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Mallorca con niños: El Aquarium de Palma, algo más que un simple acuario.

3 Jul

En casa somos unos forofos de los peces. De pequeña había un acuario por la zona del levante de Mallorca y en ocasiones íbamos. Era pequeñito, pero en esa época no teníamos otra cosa. Mi acuario particular era el mar. Yo aprendí antes a bucear que a nadar y me pasaba horas y horas con la careta y los patos recorriendo la costa de rocas o de arena y descubriendo pequeñas escenas del mar. Era algo que me relajaba muchísimo, me dejaba llevar por el oleaje, corregía el rumbo con unos simples golpes de patos. Oía los ruidos de las olas o del aire cuando respiraba por el tubo. Era algo así como deben sentirse los bebes cuando están en el vientre de su madre, o eso pensaba. Mi ansia de buceo se vio cruelmente truncada el día que un tal Steven Spielberg hizo una película sobre un tiburón. Desde entonces, no sé muy bien porque, cuando el mar me cubre algo más de lo debido empiezo a oír una musiquita detrás de las orejas, veo sombras en el agua y me da como pánico. Gracias Sr. Spielberg por un montón de pesadillas y un montón de veranos chafados. Realmente es una tontería, porque nunca en ninguna de mis inmersiones me encontré con ningún tipo de escualo. Años más tarde estuve saliendo con un chico que hacía pesca submarina y en ocasiones les acompañaba. Yo no me sumergía, nadaba por encima y cuando me cansaba me agarraba a una boya o salía del agua. Fue un breve momento en mi vida post-Spielberg en el que no me dio tanto miedo bucear. Volví a ponerme la careta y los patos y disfruté como una chavala al volver a ver el bello fondo de mi querido mar. Aunque no sé muy bien porqué, fue dejar de ir con este chico y el miedo al fondo marino volví a ir imponiéndose lentamente. Así que actualmente, muy a mi pesar, sigo siendo una cobardica a la hora de otear el fondo tras unas gafas de buceo. No obstante, el mar y sus secretos me siguen atrayendo de igual forma que cuando yo no era más que una niña.

He conseguido ir a visitar varios acuarios en mi vida. Cuando me casé con mi ex estuvimos en Canarias y fuimos al Loro Parque. Fue el primero que vi y me gustó, pero Canarias nos pilla muy lejos de casa o al menos de nuestras rutas. En mi época no recuerdo que hubiera atracción de orcas, pero sí que había un pequeño delfín que hacía unos meses había nacido en el parque.

El siguiente que vi fue el Aquarium de Barcelona. Es impresionante, muy chulo y muy bien cuidado. El túnel por el que te transportan sobre una cinta mecánica es una pasada, aunque personalmente preferiría que nadie me transportara y hacerlo yo por mis propios medios parándome donde quisiera. El de Barcelona lo he visitado en varias ocasiones, creo que tres veces, dos con adultos y una con Terremoto. Una de las tonterías que recuerdo más me gustaron fue un rinconcito en la parte de peques donde entras a gatas por un túnel de cristal y llegas a una especie de cueva. Allí y sin mojarte, puedes observar lo que es el movimiento de las olas y el estruendo que hacen al romper en la costa. Como he dicho es una tontería, pero una tontería que me encantó.

El cuarto acuario al que fui fue el Oceanográfico de Valencia, hace unos añitos y sólo con mi pareja. Es un lugar impresionante, como dirían en Jurassic Parck, no han reparado en gastos. Quizás esté todo un poco distanciado. No es comparable con ninguno de los anteriores desde ningún punto de vista, es algo especial. Sobre todo porque allí mismo puedes aprovechar y hacer el Hemisférico y el Museo de las Ciencias. Me encantó, pero no acabó de enamorarme del todo al cien por cien. La zona de los pingüinos es muy interesante y curiosa, pero al menos ese día los cristales no estaban de lo más limpios que digamos y no se veía muy bien, fue una pena. La atracción estelar, que reconozco me gustó mucho es la zona de ártico, allí tienen a las belugas. Son unos mamíferos majestuosos, me enamoraron, me sentí especial viéndolos, creo que volví atrás como unas cinco veces sólo para volver a verlas. Pero al mismo tiempo me apenaron, porque considero que el espacio que tienen es muy limitado, o al menos eso me pareció a mí. Los veías siempre haciendo el mismo recorrido, sin variación. Fue como ver un ave Fénix en una jaula para canarios. Se que son unas criaturas bastante grandes, pero viendo todo el espacio de que disponen, bien podrían haberles dedicado una zona aún más generosa a estas especiales criaturas. Me encantaron, pero me apenaron, es la impresión a la vez más hermosa y negativa que tengo del Oceanográfico.

Supongo que si sois buenos observadores habréis detectado que he hablado del de Barcelona como el tercer acuario y luego he pasado al cuarto de Valencia. ¿Pero? Y el tres ¿Donde está el tres? Muy sencillo, el tres está en su sitio, en medio de los anteriores. Se construyó en Mallorca y se inauguró en el 2007. Al principio cuando se comentó de construirlo yo no era muy partidaria de su ubicación. Se hacía en una zona de albufera llamada Ses Fontanellas. Es una zona muy pequeñita y yo era de esas personas que temía se las cargaran, como tantas cosas autóctonas que se han ido cargando de Mallorca en aras del turismo y la economía. Pero no. Ses Fontanelles, de momento, siguen allí al lado y el Aquarium las ha respetado.

He ido muchas veces al Aquarium de Palma, todas ellas con los niños. La primera vez que entré me dije que un día lo haría sin niños, porque estos siempre te hacen tener una visita un poco más acelerada, o al menos Terremoto lo hacía. A día de hoy aún no he conseguido hacer una visita sólo para mayores pero en la última visita que hicimos el mes pasado, los peques estaban colaboradores. Papá se encargó de Tsunami y yo de Terremoto y por primera vez pude apreciar en todo su esplendor y como a mí me gusta, las magníficas instalaciones del Aquarium de Palma. Así que aprovechando que en ocasiones alguna vez a uno no se le ocurre que hacer con los niños y no caes en la cuenta de que cerca tienes esto. O simplemente, para dar alguna idea a las familias que nos visitan con niños y quieren tomarse un día, una mañana o una tarde diferente y algo más relajada, os comento este lugar que seguro no defraudará.

En primer lugar, decir que está muy cerca de Palma, hay línea de bus y acceso fácil por la autopista, la salida 10. Para más información os recomiendo su web. Tiene un problema, eso sí. El parking no es precisamente muy grande y se llena enseguida. Cerca de allí hay otros parkings, pero debido a las dimensiones del primero y a que la playa está cerca, están todos a petar. Vamos, que el tema dejar el coche es algo peliagudo, no lo negaré. Así que si veis un sitio no busquéis otro mejor, pillarlo enseguida. Otro problema es el entrar. Alguna vez me he encontrado con colas, aunque afortunadamente sólo ha sido alguna vez. De todas formas se que hay gente que se queja de ello, pero peor fue la cola que tuve en el Louvre…. esa si que fue kilométrica. Es lo que hay.

Cosas a favor que hay que reconocer. Esta muy bien estructurado y limpio. El espacio es el adecuado. La iluminación es lo suficientemente oscura para no molestar a los inquilinos y lo suficiente clara para poder deambular y observar sin problema. Cada pecera posee un panel táctil al lado con información en diversos idiomas. Posee rampas y ascensores, así que no hay ningún tipo de problema para desplazarse tanto para cochecitos como para sillas de ruedas. Los interiores como es de esperar, están climatizados y eso en verano se agradece. El personal es muy atento, yo nunca he tenido ningún tipo de queja, al contrario. Hay dos restaurantes, uno tipo self service, más barato en el exterior y otro a la carta en el interior. En este último sólo he comido una vez hace tiempo, la comida entonces estuvo deliciosa, evidentemente, fue más carito. No sabría precisar cuanto, perdonad pero ha pasado bastante tiempo, Tsunami aún no era proyecto siquiera. En todo el centro hay espacios pensados para niños, tanto en las zonas de recreo, como en los baños con cambiadores y demás. En el exterior, llamado Jardín Mediterráneo, hay una zona de juegos para niños que es una pasada con un barco pirata y castillo hinchable y zona de chorros de agua, ideal para tenerlos vigilados y poder tomar un refresco bajo una sombrilla. Para acabar, diré que la tienda de souvenires me encanta, eso no son souvenires de zona guiri, esos son souvenires con clase. Hace unos años me enamoré de unas medusas dentro de cristal, pero eran caras. Mirando encontré tres de ellas que estaban bastante baratas. Le pregunté al personal si era un error y me dijeron que era porque tenían una pequeña tara. Así que me llevé la que más me gustaba de las tres. En otro sitio no hubieran hecho esto, porque sinceramente, la tara es casi imperceptible y el chollo fue rotundo. ¡Ah! y se puede acceder a la tienda de souvenir sin entrar forzosamente en el acuario, por si alguien decide comprar algo más otro día.

¿Que te puedes encontrar allí? Pues bastantes cosas, pero para aquellos más entendidos en el tema os remito al enlace de la wiki donde se especifican los principales tipos de peces que hay en cada sector. De todas formas tengo que decir que en estos siete años las instalaciones se han ido modificando y mejorando cada año, así que de tanto en tanto nos hemos encontrado algunas cositas nuevas que son de agradecer. El personal te puede informar de todo lo que te interese de los animales y tiene unas zonas destinadas a la concienciación de la pesca controlada y la protección de varias especies en peligro de extinción, como el atún rojo y el tiburón.

 

Nuestra experiencia en el Aquarium.

Con el primero con el que fuimos fue con Terremoto. Eran unas visitas algo caóticas. Tenías que estar muy atento a que no se escapara. Le gustaban mucho los dos rincones con tiburones, tanto el de tiburones pequeñitos, como el Gran Azul con los escualos de mayor tamaño. Se tumbaba en los cojines que hay delante y los miraba entre salto y salto. Una vez se enteró que hay una actividad que es dormir con los tiburones. Bueno, no dentro del tanque con ellos, se entiende, sino en sacos de dormir en la zona que hay delante de los cristales. Me pidió insistentemente en hacerlo. Al final me convenció y fue así como me puse en contacto con el Aquarium, siempre vía telefónica. Hable con unas chicas y les expliqué con todo lujo de detalles lo que tenía Terremoto, lo peor que se podían encontrar y que por la noche y la mañana precisaba de medicación. A las pocas horas me llamaron para hacerme unas preguntas y me dijeron que lo hablarían con el equipo. Muy poco después me dijeron que se responsabilizaban de su caso y me contaron con lujo de detalles todo lo que se haría. Me pidieron eso sí, diversos teléfonos de contacto por si tuviera alguna crisis poder ponerse en contacto cuanto antes con nosotros y saber como tenían que actuar. Tenía ya plaza reservada para que un día lleváramos a Terremoto allí para dormir con sus queridos tiburones. Al día siguiente tendría desayuno y búsqueda del tesoro con los piratas. Pero, pero, pero… cuando se lo comunicamos a nuestro pequeño, decidió que le daba miedo y no quería quedarse. Abochornada y avergonzada después de todo el jaleo que había armado, llamé a las chicas y se lo expliqué. No me insistieron ni se lo tomaron a mal, al contrario, me dijeron que si cambiaba de opinión estos días, mientras tuvieran alguna plaza libre podía llamarlas cuando quisiera.

Las visitas con Tsunami han sido más calmadas. Tsunami es más de mirar las cosas, de pedir lo que pone escrito y de indagar en los tanques. Tsunami suele ir al lado de su papá y hace muchas preguntas. Le encanta la zona del toca- toca, donde hay un empleado que te coge estrellas de mar, erizos o pepinos de mar y te los deja tocar. Este punto es de lo más interactivo, puedes preguntar y evidentemente, Tsunami pregunta y toca más que nadie y porque no puede más of course. Está en la zona media del recorrido y también hay pequeños pececillos tipo lenguado y algunos bebes rayas o simplemente rayas pequeñitas, pero esos dos son más difíciles de tocar. Otra cosa que le gusta a Tsunami son los caballitos de mar, como se enganchan con la cola a las algas. También le pirran las microzonas o los compartimentos que tienen delante unas lupas para ver los más pequeñitos. El medusario le hipnotiza. Las medusas no son santo de mi devoción ni de ningún bañista. Pero verlas flotar en los tanques de corriente con luces de colores es todo un espectáculo. Evidentemente y no es por genética, los tiburones también le causan sensación, aunque al principio no era así, se entretenía más con pececillos tipo sardinitas que le llamo yo que con los grandotes. Otra de sus zonas preferidas era la jungla, con la gran cascada, donde se pueda tocar agua tendrás a un Tsunami feliz y contento. Porque no se puede tirar dentro que sino…. En esta última visita te daban la opción en esta zona de hacerte una foto con un guacamayo o cacatúa, perdonad mi ignorancia en estos temas ornitológicos, yo llego hasta periquito, el resto son loros varios. Mis dos cachorrillos posaron contentos y valientes con el ave y tienen la foto en su cuarto. Evidentemente, sobra decir que el jardín mediterráneo con los tanques de tortugas y rayas y ya ni hablemos del barco pirata, los hinchables que han puesto nuevos y los surtidores de agua, que ya fueron uno de sus favoritos del año pasado, Tsunami se lo ha pasado fenomenal. Así que si vais en época de calor y con niños no os dejéis el bañador que ellos se refrescarán a gusto y vosotros podréis descansar un buen ratito.

Pero sobre todo lo que más recuerdo de todas las visitas que hemos hecho al acuario fue la primera vez que Tsunami entró dentro. El exterior es bonito, pero cuando entras lo primero que te encuentras es que toda una pared es un gran cristal de arriba abajo. No es el más espectacular de todos, pero es el primero y es muy grande. Recuerdo que le habíamos dicho que íbamos a ver peces. Él tenía un acuario en casa que por esa época era muy pequeñito, de unos 15 litros más o menos. Así que cuando entra corriendo, como buen Tsunami, y se encuentra de golpe eso delante, se quedó milagrosamente petrificado. Su pecho se fue hinchando poco a poco al tiempo que sus ojos se iban abriendo como círculos y su boca suspendida en un !ohhhhhhhh!….. Se quedó unos segundos parado, con los ojos muy abiertos y la boca aún sin cerrar. Puso ambas manos delante como si temiera tropezar con algo. Se fue acercando poco a poco hasta tocar el cristal no sólo con las manos sino con todo su cuerpo empotrando la nariz en él. Así se quedó anonadado hasta que le dijimos que girara la cabeza. Entonces, el ¡ohhhhhh! inicial se convirtió en un ¡OOOOHHHHHH!!!!!!. El espectáculo no había hecho más que empezar y Tsunami había descubierto muy a su pesar que la pecera de casa era ridícula, pero que era su pecera. Aunque ahora sabía que en el mundo hay muchas más peceras enormes que visitar y unos divertidos juegos de agua con los que jugar luego. Os dejo hoy con un montón de fotos de nuestra última visita el mes pasado. Espero que así os podáis hacer una idea por si alguna vez alguien no sabe muy bien donde ir o quiere estos próximos meses pasar un día de verano un poco diferente de los demás.

 

Circus Day, una web de cocina muy interesante

8 Abr

Es muy probable que muchos de vosotros no sepáis una curiosidad propia de los mallorquines. En las islas, el tiempo nunca transcurre igual que en otros lugares, de la misma forma que las distancias tampoco son iguales. Me explicaré. Todo aquello que en la península parece normal, tipo hacerse en coche más de 100 kilómetros o estar conduciendo más de una hora para llegar a un sitio, aquí nos parece algo impensable, demencial, aberrante o extragaláctico. Con las comunicaciones actuales es posible que esta situación ya no nos sea tan nueva pero siempre nos choca mucho cuando pisamos tierra peninsular y agota tener que meterse ciertos palizones para ir a comer algo, subir a una montaña o llegar a una playa.

Quizás sea por esa condición de insularidad que la idiosincrasia isleña ha creado otra curiosidad que llama muchísimo más la atención a todos los que la visitan. En Mallorca, un par nunca en la vida se refiere a dos. Bueno. Maticemos. Tampoco somos idiotas, evidentemente, cuando nos referimos a un par de guantes, de calcetines, de zapatos, de ojos, de orejas, de manos, brazos, piernas o pies. En esos casos, un par son dos. En el resto de casos un par puede ser una cantidad indeterminada comprendida entre más de uno y el infinito. Ello ha provocado una extraña pregunta ¿te refieres a un par mallorquín o a un par forastero? Es la típica frase que surge cuando alguien se plantea una duda sobre la cantidad de ese par. Evidentemente, el par mallorquín es el indeterminado. El equivalente a dos, el que entiende cualquier foráneo de las islas, es el par forastero. Es muy normal que al carnicero de toda la vida que sabe que somos cuatro en casa, al pedirle un par de bistecs para torrar pues directamente nos pone ocho unidades. También es normal que cuando hablas con alguien y le cuentas una monería que hizo tu peque hace algo así como cinco años, le dices que eso ocurrió hace un par de años y también te entienda perfectamente. Igualmente si esa monería la hizo tu vástago hace dos semanas, cuando tú la cuentes también dirás que hace un par de días tú peque os deleitó con esta ocurrencia y te seguirán entendiendo. Entonces… ¿Cual es esa cantidad?… pues supongo que para saberlo uno tendría que ser isleño… es algo que llevamos en los genes o que la vida prolongada en estas tierras te dará con el tiempo. Es algo que todos entendemos y aunque parezca algo increíble, el tiempo, el espacio y la vida de sus habitantes ha ido discurriendo sin problemas en estas pequeñas islas del Mediterráneo occidental, sin que nunca uno se preocupara por saber exactamente que cantidad es un par.

Aclarado esto, puedo empezar el post así como yo quería sin que nadie se tome mis primeras palabras como algo literal, ni las segundas, ni tampoco las terceras, sino como la plácida forma de hablar de alguien que está acostumbrado a que el tiempo y el espacio transcurren de forma distinta o al menos peculiar en relación al resto de la humanidad.

Hace un par de días una chica entró en la biblioteca. Era una chica callada. Estaba en una biblioteca y aunque en ese momento ella era la única clienta (creo, porque como os he dicho eso paso hace un par de días) en las bibliotecas siempre se tiene que hablar flojito, y eso hizo. Era una chica muy educada. Tenía una voz que recuerdo dulce y se movía como si su cuerpo fuera una cinta que ondea el viento, con sumo cuidado. No se si el echo de estar donde estaba hacía que su conducta fuera esa, lo cierto es que fue con mucha delicadeza y sus movimientos eran pausados y silenciosos. Esa chica me pidió por unos libros peculiares. Digo peculiares porque en alguna ocasión yo los había mirado, me llamaban mucho la atención pero tengo que confesar que nunca me había atrevido hacer nada de lo que decían sus páginas. Esos libros eran unos recetarios de cocina mallorquina del siglo XIX y otro de principios del XX. Ya que hoy también vamos de confesiones, tengo que confesar que pese al gran valor y tradición que se guarda en sus páginas, no son de los más consultados.

En general tengo bastante buena memoria para recordar quien ha consultado ciertos libros. Tengo que decir que yo sólo los había sacado una vez, cuando otra señora, esta algo más mayor, que trabaja en un horno que está muy cerca de la biblioteca y que elabora recetas antiguas, vino hace cosa de un par de años a consultarlo. (Nota: esta vez sí que un par de años se refiere a un par forastero)

Pero volvamos a nuestra historia. La chica se sentó en una de las mesas del fondo, la de la derecha. Estuvo consultando el libro con la misma delicadeza con la que había entrado y al cabo de un par de minutos vino a preguntarme si podía sacar una foto de unas recetas. Una parte de mi trabajo es saber por que motivo se reproducirán los documentos que tenemos, así que le hice esa pregunta, las de rutina. Su respuesta, confieso que me intrigó. No por el tema por el que los necesitaba, que esa circunstancia ya se ha dado otras veces, sino por el motivo, por una parte de la frase en sí, cuando os diga cual fue su respuesta lo entenderéis. Me respondió «tengo un blog de cocina en el cual hago recetas antiguas y he venido para documentarme como se hacían unos platos que tengo ganas de ver como salen para publicarlo»

Hasta ese momento habían venido algunas personas interesándose por textos o fotografías para sus blogs y salvo que esos textos o fotografías tuvieran los derechos de autor vigentes no había problemas en hacer una reproducción. Lo extraño no era que viniera el dueño, o en nuestro caso la dueña del blog. Lo que me alucinó es que el blog se dedicara también a recetas antiguas y que su dueña se tomara la molestia de ir expresamente a las bibliotecas para consultar los recetarios antiguos. Cuando estudiaba en la Universidad siempre decíamos que en caso de duda acude a las fuentes, pero por desgracia hoy en día, en caso de duda la gente acude a internet y hay ciertas cosas que internet no puede darte las soluciones pero las fuentes sí.

Esta chica hizo sus fotos y luego tuvo que rellenar el habitual papeleo que toda persona que hace una reproducción tiene que hacer con nosotros. Entre las cosas que tenía que poner en el caso de reproducción para un web era indicar cual era. Así fue como ví por primera vez escrito el nombre de la web de esta chica «Circus Day». Me pareció un nombre muy curioso para una web de cocina y también me pareció una forma muy curiosa de cuidar sus recetas el ir a consultar los recetarios antiguos, así que confieso, una vez más, que la curiosidad me pudo y cuando llegué a casa busque la web y me dejé fundir como el chocolate contemplando con deleite lo que para mí fue toda una sorpresa. Una página muy bien presentada y cuidada. Unos textos mimados. Unas fotos extraordinarias. Pero sobre todo unos platos con una pinta deliciosa, fáciles de trabajar y con una presentación muy pero que muy estudiada. Se notaba el esmero, el cariño y el amor que se ponía en el trabajo bien hecho, en mirar el detalle, en no hacer las cosas deprisa simplemente porque se ha de publicar. Cada pequeña cosa, cada detalle, estaba allí porque debía estar allí pero cuando lo veías no eras consciente de que si estaban allí era porque ese era su lugar, ni más, ni menos.

También tengo que confesar que mi pareja debió percibir el mismo cuidado que yo y sin que yo lo supiera se lo puso en favoritos. Un par de semanas después me sorprendió un día cuando al llegar a casa R. me había preparado la comida.

– Hoy te he preparado una receta mallorquina de 1876 – me dijo.

– ¿Y de donde te has sacado tú una receta mallorquina de 1876?

– Pues de la web de cocina que mirabas el otro día. La he estado mirando hace un par de días por mi cuenta, y es estupenda. Hoy ha publicado este plato. Me ha llamado mucho la atención que pusiera de 1876′ y también he creído que te gustaría. Así que he salido al super y me he puesto con ello.

Nuevamente, tengo que confesar, que si alguien me tiene la comida preparada sobre la mesa cuando llego a casa después de trabajar, no suelo poner ningún tipo de objeciones. Ese día no sólo no puse objeciones. Ese día quedé encantada. La comida estaba deliciosa, era exquisita. Era como volver a redescubrir un sabor que había sido olvidado durante más de cien años y encontrarlo de nuevo. Mi autoestima subió un par de grados en la escala de Richter, si es que esta escala puede medir los grados de la autoestima. Que tu churri te reciba con algo tan especial, hecho especialmente para ti porque piensa que eso te pude gustar y porque lo ha sacado de un sitio que le has recomendado, es algo que te eleva el ánimo por dos motivos… bueno tres: Porque la comida estaba deliciosa. Porque me quiere un montón. Porque aún me escucha cuando le hablo y le suelto alguno de mis rollos monologuísticos. Esta subida de autoestima bien se merecía una recompensa y me propuse que cuando fuera su momento os daría a conocer este blog. Pues bien queridos lectores, el momento ha llegado. El show está a punto de iniciar. La carpa está montada, los lectores han ocupado sus asientos ante sus pantallas y esta que os escribe se encuentra en medio de una pista con los focos iluminando un estrambótico sombrero de copa y un traje tipo levita en rojo mientras de fondo una fanfarria está sonando.

Así que como dice esta chica en su blog:

Señoras y señores, mesdames et messieurs, ladies and gentlemens, bienvenidos a Circus Day.

Circus Day

Cocina mallorquina: Frit de xot, es decir, frito de cordero

6 Abr

Hacía tiempo que no os ponía una receta de cocina mallorquina y como el año pasado os puse por estas fechas unas cuantas recetas de dulces tradicionales mallorquines en la época de Pascua, pues había pensado que este año estaría bien poneros un plato principal salado.

Éste era uno de los platos que más me gustaba de niña, mi madre lo sabía bordar muy bien, lástima que no me enseñara como hacerlo y yo me he tenido que buscarme la vida para poder elaborarlo. Así que la receta de hoy no es de mi madre, es de muchas madres a las que he ido preguntando y tomando de una y de otra lo que más se parecía a lo que hacíamos en casa. Por desgracia es un plato que hago muy poco, sobre todo porque digamos que hmmm… no adelgaza. Sin duda el frito mallorquín es una de las recetas estrella de la gastronomía mallorquina y que me pirra un montón, me trae un montón de recuerdo y tengo que decir que con una buena hogaza de pan de pueblo y una aceitunas trencades para acompañarlo está divino. Hay varias formas de cocinarlo, pero para esta ocasión he elaborado un frit de xot o de cordero, de esta forma todas aquellas personas que tengan vetado el consumo de cerdo por un motivo u otro podrán animarse a hacerlo. Por otro lado, también os pongo hoy esta variante porque es la que se elabora en las fechas cercanas a Semana Santa.

En esta época las cocinas mallorquinas bullían en una frenética actividad con las panadas, los robiols, los crespells y el frito de cordero. Mi madre decía que no lo hacía a menudo porque era complicado, yo tengo que desmitificar eso, complicado no lo es para nada, lo que si tiene es que lleva tiempo porque los ingredientes se tienen que ir friendo por separado. Por eso os recomiendo que primero preparéis los ingredientes y mientras se van friendo hagáis trabajitos en la cocina o cerca de esta para estar atentos pero que os aproveche el tiempo. Si no tenéis ganas de seguir currando simplemente leéis algo pero cerquita para estar atentos, que si uno se queda delante de la sartén entonces sí que nos puede parecer más complicado o como mínimo mucho más largo.

Antes de empezar os diré que algunas de las variantes del frito son el de marisco, hecho con sepia o calamar, gambas y mejillones, o como dirían los italianos con fruti di mare. El frito de lomo, en el que la carne se sustituye por trozos de lomo. El frito de cerdo, igual pero usando las frituras del cerdo. Finalmente el frito de verduras, sin nada de carne, en plan vegetariano. Cada uno tiene alguna pequeña variante, pero la base es más o menos la misma.

Ingredientes:

Frito de cordero cortado a cuadraditos pequeños. El frito está compuesto por el pulmón, el hígado y el corazón. Sé que dicho así suena fatal pero os aseguro que el resultado final está muy rico.

Pimiento rojo cortado a cuadraditos pequeños

Pimiento verde cortado a cuadraditos pequeños

Al menos unos cuatro manojos de sofrito o cebolletas, cortado a rodajitas pequeñas, incluida la parte verde. Se tiene que poner bastante porque al freír se encojen mucho y tiene que haber.

Patatas de las de freír, cortadas a cuadraditos, a nosotros nos gusta bastante y ponemos al menos 4 ó 5 bien grandes.

Hinojo fresco picado

Laurel

Ajo

Sal y pimienta

Aceite

Cayenas (depende de lo que os guste el picante)

De momento os he puesto lo imprescindible para un frito básico, ahora os comento las demás cosas que podéis añadir si queréis que sea más completito o algo de ello os guste en especial.

Guisantes

Habas

Alcachofas

Setas o champiñones

Sangre

Preparación:

En Mallorca se puede encontrar el frito ya cortado en las carnicerías, sino hay que comprarlo, cortarlo y lavarlo bien y que escurra en un escurridor. Se salpimienta y reserva.

Se cortan todos los ingredientes y los pones cada uno en un plato separado y se les sala.

Las patatas recordad que lo mejor es pelarlas, cortarlas y guardarlas en un recipiente con agua para que no se pongan negras. Cuando las tengáis que emplear escurridlas y luego saladlas.

Las alcachofas si las ponéis, también es conveniente guardar en un cazo con agua y algo de limón por el mismo motivo.

El hinojo muchas veces lo puedes coger en el campo. En algunas ocasiones si lo recoges o lo compras y ha pasado unas horas se ha mustiado. Un truco de la gente del campo es al tener que usarlo sumergirlo en agua, sacarlo y ponerlo unos segundos hacia abajo para que tome la forma, luego lo dejas así sobre un plato, sin secarlo, y tomaré la consistencia y el aspecto anterior a haberse puesto mustio.

Cuando lo tenemos todo cortado se tiene que ir friendo, pero por tandas de ingredientes, sin mezclarlos en la sartén.

Primero se fríe el pimiento verde y rojo, estos si puedes mezclarlos.

Luego se sacan de la sartén y se ponen dentro de una cazuela de barro, procurando no coger mucho aceite.

Después freiremos la patata junto a unos cuantos ajos que NO habremos pelado y que habremos machacado con su piel. También pondremos en las patatas un poco de cayena.

Al estar frito, yo quito la cayena, y se pone todo sobre los pimientos.

Seguidamente le toca el turno a la cebolleta y luego se ponen sobre las patatas.

Después iremos friendo las demás verduras que queramos agregar, siempre respetando el hacerlo solas y poniéndolo luego con poco aceite sobre lo anterior.

Al final freiremos el frito, que irá junto con el hinojo cortado pequeñito, las hojas de laurel y un poco más de cayena. La carne es aconsejable hacerla a fuego un poco más lento que las verduras, ya que si no se nos puede poner muy dura.

Una vez fritas se pone sobre todo lo anterior. Entonces es cuando lo mezclaremos todo.

En el caso de que también queráis, este es el momento de añadir la sangre desmenuzada por encima y volver a mezclar de nuevo.

Este plato se puede comer enseguida, pero también va muy bien para dejarlo de un día para otro ya que los sabores asentados quedan mejor. Así que ya que nos ponemos podemos tener para dos días sin ningún problema.

Lo único que recomiendo para degustarlo es tener una buena hogaza de pan de pueblo que es lo que le queda mejor y lo acaba de bordar.

Ya veis, complicado no lo es, sólo es que lleva su tiempo el ir friendo las cosas de una en una, por eso os comentaba al principio de ir aprovechando para hacer otras cositas cerca en la cocina mientras vigilamos y removemos de tanto en tanto la sartén. Espero que os guste y algún día os animéis os aseguro que está buenísimo, como todo aquello que comparto con vosotros y que tiene tras de sí muchos buenos recuerdos de infancia, bon profit.

abril 2013 056

Descubriendo Palma: Nazaret y el barrio de El Terreno

3 Abr

Algunas veces os he comentado que los fines de semana, además de pasearnos por el bosque del Castillo de Bellver, hemos hecho algunas excursiones por la isla y por Palma. Hoy voy a enseñaros una excursión que hicimos el año pasado y que no pude presentarla en su momento  por falta de tiempo. He pensado que era una verdadera pena no compartir estas salidas especiales sólo porque hubiera pasado un tiempo. También es cierto que no quería dejar pasar la oportunidad de ir enseñándoos poco a poco esta islita que tanto quiero. Así que si el tiempo me lo permite de tanto en tanto iré poniendo algunas entraditas comentando los rincones de Mallorca que tiene muy poca arena pero sí mucho encanto. Nunca me cansaré de decir que Mallorca es muchísimo más que sol y playa, aunque por desgracia, parece que lo único que preocupa a los turoperadores sea precisamente eso, sol y playa. Así que aquí esta está enamorada de su hogar para que todos aquellos que alguna vez vengáis a esta tierra podáis decir “pues yo además de ponerme moreno, voy a conocer otras cosas interesantes y también hermosas”.

Cuando yo era muy niña, mi padre conocía del trabajo a una clienta, tenía un nombre raro y un apellido endiabladamente extraño para mí. Era una señora inglesa… bueno, realmente era una señorita, aunque bastante entrada en años para lo que en esa época se consideraba en España una señorita. Era una maestra de escuela que se había jubilado. Una mujer exótica, de pelo corto, blanco plateado. Se pintaba sus finos labios con un carmín muy rojo y vestía siempre pantalones, toda una osadía para cualquier mujer decente que se apreciara en esa época. Tomaba martinis de aperitivo y otras bebidas con hielo de mayores sin que para ello se estuviera comiendo en ese momento. A mi madre no le encantaba demasiado ir a verla, porque demasiado a menudo para su gusto, esta inglesa descarriada encendía un cigarrillo tras otro que consumía en los múltiples ceniceros que tenía repartidos por todas las dependencias de la casa. Además, en ocasiones se quitaba los zapatos que eran planos sin tacón y enseñaba sus pies con sus uñas pintadas en un rojo igual de llamativo que el de sus labios. Era una solterona pero de esa que lo había sido porque le había dado la gana y se había dedicado a disfrutar de la vida y viajar. Cuando se jubiló  se había ido a vivir a Mallorca por varios motivos. Primero porque la había descubierto hacía años cuando paso por aquí durante unas vacaciones y se había enamorado de la isla. Segundo, porque en Mallorca hay evidentemente,  mejor clima que en Inglaterra, y tercero aunque no por ello menos importante, porque en aquella época el cambio de divisa le permitía llevar un tren de vida que en su país no hubiera ni soñado. Vivía en una casa, pero una casa de verdad, no en un piso. En una planta baja con habitaciones amplias y luminosas. Un jardín enorme lleno de flores y plantas por todos los rincones y unas vistas espectaculares de la bahía. Era un barrio residencial de Palma que en esa época estaba lleno sobre todo de extranjeros, la mayoría ingleses, bohemios, artistas,  jubilados, pero sobre todo pecadores libertinos que escandalizaban al resto de la ciudad. A mi madre no le gustaba demasiado visitarla, pero yo disfrutaba cada vez que íbamos. Me encantaba pasear por ese frondoso jardín, además recuerdo que en esa casa siempre tenían caramelos de tofe deliciosos, que por esa época eran tan difíciles de encontrar aquí, al menos con esa calidad y sabor. También tenían una cajita de cartón con sobres de papel metalizado. Al abrirlos te encontrabas con unas tabletas muy finas de chocolate rellenas de una crema verde que odiaba. Años después descubrí que esas chocolatinas se llamaban after eight y que la crema verde que me desagradaba era crema de menta. Un día me trajo de Inglaterra un costurero o al menos luego le dimos ese uso. Era una estatuita de porcelana que representaba una ovejita blanca con el contorno de sus ojos negro y un conejito blanco y gris junto a un tronco de árbol caído y un ligero sotobosque. El tronco estaba abierto por encima y dentro estaba lleno de los caramelitos de tofe que tanto me gustaban. Recuerdo que estaba envuelto en un papel de celofán amarillo con un gran lazo encima. Cuando se vaciaron pusimos dentro del tronco hilos de colores, agujas, tijeras y un dedal que siempre me negaba a usar porque me molestaba y eso siempre enfadaba a mi madre. Esa exótica profesora que hablaba una lengua rara que yo no entendía, pero que tenía esos caramelos tan deliciosos, vivía en el barrio conocido como El Terreno.

“Al otro extremo de la ciudad, en las afueras, por El Terreno, por Génova, se agita un mundo colonial, compuesto de pintores, turistas y señoras que fuman. Son gentes extrañas, que se bañan en invierno y viven de espaldas a la religión. Fabrican cocktails endiablados. Dan bailes y tés. El barrio antiguo finge ignorarlos. Sin valor ni deseos para declararles la batalla, opta por declararlos inexistentes. «¿Creéis, Monseñor, que el mes próximo estaremos en Francia, restablecidos en nuestros privilegios?» preguntaba, allá por el 1792, un viejo prelado a un compañero de emigración. Y replicaba el otro, tomando un polvo de rapé: «Monseñor, no se me ocurre ningún inconveniente». Alguna señorita indígena, en los tés casi litúrgicos del Casino, pide un cocktails de ginebra y vermut. Dos de ellas, en Carnaval, osaron encender un cigarrillo. El aire está cargado de presagios… Pero el barrio antiguo no se entera. En las playas estaba prohibido que los hombres pasaran a la parte reservada a las señoras. Las americanas escamotean esta ley pasando ellas a la parte de los hombres. Tal vez alguna mallorquina exaltada las imita. El barrio antiguo no se entera.” Mort de Dama (Muerte de dama). Llorenç Villalonga

Con estas palabras el genial autor Llorenç Villalonga nos describe en dos pinceladas el cosmopolita barrio del Terreno frente al inmóvil y conservador casco antiguo. Es la convivencia o mejor dicho, la tolerancia o la ignorancia mutua entre lo tradicional, lo religioso, los casales con patios señoriales y calles estrechas, el barrio que rodeaba la majestuosa Catedral. Frente a él, lo moderno, lo extranjero, lo ateo, anglicano o luterano, las casas coloniales con amplios jardines en calles también estrechas, el barrio que rodeaba el majestuoso bosque del Castillo de Bellver y que tenía todos sus balcones y ventanas frente al mar.

La excursión que os comento hoy la empezamos en un rincón de este barrio, muy cerca del mar, se trata de un lugar llamado Nazaret. Es una residencia-colegio para niños que han pasado por algún motivo por servicios sociales. En este edificio hay además un impresionante jardín y un huerto justo encima del paseo marítimo a unos metros del mar. Las fotografías que acompañan este post son de estos jardines. Hasta hace unos días no se podían visitar, si querías ir se tenía que pedir permiso para ello. Hace poquísimo que ha aparecido en prensa que los jardines de Nazaret se abrirían al público, con un horario concreto, eso sí. Desde aquí recomiendo a todos los amantes del mundo y a los propios mallorquines que nunca los han visitado, que vayan a visitarlos, porque son una auténtica gozada.

El edificio de Nazaret, de finales del XVIII es una antigua construcción que perteneció al Cardenal Antonio Despuig i Dameto. Los jardines están en su parte frontal, en forma de bancales. Por el lado de delante dan sobre el Paseo Marítimo y por la parte de la derecha sobre una ensenada con barcas denominada Can Barbará.

Al salir de Nazaret hicimos un breve recorrido por una parte del barrio que lo rodea, El Terreno.  En el vimos desde lejos una entrada solitaria sobre la cual hay esculpido un escudo. Se trata de la primera villa que se construyó en dicho lugar, era el año 1777 y perteneció al artista Cristòfol Vilella.  Este barrio está justo debajo del bosque de Bellver y esa  fue la causa por la cual no se urbanizó antes. El Ministerio de Guerra no permitía la edificación tan cerca de un castillo de defensa que custodiaba el puerto. Este, fue el motivo por el cual cuando se inició el proceso de edificación en 1805 y las posteriores urbanizaciones, todas sus casa fueran de poca altura y permitían una perfecta visión del puerto desde cualquier lugar.

Cuando uno tiene la oportunidad de ver alguna postal antigua de este sitio, antes de que empezara su plena urbanización, llama la atención un gran espacio vacío, pero vacío de verdad, sin casa y sin árboles. Eso es debido a una peste que asoló Palma en el 1821. Como ha ocurrido siempre durante la historia en estos casos, una gran parte de la población busca refugio fuera de sus murallas y se establecieron en campamentos construyendo barracas de madera cortando los pinos del bosque de Bellver. Fue tan extrema esa tala que causó una deforestación que estuvo presente durante largo tiempo quedando constancia de ello en las viejas albúminas de la época.  Unos años más tarde, el 1835 hubo un nuevo éxodo de palmesanos, esta vez lo provocó el terremoto que destruyó la fachada principal de la Catedral. Muchos habitantes buscaron refugio nuevamente en las antiguas  barracas que aún estaban en pie.

La Sociedad Económica Mallorquina de Amigos del País intentó urbanizar la zona en el 1835, pero el proyecto no prosperó. En el decenio de 1850 Joan Robert, propietario de la finca el Terreno, parceló la posesión. El 1859 el ministerio de Guerra dio al fin permiso para edificar y vendió parte del bosque de Bellver. Ello provocó la progresiva urbanización sobre todo como zona de veraneo y ocio atrayendo inicialmente a la acaudalada burguesía palmesana. Mucha de esa burguesía adinerada había hecho fortuna en las américas, por eso muchas de esa edificaciones tenían un estilo neocolonial muy indiano.

Al principio de este post os hablaba de la profesora jubilada inglesa, la señora bohemia que desagradaba a mi madre pero que me conquistaba a mí. Fue en el decenio de 1920 cuando se empezó a establecer allí una significativa colonia extranjera, mayoritariamente ingleses. Entre 1930 y 1936 se incrementa la presencia de residentes extranjeros. Son los que aparecen reflejados en la obra de Villalonga, los que escandalizaban a la Palma tradicional del barrio antigua, aquella que convivía con las damas, las beatas y los señores que simplemente los ignoraban. Entre los años veinte y treinta, se convirtió en zona de ocio y vida nocturna, fue la época de Tito’s y todos los antros de baile y desenfreno con mujeres de estética muy americana y hombres vestidos a lo Rock Hudson.

A mediados de esta década, el estallido de la Guerra Civil supuso el freno momentáneo de esta venida de extranjeros. También supuso que muchos burgueses que usaban las casas como lugar de veraneo, trasladaron allí su residencia habitual al huir de los bombardeos republicanos que estallaban sobre la vecina ciudad.

Más tarde, el periodo comprendido entre 1950 y 1962 supuso el boom turístico y todo boom turístico implica hoteles, tiendas y bares. Desde 1960 se concentraron un gran número de salas de fiesta, aunque a partir de 1980 empezó a entrar en decadencia. Hoy en día ha perdido gran parte de ese encanto inicial, muchas de esas impresionantes villas han sido sustituidas por bloques de pisos, no demasiado altos eso sí, o bien están engullidas entre ellos y quedan escondidas tras la grandes construcciones de la primera línea del Paseo Marítimo. Pese a todo pasear por sus calles y descubrir los edificios coloniales es una auténtica gozada. Si alguna vez paseáis por allí os recomiendo que veáis el exterior de la Villa Shembri, una casa señorial de principios del siglo XX, atribuida al arquitecto Gaspar Bennàssar. Destaca su torreta de planta octogonal ubicada en un lateral del edificio y que actualmente ha perdido parte de su espectacularidad inicial al haber construido al lado de esta una finca de pisos. En su época esta torreta destacaba sobre toda la línea de edificios de El Terreno y era uno de los edificios más destacados del skyline de la antigua Palma.  También no os podéis perder el hostal Corona de 1908, también llamado Can Quetglas. Era una vivienda unifamiliar realizada por Francesc Roca, ahora se dedica como su nombre indica, a la hostelería. Nosotros llegamos cuando estaba cerrado al público y pedimos si podíamos entrar para fotografiarlo. Como en la época de los extranjeros artistas y bohemios, sus puertas se nos abrieron “podéis subir y hacer las fotos que queráis” y vaya sí que hicimos fotos, creo que no dejé ni un ladrillo que inmortalizar, ni un centímetro de su hierro forjado con motivos geométricos y vegetales, ni tampoco de su pinturas y lámparas modernistas que aún conserva, una auténtica gozada.  Os dejo pues con algunas de las fotos de este pintoresco paseo, de esta ruta escondida que está a disposición de todos aquellos que deseen pasear tranquilamente, disfrutar y trasladarse por unas horas a otra época, cuando el tiempo no contaba y la vida se disfrutaba sin más.

 

Luchando contra una injusticia, es que no hay derecho a lo que les hacen.

29 Mar

Conozco a una persona que hace años que vive en silla de ruedas. Su vida es algo monótona según se mire. Por la mañana va a un centro donde hacen actividades con él. Ejercicios para estimular y fortalecer sus músculos y así poder ayudarle a que adquiera una mejor calidad de vida. Por la tarde la mujer que le cuida va a buscarle al centro. Lo mete en el coche y pone la silla detrás, en el maletero. En casa la mujer le lee historias, le canta canciones, le habla. A esta persona también le gusta ver un poco la televisión y muchas veces se queda dormido. Cuando esto ocurre casualmente por la noche duerme mejor.  La mujer que lo cuida pone cada noche el despertador de su cuarto y se levanta para girarle, así su cuerpo no creará llagas y estará mejor. Esta persona tiene el pelo rubio y unos ojos azules claro purísimos. Esta persona tiene siete años, es uno de los alumnos del colegio de Terremoto. La mujer que le cuida también tiene el pelo rubio y los mismos ojos azules. La mujer que le cuida es su madre. Ellos dos viven solos, el padre se marchó a la península hace tiempo, no sé qué ocurrió y tampoco lo he preguntado, simplemente es lo que hay. Desde entonces ellos dos forman todo el núcleo familiar.

En el colegio de Terremoto hay setenta niños más como este, aunque no les conozco. Setenta niños que dependen enteramente de sus padres para todo, que apenas pueden moverse y que evidentemente, para su rutina diaria precisan forzosamente del uso de pañales. Para ellos no es un lujo, es una necesidad como pueda serlo para nosotros llevar pantalones o beber un vaso de agua. Para sus padres y cuidadores también es algo indispensable. Algunos de esos niños son grandecitos y no saben avisarte, así que cada día gastan al menos unos cinco pañales por la mañana y uno o dos por la noche, puede que alguno tres. El número exacto no es muy importante pero lo pongo para que os hagáis una idea de cómo es su rutina.  De todas formas cualquier persona que haya tenido hijos pequeños sabe que con cuatro pañales no se pasa uno veinticuatro horas. Estos peques y no tan peques que ahora sufren esta restricción tienes las mismas necesidades que un niño pequeño o que un adulto. ¿Alguno de vosotros se ha preguntado cuantas veces al día va al baño? No sé si será que yo soy una meona, pero más de tres al día sí que voy y por la noche fijo que otra visita cae seguro.

Hasta ahora los padres tenían derecho a pañales y pagaban una parte de su coste al presentar la receta del médico de familia. Por otra parte, los centros tanto públicos como concertados, que atienden a personas con discapacidad también recibían unos pañales que eran los que usaba el centro. Era una forma de ayudar un poco a estas familias que tantos gastos tienen con sus hijos o sus mayores y que pudieran ir tirando como muchos de nosotros hasta llegar a final de mes.

En ocasiones acabo hablando de política y no me gusta hacerlo, pero es que no te queda otro remedio si quieres explicar las cosas. Parece ser que el Sr. Bauzá además de favorecer enormemente a todo su equipo de gobierno y llevar un tren de pluses y aumentos de sueldo que les ha llevado a los tribunales en más de una vez, ahora ha decidido que se necesita más dinero para mantener todos los números de sus departamentos. Es cierto que la sanidad ha sido además de la educación, uno de los sectores más tocados en las islas en esta legislatura. Así que como se acercan elecciones el año que viene, es cuestión de conseguir de debajo de las piedras dinero para invertir en aquello que ellos mismos desmontaron. La solución que han encontrado para empezar a reducir gastos no ha sido otra que reducir los pañales de toda persona niño o adulto que necesite el uso de pañales para su vida diaria a tan sólo cuatro unidades al día. Vamos, a partir de ahora los médicos sólo te podrán extender receta que cubre esa cantidad al mes. De dicha receta se paga el 40% y si se necesitan más pues uno tiene que comprar el paquete pagando el 100% de su importe. Os podéis imaginar que los paquetes no están precisamente tirados de precio, basta que uno haga cálculos de lo que cuestan al mes los de bebé, pues bien, estos cuestan más y los llevas todos los días de tu vida.  No es tampoco que tengan un precio exorbitante, he mirado por internet y he visto precios que iban por un paquete de 20 unidades desde los veinte euros el más barato o unos cuarenta y cinco, evidentemente comprando grandes cantidades, que en farmacia debe ser otro y de estos no los hay en los supermercados, al menos en los de mi barrio nunca los he visto. Pero eso no es todo, resulta que los pañales que el Govern facilitaba a los centros donde estas personas acudían, se han eliminado, vamos que ni subvencionan una pequeña parte, cero absoluto. Esta medida sólo afecta a los centros concertados, pero el problema es que no hay ni de coña suficientes centros públicos para este tipo de chicos ni de mayores, así que la inmensa mayoría de centros se corresponden con esta tipología. El resultado es que los padres tienen que llevar ellos pañales de casa si quieren que se les cambien a sus hijos, teniendo en cuenta que luego estarán toda la tarde en casa y todo el fin de semana con ellos. Porque uno podría pensar que si en los centros no hay que aportarlos, tal vez se pueda cubrir esa cuota o al menos no tener que comprar tantos después.

No sé si alguno de vosotros ha tenido alguna vez algún familiar que haya tenido que estar encamado durante años. Quienes hayan pasado por esta experiencia saben que necesitan unos cuidados especiales, que su piel se llaga con más facilidad y que hay que mantenerla en buenas condiciones de hidratación pero sin humedad. Teniendo a una persona con unos pañales usados demasiado tiempo sólo aporta en el mejor de los casos tres cosas, escoceduras, rojeces y hongos y esto señores es indignante que no se pueda evitar.

Ante esta situación el APA del cole de Terremoto ha abierto por internet una página en change.org recogiendo firmas para pedir que se dejen de aplicar más recortes a las personas con discapacidad y que se vuelva a proveer de pañales para ellos, porque en su caso los pañales no son ningún lujo, sino una necesidad muy pero que muy básica.

Se que en ocasiones la blogoesfera se ha movilizado con causas que realmente lo merecen y os aseguro que esta lo merece. Os pediría a todos aquellos, viváis donde viváis, que nos apoyarais en esta petición, que si conocéis a alguien que desee apuntarse lo difundáis y que con un poco de suerte consigamos que estas personas tengan al menos un presente con dignidad, salud y vida.

Gracias de antemano a todos aquellos que firméis. Estos setenta niños y muchas otras familias de Baleares os lo agradecerán.

2014-03-27 22.09.15

El camino sigue y sigue: Nueve años después y con una exposición sobre Tolkien en los Ocimax de Palma de Mallorca.

15 Dic

Frodo callaba. También él miraba hacia el este a lo largo del camino, como si no lo hubiese visto nunca. De pronto dijo pausadamente y en voz alta, pero como si se hablara a sí mismo:

El Camino sigue y sigue

desde la puerta.

El Camino ha ido muy lejos,

y si es posible he de seguirlo

recorriéndolo con pie fatigado

hasta llegar a un camino más ancho

donde se encuentran senderos y cursos.

¿Y de ahí adónde iré? No podría decirlo.

-Me recuerda un poema del viejo Bilbo –dijo Pippin-. ¿Es una de tus imitaciones? No me parece muy alentadora.  

-No lo sé –dijo Frodo. Me llegó como si estuviese inventándola, pero debo de haberla oído hace mucho tiempo. En realidad, me recuerda mucho a Bilbo en los últimos años, antes que partiera. Decía a menudo que solo había un camino y que era como un río caudaloso; nacía en el umbral de todas las puertas, y todos los senderos eran ríos tributarios. “Es muy peligroso, Frodo, cruzar la puerta” , solía decirme. “Vas hacia el camino y si no cuidas tus pasos no sabes hacia dónde te arrastrarán. ¿No entiendes que este camino atraviesa el Bosque Negro, y que si no prestas atención puede llevarte a la Montaña Solitaria, y más lejos aún y a sitios peores?” Acostumbraba decirlo en el senderó que pasaba frente a la puerta principal de Bolsón Cerrado, especialmente después de haber hecho una larga caminata. (El Señor de los anillos. Capítulo III Tres es compañía.)

Hace un año escribí un post muy especial con el que sorprendí a R. Hacía ocho años que había venido a vivir con nosotros. Hoy ha pasado exactamente un año y esta mañana nos hemos despertado celebrando nuestro noveno aniversario de convivencia juntos. Esta vez ha sido mi pareja la que me ha sorprendido a mí, por fin después de nueve años de lanzar indirectas todas las fechas en las que celebrábamos cualquier cosa,  al fín, lo he conseguido, me ha regalado un vale para un spa y sesenta minutos de masaje para mí solita, que ilu, una tarde enterita para el relax de la nena, yujuuuu.

En la celebración del año pasado, mi ex vino a hacernos de canguro y se quedó con los peques y nosotros aprovechamos para ir al cine a ver la primera peli de El Hobbit. Este año mi ex se vino el viernes, en lugar de hoy, se quedó con los peques y nosotros dos nos fuimos al estreno en el Ocimax de Palma. Yo iba vestida con mis galas de princesa élfica, la hija de Turgón, la princesa de Gondolín. Mi pareja con el traje que le hice al principio de vivir juntos, de dúnadan con sobrevesta verde y capa granate. El motivo de estas extrañas vestimentas es que desde hace unos meses el smial de Tol Eressëa, la delegación local de la Sociedad Tolkien Española en Mallorca, ha estado trabajando en una exposición sobre la obra de Tolkien. Han sido meses de mucho trabajo, de coordinación, decisiones y búsquedas. Semanas de montaje y finalmente el viernes nuestros esfuerzos se vieron reflejados en (permitidme que emplee esta expresión) “una pasada de exposición” puedo asegurar que una cosa así no suele verse en muchos sitios ni todos los días y nos sentimos muy orgullosos de ello. Así que aprovecharé para haceros publicidad y deciros a todos los lectores que estén por Mallorca que mañana lunes está abierta y luego tendréis que esperar al viernes 20 hasta el lunes 23 en horario de 16 a 22 horas. Pero como sé que no todos podéis ir quería hacer un rinconcito en este blog y enseñaros diversas fotos para compartirlo de forma virtual. Así que hoy no me quiero enrollar más y os dejo con las fotos a las que nos ha llevado nuestro personal camino después de estos nueve años de vida juntos. Felicidades mi amor que podamos seguir celebrándolo mucho más, aunque sea sin pelis, o algunas veces tengamos que cruzar el Bosque Negro y acabemos enfrentándonos a un gran dragón en la Montaña Solitaria, pero siempre juntos.

La Catedral de Mallorca, llamada también la Catedral del Mar, la Catedral del Espacio y la Catedral de la luz, más chula que un ocho, sobre todo hoy 11 de noviembre.

11 Nov

Antes de que se construyera el actual aeropuerto, la única forma posible que había de llegar a esta isla era por mar. Eso es algo evidente y no descubro nada con ello. Lo que si descubrían sus visitantes al entrar dentro de la gran bahía natural que resguarda el puerto de Palma era la inmensa mole de su Catedral.  Os podría contar muchas historias sobre este edificio, datos aburridos y otros más interesantes. Aunque creo que lo mejor de todo es que los curiosos visitantes que se acercan a esta orilla mediterránea entren en ella para descubrirla, pues no sólo hay sol y playa en nuestra isla.

La Catedral o La Seu, como la llamamos aquí, es de estilo gótico. Cuentan las historias que cuando Jaime I se acercaba con sus naves a la isla para la conquista fue sorprendido por una fuerte tormenta que casi destruye su flota. Se tenía previsto desembarcar en la zona de Pollença, al norte de la isla, pero el viento les arrastro hacia el oeste. Entonces el rey se encomendó a la virgen María y le prometió la construcción de un templo digno de ella si les protegía de los elementos. Las naves aguantaron. El rey tomo tierra por primera vez en el islote de Pantaleu, frente a la localidad de San Telmo (Andratx) . Unos meses más tarde tras sitiar la ciudadela, el 31 de diciembre de 1229, justo a tiempo para tomar las uvas, el rey entraba a la ciudad musulmana o Madîna Mayûrqa por la puerta de Bab al-Kofol. Parece ser que nuestro querido rey conquistador era un hombre de palabra, porque en 1230 empezaron lo que serían las interminables obras de construcción de esa iglesia prometida que tendría que convertirse en la Seu de Mallorca. Pero su construcción como os he adelantado, fue lenta, muy lenta, como todas las catedrales góticas. Dicho edificio está ubicado en el solar que ocupó la antigua gran mezquita de la ciudad musulmana y a su vez esta mezquita se edificó sobre el solar que ocupó un antiguo templo romano que a su vez ocupó un antiguo santuario talayotico. Vamos que otras cosas se le podrán discutir, pero desde luego el lugar en sí ha tenido siembre una atracción para el culto y la espiritualidad.

De la Seu se cuentan muchas historias relacionadas con sus características. Técnicamente es una de las Catedrales más altas del gótico, sobre todo si se tiene en cuenta lo sumamente estilizadas y delgadas que son sus columnas en proporción al peso que sustentan.  Es así de patente que las leyendas dicen que el constructor temía por el derrumbe de la misma y antes de pasar por la vergüenza pública de que el templo cayera, se mató ahorcándose, pero creo que eso no es más que una leyenda más, puesto que ese mismo constructor posteriormente edificó otros edificios y dudo que lo hiciera a distancia desde el más allá. Hay algunas Catedrales que pueden compararse en altura, pero ninguna con unas columnas interiores tan estrechas, por ello se la llama entre otros apelativos, la Catedral del espacio.  En relación a este espacio de la Seu, tenemos en la isla un dicho popular que se refiere irónicamente a aquellos que suponen tener un gran éxito en algo o haber conseguido algo  excepcional cuando realmente no es así, entonces decimos “Ja tenim la Seu plana d’ous” (Ya tenemos la Catedral llena de huevos). No sé muy bien cuantos huevos de gallina caben en ella, ni siquiera cuantos huevos de avestruz harían falta para llenarla, pero sí sabemos que tiene una capacidad para acoger unas 18.000 personas, casi nada.

Otra de las acepciones por las que he nombrado en el título del post a la Catedral es por la Catedral del Mar. Creo que de eso hay poco que añadir. Ubicada sobre la muralla romana y medieval, la Catedral mallorquina es la única que se encuentra a orillas de cualquier mar o agua salada. Durante siglos su figura se ha reflejado en nuestras aguas y los días de temporal las murallas la protegían. Pero esa bella figura se vio perdida cuando se construyó el paseo marítimo y se tomó un buen trozo de terreno a la costa. Durante unos años la Catedral dejó de reflejarse en el agua hasta que el ayuntamiento de Palma decidió construir una zona bajo murada  llamada El Parc de la Mar (El parque del mar) en él se construyó un gran lago artificial sobre el cual nuestro bello edificio vuelve a reflejarse sobre el agua como lo había llevado haciendo durante siglos.  La única anécdota destacable al respecto se dio hace exactamente cinco años cuando la Junta de Andalucía realizó un folleto publicitario de Sevilla sobre el rio Guadalquivir, ilustrado con una impresionante fotografía de dicho lago, el palacio de la Almudaina y la Seo mallorquina… supongo que ese folleto debió dejar igual de perplejos a sevillanos y mallorquines… para que nadie se preocupe diremos que los últimos cinco años la Catedral sigue en su sitio, que no ha emigrado a ningún otro lugar y que al menos el fin de semana pasado seguía allí.

La tercera acepción de nuestra Seu ha sido la que ha motivado que hoy precisamente os redactara este apresurado post. Mallorca puede tener una catedral grande, bonita, con espacio, reflejada en el mar, pero si algo hay realmente impresionante en dicho edificio son sus dos grandes rosetones. El rosetón mayor está ubicado en el ábside, tiene un diámetro de unos 13’8 metros y casi 150 m2 de superficie. Este rosetón es uno de los rosetones góticos mayores que existen, con la curiosidad de tener una gran estrella de seis puntas (estrella de David) inscrita en él. El otro rosetón tampoco para nada despreciable en dimensiones está ubicado sobre el portal mayor.  Así como algunas edificaciones religiosas a lo largo de la historia hay sido orientadas en relación a los movimientos solares lo que provoca que en ciertas fechas los rayos del astro rey entran o inciden de forma particular en ellos como el caso de Stonehengen o el templo de Abu Simbel, nuestro edificio también goza de esa característica de dos formas distintas. En el solsticio de invierno, a primera hora de la mañana y si el tiempo no lo impide,  el sol entra por el rosetón mayor y su reflejo se superpone exactamente sobre el rosetón del portal principal. El mejor sitio para observar este fenómeno está ubicado en la zona del Baluard sobre la muralla renacentista. El otro día ha sido esta mañana, el 11 de noviembre, y ocurre también el 2 de febrero. Esta vez el mejor lugar para observarlo es el mismo interior de la Seu, ya que en esta ocasión se produce el fenómeno llamado el ocho. La luz vuelve a incidir sobre el rosetón mayor y este se va reflejando en el lado del portal mayor. Poco a poco este reflejo se va desplazando hasta que durante unos segundos, este reflejo se sitúa exactamente debajo del rosetón acristalado. Sobra decir que el espectáculo de luz es impresionante y quienes lo han visto aseguran que realmente, la Seu de Mallorca es efectivamente la Catedral de la Luz.

Rosaris ensucrats: gastronomía infantil para la fiesta de Todos los Santos

4 Nov

Hace unos años vi por la tele un reportaje sobre Stonehenge en el cual tenían la hipótesis de que era un lugar de culto a los muertos, mientras que una serie de kilómetros de allí había restos de otros círculos pero de madera, de los que solo se conservan los huecos en la tierra, donde se especulaba que allí se realizaba un culto a la vida. Comentaban la posibilidad de finalizar esas celebraciones con una gran fiesta comunitaria donde entre otras cosas no faltaba la comida y la bebida. También referenciaban que el culto a los muertos tendría lugar en el solsticio de invierno y el de la vida en el de verano.  Es sabido que los pueblos celtas realizaban cultos a los muertos coincidiendo más o menos con estas fechas. Ese día los espíritus de los ancestros entraban al mundo de los vivos y se les honraba con comida. Los romanos también tuvieron sus ceremonias relacionadas con el mundo de Hades y a bien probable todas estas ceremonias ancestrales son las que propiciaron que con el cristianismo se disfrazaran estos ritos paganos y se adaptaran al nuevo culto. De esta forma surgió la festividad de San Juan en el solsticio de verano y el día de Todos los Santos para la celebración del culto a los muertos, aunque no coincida con el solsticio invernal.

Como en las anteriores culturas, el día de Todos los Santos o de los Fieles Difuntos, está unido a una tradición gastronómica muy rica y variada a lo largo de todos los países católicos. Aquí, en Mallorca, hay varios platos, pero si por algo se destaca culinariamente estas fechas, es sobre todo por los “rosaris ensucrats” o rosarios azucarados que los padrinos solían regalar a sus ahijados en estas fechas.

En internet he encontrado varias webs que referencian el origen medieval de esta costumbre, pero he encontrado una entrada de una biblioteca que me ha gustado y que da otra versión posiblemente más veraz, así que paso a traduciros el texto

¿Cómo surgió la tradición de hacer los «rosaris» para la fiesta de Todos los Santos?

Cuentan que cuando se acercaba la fiesta de Todos los Santos y de los difuntos, un señor de casa rica fue a Can Frasquet (una pastelería de antigua tradición y gran renombre situada en el centro de Palma) e hizo hacer un encargo muy especial: un rosario como los que se llevaban para ir a misa, pero hecho de frutas escarchadas, panellets, bombones… hilvanado en una cuerdecita y que la final tuviera una «patena» de calabaza decorada con una estampita de las que en esa época se hacían de santos o de un ángel. ¡Evidentemente la medida real fue considerable y seguramente debía de pesar bastante! Así que, el señor en cuestión debía tener el capricho de una vez pasado el rosario en casa (rezar), se debía hacer una fiesta familiar de degustación de esa deliciosa combinación de los mejores dulces que se acostumbraban a consumir en esas fechas. Seguramente llamó la atención de la selecta clientela del establecimiento y con el transcurso del tiempo, año tras año, los encargos fueron aumentando y el propietario decidió incorporar el «Rosari» a la lista de especialidades de su establecimiento. De esta forma se convirtió en una tradición y aún hoy en día se suelen regalar a los niños y niñas como obsequio de sus padrinos.

Fuente: Biblioteca CP Badies

Los padrinos, según la iglesia católica son esas figuras que eligen los padres para que apadrinen al niño en el bautizo. Es decir, su función es dar a conocer y guiar a los ahijados en los preceptos de la religión. Pero también, al menos en Mallorca,  actuarían de padres o tutores de estos en el caso del fallecimiento de uno de los progenitores. Así que es una figura muy importante, sobre todo en épocas anteriores donde la mortandad era tan elevada. Normalmente, en Mallorca, esta responsabilidad recaía en algún miembro familiar o amigo muy íntimo de los padres. Generalmente alguien joven o relativamente joven, ya que su misión era cuidar al pequeño si ocurría algo, así que no solían ser gente mayor o los abuelos. Los padrinos desde el comienzo empezaban a tener cierto tipo de relaciones con sus ahijados que correspondían a ciertos convencionalismos sociales, tales como felicitaciones o pequeños detalles, muchos de ellos del tipo gastronómico relacionados con ciertas fiestas anuales, como el que os contamos hoy.

Cuando en Mallorca se acercaba la fecha de Todos los Santos era cuando el Teatro Principal reponía, otro año más, la obra de Don Juan Tenorio. Era el momento en que las floristas de las Ramblas y los puestos de flores de los mercados, se llenaban de crisantemos blancos. Era el momento en que todos iban a limpiar las tumbas en los cementerios, a encender cirios por los difuntos y a rezar por sus almas. Ese día el cementerio se llenaba de gente y de ramos de flores de diverso tamaño delante de cada tumba, dependiendo de las posibilidades económicas de todas las familias, pero todas tenían al menos uno.

En esas fechas los niños recibíamos de parte de nuestro padrino un presente muy esperado, los rosaris ensucrats (rosarios azucarados). Normalmente el presente lo realizaba el padrí de fonts o padrí jove (padrino de bautizo) pero algunas veces quienes lo regalaban eran los otros padrins (los abuelos, ya que los dos nombres se escriben igual, se diferencian en que unos son los padrins vells, padrinos viejos y los otros son los joves o de fonts, jóvenes o de fuentes en relación a la fuente bautismal)

En nuestra casa quien nos obsequiaba a mí y a mis primos con los rosaris era mi abuelo materno. Cada año nos traía un enfiloll (colgante) largo del que se enganchaban panellets, bombones, dulces y encarabassats envueltos en vistosos trozos de papel celofán transparente. Recuerdo los de color rojo, verde, azul y transparente. Los colores seguían la serie que hay en los rosarios de misa. Los niños los llevábamos al cuello y luego los colgábamos en casa intentando quitar todos los trozos que podíamos para comerlos mientras mi madre y mi tía se dedicaban a racionalizar las pesquisas para que no nos empacháramos de una sola toma. El rosari también tenía una enorme pieza de fruta confitada redonda que colgaba, era la llamada patena. Recuerdo que cuando era niña esas patenas tenían enganchadas unas figuritas aunque originalmente eran estampitas de santos o santas. Las figuritas eran unas impresiones en papel pequeñas que usábamos las niñas para jugar precisamente a eso, a figuritas. Las colocábamos boca abajo y dábamos un golpe sobre ellas con la mano y la levantábamos enseguida. Todas las que se giraban eran nuestras. Se vendían antiguamente en las papelerías en unas hojas que las separabas y había series, parejas o dibujos sueltos. Las figuritas de las patenas de los rosarios de mi abuelo Jaume tenían siempre dibujitos de angelitos tipo querubín y yo las guardaba y coleccionaba en una caja de puros que él me había dado. Tengo que confesar que no tengo ni idea de donde están esas figuritas ni esa caja. Quizás un día trasteando por el sótano las encuentre, me encantaría poder volver a tocarlas, extenderlas en el suelo y volver a mirarlas como cuando era niña.

Ahora las costumbres han cambiado algo. Ahora nos ha venido de otros lares las costumbres de las fiestas, de los disfraces, de decorar las casas con calabazas y de pedir chuches. Mis hijos, salvo la fiesta del cole de Terremoto, no hacen eso. Pero una cosa que desde hace dos años mi padre volvió a restaurar en casa fue la costumbre de los rosarios. Así que se puede decir que hemos mezclado un poco las antiguas costumbre con los rosaris, con las nuevas de la calabaza y el truco o trato. Salvo que en nuestro caso las golosinas vienen todas de golpe, enfiladas y en el caso de mi padre, dentro de un papel de regalo con lazo y todo.

Actualmente la confección de los rosaris también ha cambiado. Ya no son tan abundantes los panellets y sí más las chuches, sobre todo las tipos nubes o malvaviscos o las gominolas. En las escoletas es habitual que los peques confeccionen sus propios rosarios con cuerda de plástico y ensartando nubes, gominolas y trozos de regaliz ensartando la cuerda por su agujero. Las patenas se han sustituido por monedas de chocolate y las figuritas… pues supongo que deben ser dibujos de los pokemons o de bola de dragón o vaya usted a saber el que nos tocará este año. Mi padre sabe que no estoy muy a favor de las chuches, así que el rosario que recibimos en casa es de los formados por bombones, más que por chuches. Al menos en eso soy más cabezona que él y he conseguido que siga con mi política de anti-golosinas-hiper-azucaradas y se decante por el chocolate que siempre es más sano (al menos desde mi punto de vista).

Hacer un rosari no es difícil, tan sólo hay que tener un cordel de algodón de los que se usan en cocina y una aguja gruesa, además de dulces, fruta escarchada, panellets, galletas o bombones. Si te lo quieres currar un poco más hay que tener un surtido de hojas de papel celofán de colorines para ir envolviéndolos y disponer de una patena o en su defecto de una moneda de chocolate lo más gorda posible. Luego sólo es cuestión de un buen dedal y de mucha paciencia, porque para ensartar todas las cosas hay que ir con cuidado y uno acaba con el dedo hecho un churro de tanto empujar.

Sé que esta es nuestra costumbre para estas fechas y que en muchos lugares se tienen diferentes dulces y diferentes costumbres, así que espero que os haya gustado nuestra forma de dulcificar la festividad de Todos los Santos.

También se me ocurre que el hacer en cualquier época del año y sin necesidad de una patena algo parecido a los rosarios, podría ser una actividad divertida con vuestros peques a la par que un divertido recuerdo de fiesta de cumples, en lugar de salir todos con el cucurucho de chuches, saldrían con el collar de golosinas, jajaja.

Espero que os haya gustado esta curiosa tradición de esta pequeña islita perdida en un lugar llamado el mundo.

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Mallorca in blue: Mallorca en azul

18 Jun

Hace unos días vi en el blog de Maribel unas imágenes impresionantes de una mezquita azul a la orilla del mar en Casablanca. Era casi imposible contemplar tal belleza sin dejar allí un comentario. Le dije que era la primera mezquita que veía a orillas del mar. Me impresionó. Hoy he pasado por su blog y he mirado su respuesta. Creía que me comentaría algo sobre la construcción, o que me indicaría que en otros sitios, desconocidos para mí, también había mezquitas marinas. Ante mi sorpresa, me sugería que me apuntara a este reto donde una vez al mes se da a conocer tu ciudad. Al principio yo creía que tenía que ser imágenes de la ciudad donde vives, de edificios, y lo cierto es que Palma no se caracteriza precisamente por un edificio color azul. Me vienen a la memoria el nombre de otras ciudades con edificaciones azules, pero así a voz de pronto en esta roqueta no recuerdo ninguno… Pero luego pensé, ¿por qué no? Puede ser divertido rebuscar viejos recuerdos azules.

En Mallorca no hay edificios azules porque nuestra pequeña isla está rodeada de mucho azul. Como podéis imaginar, si el blog se llama de azul a verde es por algún motivo. Me refiero a ese color peculiar que tiene nuestro mar y que en su momento expliqué en mis primeras entradas.

Si pudiera guardar recuerdos de cuando nací posiblemente unas cuantas cosas azules que a bien seguro recordaría por primera vez serian: Los impresionantes, grandes, hermosos y claros ojos azules de mi madre.  El cielo, posiblemente ese día azul plomizo pues vine al mundo en una fría mañana de invierno mientras llovía. Y sobre todo, los primeros recuerdos de la luz azul verdosa del mar, al lado del cual he crecido, he amado y he formado una peculiar familia.

Es muy normal que se asocie Mallorca con la imagen de turismo de sol y playa, con macro hoteles junto a las playas y las discotecas y las calles de baretos donde es fácil caer rendido en los brazos del dios Baco a altas horas de la madrugada…pero hay mucho más. Muchísimo más. Para los que no lo conozcáis, el Mediterráneo tiene mucho de agreste. Tiene orillas con rocas escarpadas, gris claro y playas de fina arena dorada blanquecina. Vistas desde la lejanía, las montañas se nos antojan azules y las puestas y las salidas del sol reflejadas en el agua son una sinfonía de naranjas, malvas, rojos cobalto y sutiles tonalidades de amarillo fuego. Su tierra es curtida como muchos de sus habitantes. La tierra es rojiza y cuesta sacar de ella su fruto, pero cuando lo da tiene un toque dulce como pocas frutas habrás podido disfrutar en otros lugares. Desde el otoño hasta la primavera los campos son verdes, salvo unas cuantas semanas que se cubren de blanco con las flores de los almendros. En verano, el cálido sol convierte a los campos en amarillos pajizos, cual grandes alfombras de trigo a punto de trillar, o bien del tórrido marrón rojizo de su tierra, a la espera de la siguiente siembre. En Mallorca las casas son marrón claro, color de la gruesa piedra caliza. Algunas están encaladas de blanco y sólo los pueblos de la Sierra de Tramuntana tienen sus casas empedradas de piedra viva. En Mallorca todas las casas, o casi todas, tienen las persianas color verde oscuro. El motivo, lo desconozco, pero así es.
Pero Mallorca tiene sobre todo un color que destaca sobre los demás, es ese color que la rodea en toda su inmensidad y que tarde o temprano, cualquier caminante osado o cualquier turista que haya venido a recorrer sus tierras acabará descubriendo. Sólo tiene que levantar los ojos al cielo y encontrará la suave y aterciopelada luz del Mediterráneo. Ese azul que conquistó y embrujó a viajeros hace apenas cien años, ese azul que buscaban para ser plasmado los pintores y escritores que antaño acudían en barco, surcando las azules aguas de la enorme bahía custodiada por su gótica catedral. Sólo tienes que llegar a cualquiera de sus orillas y allí, enfrente, inmenso, poderoso e imprevisible está el vasto mar que tanto nos define.

No se muy bien que saldrá de este post. He decidido que voy a ir a rebuscar en el baúl de los recuerdos, esa opción que tenemos en el ordenador donde se guardan las fotos digitales y que de tanto en tanto uno reabre y explora. Así que si me lo permitís, voy a ir a explorar en esas carpetas con sus píxeles y sus colores y sacaré de ellas las más azules. Las más queridas. Pero sobre todo las que más identifican el color del alma, las azules de nuestro querido hogar. Esta islita en el Mediterráneo occidental llamada Mallorca, un cachito de las Baleares, bañadas por las aguas del anciano Mare Nostrum.

Excursiones culturales de este invierno: El Palau del Consell y el Palau de l’Almudaina.

12 Jun

Os he contado muchas veces que durante este invierno hemos hecho bastantes excursiones por el bosque. Además de estas excursiones campestres también hemos tenido otras de tipo más cultural y de las que por un motivo u otro no había podido comentaros aún. Así que como bien dice el refranero, más vale tarde que nunca, aprovecharé ahora para ir poco a poco comentando algunas de ellas y de esta forma os voy a presentar un poquito algunas historias y rincones de esta islita mediterránea que tanto quiero. Estas visitas siempre han tenido lugar bien aprovechando algunos actos de puertas abiertas por motivos de fiestas locales, o bien al apuntarnos a un grupo al que va uno de mis clientes de la biblioteca y que una vez al mes suelen salir a algún sitio de interés. Los fijos a estas salidas hemos sido nosotros dos y Tsunami. Terremoto ha venido dependiendo si ese fin de semana tenía estancia con su padre o no.

La primera salida que os voy a comentar y que iré contando cronológicamente, se hizo a principios de marzo. El 1 de marzo se inventaron que era el día de las Islas Baleares. Digo que se inventaron porque hace unos cuantos años (1997), el Consell Insular de Mallorca (Diputación en el territorio peninsular y cabildo en las Canarias) se sacó de la manga que el 12 de septiembre tenía que ser la Diada de Mallorca. El motivo de esta fecha es doble, por una parte el 12 de septiembre de 1229 Jaime I desembarcó en Santa Ponça iniciando la reconquista del que sería posterior Reino de Mallorca a la Taifa de Denia. Coincidiendo con ésta está la que el Consell considera oficial para proclamar tal día, ya que el 12 de septiembre del año 1276, Jaime II de Mallorca juró la Carta de Franquícias y Privilegios del Reino de Mallorca. Este documento es un conjunto de derechos y ventajas que configurarían la normativa legal del Reino Privativo de Mallorca. Las franquicias son excepciones en el cumplimiento de alguna norma o costumbre, normalmente de uso en el resto de la corona catalanoaragonesa. Los privilegios eran derechos que se concedían en exclusiva a un territorio. La primera carta de Franquicias de Mallorca fue justo después de su conquista. Recordemos que la conquista tuvo lugar el 31 de diciembre de 1229 (como les decía a mis alumnos en unas prácticas que hice hace años, entraron a toda leche para ir a tomar las uvas a la plaza de Cort, equivalente mallorquín de la Puerta del Sol) y la primera carta de franquicias fue firmada en 1230 para  incentivar a la población catalana a venir a repoblar los nuevos territorios conquistados. Jaime II fue el hijo y sucesor de la corona del llamado Reino Privativo de Mallorca y que comprendía los territorios insulares de Mallorca, Ibiza y Formentera, los condados de Rosellón y Cerdaña, el señorío de Montpellier, la baronía de Omeladès y el vizcondado de Carladès. Menorca, aún habitada por los musulmanes, le rendía vasallaje. Principalmente fue un gran jurista, organizó las instituciones medievales y reformó las franquicias, asegurando a los mallorquines un conjunto de derechos y libertades que les permitía vivir libres de muchas cargas que el régimen feudal tenía en esos momentos vigentes en muchos lugares de Europa.

Pues bien, después de este peñazo de historia insular (por algo he denominado al post excursiones culturales, jeje) os recuerdo que toda esta panzada de historia a venido por el comentario de que el Consell Insular había creado este día como la Diada de Mallorca. Pero esta fiesta aunque se realizaban diversos actos lúdicos para celebrarla, siempre ha sido oficialmente día laborable en Mallorca. Por su parte, un poco después (2007), el Govern Balear (gobierno autonómico de Baleares) estaba en manos de otro grupo político distinto al del Consell, así que para chincharse mutuamente y puesto que el Govern si que podía imponer su elección como día festivo en el calendario laboral de las Baleares, se sacó también de la manga que el 1 de marzo sería la Diada de las Islas Baleares. Esta nueva fiesta que tampoco ha tenido nunca una raigambre tradicional ni cultural en nuestras islitas se debe a que el 1 de marzo de 1983 se publicó en el BOE (Boletín Oficial del Estado) el Estatuto de Autonomía de la Comunidad Balear y también, ¡oh casualidades de la vida!, coincide con la publicación del nuevo Estatuto de Autonomía de 2007. Al principio esta fiesta no fue oficial, pero como he dicho, desde el 2007 ha pasado a engrosar parte de nuestro calendario festivo, sustituyendo creo recordar a la fiesta de San Jaime que ha pasado a ser día laborable salvo en algunos pueblos que tienen a este santo como patrón.

Una vez puestos en antecedentes de donde sale esta fiesta, os comento que la mejor parte de este embolado político que hubo en su momento la gozan los coles. El 28 de febrero es la fiesta unificada de no sé que de los colegios (en mi época esto no existía, me es nuevo) y aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, les viene de perlas que se junte con el 1 de marzo. Para acabar de rematarlo, generalmente se suelen coger uno de esos dos días de libre elección que los coles que pueden coger al año el día que se les antoje para hacerse un acueducto. Este año, nos coincidió con un fin de semana al lado. El problema nos vino en casa cuando el cole de Tsunami se pilló el miércoles como día de libre elección, el jueves era el día ese de los coles unificados, el viernes la diada, luego el sábado, el domingo y el lunes fue el día que se pidió el cole de Terremoto. Uhhhffff…. aún me marea sólo en pensar las cábalas que nos tenemos que montar los papis en ocasiones, sobre todo como nuestro caso en el que los peques no van a un mismo centro.

Pero bueno, me estoy desviando muchísimo del tema de hoy. Creo recordar que fue ese sábado que una serie de instituciones tuvieron día de puertas abiertas y en casa decidimos aprovechar la situación para culturizar un poco a nuestras fierecillas que no todo en la vida son caminos de montaña, pinos y matojos, que también existen edificios, cuadros, esculturas y rinconcitos con su legado histórico debajo del brazo que no está mal ir conociendo. Se abrieron las puertas de cuatro instituciones, una de ellas nunca he podido visitarla porque lo hace en muy contadas ocasiones en horarios no de los más asequibles a todos y es la más selectiva y controladora de todas, me refiero a la sede del Parlament Balear, antigua sede de uno de los clubes privados de la pijería mallorquina del XIX conocido con el nombre de Círculo Mallorquín. Otro de los edificios era el Consolat de la Mar, antiguo edificio que actualmente alberga las dependencias presidenciales del Govern Balear, muy pequeñito, se usa sólo para actos concretos y que en otras ocasiones hemos visitado por estas fechas. Las dos instituciones que nos quedaban fueron las que pudimos ir pues sus horarios eran los que más se adecuaban a los nuestros, pues el domingo teníamos otras cosas concertadas.

La primera parada fue el Palau del Consell (Diputación), situado en el número 1 de la calle Palau Reial, justo al lado del Ayuntamiento de Palma. Es quizás una de las zonas de la ciudad más visitada por los turistas y no tan turistas. Esta calle es la que desemboca a los pies de la Catedral y justo delante de esta se encuentra el segundo edificio que visitamos, el Palacio de la Almudaina, antigua residencia de los walies musulmanes de Mallorca y luego de los Reyes privativos de Mallorca. Actualmente forma parte de los Reales Sitios que gestiona el Patrimonio Nacional y se supone que es el alojamiento oficial de la Casa Real española en sus visitas a Mallorca, aunque allí sólo se celebran actos protocolarios ya que como residencia habitual de verano van al llamado Palacio de Marivent que el ayuntamiento les cedió para su uso en la isla.

El Palau del Consell o Palau Reial, es un edificio neogótico realizado en el siglo XIX por el arquitecto Joaquín Pavía. Se asienta sobre el solar de la que fue la antigua carcel del Ayuntamiento, conservandose sólamente de esa época un pozo que hay en el patio interior. Destaca por su fachada labrada y de apariencia defensiva con sus torreones almenados y las impresionantes gárgolas que la coronan. Una funcionaria, creo recordar que del departamento de protocolo nos fue narrando la historia del edificio y contando las diferentes anécdotas y avatares del mismo mientras nos paseaba por la escalera de honor y por las principales dependencias de la planta noble. Lo más sorprendente de toda la decoración fue sin duda toda la parte de labrado tanto en piedra como en madera. La estructura del edificio está realizada en una piedra caliza típica de la isla, el marés o  comúnmente denominada piedra de Santanyí. Destacan los relieves y esculturas de la fachada, la escalera principal y muchos detalles del edificio así como la zona de la terraza superior que remata el edificio. Los labrados no se reducen sólo a la piedra, también hay gran cantidad de trabajo de ebanistería en las sillas situadas en la planta noble y en la sala de plenos, con animales antropomorfos, escudos y personajes populares. La primera planta está además adornadas con cuadros de gran formato obra de los principales pintores mallorquines del XIX. Asimismo destacan las cristaleras emplomadas tanto de la escalera principal como del salón de plenos, ambas basadas en los bocetos del pintor mallorquín Fausto Morell. Las primeras representan una alegoría a las tres islas que conforman el archipiélago balear, situando de izquierda a derecha Menorca, Mallorca e Ibiza. Las cristaleras de la sala de plenos representan diversas escenas del desembarco de las tropas de Jaime I en Santa Ponça, la conquista de la Madina Mayurqa y finalmente la rendición y entrega de las llaves del gobernador Abú Yahya al rey aragonés. Mención aparte y que llamó mucho la atención de los pequeños son los cuatro gegants (gigantes) que custodian la escalera principal formados por tres reyes y una reina, Jaime II, el rey Sancho, Jaime III y Esclaramunda de Foix.

Artesonados de los techos del Palau del Consell

Chimenea y sillas en el despacho de la presidenta del Consell

Gargolita en el Salón de Plenos

Entrega de las Franquesas y Privilegis por Jaime II

Vidriera representando la entrada del rey Jaime I en Mallorca

Gargolas y torreones en la azotea del Palau del Consell

 

Decoración floral y dragón en la escalera principal

Vidriera alegórica de las tres islas

A los peques les gusto mucho su visita al Consell, sobre todo ver todos los dibujos escultóricos que os he comentado. En la escalera principal se entretuvieron un ratito viendo un pequeño grupo casi escondido que representaba una rata que intenta comerse un caracol, fue divertido buscarlo.

Rata y caracol en la escalera.

Gegants de Jaume II y Jaume III

Gegants de Sanç I y Esclarmunda de Foix

Salieron todos emocionados y fuimos caminando junto a un montón de turistas y calesas de caballos hasta la parte del mar. Allí hicimos una pequeña cola para entrar en la Almudaina, que pese a tener la entrada libre tenías que hacer la consiguiente cola para recoger le entrada, aunque ese día no se abonara su importe. Aquí no había ningún tipo de visita guiada, si la querías iba aparte y con los horarios e idiomas preestablecidos, así que con el folleto que nos dieron y los conocimientos que poseemos fuimos visitando las estancias y respondiendo a los comentarios de los peques, sobre todo de Tsunami que con la curiosidad que tiene a esta edad era un continuo preguntar para que era eso o para que servia. Lo entretuvimos a base de que buscara objetos o contara cuantos había de cada uno. A Terremoto también le gustó pero lo encontró algo más aburrido y cansado, así que le prometimos que cuando se acabara la visita iríamos a comer unos spaguetis al italiano que a él le gusta.

El Palau de l’Almudaina se construyó sobre los terrenos que antiguamente ocupó un  castro romano y que a su vez ocupó antes un asentamiento talayótico. En el S. X  la isla de Mallorca cae bajo la dominación musulmana iniciándose uno de los periodos mas florecientes de las Islas Baleares y también de los menos estudiados (os paso un enlace a un artículo de una web que considero muy bien explicado y documentado sobre lo que serían los años de dominio islámico en el territorio balear y su pérdida, el motivo es que normalmente no se encuentra tanta información de estos momentos como de los posteriores bajo el poder cristiano). El 1281 se inician las obras de construcción del Alcázar musulmán, «Zuda» o Almudaina, donde se establece la residencia de los walies o gobernadores de la isla. Como os he comentado anteriormente cuando os hablaba de la Diada de Mallorca y habéis podido leer en el enlace anterior,  en el 1229 Jaime I de Aragón (el rei en Jaume o en Jaume el Conqueridor) reconquista Mallorca, y a partir de este momento se inicia la dominación cristiana y la posterior y corta dinastía de los Reyes de Mallorca. La Sede de la Corona se establece en la Almudaina. Jaime II, como también os he contado, fue quien condujo el reino a la prosperidad su reinado fue el más pacífico y fructífero de todos. Fue este rey quien transformó el Alcázar almorávide en Palacio Cristiano dándole la forma actual, aunque conservando las estructuras fundamentales del alcázar musulmán. Lo amplió y lo adaptó iniciando las obras el 1309, según el estilo gótico imperante en la época y a imitación del Palacio Real de Perpiñán. Las obras prosiguieron hasta 1343 y prácticamente todos los reyes de Mallorca realizaron alguna modificación. En La Almudaina tuvieron sucesivamente su corte los monarcas del reino de Mallorca, los de Aragón a partir de 1349 con la incorporación del reino a la corona de Aragón por parte de Pedro IV y posteriormente pasaría a los de España tras la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Fue sucesivamente ocupado por Gobernadores de la Isla, Virreyes y Capitanes Generales. Felipe II destinó el «Tinell» a Real Audiencia e instaló en el resto del edificio la Capitanía General de las Islas. En la actualidad es la residencia oficial de los SSMM los Reyes durante su estancia en las Islas. Desde 1963 el Palacio de la Almudaina ha sido objeto de importantes y continuas restauraciones llevadas a cabo por el Patrimonio Nacional.

La estructura actual de La Almudaina corresponde a la construida en el siglo XIV con sus diferentes espacios. La edificación está formada por un torreón rectangular. Aparecen dos núcleos perfectamente diferenciados: El Palacio del Rey, la Capilla del Rey o Capilla de Santa Ana, el Huerto del Rey, los baños árabes, el Patio de Armas. Por otra parte está el Palacio de la Reina, la Capilla de la Reina o Capilla de San Jaime, el Huerto de la Reina, los baños árabes de la Reina, el patio de la Reina. Destaca también El Arco del Mar, actualmente forma parte del llamado Hort del Rei y bajo cuyo arco entraban los barcos en el antiguo puerto medieval y rodeando la edificación una muralla protegida por 14 torres. En la actualidad este arco forma parte de un rincón junto a un estanque donde siempre hay un grupo de patos o bien una pareja de cisnes negros o blancos.

Su decoración presenta dos ambientes, en la planta baja se recrea el estilo medieval con obras del siglo XV al XX, destaca la colección de tapices flamencos. La planta superior construida durante el siglo XVI por orden de Carlos I de España, también conocido como el emperador Carlos V de Alemania, se utilizaba para la celebración de actos oficiales de la Familia Real, está decorada con objetos y mobiliario procedentes de otros Reales Sitios de los siglos XVII, XVIII y XIX.

Artesonado de l’Almudaina

Vista del Arco del Mar

Escudo real en uno de los patios de la Almudaina

La planta superior desde el patio del Rey

La Seu vista desde el interior de la Almudaina

Entrada a la capilla de Santa Ana

Interior de la capilla de Santa Ana

Fuente en el patio del Rey

Bueno, espero que después de esta dosis de cultura balear estéis dispuestos a leer otro día otra entradita que dedicaré a las siguientes excursiones. Prometo que no serán tan mazacotes ni tan densas, pero es que esta bien merecía ir acompañada de una (aunque no lo creáis) pequeña y condensada explicación histórica. Espero que os haya gustado, seguiremos con los jardines de Natzaret y el barrio de El Terreno en la próxima excursión que ya os contaré más adelante, cuando nos hayamos desintoxicado de tanto edificio y tanta Edad Media.

Vista desde la calle de una de las gargolas del Consell

 

Vista general del Palau del Consell

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