Esta vez no me puedo quejar, Ira me lo ha puesto fácil, bueno… eso creía yo al principio. Como sabéis tengo la cámara de fotos en reparación, pero tenía unas fotos hechas de esta receta. Así que estaba la semana pasada toda contenta con este texto redactado y todo preparado, pero, pero, pero…Antes de llevar la cámara a arreglar no había bajado las fotos y en el ordenata no tenía un puerto de esos donde descargar el cargamento grafico-gastronómico. Ya estaba empezando a pensar que el mismo sábado tendría que volver a cocinarlo en plan contrarreloj y hacer la foto con el móvil. Esta vez los hados de la cocina me han sonreído y esta mañana han recibido la cámara arregladita y reluciente. Así que esta vez os voy a poder poner una foto más decente que la de los cuadraditos de chocolate blanco con pistachos, aunque por lo visto Garfield gustó mucho.
Sigo pensando si esta chica y nuestra casa tienen una conexión mental de algún tipo, aunque por lo que veo de momento se trata de conexiones mentales de esas chulas y sabrosas, vamos, de las que da gusto tener.
Os quiero contar que esta receta no es invención de Terremoto, ni tampoco mía. Esta receta la encontré hace unos años por internet, pero no recuerdo donde. Creía que era de una web de otra mamá mallorquina y como no me gusta poner cosas como si fueran mías y no citar la fuente, lo primero que hice fue entrar y mirar.
En los cumpleaños de Tsunami hace un par de años que hay dos recetas que son obligadas, porque son muy fáciles de hacer y porque gustan tanto que se agotan. Algún año, como este, algún invitado se ha llevado a casa las que quedaban de lo buenas que estaban, jajaja. También las repito porque cuando al año siguiente las vuelven a encontrar se dan una alegría que bien merece la pena acordarse de ellas. Pues bien, una de estas recetas es la que os propongo hoy. Como os he dicho la pillé de una web de una mamá, pero he estado buscando y no la encuentro, así que si alguien la reconoce como suya pido disculpas y que me lo diga, si es la que me inspiró pondré el enlace gustosa.
Esta receta sólo tiene una condición, es preferible hacerla una horita antes de que lleguen los invitados, ya que calentita o tibia está de vicio. En frío también está muy rica, pero hemos de reconocer que lo suyo es tener un pequeño toque de calor para llegar al nivel de delicatesen propio de los dioses del Olimpo, y no me estoy echando flores, es que es exquisita.
Ira nos ha comentado que esta vez el ingrediente da la posibilidad de hacer una receta dulce o salada, porque algunos le habían pedido ingredientes que dieran algo de juego con platos salados. Pues bien, como siempre tengo que llevar un poco la contraría, la receta de hoy no es ni dulce ni salada. Es una mezcla entre ambos sabores, que como dirían en la peli de Ratatouille, aúna los aromas y los funde en un toque crujiente del hojaldre, bañado con la cremosidad del queso, el salado de la sobrasada y la dulzura poco convencional de la mermelada de tomate (allí queda eso, que bien que me ha quedado la descripción, hasta parezco profesional)
También confieso una cosa. Este año he jugado con una ventaja. Los otros años cuando hacía esta receta una de las cosas que ayuda es tener una buena sobrasada. Sé que eso por la península o fuera de ella, no es tan fácil de conseguir como en Mallorca y que algunas veces he visto webs que presentan como sobrasada un mejunje en forma de pasta roja que alguna vez he probado y juro por Zeus y Afrodita que eso no es sobrasada, lo siento pero ni punto de comparación. Aunque como sé que hay cosas difíciles de encontrar fuera de ciertos territorios no seré muy exigente, pero si tenéis la posibilidad de pillar una sobrasada decente el plato sale superior. En mi caso la sobrasada es casera, se la compro a una payesa que hace las matanzas en su casa y eso ya es todo un lujo.
El segundo truco que he tenido este año ha sido la mermelada. Normalmente empleaba la de bote y tengo que decir que da unos buenos resultados. Pero el año pasado me dio por hacer mermeladas y una de ellas fue la de tomate. Cuando la hice le puse al hervir el tomate una barrita de vainilla y le ha dado un toque y un aroma que te acaba de enamorar. Vamos, que si tenéis la suerte de pillar o hacer antes algo así, seguro que los comensales se os declaran, o como mínimo, se llevan los pastelitos que quedan para su casa como me sucede a mí. Bueno, no os quiero entretener más con las batallitas de esta familia y paso a contaros como se hace este aperitivo, picoteo o cena, ¿porque no?
Ingredientes:
Lámina de hojaldre. La cantidad depende de los que queráis hacer, yo suelo emplear entre dos y tres láminas. Si alguien sabe hacer el hojaldre casero seguro que tiene que salir superior, pero si no sabéis o tenéis poco tiempo pues los del super van bastante bien. Los que más me han gustado han sido los del Mercadona y del Lidl (este último sólo lo he probado una vez pero no me desagradó) Dejo la elección del hojaldre a vuestro gusto que cada uno tiene ya ciertas cosas fichadas por su barrio y sabe donde está más mejor cada ingrediente)
Queso de cabra de rulo. Entre dos o tres rulos, depende de la cantidad que hagáis.
Sobrasada de la buena. Si la tenéis guardada en la nevera acordaros de sacarla un poco antes para que esté a temperatura ambiente, irá mejor para cocinarla y manipularla.
Mermelada de tomate, también a temperatura ambiente
Un huevo. Es opcional, pero remata la presentación y vale la pena ponerlo.
Preparación:
Se descongela el hojaldre si es comprado del súper. Tened en cuenta que no es cuestión de descongelarlo tres horas antes, ya que luego se reseca y dificulta su manipulación, como me pasó a mí con unas láminas una vez, jiji. Así que sacarlo una media hora antes si el clima es cálido o una hora antes si hace más fresquito. De la temperatura ambiente del momento dependerá empezar a descongelarlo antes o después.
Mientras el hojaldre descongela preparamos los ingredientes. Vamos cortando en rodajas de aproximadamente entre medio y un centímetro el queso de cabra de rulo (no importa medir con un regla, es orientativo). Yo le quito la parte blanca de la costra, luego con los dedos lo aplasto un poquito y le doy forma para que el resto de ingredientes asienten bien encima.
Cortar también a rodajas la sobrasada. Normalmente corto un trozo grandecito, le quito la piel y luego hago las rodajas. Estas también serán de un tamaño aproximado a las rodajas del queso y también podemos darle un poco de forma con las manos para que encajen bien encima. Si os habéis pasado cortando el trozo podéis poner otra vez el trozo de sobrasada que os ha sobrado en la piel y guardar en la nevera… si preferís hacer un picoteo mientras cocináis no os diré que no.
Cuando el hojaldre esté en su punto y el queso y la sobrasada estén preparados sólo nos queda ir montando. Para ello cortaremos el hojaldre en cuadrados, me suelen salir unas tres tiras, del lado más estrecho del rectángulo, y entre cuatro o cinco del lado más largo del rectángulo. Eso a ojo de cada uno y la cantidad de relleno que quiera poner, sólo que a más grandecito mejor el resultado ya que si está poco relleno sólo tiene gusto de pasta y es una pena porque pierde mucho.
En cada cuadrado ponemos en el centro un trozo de queso, sobre este el trozo de sobrasada y encima una cucharadita de mermelada de tomate.
Cerramos el cuadrado de forma que las puntas de las esquinas se toquen arriba del todo del relleno y luego con las manos las vamos uniendo. De esta forma quedarán en forma de pirámide, mirad la foto. Se que se puede cerrar de diferentes formas y francamente, si no os queréis complicar la vida podéis cerrarla como mejor vaya, pero ya que nos ponemos esta composición es chula, resultona y original.
Ir colocando las bolsitas sobre una bandeja de horno, para que no se pegara le puse un papel de horno, pero supongo que el de aluminio o un poco de aceite iría bien.
Cuando estéis seguros que todos los laterales están cerrados y tenéis todas las bolsitas preparadas sobre la bandeja del horno, las pinceláis con un huevo que habréis batido un poco. El huevo hay que batirlo sin sal ni azúcar y no importa menearlo mucho, con batirlo un poco para que quede una textura que nos permita pincelarlo bien ya basta.
Entonces es el momento de meterlo en el horno. Yo los pongo a media altura, con el ventilador y calor arriba y abajo, pero cada uno conoce mejor su horno y aquí os dejo según vuestra experiencia.
Cuando veis que ya están bien doradita y hechas es el momento para sacarlo.
Tan sólo hay que esperar unos minutos para que no quemen y ya se pueden comer. Como os he indicado antes, mejor tomarlas calentitas o tibias. Frías también se pueden pero ganan con un toque de calor.
El hojaldre está crujiente y el queso y la sobrasada con el calor se han mezclado y fundido en un bocado salado, mientras que la mermelada de tomate le da ese contraste dulce que potencia el sabor del resto de ingredientes.
Como veo que debéis estar todos salivando no voy a ser más mala y dejo que probéis este delicioso y fácil aperitivo, seguro que triunfáis con él y se lo llevan de casa, ya me comentareis. Hasta el próximo reto i bon profit.
NOTA: Si tenéis muchas dificultades en encontrar sobrasada o por alergias, convicciones culinarias u otros motivos no queréis o no podéis usar este embutido, la receta también se puede hacer sin él. Este combinado sólo con el queso y la mermelada de tomate también está muy bueno, pero cuando uno lo ha probado de esta forma, ummmm…… es difícil no añadir este ingrediente y caer en la tentación. Bona cuina a tots.