito no lo hace, o lo hace poco ya que alguna vez no se da cuenta y allí tenemos la manita y los deditos actuando. Se queja de que al final él también tenga «la varicela misteriosa» y no ha podido celebrar su cumple junto a los demás compañeros y se ha perdido una tarde de juegos de agua y la fiesta-cena de fin de curso. Cuando le pica lo empolvamos todico con la Talquistina o polvitos maravillosos para curarle como les llama. Tsunami nos ayuda, le encanta empolvarse. Parece una peluca de esas versallescas de tiempos del rey sol.

Por su parte Terremoto lo lleva fatal. Si fuera por él estaría en casa cuidando de su hermano y no entiende que ahora es mejor estar los dos separados que esto es contagioso, sobre todo si su padre nunca lo ha tenido. Espero que en estos días que queda no acaben tirándose las sartenes por la cabeza, ya que cada día tengo protestas telefónicas sobre la dieta de papá o si papá ronca por la noche y no me deja dormir. Le doy la razón a ambas. Así que Ira, no se muy bien si el cuarto reto Terremoto tendrá un nuevo protagonismo… igual estos días esta experimentando con algún ingrediente o alguna receta en casa de su papi y vete a saber si la telepatía sigue funcionando con vosotros dos, quien sabe.

Pues a lo que iba. Ahora con un sólo peque en casa tengo algo más de tiempo, que dedicamos a mimar y sobre todo intentar entretener al aburridito y desesperado Tsunami, que un niño encerrado en casa no es un niño feliz. Por las mañanas nos dice que ha tenido un sueño maravilloso y feliz en el que salía del cole con sus amiguitos y se iban todos a jugar al parque que hay al lado. Ante esta penita y la imposibilidad de llevarlo al parque hemos ideado algunas opciones: regar las plantas del balcón, leer libros con papá, jugar a juegos de mesa que le gustan, ver un ratito la tele, hacer dibujos (pero él dice que preferiría hacerlos en el cole que no en casa), hacer algún batido de frutas y finalmente hacer alguna recetita. Su papá le hizo una tarta de queso y fruta. Ayer yo hice la masa de las galletas que tenía pensadas para el tercer reto de Ira.  Tsunami las aplanó con el rodillo, cortó y colocó en la bandeja del horno.

Esta receta, como veis en la foto está sacada de una colección de platos que sacó la Disney y que son los que normalmente aparecen en todas las recetas del blog. La hicimos hace unos pocos años, aprovechando la veta culinaria de Terremoto y que a los dos les gustan los muñecos Disney. Además de la vajilla completa, incluía con cada entrega un folletito con recetas de diversa especialización y adaptadas para poder hacer con niños, aparte de que están buenísimas. Mi pareja se saca de allí normalmente los platos el día ese en que por casualidad se acuerda que es un sábado por la noche y le toca a él hacer la cena, jeje… (Con un poco de suerte después de esta indirecta se acuerda este fin de semana, yujuuuu….). En total hay cien fascículos y cien piezas entre cubertería, vasos, cubiertos, juego café, té y desayuno, unas cuantas fuentes y ensaladeras. Si volviera a salir y os gusta os animaría con ella, las recetas son muy interesantes. La vajilla es muy buena y socorrida, sólo he tenido un problema con la pintura de un plato que se me descascarillo, pero fue debido a un mal uso del plato y el tenedor por parte de Tsunami hace unos dos añitos. Además al suscribirnos nos regalaron una mantelería que usamos en las fiestas y cumples y un recogedor de migas a pilas, que tuve que guardar y sacarlo cuando era necesario porque eso se había convertido en un recogetútodoloinimaginablequepaseporesaboquillayquelolimpieluegomamásipuede.

Así que sin más dilación os cuento estas galletas cuadrados de patatas con orégano, la aportación de mamá para el tercer reto del ingrediente secreto de Ira.

Ingredientes:

250 gr. de harina

200 gr. de patatas para hervir

3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra

10 gr. de levadura de panadero fresca

½ cucharadita de orégano

sal

Preparación:

Lava las patatas y hiérvelas con la piel en agua salada durante unos 30 minutos, vamos hasta que cuando las pinchéis se hunda bien el tenedor en ellas.

Sácalas y pélalas aún caliente, pero cuidado, que queman mucho. Una vez peladas cháfalas con un tenedor y dejar que se enfríen durante unos minutos.

Agregar la harina, una pizca de sal, una cucharada de aceite, el orégano y la levadura diluida en dos cucharadas de agua caliente (yo las calenté unos 30-40 segundos al microondas y quemaban)

Trabajar la pasta hasta que este blanda pero consistente. Si fuera precisa se puede añadir un poco de agua templada o harina según se necesite.

Extiende la masa y forma un rectángulo de 1 cm. de grosor.

Cortarlo en cuadraditos de 5 cm. de lado y colocarlos en la bandeja del horno con un papel vegetal encima. Los cuadraditos tienen que estar algo separados unos 3 cm.

Cubrirlos con un trapo y dejarlos reposar dos horas.

Calentar el horno a 200º. Pintar los cuadrados con el aceite sobrante y hornearlos unos 15 ó 20 minutos.

Servirlos tibios o a temperatura ambiente.

Comentarios:

Sobre todo mucho cuidado cuando peléis las patatas, queman mucho, en serio.

Yo tuve un problema gordo, no tenía levadura fresca. La sustituí por levadura tipo Royal de repostería. Eso hizo que casi no levaran nada, no quedaron tan esponjosas como en la foto del folleto y quedaron más crujientes, pero así y todo estaban de rechupete. Supongo que si estuvieran más blanditas serian el non plus ultra.

Finalmente confirmo lo que dice la receta, calientes no están mal, pero tibios o a temperatura ambiente, hummmm, hummmmm, deliciosos. A Tsunami le gustaron bastante, pero personalmente creo que es un tipo de galleta que puede que guste más a los papás que a los peques. Tiene un sabor muy peculiar que no sabría cómo describirlo y huelen mejor. No creía que unas galletas de patata fueran así.

Un último consejo, teniendo en cuenta que salieron las que veis en la foto y a las veinticuatro horas no quedaba ni una y eso que Terremoto no está en casa para catarlas, os aconsejo que ya que os ponéis dobléis las cantidades y hacéis dos hornadas, así con suerte os dura algo más de un día, jajaja. Bueno, espero que os gusten estas curiosas galletas de patatas y orégano, que os aproveche i bon profit.

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Mallorca in blue: Mallorca en azul

18 Jun

Hace unos días vi en el blog de Maribel unas imágenes impresionantes de una mezquita azul a la orilla del mar en Casablanca. Era casi imposible contemplar tal belleza sin dejar allí un comentario. Le dije que era la primera mezquita que veía a orillas del mar. Me impresionó. Hoy he pasado por su blog y he mirado su respuesta. Creía que me comentaría algo sobre la construcción, o que me indicaría que en otros sitios, desconocidos para mí, también había mezquitas marinas. Ante mi sorpresa, me sugería que me apuntara a este reto donde una vez al mes se da a conocer tu ciudad. Al principio yo creía que tenía que ser imágenes de la ciudad donde vives, de edificios, y lo cierto es que Palma no se caracteriza precisamente por un edificio color azul. Me vienen a la memoria el nombre de otras ciudades con edificaciones azules, pero así a voz de pronto en esta roqueta no recuerdo ninguno… Pero luego pensé, ¿por qué no? Puede ser divertido rebuscar viejos recuerdos azules.

En Mallorca no hay edificios azules porque nuestra pequeña isla está rodeada de mucho azul. Como podéis imaginar, si el blog se llama de azul a verde es por algún motivo. Me refiero a ese color peculiar que tiene nuestro mar y que en su momento expliqué en mis primeras entradas.

Si pudiera guardar recuerdos de cuando nací posiblemente unas cuantas cosas azules que a bien seguro recordaría por primera vez serian: Los impresionantes, grandes, hermosos y claros ojos azules de mi madre.  El cielo, posiblemente ese día azul plomizo pues vine al mundo en una fría mañana de invierno mientras llovía. Y sobre todo, los primeros recuerdos de la luz azul verdosa del mar, al lado del cual he crecido, he amado y he formado una peculiar familia.

Es muy normal que se asocie Mallorca con la imagen de turismo de sol y playa, con macro hoteles junto a las playas y las discotecas y las calles de baretos donde es fácil caer rendido en los brazos del dios Baco a altas horas de la madrugada…pero hay mucho más. Muchísimo más. Para los que no lo conozcáis, el Mediterráneo tiene mucho de agreste. Tiene orillas con rocas escarpadas, gris claro y playas de fina arena dorada blanquecina. Vistas desde la lejanía, las montañas se nos antojan azules y las puestas y las salidas del sol reflejadas en el agua son una sinfonía de naranjas, malvas, rojos cobalto y sutiles tonalidades de amarillo fuego. Su tierra es curtida como muchos de sus habitantes. La tierra es rojiza y cuesta sacar de ella su fruto, pero cuando lo da tiene un toque dulce como pocas frutas habrás podido disfrutar en otros lugares. Desde el otoño hasta la primavera los campos son verdes, salvo unas cuantas semanas que se cubren de blanco con las flores de los almendros. En verano, el cálido sol convierte a los campos en amarillos pajizos, cual grandes alfombras de trigo a punto de trillar, o bien del tórrido marrón rojizo de su tierra, a la espera de la siguiente siembre. En Mallorca las casas son marrón claro, color de la gruesa piedra caliza. Algunas están encaladas de blanco y sólo los pueblos de la Sierra de Tramuntana tienen sus casas empedradas de piedra viva. En Mallorca todas las casas, o casi todas, tienen las persianas color verde oscuro. El motivo, lo desconozco, pero así es.
Pero Mallorca tiene sobre todo un color que destaca sobre los demás, es ese color que la rodea en toda su inmensidad y que tarde o temprano, cualquier caminante osado o cualquier turista que haya venido a recorrer sus tierras acabará descubriendo. Sólo tiene que levantar los ojos al cielo y encontrará la suave y aterciopelada luz del Mediterráneo. Ese azul que conquistó y embrujó a viajeros hace apenas cien años, ese azul que buscaban para ser plasmado los pintores y escritores que antaño acudían en barco, surcando las azules aguas de la enorme bahía custodiada por su gótica catedral. Sólo tienes que llegar a cualquiera de sus orillas y allí, enfrente, inmenso, poderoso e imprevisible está el vasto mar que tanto nos define.

No se muy bien que saldrá de este post. He decidido que voy a ir a rebuscar en el baúl de los recuerdos, esa opción que tenemos en el ordenador donde se guardan las fotos digitales y que de tanto en tanto uno reabre y explora. Así que si me lo permitís, voy a ir a explorar en esas carpetas con sus píxeles y sus colores y sacaré de ellas las más azules. Las más queridas. Pero sobre todo las que más identifican el color del alma, las azules de nuestro querido hogar. Esta islita en el Mediterráneo occidental llamada Mallorca, un cachito de las Baleares, bañadas por las aguas del anciano Mare Nostrum.

Galletas de chocolate, el curioso deber del cole de Terremoto y de paso reto del ingrediente secreto de Ira nº 3

13 Jun

Cuando el sábado pasado Ira nos propuso su ingrediente de esta quincena pensé, “jope chiquilla, sí que nos lo pones difícil” y el motivo es que esta vez el ingrediente volvió a ser un plato, pero así como un postre en vaso es relativamente fácil, a las malas existen los flanes y las natillas. Lo de las galletas es otra historia. Normalmente en casa hacemos más bizcochos, por eso de que son más fáciles, llevan menos trabajo y hay más cantidad, jeje, somos asquerosamente prácticos, que os voy a decir. Es cierto que en algunas ocasiones hemos hecho galletas, pero en muy pocas y pensé que tendría que sumergirme en el montón de papeles de las tres carpetas donde guardo recetas impresas, recortes de revistas, manuscritas en cualquier formato inimaginable a ver si había suerte y aún las tenía hundidas por allí cual restos del Titanic en el frio Atlántico Norte.

El problema que le veía a la receta de este reto es que todo el mundo haría algún tipo de galleta de mantequilla, son muy sufridas pero en el fondo son todas más o menos iguales. Así que me puse a buscar algo más original y lo cierto es que lo encontré, pero no tenía muy claro cuando lo podría hacer ya que este fin de semana lo tengo heavy on the rocks. Pues bien, resulta que al final me tengo que tragar todas mis palabras y planes, porque hace apenas dos horas nos ha llegado Terremoto del cole diciendo que la profe le había puesto para mañana como deberes el hacer unas galletas para la merienda y traía la receta fotocopiada en un hoja de no sé que libro. Tan sólo puedo confirmar que es la receta número cinco de algún libro de recetas para niños.

Sí. Ojiplática. Así es como me quedé y en cuestión de una hora mi casa y más concretamente la cocina, se ha revolucionado. Terremoto cocinando, mi ex haciendo sugerencias, Tsunami se ha presentado raudo y veloz con el taburete blanco del baño del que ya os hablé y yo estaba en un rinconcito intentando dirigir el cotarro de orquesta para cuchara y bol en chocolate menor. Así que esta noche, ahora que los peques se han ido a la cama, aprovecho y os presento el resultado de esta revolución culinaria-deberíl.

GALLETAS CON TROCITOS DE CHOCOLATE

Lo que necesitas:

Un bol

Una cuchara de madera

Una bandeja

Tiempo de preparación: 20 minutos

Tiempo de horno: 10 minutos

Ingredientes para 2 personas:

200 gr. de azúcar

200 gr. de azúcar moreno

200 gr. de mantequilla

2 huevos

Una pizca de sal

350 gr. de harina

½ cucharada de bicarbonato

200 gr. de virutas de chocolate

Mantequilla para untar el molde

1 cucharadita de extracto de vainilla.

Nota: Antes de empezar pide a un adulto que encienda el horno a 180º

1)      En un bol vierte el azúcar y el azúcar moreno. Luego, la mantequilla y los huevos. Lo mezclas todo ocn una cuchara de madera y, mientras, le echas una pizca de sal.

2)      Mezclando todo muy bien, le añades la harina, el bicarbonato y la vainilla.

3)      Y ahora ¿Los trocitos de chocolate! Luego, unta la bandeja con un poco de mantequilla. Cun la ayuda de una cuchara, echa en la bandeja formas de galletas.

4)      Pide a un adulto para que te ponga las galletas con trocitos de chocolate en el horno

Nota: Puedes combinar los trocitos de chocolate con nueces o avellanas.

Hasta aquí os he copiado la receta textualmente, ahora os comentaré como nos ha ido.

Primero, no tenemos extracto ni gotas ni nada de vainilla, pero sí un bote de azúcar vainillado, así que hemos puesto un poco de este en el peso del azúcar blanco. Por suerte tenía la cantidad justísima del azúcar moreno, que no siempre tengo a mano.

La bandeja del horno no la untamos de mantequilla, le pusimos un papel de horno y no hubo problemas para quitarlas luego.

Con estas medidas nos salieron dos bandejas de horno. En nuestro caso el horno tuve que ponerlo a 190 y tenerlo entre 15 y 20 minutos, pero cada uno conocéis vuestro horno. Las sacamos cuando estaban bien doradas, ya que la pasta se nos chafó y se juntaron unas con otras y estaban muy blanditas. Son este tipo de galletas blandito pero que se endurecen un poco cuando se enfrían.

Pusimos todas las cantidades según indicaba la receta, la única variación fue que pusimos menos trocitos de chocolate porque encontré que era una cantidad excesiva, así que debía haber como la mitad. No tengo muy claro si ese fue el motivo de que la pasta no quedara tan firme o es que el horno tendría que haber estado más caliente. La pasta estaba firme cuando la colocamos con la cuchara, pero luego en el horno con el calor fue como si se fundiera, quedó como si fuera una pizza de galleta o una mega galleta o una galleta única de dinosaurio.

Para solucionar este gran pegote dulce tuvimos que hacer trocitos con un cuchillo, por eso queda con esa forma tan rara, pero os aseguro que originalmente eran galletas, palabrita.

Ventajas de la receta: Es cierto que los niños pueden hacerla tranquilamente, aunque cuesta la primera mezcla.

Desventajas: Personalmente considero que es demasiado calórica. Me parece un exceso de azúcar y mantequilla para tan poca harina y no quiero pensar lo hiperdulces que hubieran quedado con los 200 gr. de chocolate íntegros.

Opinión de los peques: “Mamí estas galletas que ha hecho Terremoto están buenísimas” ; “Mamí puedo tomar otra, sólo una, una más y ya está”… “Mamí, después de cenar podré comerme más galletitas buenas”

Como veis las críticas de Tsunami son favorables, vamos, que pasaron  con sobresaliente y matrícula cum laude la prueba de la cata.

Terremoto probó una y mientras se la comía hizó el símbolo del pulgar hacia arriba mientras decía huuummm, huuuummmm, huuuummmm. Le he dicho que mañana podrán tomar alguna para desayunar. A la hora de meterse en la cama, el muy ladino me ha dicho que no son exactamente como deberes, que no son para merendar los niños, sino que se las quería hacer para su profe…

… Ya decía yo que eso de poner de deberes hacer unas galletas me sonaba a raro, sobre todo con tan poco tiempo… Bueno, visto desde el punto de vista divertido. Terremoto no sé muy bien cómo se las ha ingeniado de nuevo para ser el prota del reto del ingrediente secreto de Ira, estoy empezando a pensar que lo de la telepatía debe ser cierto.

Espero que os guste a todos i bon profit.

Nota mía para Ira y Mixka. Acabo de ver que Mixka en su web de El rincón de Mixka ha publicado una receta muy parecida para el reto. Es más personalmente me gusta más la suya y el truco de la nevera creo que nos hubiera ido bien. Es lo que me temia si hacíamos unas galletas de mantequilla. Si por casualidad tengo tiempo os presentaré otra receta, pero de momento os dejo con el complot de la profe y de Terremoto.  Así que hasta pronto i bon profit de nuevo.

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Excursiones culturales de este invierno: El Palau del Consell y el Palau de l’Almudaina.

12 Jun

Os he contado muchas veces que durante este invierno hemos hecho bastantes excursiones por el bosque. Además de estas excursiones campestres también hemos tenido otras de tipo más cultural y de las que por un motivo u otro no había podido comentaros aún. Así que como bien dice el refranero, más vale tarde que nunca, aprovecharé ahora para ir poco a poco comentando algunas de ellas y de esta forma os voy a presentar un poquito algunas historias y rincones de esta islita mediterránea que tanto quiero. Estas visitas siempre han tenido lugar bien aprovechando algunos actos de puertas abiertas por motivos de fiestas locales, o bien al apuntarnos a un grupo al que va uno de mis clientes de la biblioteca y que una vez al mes suelen salir a algún sitio de interés. Los fijos a estas salidas hemos sido nosotros dos y Tsunami. Terremoto ha venido dependiendo si ese fin de semana tenía estancia con su padre o no.

La primera salida que os voy a comentar y que iré contando cronológicamente, se hizo a principios de marzo. El 1 de marzo se inventaron que era el día de las Islas Baleares. Digo que se inventaron porque hace unos cuantos años (1997), el Consell Insular de Mallorca (Diputación en el territorio peninsular y cabildo en las Canarias) se sacó de la manga que el 12 de septiembre tenía que ser la Diada de Mallorca. El motivo de esta fecha es doble, por una parte el 12 de septiembre de 1229 Jaime I desembarcó en Santa Ponça iniciando la reconquista del que sería posterior Reino de Mallorca a la Taifa de Denia. Coincidiendo con ésta está la que el Consell considera oficial para proclamar tal día, ya que el 12 de septiembre del año 1276, Jaime II de Mallorca juró la Carta de Franquícias y Privilegios del Reino de Mallorca. Este documento es un conjunto de derechos y ventajas que configurarían la normativa legal del Reino Privativo de Mallorca. Las franquicias son excepciones en el cumplimiento de alguna norma o costumbre, normalmente de uso en el resto de la corona catalanoaragonesa. Los privilegios eran derechos que se concedían en exclusiva a un territorio. La primera carta de Franquicias de Mallorca fue justo después de su conquista. Recordemos que la conquista tuvo lugar el 31 de diciembre de 1229 (como les decía a mis alumnos en unas prácticas que hice hace años, entraron a toda leche para ir a tomar las uvas a la plaza de Cort, equivalente mallorquín de la Puerta del Sol) y la primera carta de franquicias fue firmada en 1230 para  incentivar a la población catalana a venir a repoblar los nuevos territorios conquistados. Jaime II fue el hijo y sucesor de la corona del llamado Reino Privativo de Mallorca y que comprendía los territorios insulares de Mallorca, Ibiza y Formentera, los condados de Rosellón y Cerdaña, el señorío de Montpellier, la baronía de Omeladès y el vizcondado de Carladès. Menorca, aún habitada por los musulmanes, le rendía vasallaje. Principalmente fue un gran jurista, organizó las instituciones medievales y reformó las franquicias, asegurando a los mallorquines un conjunto de derechos y libertades que les permitía vivir libres de muchas cargas que el régimen feudal tenía en esos momentos vigentes en muchos lugares de Europa.

Pues bien, después de este peñazo de historia insular (por algo he denominado al post excursiones culturales, jeje) os recuerdo que toda esta panzada de historia a venido por el comentario de que el Consell Insular había creado este día como la Diada de Mallorca. Pero esta fiesta aunque se realizaban diversos actos lúdicos para celebrarla, siempre ha sido oficialmente día laborable en Mallorca. Por su parte, un poco después (2007), el Govern Balear (gobierno autonómico de Baleares) estaba en manos de otro grupo político distinto al del Consell, así que para chincharse mutuamente y puesto que el Govern si que podía imponer su elección como día festivo en el calendario laboral de las Baleares, se sacó también de la manga que el 1 de marzo sería la Diada de las Islas Baleares. Esta nueva fiesta que tampoco ha tenido nunca una raigambre tradicional ni cultural en nuestras islitas se debe a que el 1 de marzo de 1983 se publicó en el BOE (Boletín Oficial del Estado) el Estatuto de Autonomía de la Comunidad Balear y también, ¡oh casualidades de la vida!, coincide con la publicación del nuevo Estatuto de Autonomía de 2007. Al principio esta fiesta no fue oficial, pero como he dicho, desde el 2007 ha pasado a engrosar parte de nuestro calendario festivo, sustituyendo creo recordar a la fiesta de San Jaime que ha pasado a ser día laborable salvo en algunos pueblos que tienen a este santo como patrón.

Una vez puestos en antecedentes de donde sale esta fiesta, os comento que la mejor parte de este embolado político que hubo en su momento la gozan los coles. El 28 de febrero es la fiesta unificada de no sé que de los colegios (en mi época esto no existía, me es nuevo) y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, les viene de perlas que se junte con el 1 de marzo. Para acabar de rematarlo, generalmente se suelen coger uno de esos dos días de libre elección que los coles que pueden coger al año el día que se les antoje para hacerse un acueducto. Este año, nos coincidió con un fin de semana al lado. El problema nos vino en casa cuando el cole de Tsunami se pilló el miércoles como día de libre elección, el jueves era el día ese de los coles unificados, el viernes la diada, luego el sábado, el domingo y el lunes fue el día que se pidió el cole de Terremoto. Uhhhffff…. aún me marea sólo en pensar las cábalas que nos tenemos que montar los papis en ocasiones, sobre todo como nuestro caso en el que los peques no van a un mismo centro.

Pero bueno, me estoy desviando muchísimo del tema de hoy. Creo recordar que fue ese sábado que una serie de instituciones tuvieron día de puertas abiertas y en casa decidimos aprovechar la situación para culturizar un poco a nuestras fierecillas que no todo en la vida son caminos de montaña, pinos y matojos, que también existen edificios, cuadros, esculturas y rinconcitos con su legado histórico debajo del brazo que no está mal ir conociendo. Se abrieron las puertas de cuatro instituciones, una de ellas nunca he podido visitarla porque lo hace en muy contadas ocasiones en horarios no de los más asequibles a todos y es la más selectiva y controladora de todas, me refiero a la sede del Parlament Balear, antigua sede de uno de los clubes privados de la pijería mallorquina del XIX conocido con el nombre de Círculo Mallorquín. Otro de los edificios era el Consolat de la Mar, antiguo edificio que actualmente alberga las dependencias presidenciales del Govern Balear, muy pequeñito, se usa sólo para actos concretos y que en otras ocasiones hemos visitado por estas fechas. Las dos instituciones que nos quedaban fueron las que pudimos ir pues sus horarios eran los que más se adecuaban a los nuestros, pues el domingo teníamos otras cosas concertadas.

La primera parada fue el Palau del Consell (Diputación), situado en el número 1 de la calle Palau Reial, justo al lado del Ayuntamiento de Palma. Es quizás una de las zonas de la ciudad más visitada por los turistas y no tan turistas. Esta calle es la que desemboca a los pies de la Catedral y justo delante de esta se encuentra el segundo edificio que visitamos, el Palacio de la Almudaina, antigua residencia de los walies musulmanes de Mallorca y luego de los Reyes privativos de Mallorca. Actualmente forma parte de los Reales Sitios que gestiona el Patrimonio Nacional y se supone que es el alojamiento oficial de la Casa Real española en sus visitas a Mallorca, aunque allí sólo se celebran actos protocolarios ya que como residencia habitual de verano van al llamado Palacio de Marivent que el ayuntamiento les cedió para su uso en la isla.

El Palau del Consell o Palau Reial, es un edificio neogótico realizado en el siglo XIX por el arquitecto Joaquín Pavía. Se asienta sobre el solar de la que fue la antigua carcel del Ayuntamiento, conservandose sólamente de esa época un pozo que hay en el patio interior. Destaca por su fachada labrada y de apariencia defensiva con sus torreones almenados y las impresionantes gárgolas que la coronan. Una funcionaria, creo recordar que del departamento de protocolo nos fue narrando la historia del edificio y contando las diferentes anécdotas y avatares del mismo mientras nos paseaba por la escalera de honor y por las principales dependencias de la planta noble. Lo más sorprendente de toda la decoración fue sin duda toda la parte de labrado tanto en piedra como en madera. La estructura del edificio está realizada en una piedra caliza típica de la isla, el marés o  comúnmente denominada piedra de Santanyí. Destacan los relieves y esculturas de la fachada, la escalera principal y muchos detalles del edificio así como la zona de la terraza superior que remata el edificio. Los labrados no se reducen sólo a la piedra, también hay gran cantidad de trabajo de ebanistería en las sillas situadas en la planta noble y en la sala de plenos, con animales antropomorfos, escudos y personajes populares. La primera planta está además adornadas con cuadros de gran formato obra de los principales pintores mallorquines del XIX. Asimismo destacan las cristaleras emplomadas tanto de la escalera principal como del salón de plenos, ambas basadas en los bocetos del pintor mallorquín Fausto Morell. Las primeras representan una alegoría a las tres islas que conforman el archipiélago balear, situando de izquierda a derecha Menorca, Mallorca e Ibiza. Las cristaleras de la sala de plenos representan diversas escenas del desembarco de las tropas de Jaime I en Santa Ponça, la conquista de la Madina Mayurqa y finalmente la rendición y entrega de las llaves del gobernador Abú Yahya al rey aragonés. Mención aparte y que llamó mucho la atención de los pequeños son los cuatro gegants (gigantes) que custodian la escalera principal formados por tres reyes y una reina, Jaime II, el rey Sancho, Jaime III y Esclaramunda de Foix.

Artesonados de los techos del Palau del Consell

Chimenea y sillas en el despacho de la presidenta del Consell

Gargolita en el Salón de Plenos

Entrega de las Franquesas y Privilegis por Jaime II

Vidriera representando la entrada del rey Jaime I en Mallorca

Gargolas y torreones en la azotea del Palau del Consell

 

Decoración floral y dragón en la escalera principal

Vidriera alegórica de las tres islas

A los peques les gusto mucho su visita al Consell, sobre todo ver todos los dibujos escultóricos que os he comentado. En la escalera principal se entretuvieron un ratito viendo un pequeño grupo casi escondido que representaba una rata que intenta comerse un caracol, fue divertido buscarlo.

Rata y caracol en la escalera.

Gegants de Jaume II y Jaume III

Gegants de Sanç I y Esclarmunda de Foix

Salieron todos emocionados y fuimos caminando junto a un montón de turistas y calesas de caballos hasta la parte del mar. Allí hicimos una pequeña cola para entrar en la Almudaina, que pese a tener la entrada libre tenías que hacer la consiguiente cola para recoger le entrada, aunque ese día no se abonara su importe. Aquí no había ningún tipo de visita guiada, si la querías iba aparte y con los horarios e idiomas preestablecidos, así que con el folleto que nos dieron y los conocimientos que poseemos fuimos visitando las estancias y respondiendo a los comentarios de los peques, sobre todo de Tsunami que con la curiosidad que tiene a esta edad era un continuo preguntar para que era eso o para que servia. Lo entretuvimos a base de que buscara objetos o contara cuantos había de cada uno. A Terremoto también le gustó pero lo encontró algo más aburrido y cansado, así que le prometimos que cuando se acabara la visita iríamos a comer unos spaguetis al italiano que a él le gusta.

El Palau de l’Almudaina se construyó sobre los terrenos que antiguamente ocupó un  castro romano y que a su vez ocupó antes un asentamiento talayótico. En el S. X  la isla de Mallorca cae bajo la dominación musulmana iniciándose uno de los periodos mas florecientes de las Islas Baleares y también de los menos estudiados (os paso un enlace a un artículo de una web que considero muy bien explicado y documentado sobre lo que serían los años de dominio islámico en el territorio balear y su pérdida, el motivo es que normalmente no se encuentra tanta información de estos momentos como de los posteriores bajo el poder cristiano). El 1281 se inician las obras de construcción del Alcázar musulmán, «Zuda» o Almudaina, donde se establece la residencia de los walies o gobernadores de la isla. Como os he comentado anteriormente cuando os hablaba de la Diada de Mallorca y habéis podido leer en el enlace anterior,  en el 1229 Jaime I de Aragón (el rei en Jaume o en Jaume el Conqueridor) reconquista Mallorca, y a partir de este momento se inicia la dominación cristiana y la posterior y corta dinastía de los Reyes de Mallorca. La Sede de la Corona se establece en la Almudaina. Jaime II, como también os he contado, fue quien condujo el reino a la prosperidad su reinado fue el más pacífico y fructífero de todos. Fue este rey quien transformó el Alcázar almorávide en Palacio Cristiano dándole la forma actual, aunque conservando las estructuras fundamentales del alcázar musulmán. Lo amplió y lo adaptó iniciando las obras el 1309, según el estilo gótico imperante en la época y a imitación del Palacio Real de Perpiñán. Las obras prosiguieron hasta 1343 y prácticamente todos los reyes de Mallorca realizaron alguna modificación. En La Almudaina tuvieron sucesivamente su corte los monarcas del reino de Mallorca, los de Aragón a partir de 1349 con la incorporación del reino a la corona de Aragón por parte de Pedro IV y posteriormente pasaría a los de España tras la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Fue sucesivamente ocupado por Gobernadores de la Isla, Virreyes y Capitanes Generales. Felipe II destinó el «Tinell» a Real Audiencia e instaló en el resto del edificio la Capitanía General de las Islas. En la actualidad es la residencia oficial de los SSMM los Reyes durante su estancia en las Islas. Desde 1963 el Palacio de la Almudaina ha sido objeto de importantes y continuas restauraciones llevadas a cabo por el Patrimonio Nacional.

La estructura actual de La Almudaina corresponde a la construida en el siglo XIV con sus diferentes espacios. La edificación está formada por un torreón rectangular. Aparecen dos núcleos perfectamente diferenciados: El Palacio del Rey, la Capilla del Rey o Capilla de Santa Ana, el Huerto del Rey, los baños árabes, el Patio de Armas. Por otra parte está el Palacio de la Reina, la Capilla de la Reina o Capilla de San Jaime, el Huerto de la Reina, los baños árabes de la Reina, el patio de la Reina. Destaca también El Arco del Mar, actualmente forma parte del llamado Hort del Rei y bajo cuyo arco entraban los barcos en el antiguo puerto medieval y rodeando la edificación una muralla protegida por 14 torres. En la actualidad este arco forma parte de un rincón junto a un estanque donde siempre hay un grupo de patos o bien una pareja de cisnes negros o blancos.

Su decoración presenta dos ambientes, en la planta baja se recrea el estilo medieval con obras del siglo XV al XX, destaca la colección de tapices flamencos. La planta superior construida durante el siglo XVI por orden de Carlos I de España, también conocido como el emperador Carlos V de Alemania, se utilizaba para la celebración de actos oficiales de la Familia Real, está decorada con objetos y mobiliario procedentes de otros Reales Sitios de los siglos XVII, XVIII y XIX.

Artesonado de l’Almudaina

Vista del Arco del Mar

Escudo real en uno de los patios de la Almudaina

La planta superior desde el patio del Rey

La Seu vista desde el interior de la Almudaina

Entrada a la capilla de Santa Ana

Interior de la capilla de Santa Ana

Fuente en el patio del Rey

Bueno, espero que después de esta dosis de cultura balear estéis dispuestos a leer otro día otra entradita que dedicaré a las siguientes excursiones. Prometo que no serán tan mazacotes ni tan densas, pero es que esta bien merecía ir acompañada de una (aunque no lo creáis) pequeña y condensada explicación histórica. Espero que os haya gustado, seguiremos con los jardines de Natzaret y el barrio de El Terreno en la próxima excursión que ya os contaré más adelante, cuando nos hayamos desintoxicado de tanto edificio y tanta Edad Media.

Vista desde la calle de una de las gargolas del Consell

 

Vista general del Palau del Consell

Receta rápida y sencilla para aperitivo o cena de los peques: Huevos rellenos.

10 Jun

La receta de hoy no es mía, queda mal decirlo pero nunca en mi vida he hecho unos huevos rellenos.  Ya sé que después de liarme con ciertos platos, eso de no haber catado un plato tan sumamente sencillo queda como raro. Es algo así como decir que uno es capaz de pintar la capilla Sixtina pero luego es incapaz de hacer esos dibujitos en los que vas uniendo puntos numerados y al final sale un pez espada, un león o el perfil de la catedral de Burgos.

Pues sí, yo era así de torpe y sigo siéndolo, ya que este es un plato del que se encarga mi pareja, que aunque no hayamos puesto muchas aportaciones suyas en el blog, mi chico también es muy buen cocinero. Sólo tiene un problema… bueno, dos. El primero es que cuando cocina siempre hace poca cantidad y lo que se supone que tenemos que comer dos, sólo da para uno y lo de cuatro sólo da para dos, todo lo contrario que yo que siempre sobra un montón para “reciclar” y transformar. El segundo es que se pone muy pocas veces a preparar comida. Al principio cuando vino a vivir con nosotros él se encargó de cocinar durante un muy breve periodo de tiempo. Tuvo tanta suerte que tardó muy poco en encontrar trabajo y se acabó ese lujo de llegar a casa y encontrarte la comida acabada de poner en la mesa o a punto de sacar de la cazuela. Más adelante pensamos en poner remedio a ello y me propuso de encargarse él de nuestra cena de los sábados. El problema es que el intento duró unos cuantos sábados, luego por cualquier motivo hacía yo la comida un sábado y al siguiente ya nos habíamos olvidado de la nueva costumbre instaurada. Intentamos hacerlo en varias etapas, pero no sé qué ocurre siempre se olvida al cabo de dos o tres sábados cumpliendo con ello. Uno de esos sábados me comentó de hacer la cena no sólo para nosotros dos, sino también para los peques. Me propuso hacer unos sencillos huevos rellenos. Fue entonces cuando le confesé que en mi vida los había tomado, que es cierto que sabía de su existencia, pero que mi madre nunca hacía de eso y yo nunca me lo había planteado.

Ese sábado había ido al mercado y había traído una buena provisión de huevos de granja frescos, así que pusimos el agua a hervir y a hacer un montón de huevos duros.

Ingredientes

1 ó 2 huevos por comensal, dependiendo de si hay más cosas para comer o el hambre de cada uno.

Una lata de atún al natural, también llamado a veces asalmonado.

Un poco de mayonesa, si es casera mejor, pero para lo que usareis si tenéis una de bote de buena calidad también sirve.

Preparación:

Poner un cazo con agua y una pizca de sal. Cuando empiece a hervir poner los huevos colocándolos con una cucharita para que no se rompan. Dejar hervir  10 minutos. Sacarlos del agua y dejar enfriar.

Cuando los huevos estén fríos se cascan y se parten por la mitad. Se pone en un cuenco las yemas.

Se mezclan las yemas machacadas con el atún escurrido y mayonesa la suficiente para que quede una masa homogenea. Con esta masa se rellenan los huecos de los huevos.

Se adorna con un montoncito de mayonesa encima.

Si no se sirve enseguida se guardan en la nevera hasta la hora de la cena. Se pueden hacer con unas horas de antelación, pero por si acaso como llevan mayonesa yo no las haría de un día para otro a ser posible, sobre todo en época de calor. Además fresquitos están para chuparse los dedos.

Nota: Se puede poner en el relleno trocitos de pepinillos en vinagre, os lo pongo como sugerencia porque su gusto envinagrado puede no gustar a todos los peques y sería más adecuado para los nenes más mayorcitos y los adultos.

Evidentemente, estos huevos se pueden rellenar con muchas cosas, pero esta sería una receta básica, rápida, sencilla y muy deliciosa. Cuando nuestro Terremoto oye la palabra huevos rellenos da un salto de la silla de contento y Tsunami aplaude cuando los sacamos a la mesa.

Espero que esta primera receta de mi chico os guste para hacer una noche veraniega en familia. Ya nos contareis que les ha parecido a los nenes i bon profit.  huevos

El bastardo recalcitrante ha quedado huérfano de verdad. Bye bye Tom Sharpe.

6 Jun

Era allá por la segunda mitad de la década de los ochenta. Estaba en mis primeros años de carrera. Había decidido estudiar Historia en la UIB (Universidad de las Islas Baleares). Allí había conocido a un grupo de chicas con las que aún conservo una gran amistad, salvo una que se nos descolgó del grupo y no hemos vuelto a saber nada de ella. Nos llevamos muy bien desde el principio y de tanto en tanto hacíamos cositas juntas, ir al cine, salir de cena, hacer alguna excursión por la montaña en invierno y en verano, evidentemente, viviendo donde vivimos, no podía faltar algunos días de playa.

No se muy bien que verano fue exactamente, pero sí que recuerdo la escena perfectamente. Estábamos en una calita de rocas, en el municipio de Calvia, concretamente en la zona conocida como El Toro. Habíamos llegado temprano y como entonces todas éramos jóvenes, lozanas, solteras y sin compromiso, habíamos sido unas niñas buenas y aplicadas y no nos había quedado nada para septiembre, nos tomábamos todo el día de playa sin prisas. El padre de X era payes, vivían en una gran casa de campo con animales, tractor y caballo. X siempre traía comida para veinte regimientos, todas nosotras y para ella. Era nuestra intendente particular. Muchas veces en verano se nos plantaba en la excursión con un pedazo de sandía metida en una bolsa o una rejilla y un pedazo de cuerda. Cuando llegábamos al sitio deseado tirábamos la sandía al mar sujetándola con la cuerda. Así a la hora de comer teníamos fruta fresca y deliciosa, porque si bien las sandias no las cultivaba su padre, este tenía el carné del Merca-Palma y se encargaba de ir bien temprano y elegir, como buen payes curtido por el sol que era, la mejor sandía para su niña y sus amigas. A. era de lo más dicharachero, siempre tenía cosas que contar, cotillear o comentar tanto de los conocidos como de los personajes de la farándula que veía con su madre por la tele. Si alguien había hecho algo digno de cotillear y si era posible ponerlos verdes, esa sería su aportación a la charla. También le encantaba tomar el sol como una lagartija, era capaz de pasarse horas y horas al sol y siempre traía bronceadores de los tipos más inverosímiles y con las fragancias más estrambóticas y variopintas que nadie pudiera imaginar. Su madre era portorriqueña. Uno de esos veranos, sus padres fueron de viaje a Puerto Rico, a su vuelta se trajeron bikinis, botes de mantequilla de cacahuete que aquí por esa época sólo habíamos oído hablar de ella y otras cosas desconocidas en esta isla. Pero lo más alucinante que se vino con ellos fue una colección de bronceadores varios con unas texturas, unos colores y unos olores que daban ganas de untarlos en el bocadillo y tomarlos de postre. C. era un poco más callada y como a mí nos gustaba oír las historietas que se contaban y de tanto en tanto hacer nuestra aportación. C. siempre nos hablaba de cuando era pequeña y de lo mucho que le gustaban los niños y como quería dedicarse a la enseñanza, en el fondo tenía esa candidez y dulzura infantil que no abandona a ciertas personas nunca. Finalmente estaba L, es decir, yo. A mí siempre me ha gustado más escuchar que hablar y también me ha gustado más nadar que cotillear. Me encantaban las nadadas en el mar calentito justo cuando llegábamos. Al medio día tomábamos los bocadillos y la sandía, o parte de ella, porque siempre sobraba algo para luego o en ocasiones invitábamos a los que estuvieran cerca. Luego por la tarde aprovechando que el sol pegaba menos fuerte era cuando nos tumbábamos a tomar el sol. Algunas veces seguíamos charlando, pero otras nos dedicábamos sencillamente a disfrutar del ruido de las olas al romper en las rocas, del sol calentando nuestra piel y de la siempre presente brisa marina que hace que todo este conjunto resulte más armónico y agradable. Muchas veces yo sacaba entonces mi libro y me ponía a leer en silencio hasta que alguien decidía que era un buen momento para abrir una nueva conversación y lo cerraba.

Normalmente solía ocurrir eso, menos ese día en El Toro. Ese día de repente me empecé a destornillar de risa solita, no podía parar y se me estaban saliendo los lagrimones sin parar. Ese día me había llevado un libro que había comprado mi madre en el Círculo de Lectores y que según ella era muy divertido y seguro que me gustaría. Mi menda siempre ha sido… al menos hasta que me casé, así que rectifico… mi menda era una devoradora de libros y en verano ya ni os cuento, zamparme veinte o treinta según su tamaño no era algo descabellado en aquella época. Así que hacía unos días que había empezado el libro de un tal Tom Sharpe que se titulaba El bastardo recalcitrante. Un libro cuya sinopsis, os copio a continuación porque una tiene buena memoria pero no tan a lo bestia «Lockhart Flawse, hijo ilegítimo cuya madre murió al darle a luz sin confesar jamás quién era el padre -y que tal vez sea el producto de un incestuoso encuentro a oscuras entre padre e hija-, vive con su abuelo -y quizá padre-, vejete intensamente verde y torturado por impulsos sexuales incontenibles. Lockhart no existe legalmente, pues no está inscrito en ninguna parte, y su abuelo ni siquiera le llama por su nombre, sino que le denomina «el bastardo». El niño crece inocente de cuerpo y alma en las montañas de Escocia, amparado por un extraño mayordomo, pastor y único sirviente de la mansión. Pasan los años, y el abuelo decide hacer un crucero con un doble objetivo: conseguir una mujer (la última ama de llaves y compañera de cama le ha abandonado) y, si es posible, deshacerse del bastardo. El viaje resultará un éxito, pues el abuelo conseguirá casar a Lockhart con la bella Jessica Sandicott y él mismo (a los noventa años bien cumpli­dos) se casará con la ambiciosa y despiadada madre de la joven. Y a partir de estas bodas emergerá la verdadera naturaleza de Lockhart, que a la manera de sus remotos antecesores, sin sentido alguno de la moral y absolutamente falto de escrúpulos, emprenderá una cruenta y desternillante batalla contra todo y contra todos -incluidos los inspec­tores de Hacienda- los que quieren despojarle de lo que él cree que legítima -o ilegítimamente- le pertenece.» Dicho así puede no sonar tan divertido como es. Os adelanto un poco más. Su mujercita tiene una finca que está alquilada a varios vecinos, el bastardo pretende desalojarlos y para ello urdirá un plan de lo más insólito y algo diabólico. Cada vecino tiene sus vicios inconfesables y otros más confesables, como era el caso del coronel, un militar retirado que gustaba de la compañía diaria de señoritas descocadas, ligeras de ropa y de mala reputación, pero a su vez era una obseso con su salud, no fuera a pillar alguna deshonrosa y maligna enfermedad contagiosa.

Ese fue mi primer pero no último libro de Sharpe, ese autor conocido por todos por sus libros de Wilt. Pues mira por donde, resulta que mi madre y yo nos debimos leer todos los libros menos los del famoso Wilt y sus tribulaciones de maestro. No sé si algunos de vosotros conocen a tan genial escritor, pero gracias a él descubrí un humor negro, muy negro y muy inglés, nada sutil, despiadado a veces y bastante filosófico muchas. Sharpe fue un férreo crítico del apartheid y en varios de sus libros se recure a este tema. Recuerdo la idea de bajar la libido por las negras que la policía de Sudáfrica tuvo conectando a sus policías a unos cables con descargas de alto voltaje al ponerles fotos de hembras en pelotas al más puro estilo de La naranja mecánica y como acabó todo el cuerpo de policía de ser unos pecadores libidinosos que jadeaban ante una hembra en cueros a convertirse en una panda de maricones que sólo se excitaban ante el cuerpo de sus iguales e iban todos descocados unos con otros… esas cosas sólo se le podían ocurrir a Sharpe.

Esta mañana mi pareja me ha llamado por teléfono y me ha dicho que en la radio acababan de dar la noticia que Tom Sharpe había muerto en su casa de la Costa Brava, en Girona. Tengo que confesar que hace años que le había perdido la pista y ni sabía que estuviera viviendo en España, y menos tan cerca en Cataluña. Me ha hecho gracia cuando me ha comentado que por lo visto se vino a pasar una temporada allí y como según él le trataron mejor que en Inglaterra pues se quedó allí que había mejores médicos y le mimaban más. Me he pasado parte del día pensando en el bueno de Tom Sharpe y ha sido imposible no recordar esa escena de verano durante una excursión una tarde en la zona de El Toro…

 

… Era imposible que parara de reír, me estaba ahogando de tanto reírme, los abdominales me dolían y las lágrimas me salían a borbotones. Mis amigas se me quedaron mirando como si de golpe me hubiera vuelto majara. No era la primera vez ni a última que me llevaba un libro a una excursión, pero nunca les había montado un numerito como ese. Puede que X se hubiera planteado si la sandía llevaba alguna sustancia estupefaciente inyectada en ella y a mí me había tocado ese trozo. Pero no. La sandía estaba en perfecto estado y todas las demás estaban asombradas pero lúcidas. C, que era muy inocente, debió pensar si un cangrejo traviesón me estaba haciendo cosquillas, pero no, un cangrejo aunque travieso no provoca esas risas, no, provoca gritos. A, que solía ser la más suspicaz y avispada de todas tuvo bien claro que el extraño comportamiento de su compañera era debido a aquel nuevo fajo de páginas impresas que comúnmente se le llama libro y que se estaba retorciendo entre mis manos. Cautelarmente, por si eso producía contagio, A levantó el libro, miró la tapa y leyó «El bastardo recalcitrante», de Tom Sharpe. No había leído nada de ese señor, así que aprovechando que yo estaba indefensa y no ofrecía resistencia, me cogió el libro de las manos y empezó a leer un párrafo cualquiera. No tardó mucho en abrir exageradamente los ojos, arquear las cejas y poner cara de pasmada. Pero esa cara duró muy poco, en unos segundos éramos dos las que nos destornillábamos y nuestras dos amigas se miraban más sorprendidas aún si cabe de lo que estaban antes.

Al cabo de unos minutos conseguimos controlarnos, respirar hondo y secarnos los lagrimones. Recobramos la compostura y yo recobré el libro. Me senté firmemente sobre la toalla, aclaré la voz, respiré hondo y me puse a leer todo lo seria que mi autocontrol me permitió:

“Lo que había dentro del preservativo que el coronel Finch-Potter se colocó en el pene al día siguiente, a las ocho y media de la tarde, tampoco había desaparecido. Al sacarlo de la cajita, tuvo la ligera impresión de que era más resbaladizo que de costumbre, pero los efectos del detergente para hornos no se hicieron notar hasta que se lo hubo terminado de poner y tiró de la anilla de látex hasta arriba para conseguir una máxima protección contra la sífilis. El miedo a contraer aquella enfermedad contagiosa se desvaneció al instante y, en lugar de tratar de ponérselo, trataba en vano de quitarse aquella condenada cosa antes de que el daño fuera irreparable. No lo consiguió. No era sólo que el preservativo se le escurriera entre los dedos sino que, además, el detergente para hornos cumplía la palabra del fabricante: era capaz de arrancar en el acto la grasa incrustada en las paredes de un horno. Con un grito de agonía, el coronel Finch-Potter desistió de sus intentos manuales por librarse de aquel condón y, pasando a la acción antes de que aquella especie de lepra galopante se cobrara una nueva víctima, fue corriendo al cuarto de baño en busca de un par de tijeras. A su espalda, la Mujer Pecaminosa lo observaba con recelo creciente, y cuando el coronel encontró las tijeras de uñas tras vaciar en el suelo el contenido del botiquín sin dejar de gritar como un poseso, decidió intervenir.

–¡No, no, no lo hagas! – exclamó, pensando equivocadamente que los remordimientos habían acabado por vencer al coronel y que estaba a punto de castrarse-. ¡No lo hagas! ¡Piensa en mí!

La Mujer Pecaminosa le arrebató las tijeras, y si el coronel hubiera estado en condiciones de hablar, le habría explicado que lo hacía precisamente por ella. Girando sobre sí como un derviche desquiciado, el coronel tiraba del preservativo y de su contenido con tal saña que parecía querer destriparse. Los únicos vecinos que le quedaban cerca, los Pettigrew, estaban ya tan acostumbrados a la serenata nocturna, que no dieron ninguna importancia a sus gritos de auxilio. El hecho de que se oyeran también los chillidos de la Mujer Pecaminosa tampoco les sorprendió en absoluto: después de haber presenciado el repugnante espectáculo de degeneración de los Ráceme estaban curados de espantos. Sin embargo, los policías apostados al cabo de la calle no lo estaban. Cuando frenaron estrepitosamente delante del número 10 para acudir al escenario del último crimen, el bull-terrier les estaba esperando.”

Tuve que abortar la lectura cuando las otras tres chicas ya no podían aguantar más y era difícil seguir sin contagiarse. Ese verano me llevé el libro a otras excursiones en la playa. Te has traído al bastardo me preguntaban. Los domingueros que estuvieran cerca no debían entender de qué bastardo estaba hablando porque no había por allí cerca ninguna criaturilla con pinta de ser un bastardo. Hacíamos nuestro ritual de playa, llegar, tomar posesión de nuestro sitio, sandía al agua, nadar, charlar, otra nadadita, comer, recuperar la sandia, descansar un rato, y luego…. luego ayudábamos a tener una buena digestión activando nuestros abdominales y teniendo un subidón de serotonina riendo como unas descosidas mientras yo, aguantando el tipo todo el tiempo que podía hasta que ya no aguantaba más y me unía al coro de risas. Mientras, un poco más allá, un grupo de domingueros se debía preguntar que rayos habían esnifado ese grupo de díscolas adolescentes bañistas.

Thank you Tom, and good risas in the sky o cómo se escriba. Espero que los angelitos se partan de risa contigo cuando publiques allí tu próximo libro.

Tom+Sharpe

Sobre las infecciones y las vacunas (precuela del post de ayer)

5 Jun

Bueno, no tenía pensado escribir nada más sobre las vacunas, al menos de momento, pero después de los dos comentarios de ayer por parte de Maribel y de Mo creo que voy a aprovechar y lo contesto todo aquí en forma de rápido e improvisado post.

Antes de todo me gustaría recordar una cosita. El haber trabajado en archivos parroquiales me ha puesto en contacto con libros de óbitos. Muchas enfermedades que hoy en día son muy llevaderas y con unas simples medidas se puede vivir sin mermar la calidad de vida, hace menos de cien años eran mortales. La gente se moría de diabetes y hoy con la insulina ha dejado de ser una enfermedad necesariamente mortal. La gente moría de varicela, de gastroenteritis, morían de paperas, morían de tifus, de rabia, de tétanos. Muchas infecciones respiratorias eran necesariamente mortales, de hecho la mortandad infantil en los primeros cinco años de vida era muy elevada. Ahora estamos acostumbrados a que todo esto no es peligroso, pero en ciertas regiones del planeta siguen siendo mortales.

Supongo que ya sabéis que en el blog me limito a comentar, dar mi opinión y también aconsejar según mi experiencia. No pretendo que nadie haga nada que no quiere. Evidentemente, cada uno es muy suyo de vacunar o no, como cada uno es muy suyo de decidir si quiere recurrir a la medicina hmmm… digámosla de ambulatorio y seguridad social o bien a la tradicional, la homeopática, la oriental o las que pueda haber y desconozco. Por supuesto que yo tendré unas preferencias. De la misma forma uno es libre de tener una dieta omnívora, carnívora, ictícola, vegetariana y todas las variantes que puede haber en estas dietas.

Mi post de ayer como visteis iba por otros derroteros. Realmente se podría resumir en ese refrán que dice “mejor prevenir que curar”. Veamos, yo puedo controlar muchas cosas en mi vida y en la de mi familia, me explicaré. Yo decido si la ropa es comprada en tienda o la confecciono yo (si supiera). Yo decido si los ingredientes de nuestra dieta son los del súper o los compro en una tienda o mercado de productos ecológicos o bien tengo la suerte de tener un huertecito y los cultivo yo misma. Yo decido si el pan lo compro prefabricado y lo horneo, compro pan de molde, compro el de panadería o bien yo misma lo cocino en casa. Como veis somos libres de controlar muchas cosas y muchos factores, pero hay una serie de factores que por mucho que queramos, por muchas precauciones que podamos tomar nunca podremos controlar del todo y en este grupo de factores estarían, las fuerzas de la naturaleza, los accidentes fortuitos y evidentemente, todo lo que no podemos ver. En este último grupo encontramos todos esos bichitos, virus, bacterias y demás microorganismos que pueden afectar a nuestra salud.

Problema de los microorganismos, el primero, que no se ven. El segundo, algunos se mueven o desplazan por medios que tampoco podemos controlar. Veamos, yo puedo no acercarme a una charca contaminada, si bebo de ella a sabiendas que está contaminada es que soy una inconsciente o estoy muy desesperada. Pero por ejemplo yo no puedo controlar lo que hay en el aire. Ciertas enfermedades se transmiten por vía aérea, otras pueden estar en una superficie y permanecer allí vivitas y coleantes durante cierto tiempo sin que nada de sospechas de ello.

Vuelvo a poner ejemplos. Cuando subo a un coche me pongo el cinturón de seguridad para evitar lesiones mayores en caso de accidente. Como es normal yo no cojo el coche con la intención de tener un accidente, pero por si acaso yo me pongo el cinturón. Cuando salgo de casa y voy a cruzar la calle primero miro a ambos lados. Evidentemente, mi intención no es cruzar la calle para que me atropellen, por eso tomo la precaución de mirar. Antes de manipular comida me lavo las manos y lavo los ingredientes, por muy limpios o ecológicos que parezcan, ya que mi intención no es poder contaminar esos alimentos que luego tomaremos.

Todo lo que he citado en el párrafo anterior son circunstancias que yo puedo controlar e incluso así puede ocurrir algo que salga mal y la hemos fastidiado. Pero yo no puedo controlar con que personas nos cruzaremos por la calle yo y mi familia. No puedo controlar si algún niño con una enfermedad se ha ido a jugar al parque justo antes de que vaya mi hijo y luego mi nene se pone en contacto con lo que se ha infectado. Yo no puedo controlar que una persona infectada vaya al súper y coja una bolsa de algo y luego lo deje en su sitio y yo vaya luego y me lo lleve a casa. Tampoco puedo controlar que una persona infectada suba al bus, o coja un taxi o vaya al cine o vaya al cole donde está mi nene o entre en mi trabajo y me tosa cuando yo estoy hablando y note como me salpica su saliva dentro de mi boca como me pasó este invierno y que os conté en este post.

Tengo una amiga que cuando sus nenes hicieron el cumpleaños fue a un parque de niños. El hermano se plantó allí con sus tres hijos en plena infección virulenta de varicela y entre las invitadas había una mamá embarazada que evidentemente no le hizo nada de gracia pero su nene no quería irse. Recuerdo que aparté al hermano y le pregunté porque traía a los niños allí  enfermos y que el contagio de ello era grave. Me contestó que era el problema de los demás, que él no tenía por qué tener a sus hijos encerrados en casa durante la enfermedad y que encima les hacía un favor porqué así  lo tenían todos los niños y ya lo habrían pasado. Mi amiga me dijo que en la familia estaban amargados con el hermano y la cuñada, porque se hace algo y en lugar de avisar y que se posponga otra semana se planta con toda la familia enferma y luego al cabo de unos días todo el mundo está de baja con los consiguientes problemas laborales, escolares y evidentemente, con las consecuencias de estar enfermos.

Muchas veces pensamos que nosotros somos muy civilizados pero los que nos rodean no tienen por qué compartir ese civismo. Por otra parte ayer os comentaba que hoy en día con los medios de transporte que hay las pandemias yo no son sólo locales, se pueden convertir en mundiales en pocos días. Ambos comentarios de ayer me recordaron el numerito que se montó con la vacuna de la gripe A, el dispositivo que se montó y al final todo acabó en agua de borrajas, es decir, en nada. Evidentemente, a raíz de eso muchas personas se han preguntado si todo ello no fue un montaje de las farmacéuticas para tener un extra en sus ingresos. Pues no sé, no tengo suficiente información como para poder opinar en un sentido u otro. Pero sí os diré una cosa. ¿Y sí realmente al final la gripe A hubiera sido tan chunga como creían que sería? y si no se hubiera hecho nada, ¿qué diría entonces la gente? No creéis que entonces todas esas medidas preventivas tan criticadas hubieran sido muy bien acogidas y celebradas…

Unos años antes surgió otra pandemia de forma algo extraña, la neumonía atípica y esa sí que causó infecciones en varios puntos distantes del globo, de forma rápida y con víctimas mortales. No se ha informado mucho como fue, pero según vi en un documental todo vino por una mutación en la zona de Cantón,  la contrajo un chico que fue atendido por un médico rural que se infectó. Este viajó luego a Hong Kong sin saber de la infección y allí estando en el hotel enfermó y de hecho murió allí. Antes de morir vomitó en el pasillo sobre la moqueta y también en el ascensor coincidió con otros turistas que abandonaban el hotel. En el ascensor estornudó de forma continuada, pero claro, como te bajas de un ascensor en marcha, así que el virus que se propagaba por vía aérea pasó a estos. Los pasajeros fueron a sus respectivos países y de allí la cosa se complicó bastante. He encontrado estos dos artículos (artículo 1; artículo 2) que los explican un poco, puesto que no es tan fácil encontrar la historia. Meses después de todo ello y aun habiendo limpiado y desinfectado, los análisis de la moqueta del pasillo del hotel seguían dando que había bichitos activos y era un foco de contagio.

Ante estas cosas que evidentemente no podemos controlar ¿Qué hacemos? Meter a nuestra familia en una burbuja… llevarlos por todo con mascarillas en plan Miquel Jackson y sus manías… no dejarlos salir de casa….

… Sinceramente, seguir viviendo tranquilos y recurrir a las vacunas cuando estas son fiables y oportunas me parece una prevención y una solución más limpia y segura. Ayer buscando ilustraciones para el post me encontré con esta web que contesta a diversas preguntas de forma muy accesible, pero ya sabéis que siempre os digo que ante la duda quien mejor os puede asesorar es el pediatra. En mi caso, recurrir a las vacunas es la forma que he elegido para proteger a mi familia, luego cada uno decide la que elige para la suya. Aunque si luego hay un contagio hay que atenerse a las consecuencias de este.

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