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Las cenas de mis niños y las estratagemas para que me resulten fáciles de preparar. (3º parte, las bolsas de hornear, la Lékué y una buena sartén)

1 May

Un truquito que también me salva de muchas cenas son las bolsas de hornear que tienen en los supers, yo concretamente uso las del Mercadona. Me van muy bien para verduras y para carnes. Su uso es muy simple, metes las verduras o las patatas. Salpimentas la carne que quieras, lo metes en la bolsa. Si quieres también se puede adobar con hierbas aromáticas, yo suelo ponerle de casi todo lo que tengo a mano, tipo tomillo, romero, hierbas provenzales, orégano…, luego añades un chorrito de aceite y la cierras con los cierres que lleva. La pones tumbada en una palangana del horno y le haces unos cortes con un tenedor o un cuchillo para que salga el vapor. Pones la pieza a hornear. Te sugieren que por un kilo y medio de peso poner una hora de horno. Hay que tener en cuenta que no debe superar los 200º de temperatura o la bolsa se podría estropear. En este sentido no adelanta demasiado los tiempos, pero la carne y las verduras quedan muy jugosas. De esta forma he hecho lomo, pollo, piernas de cordero. Es un sistema que sobre todo lo uso para las carnes me gusta mucho como quedan. Con el pescado, no sé porque, no lo he empleado nunca pero sé que por internet hay recetas con el pescado y parece tener también muy buenos resultados.

IMG_20150422_201420369Sé que en el post anterior os hablé de albóndigas y woks y salmón. Así que imagino que alguien pude preguntarse ¿Pero, todos estos platos son fáciles de hacer? Pues sí, y allí es donde intervienen dos de los útiles de cocina que más uso. El primero es un cachivache que hace años compré y que fue más bien porque había leído que a la gente le funcionaba. Lo cierto es que sabía muy poco de él, pero en una droguería que hay cerca del trabajo tienen un gran surtido de su gama. Un día entré a informarme, la dueña me vendió tan bien el producto que acabé saliendo de allí con dos moldes, uno para pasteles y otro para quiches y con un estuche de cocina al vapor. Estuvieron bastante tiempo sin usar, porque los llevé a la casa que habíamos comprado y tardamos más de lo esperado en mudarnos. Así que como nunca me acordaba muy bien como se llamaban (y luego resulta que lo pronunciaba bien) al referirme a ellos en casa se les conoce como “la lekue esa”

El problema como he comentado más arriba es Terremoto Aquí es cuando el aparatito conocido en casa como “la lekue esa” entra en acción. El artilugio lleva un montón de recetas, pero yo he pasado de ellas, somos autodidactas y básicamente consiste en quitar el fondo para hacer al vapor y poner en la cesta todas las verduras imaginables, algo de sal y aceite y al micro durante unos 7-10 minutos aproximadamente, dependiendo de la cantidad de verduras. Una combinación muy usual y recomendable es poner cebolla, patatas y salmón y al micro. Los tiempos depende un poco de vuestro microondas y de si el estuche está muy lleno hasta arriba o más bien ligerito. Mejor poner menos tiempo y luego añadir que no pasarse. El salmón puede espolvorearse con finas hierbas o también con curry, está delicioso. Otra forma muy recurrente es la de cebolla, zanahoria, patatas, albóndigas y luego todo bien rociado con salsa de tomate y microondas. En este caso se lleva algo más de tiempo. He descubierto que es conveniente cortar las patatas pequeñas, así se hacen antes. También es muy aconsejable que en cualquiera de los platos que os he comentado o hagáis, las patatas las pongáis como unos cinco minutos antes ya que tardan algo más en hacerse. Luego añadís el resto y volvéis a poner el microondas, de esta forma salen muchísimo mejor, no están nada crudas y sí muy melosas. Hay que tener algo muy en cuenta, que si antes de abrirlo lo dejas reposar queda todo mejor. También ir con cuidado al sacarlo y sobre todo al abrirlo porque el vapor quema. Por eso suelo ponerlo debajo del extractor en marcha y lo abro con cuidado con un tenedor. Espero un poco a que haya salido el vapor y luego lo abro del todo. También tened en cuenta que las tapas pueden soltar algo de líquido, es parte del vapor de la cocción, así que después toca pasar un paño. Con este artilugio he cocido pimientos, hecho sanfaina, mejillones al vapor, incluso si es individualmente he hecho pasta, aunque personalmente si te puedes permitir algo más de tiempo prefiero usar la olla de termo difusión que os expliqué en el primero de los posts. La ventaja que tiene para la pasta es que se pone agua, la pasta y se cuece en veinte minutos. El tiempo de cocción es el mismo pero te ahorras el tiempo en que el agua tarda en hervir. Es un artilugio que me gusta tanto que lo he regalado dos veces. Sé que no es una termomix, pero tampoco lo pretende ser. Si buscáis por Internet seguro que encontrareis bastante información sobre él y un montón de recetas. Pero ya veis que en mi caso básicamente es imaginar, cortar, lavar, rociar con un chorrito de aceite, salar y directo al micro. No me complico mucho la vida y saco cosas interesantes. Incluso, al principio que las tortillas de patatas me salían de pena antes de que la abu me diera sus clases, muchas veces hacía tortillas de patatas o tortillas con ajetes y espárragos con este sistema. En unos minutos estaban hechas, aunque salían con una forma muy curiosa y nada redondas.

IMG_20150428_125630118La última referencia para los trucos de cenar me vino un poco sin querer. Su, de webos fritos, siempre recomienda buenos alimentos y buenos utensilios. Estuvo una temporada hablando mucho de buenas sartenes y que nos la tomáramos como una inversión, pero sinceramente, yo no estoy para invertir lo que ella recomendaba, por mucho que la sartén la hereden mis bisnietos. Así que de momento tenía que conformarme con renovar por algo buenecillo pero sin hipotecarme por ello. Coincidió que por esas fechas en las que yo me informaba de tipos de sartenes y opciones, en uno de los supers donde compro montaron una de esas promociones que por tantos euros de compra te tan un punto y cuando tienes tantos puedes canjear. En este caso el cambio era una sartén o una plancha por la mitad de su precio. No suelo ir muy a menudo a este sitio a comprar y cuando lo hago no siempre llego al tope de compra para que te den un puntito. Así que acumulé muy pocos y cuando conseguí para hacer un cambio, me cogí la sartén. Me lo estuve pensando bastante, porque aunque fuera la sartén más barata de las que tenían, teniendo que pagar la mitad de su precio ya me subió a unos treinta y pico de euros. Pero debo reconocer que Su tiene razón. Oigan, la mejor compra de sartenes de mi vida. Tengo que cocinar con ella con cuchara de madera y después de limpiarla secarla enseguida y untarla con un poco de aceite, pero esas son las únicas atenciones que requiere. En el centro lleva un círculo rojo que cuando se unifica el color significa que ha tomado la temperatura adecuada para cocinar. Entonces es cuando la lleno normalmente de verduritas variadas y la uso tipo wock. Los resultados son espectaculares. Le doy un tute en la cocina que se ha convertido en una de mis imprescindibles. Así que desde aquí os recomiendo el consejo de Su. Si podéis medio hipotecaros o simplemente, que el personal de casa os regale dinero para poner en una hucha, el adquirir una sartén buena, buena, buena, es algo que se agradece y amortiza que da gusto. La ventaja que tiene es que consume muy poco aceite, casi nada. Lo deja todo en su punto. Con el truco del calor residual y tapándola con una tapa de cristal casi no consumo energía para cocinar y de momento nada se me ha quemado, lo cual se agradece un montón. Con la sartén lo de hacer verdura variada en tiritas espolvoreadas con especies varias, un poco de aceite de soja y luego mezclarla con fideos chinos, se hace en un abrir y cerrar de ojos. A mis niños y no tan niños les encanta. Esas mismas verduras las podéis poner en una fajita o un taco, pero en lugar de aceite de soja añadir un poco de salsa de tomate y ya tenéis cena solucionada y que puede dejarse casi preparada el día anterior, sólo hay que calentar y hacer los tacos. Cuando quiero hacer muchas más albóndigas con verduritas variadas y no uso la Lékué, las hago con esta sartén, primero las verduras y luego las acabo de hacer con las albóndigas y la sartén tapada. También le da un punto a la carne en general que no es ni frita ni torrada a la parrilla. Vamos, que es una tontería pero confieso que estoy descubriendo nuevas posibilidades y facetas al uso de la sartén que hasta ahora no había experimentado.

Bueno. Espero que estos tres posts os hayan dado alguna idea o puede que os hayan servido para recordar algún plato que hace tiempo no ponéis en casa. Estaría bien que alguien más se animara a comentar alguno de sus truquis o de sus cenas de supervivencia. Quien sabe, quizás me recordéis algún plato que hace tiempo no cocino y así vuelva a recuperarlo o como en las los otros dos posts, me descubráis una forma nueva de hacer una cena. Gracias por haber llegado hasta aquí i bon profit.

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Las cenas de mis niños y las estratagemas para que me resulten fáciles de preparar. (2º parte, las cenas más habituales y rápidas)

27 Abr

Como veis, Tsunami es fácil de arreglar. Las veces que hacemos una cena para los dos tenemos algunos platos que suelen ser más habituales. Muchos de los que nombraré son de cajón, pero aquí quedan por si alguien se ha olvidado de alguno recordárselo, que siempre va bien un pequeño repaso.

Algunas veces, los fines de semana que hay más tiempo, se recurre a una pizza casera familiar para todos. A mis peques les encanta elegir los elementos y colocarlos y eso te asegura su buena disposición a devorarla.

También es muy normal que de tanto en tanto se hagan hamburguesas. Para ello las asamos en una sartén tipo parrilla. Las de Terremoto siempre van acompañadas de verduras asadas en la misma parrilla y luego servidas con un poquito de sal y aceite.

Muchos martes que yo trabajo hasta muy tarde y R. tiene que hacerles la cena, es frecuente que si la combinación de menús de los dos coles lo permite y yo no he podido dejar nada preparado el lunes, que ese día se haga calamar a la romana de los que venden en el super. Es casi el único día en que se recurre a comida preelaborada de supermercado. Pero, pero, pero. Os diré que en eso también tenemos un truquito. En lugar de hacerlas fritas, las ponemos en el horno sobre una palangana ligeramente untada de aceite. Se hacen por un lado y luego se les da la vuelta. Así se hacen todas al mismo tiempo y no queda una cocina hecha una guarrería con las salpicadas del aceite. Resultan menos aceitosas y algo más saludables. Así que sepáis que tanto las rabas empanadas como las anillas de calamar rebozadas se pueden hacer al horno de forma rápida y limpia.

Los martes puede caer alguna crema de verduras, bien hecha el día anterior, bien de las de super, que aunque no me guste usar la prefabricadas siempre tengo alguna en la despensa por si hay una urgencia. Las cremas en casa gustan con crostones y si puede ser con crostones con sabor a ajo o a hierbas aromáticas mejor que mejor. El año pasado cuando Tsunami estaba muy burro y no colabora a la hora de tomarse la crema con los crostones, le pones dentro la crema unos cuantos fantasmitos (patatillas con forma de fantasmas) y entonces la cosa cambia y se acabaron los problemas. Actualmente ya no es necesario recurrir a los fantasmitos, la crema con los crostones le pierde, sobre todo si se los coloca él.

Otras comidas socorridas son las croquetas. Para freírlas y evitar dejar la cocina toda guarra, las frío en una cacerola. Sí, si, en una cacerola de esas que se emplean para calentar el agua, al menos cuando se calentaba el agua antes de tener todos un microondas en nuestras casas. Este truquito lo usa Su de Webosfritos y a mí me parece fabuloso y práctico. Se pone el aceite en el cazo y allí se van friendo. No salpicas apenas aunque el ritmo es algo más lento, pero al concentrar el líquido tienes que emplear menos aceite y te salen mejor. En ocasiones también he usado este sistema si hago carne rebozada en trocitos pequeños tipo nuggets, aunque en este caso es de elaboración casera, los nuggets jamás los he comprado en el super. Vamos, carne de pollo o pavo cortada a tiritas y pasadas por pan rayado y huevo, sin ningún misterio salvo que alguien quiera espolvorearlas antes con hierbas aromáticas.

Últimamente las tortillas de patatas se han hecho un pequeño hueco en nuestra lista de platos para cenar. Yo siempre he tenido un trauma encima, no he sido capaz de hacer una tortilla de patatas ni decente ni normalita, todas se me resistían y lo he intentado muchas veces. Pero el verano pasado, Mari, la abu de Tsunami me enseñó como las hacía ella y desde entonces las bordo ¡Gracias Mari, mis peques lo agradecen muchísimo! Antes de aprender a hacer la tortilla de patatas Terremoto devoraba solamente la de atún y la de cebolla con queso. Tsunami por su parte se decanta por la de queso o bien de queso con york. Estas también siguen comiéndose, pero hemos podido añadir la de patatas que tantos fracasos culinarios me habían llevado antes.

El cus-cus con verduras para Terremoto y con pechuga de pavo, york, queso o tortilla para Tsunami es otra cena socorrida y rápida de hacer. Empleamos el cus cus que venden en los supers. En un cazo una taza de agua. Se pone a hervir y al hacerlo se apaga el fuego y se añade una taza de cus cus. Espero unos minutos a que absorba el líquido y le añado un poco de aceite, remuevo y listo. Ahora sólo hay que añadir las verduras encima o bien los cuadraditos de york, queso o tortilla y listo para comer.

Las rotlles y el pescado al horno que comenté en su momento en el blog suenen ser unos habituales en nuestras cenas. También lo son los huevos rellenos, la coca de pimientos de pasta dulce o bien la de trempó y en verano la ensalada tibia de patata, cebolla y bacon. Como veis son platos no muy complicados y alguno se puede dejar semipreparado antes.

También comen ensaladas, muchas, sobre todo en verano y beben gazpacho, curiosamente sin crostones. Uno muy rápido de hacer son las crepes tanto dulces como saladas, las quiches o bien las fajitas o tacos con verduras, así como los nachos con guacamole.

Otros platos son unas albondigas con verduras, patatas y salsa de tomate o bien salmón con verduras y patatas. También se animan con los fideos chinos y unas verduras al wok pero sin wok, más bien a la sarte. Os hablaré de ello en el próximo post.

Bueno, ¿Qué os han parecido estas sugerencias para una cena rápida? Se que hay muchos platos más como sándwiches, bocadillos, la sopa que comenté en el anterior post…. Pero es que sólo os he puesto unas cuantas sugerencias rápidas y socorridas.

Y vosotras ¿Cuáles son vuestras cenas más habituales y que siempre os salvan la vida?

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Las cenas de mis niños y las estratagemas para que me resulten fáciles de preparar. (1º parte, las ollas con termo difusión)

14 Abr

Hace tiempo que no os comento nada de recetas de cocina. Bueno, hace tiempo que me cuesta empezar a tener un ritmo sensato de entradas, aunque empezamos a ponernos las pilas. En casa por suerte estamos bien, pero yo llevaba una temporada baja de pilas y me costaba un poco ponerme delante del teclado. También me cuesta un poco ponerme delante de los fogones y eso es más jodido. Si unos cuantos días o semanas no publico, pues no pasa nada. Pero si me paso unos cuantos días o semanas sin cocinar, puede resultar una hecatombe familiar de primer grado. Bueno, realmente, el hecho de una demora en el estricto horario de comidas de casa ya es de por sí una hecatombe, sobre todo para el chef/groumet/insaciable Terremoto.
Terremoto es el más exigente en cuestiones culinarias y en horarios de comidas también. Cuando viene del cole a las cinco, merienda, generalmente fruta, yogurt o yogurt con trozos de fruta y unos pocos cereales, vamos que yo diría que no debe quedar con hambre, pero debo estar equivocada. La cena en casa normalmente es a las ocho para los niños y nosotros solemos comer cuando ellos se han ido a dormir, más que nada para estar relajaditos y tener nuestro momento. Si la cena requiere comer todos juntos cenamos con ellos, por ejemplo los días que hacemos algo al horno que se tenga que comer caliente recién hecho. Terremoto es el más conflictivo de casa en cuestión comida. Si tiene hambre puede empezar a pedir la cena a las siete y ponerse pesado a las siete y cuarto y luego a las siete y media. En ocasiones, cuando son las seis o las seis y media ya está empezando a tirarte indirectas sobre la cena… No se si a alguien más le ocurre, pero os aseguro que es agotador. Cuando acaba de merendar ya pregunta por lo que se cenará y cuanto falta para la cena. Uuuffff…. y eso que acaba de merendar, que si le dejo sin catar bocado toda la tarde tengo a un tigre bengalí por hijo. Por otra parte para acabar de arreglarlo, es muy especial a la hora de elegir los menús. Si en el colegio el día anterior o el siguiente hay algún plato igual o parecido a lo que pones de cena, tenemos las quejas y los follones asegurados, o en casa o en el cole, eso ya veremos a quien le toca. Así que para coordinar sus cenas con sus comidas en el cole y además no coincidir con los menús del cole de su hermano me las veo y me las deseo muchos días. Es muyyyy normalllll encontrarme con que no puedo hacer carne o pescado, porque en un cole ponen uno y en el otro lo otro. No sabéis lo que fastidia eso. También es habitual no poder hacer pasta o cus cus o sopa o cremas o una simple tortilla porque alguno de los peques coincide ese día o el siguiente o el anterior. Así que en ocasiones, por suerte pocas, me he visto en la necesidad de hacer una cena para uno y otra para el otro. Es el problema que tiene que los peques se queden a comer y vayan a dos coles diferentes.
Por suerte, Tsunami es algo más fácil de llevar, suele comer de todo o de casi todo y no es tan exigente ni tienen ninguna crisis existencial porque un día pueda coincidir una cena con su comida del día siguiente. Es más, mi pequeñin ha salido en eso igual a su familia paterna. Cuando yo salía con mi pareja, nos hablábamos cada noche por chat. El vivir en provincias diferentes y con un brazo de mar de por medio obligaba a eso. Así que muchas noches interrumpíamos la charla porque él iba a cenar y luego, cuando se reincorporaba, le pedía que había comido. El 97% de las veces el menú era algún tipo de sopa. Era igual si era en pleno invierno como que estuviéramos hablando en pleno mes de agosto, la maravilla, los piñones, estrellitas, de letras, de fideos, tiburones, rellena…. Como veis, mi pareja y su familia son muy soperos. El 90% de los postres que tomaba entonces era un yogurt de macedonia. Es curioso porque desde que vivimos juntos no toma tanta sopa, sólo de vez en cuando. Cuando le pido si quiere que se la haga no muestra una necesidad vital en ello. Incluso los yogures de macedonia acabaron olvidados en el frigorífico y dejé de comprarlos. Pero Tsunami… Tsunami es otra cosa y la genética del caldo con una buena sopita está presente en su ADN. Si fuera por nuestro peque el 99% de sus cenas serian soperiles, sin ningún problema y se sentiría más feliz que una perdiz. Hace poco le pregunté en el super que quería para cenar que se lo compraría y su respuesta fue “ya sabes mamá, lo de siempre, una sopita” añadió a esa respuesta su carita de niño contento y feliz… vamos, que quien le discute el plato de sopita si es pedido con esa sonrisa suya que pone de oreja a oreja.
Esta condición me viene muy bien ya que me salva en muchos momentos al tener que montar dos menús o bien cuando hago sopa para todos. Comento este truco que tenemos en casa para la sopa, porque para mí es lo más normal del mundo, pero me he encontrado con muchas personas que lo desconocían y luego se han sorprendido al hacerlo.
Hace años, mucho antes de que yo pensara casarme o independizarme, teníamos una amiga de la familia, doña Catalina, a la que quería mucho y siempre recordaré por su amabilidad y sus buenos consejos. Un día le contó a mi madre un truquito que ellos usaban para hacer en casa la sopa. Mi madre acababa de comprarse una batería de cocina de las que tienen la base de termo difusión. Resultaba que esta señora también usaba ese tipo de olla, así que empezaron a intercambiar experiencias. Hoy en día son muy habituales, muchas lo son, me refiero a esas que tienen la base tan gruesa y generalmente con círculos concéntricos, pero hace treinta y pico de años no eran tan comunes, además de bastante más caras. Doña Catalina, le contó que para ella y su Fernando, ponía en la olla más pequeña el caldo, lo llevaba a ebullición y luego con cuidado (porque el cambio brusco de temperatura hace que el caldo rebose y se vertiera) echaba poco a poco la sopa. Removía un poco y tapaba la olla. Entonces con la yema del dedo iba dando toquecillos sobre la tapa y cuando notaba que esta estaba caliente, cerraba el gas y lo dejaba tal cual. Se cerraba justo cuando notas el calor que ya cuesta soportar en el dedo, porque si te pasabas entonces el caldo hervía demasiado y rebosaba por la tapa. Si esto ocurre, sólo tienes que destaparlo, dejar que suelte un poco de vapor o bien remover con la cuchara y volver a tapar.
De esta forma uno se despreocupaba de hacer la sopa y media hora después levantas la tapa y te encuentras una sopita perfectamente cocida y calentita a punto de servir. Ese es un truquito que yo he usado toda mi vida, porque luego yo me compré una de esas baterías de cocina. Nosotros seguimos usando la olla pequeña y nos da para cuatro raciones. Así que ya sabéis, si alguien tiene una olla de termodifusión, que sepa que la sopa puede hacerse así y no estando pendiente removiendo delante de los fogones. Lo apagas y a otra cosa mariposa.
Actualmente mi cocina no es de gas, tengo una vitro, así que aún es más fácil. La vitrocerámica guarda el calor residual. Pongo el caldo con la vitro al máximo para que el caldo se caliente pronto y coja un buen calor residual al apagarla. Espero que el caldo esté caliente pero no que hierva. Pongo la sopa y remuevo y espero a ver como empiezan a hacerse las primeras burbujas previas al hervido. Entonces es cuando tapo la olla apagando enseguida el fuego y con el mismo calor residual coge la temperatura exacta y no tengo que hacer aquello de darle con la yema del dedo a la tapa. Por si acaso vigilad los primeros segundos no sea que hayáis esperado demasiado y tapéis al hervir. En este caso se caliente demasiado y rebosa, cosa que en una o dos ocasiones me ha pasado, pero si se hace bien no ocurre. Si esto ocurre ya sabéis, destapáis un momento, removéis y volvéis a tapar. Os diré que si tenéis invitados este truco también vale para las ollas más grandes manteniendo el mismo tiempo, en media hora sopa hecha.
Sólo hay un detalle que hay que tener en cuenta, absorbe bastante caldo, así que sed algo generosos con el caldo que pongáis, sobre todo si os gusta la sopa más caldosilla. Algunas veces y depende del tipo de sopa, si le has puesto poco caldo luego te puedes encontrar un pegote de sopa, se que añadiendo líquido se arregla más o menos, pero no queda con buena presencia para presentar si es que ese día se tienen invitados. Yo normalmente me suelo guardar un poco de caldo para luego atemperar la sopa antes de servirla. En casa mi pareja es de los de sopa con casi nada de caldo, Terremoto y Tsunami con algo de caldo y yo con mucho caldito.
También para darle más sabor en casa nos gustaba ponerle dentro trocitos de botifarrón cortado a cuadraditos pequeños o bien trocitos de pollo hervido. Para las ocasiones más especiales le poníamos pequeñas albondiguitas que se cocían en el caldo, sobre todo lo hacíamos así en épocas navideñas, pero a diario también se puede tomar al resultar una combinación bastante completa. A mis pequeños el botifarrón no les entusiasma demasiado, pero las albóndigas las adoran. Lo recomiendo para los que disfruten de esta forma, para mí es delicioso. El botifarrón tiene en sus ingredientes semillas de anís y el gusto del anís le daba un punto muy especial a mi modo de ver. Para la sopa rellena no hay ningún problema. Se hace el mismo procedimiento, pero poned bastante caldo y la olla bien grande para evitar que se apelmace.

El truco que os acabo de explicar con la sopa se puede aplicar también para cocer la pasta. Nosotros no solemos tomar pasta de noche, porque la encuentro un poco pesada antes de ir a dormir. La forma es como la que os he explicado antes. Se pone el agua con una pizca de sal unas gotitas de aceite y nosotros ponemos una hoja de laurel. Esperas a que hierva, se pone la pasta dentro, macarrones, hélices, espaguetis, tallarines, raviolis… se cierra y se esperan unos quince o veinte minutos. Vamos, el tiempo en que preparas la salsa y pones la mesa. En casa somos cuatro y claro, ponemos bastante pasta, y esperamos ese tiempo. Se que me diréis que de esta forma los tiempos son los mismo, pero el ahorro energético es considerable y la disponibilidad para hacer otras cosas mientras también son de agradecer. Pensad en la de cosas que podéis ir adelantando en veinte minutos o simplemente darse el gustazo de disfrutar un ratito para ti o para tu familia. Seguro que más de uno se apunta a este truquito.

Nota: Es curioso, pero acabo de darme cuenta que como en casa muy pocas veces hacemos arroz a la cubana, el truquito no le he intentado hacer para hervir el arroz blanco, pero tampoco me extrañaría que sirviera, aunque no lo tengo comprobado.

Editado: Mirad los comentarios, Tonia nos dice como hacer con esta técnica el arroz. Gracias encanto.

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Como conseguir aprovechar bien la ropa de los peques sin extenuarse en el intento: el hilo transparente y las agujas de ciego.

29 Abr

Algunas veces he comentado que mi madre sabia coser pero que no quiso enseñarme salvo que para enhebrar la aguja me pusiera ya el dedal. Mi menda, aunque no tuviera, los tenía muy bien puestos. Nunca he sido amiga de los dedales, no quise pasar por el agujero y me quede sin clases prácticas ni teóricas de costura materno-filial.  Pero no desesperéis queridos blogueros, porque la solución vino de manos de Sor Tolentina (aún no sé muy bien que nombre era ese pero así se llamaba la monjita y no he conocido más Tolentinas en mi vida). Era la encargada en el cole de introducirnos en el difícil mundo de “sus labores” y digo introducir porque realmente no es que fuera mucho lo que nos enseñó. Pero en comparación con las instrucciones que recibí de mi señora madre, aquellas clases fueron algo así como un postgrado-master-administration-en-el-arte-de-coser. Lo más importante, o al menos lo que me ha servido más en la vida y aún me acuerdo de ello y pongo en práctica de tanto en tanto es hacer ojales, hacer punto de cadeneta, punto de  cruz y coger dobladillos.

Ojales… ojales… ojales… no es que haga muchos, pero el punto de los ojales se pueden aplicar en ocasiones a otros zurcidos, cosidos o disfraces. Al punto de cruz y al de cadeneta les he sacado más provecho, sobre todo para poner el nombre de la progenie en sus respectivos baberos del cole.  Hmmm… rectifico. Al punto de cruz y al de cadeneta le he sacado partido para poner el nombre en los baberos de Terremoto. Con Tsunami una ya era una madre experimentada que había pasado por la penuria de tener que bordar miles de veces un nombre no muy largo y un apellido larguíiisiiiimooo. Teniendo en cuenta que el padre de Tsunami tiene un apellido aún mucho más largoooo que el de Terremoto, pues me espabilé a buscar soluciones prácticas. Fue así como se me ocurrió reciclar un bote de pintura de tela, jejeje, que queréis, a problemas desesperados medidas desesperadas. A Tsunami le pinto el nombre, espero a que se seque y luego lo plancho y cha-chán, problema solucionado.

Pero del que más he sacado provecho ha sido sin lugar a dudas el de coger dobladillos, sobre todo de pantalones. Vamos, que ha hecho que con los años haya ahorrado una pequeña fortuna a base de no tener que pagar los seis euracos que te cobran por cada pata acortada. ¿Qué queréis?, hay que llegar a final de mes con soltura y con la de pantalones que se gastan mis engendritos, es una labor doméstica que vale la pena conocer.  No es que mi técnica sea muy ortodoxa, un poco de lo que me acuerdo, otro poco de lo que recuerdo hacía mi madre, otro poco de cosecha propia y algo de improvisación/evolución de todo el mejunje. Pero no os voy a aburrir explicando cómo se coge un dobladillo. Para eso hay un montón de sitios en internet donde lo explican mucho mejor que yo, incluso con imágenes y todo.  Lo que hoy os vengo a contar es otra cosa, un descubrimiento que hice hace poco, apenas unos meses.

No sé si sabéis que cuando se hace un dobladillo tiene que hacerse con un hilo lo más parecido a la tela en cuestión y si es posible con un tono un poco más oscuro si no lo encuentras clavado. De esta forma y teniendo en cuenta la gran variedad de pantalones que han ido gastando mis peques una acaba teniendo una colección de hilos relativamente considerable. Algunos se han aprovechado más de una, dos y tres veces. Pero otros, ufff… otros es otra historia, porque para un simple dobladillo una se ha tenido que comprar a veces algún color peculiar que rara vez ha sido otra vez aprovechado. Es un auténtico tostón, un gasto y ocupan un lugar relativamente abultado en mi costurero. Además, cuando un día tienes una urgencia y no tienes el color has de salir escopetada en busca de ese hilo en concreto.

Entenderéis ahora porque cuando hace unos meses estando en la mercería que hay cerca del trabajo me quedé flipada cuando oí a un cliente que había antes que yo pidiendo hilo transparente. Cuando me tocó a mí le pregunté a la dependienta que era eso. Ella me dijo que no era nada nuevo que hace años que lo tienen. Es muy posible y puede que muchas os estéis riendo como unas descosidas diciendo que esta que os escribe no se entera de nada y que acabo de descubrir el agua corriente. Pues señores, sí, no lo conocía y acabo de descubrir el agua corriente. Porque digo yo, que alguna vez se han de descubrir las cosas, sobre todo las transparentes que no se ven. La chica de la mercería me dijo que había dos “colores”, uno transparente para coser sobre ropa oscura y otro transparente para coser sobre ropa blanca o de color claro. Para los que como yo no lo conozcáis es una especie de hilo como el de pescar pero muy fino, como un cabello. Se trata de un hilo muy resistente y ante la curiosidad por una parte y las ganas de no tener más rodillos de hilo por el costurero, sucumbí a la tentación y adquirí un rodillo de cada “color”.

Desde entonces lo he ido probando con unos cuantos pantalones y demás rotos varios proporcionados por la activa vida de Tsunami que con lo movida que es, ha dado para varios cosidos y desgarrados en estos meses.  El resultado ha sido fabuloso. Tiene muchas ventajas. Entre los dos “colores” se han cubierto todas mis necesidades de hilos. Es resistente, así que no se rompe y también no se enreda cuando coses. No sé si os ha pasado que al coser el hilo hace un nudo que al intentar deshacerlo acabas rompiendo el hilo y volviendo a empezar. Puede que yo sea la única a quien le pasa, pero es algo que de tanto en tanto me pasa y siempre en los momentos con más prisa, ya sabéis que el tal Murphy me tiene puesto el ojo encima. Así que estoy contentísima con el descubrimiento de estos hilos. Tan sólo tienen un problema. Mi menda cuando tiene tiempo de coser o al menos la vida me lo permite es por la noche, cuando los dos nenes están en la cama y nosotros ya hemos cenado. A esas horas no es que una le apetezca precisamente ponerse con ello pero es cuando una puede ponerse en ello. Así que saco el costurero, tomo un aguja, corto el hilo y… uff….. Y entonces es cuando intento enhebrar la aguja. Con los hilos normales no hay problemas, pero… ¿alguna vez alguien ha intentado a altas horas de la noche cuando una ya tiene vista cansada intentar enhebrar por un agujero pequeño un hilo transparente? Pues sinceramente, no es fácil. Rectifico, no es nada fácil. La única forma de hacerlo era conseguir tener de fondo un color que contrastara y consiguiera ver de alguna forma el hilo y pudiera enhebrarlo. Así que tenía un material muy bueno que usar pero me costaba usarlo.  Pero mira por donde las coincidencias volvieron a mi vida y esta vez de manos de quien menos me esperaba, de la persona más poco preparada para dar consejos de costura. De la persona que cuando tiene que acortarse un pantalón bien recurre al celo, a las grapas a darles la vuelta, a poner imperdibles o a pedirles a sus compañeras de trabajo que le den una cosidita. Esta vez, la solución de mis problemas vino de manos de mi ex. ¡Sí!. Habéis leído bien, de mi ex, del padre de Terremoto.

Un día estaba hablando con él y me comentó que estaba empezando a aprender a usar la aguja y el hilo. Me contó que nunca cosía porque no sabía enhebrar una aguja y para ello se pasaba como unos veinte minutos a media hora para lograrlo y como le costaba tanto ponía unas enhebradas larguísimas y siempre tenía problemas luego, desde tener que pegar tres estiradas antes de pasar todo el hilo, hasta que se le rompiera o enredara. Pero resulta que ahora ya no le daba pereza enhebrar las agujas con un trozo de hilo más razonable, porque una señora del cole de Terremoto le había desvelado un secreto. Usar agujas de ciego. Hmmm…. ¿y eso que es? Vale, vale, aquí es cuando nuevamente me podéis mirar con cara de tener una panoli delante. Según la de la mercería también hace años que existen y además deben ser muy solicitadas porque cuando fui a interesarme por ellas se le habían agotado y las tenía encargadas. De hecho me enseñó la libretita donde apuntaba las cosas para el pedido y allí estaban ellas apuntadas en segundo lugar “agujas de ciego”. Vale, acabad de descojonaros y luego os reincorporáis, que yo voy siguiendo con el relato.

Pues bien, las agujas de ciego, para quienes como yo las desconocíais, son agujas de coser normales vulgares y corrientes con su punta afilada en un lado y su agujerito en el otro extremo. La única diferencia estriba en que sobre el agujerito anteriormente descrito hay una pequeña o mejor dicho diminuta ranurita. Cuando colocamos sobre esta diminuta ranurita un hilo y empujamos hacia abajo el hilo hace un truco de magia magita con agujita y queda automáticamente enhebrado. Imagino que debe tener algún tipo de dispositivo tipo mosquetón tamaño bacteriano o vaya usted a saber qué. Resulta muy difícil apreciar el mecanismo con mi vista cansada de cuarentona pasada de rosca.

No me lo podía creer, sólo tengo que sujetar el hilo en mi dedo. Acerco la aguja por debajo pegadita a mi dedo. Cuando llega a la altura del hilo automáticamente este se queda colocado en la ranura, entonces presiono hacia arriba la aguja y ¡ta-ta-ta-chán! Aguja enhebrada.  Desde ese día mis costuritas han mejorado considerablemente. Me monto el mismo tinglado a la hora de coger los dobladillos, pero no tengo tantos quebraderos de cabeza a la hora de buscar los colorines del pantalón de turno. También los cosidos, que algunas rozaduras y algún pequeño roto se hace Tsunami a los pantalones recién estrenados, son más fáciles de solucionar y se notan menos. Que tampoco estamos para comprar pantalones cada quince días. Así que al menos de esta forma una consigue llegar a final de temporada con cierta soltura y afrontar la nueva temporada con sus consiguientes dobladillos de turno, con otra soltura que es de agradecer.

No sé si el hombre invisible a la hora de adecentar su vestuario usa estos hilos. Tampoco sé si el coche invisible de la Mujer Maravilla tiene los asientos de cuero traslúcido rematados de no “color” negro. De la misma forma, tampoco tengo muy claro si realmente los ciegos cosen, pero supongo que si lo hacen con estas agujas les deben ir de perlas. No me extrañaría que así fuera, porque muchas veces una queda asombrada al ver la de cosas que se pueden hacer cuando alguno de tus sentidos falla y potencias los demás. Sólo es cuestión de adaptarse, espabilarse, querer aprender, tener los medios necesarios y posiblemente algo más. Así que esta cuarentona con vista cansada os deja este pequeño truquito de costura para todas aquellas madres que como yo tengan un/una Tsunami en casa que les proporciona periódicamente material con el que rememorar aquellas lejanas clases de sus labores que Sor Tolentina nos daba cuando tan sólo éramos una niñas. Y colorín colorado, esta costura se ha rematado.

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Algunas divagaciones sobre ordenar la casa: papeles, facturas, publicidad…

5 Mar

Son varios los blogs de esta querida blogoesfera en los que se comenta como se las apaña uno para organizar su casa en el menor tiempo posible. Conseguir eso es la panacea para cualquier ama/amo de casa y si encima trabaja y tiene hijos ya ni hablemos. No os voy a dar ahora una receta milagro ni tan siquiera un planning elaborado de como me lo monto, pero sí os voy a comentar algunas cositas que por un momento de pereza se nos puede llegar a crear una montaña en nuestra contra.

Tengo cierta experiencia en el mundo de las casas desordenadas. Mi ex era la persona más ordenada y escrupulosa que he conocido en su lugar de trabajo, pero curiosamente, al mismo tiempo era la personalización de la teoría del caos versión casera. Cosa que entraba y dejaba en un sitio, allí se censaba, reproducía y jubilaba hasta que yo pasaba por allí tras varios meses de cohabitar juntos y la eliminaba. Tengo que decir en su defensa que su madre nunca le inculcó mucho eso de ordenar su cuarto, al que familiarmente llamaba leonera. Por eso hace unos días os puse el post sobre enseñar a nuestros hijos las tareas domésticas, porque lo he vivido en carne propia. Así que el consejo número uno, si tenéis hijos y no lo habéis leído, es daros un garbeo por vuestro bien por el post comentado.

Después de más de veinte años como ama de casa he llegado a la conclusión de que sobre todo hay dos cosas que juegan en contra nuestra a la hora de conseguir que una casa sea un hogar. Una es no disponer de un lugar para cada cosa. Ese lugar debe existir y respetarse y evidentemente ser conocido por todos los miembros de la familia. Cuando algo se emplea y ya no se usa, automáticamente a su sitio y no dejarlo tirado paseándose por allí. Vamos, que cuando maridín ha empleado las tijeras para recortarse la barba, estas deben volver a su sitio y no quedarse tiradas por el baño, por ejemplo.

La segunda es precisamente esa pereza del tipo “ahora estoy agotada lo dejo aquí encima y mañana lo recojo”, pero mañana el  montón será el doble. Como decía Don Pantuflo Zapatilla, papá de Zipi y Zape, «la pereza es la madre de todos los vicios» y en el caso de la organización casera es la madre, la reina y la emperatriz. Así que si conseguimos mentalizarnos sólo con estas dos cosas lograremos que el caos no nos devore.

Puede que alguien piense que mi casa es como una tacita de plata que brilla como los chorros del oro y nada más lejos de la realidad. Mi casa es una casa normal con cuatro personas que vivimos en ella. Una de ellas, Tsunami, de tan sólo tres años y medio con un montón de juguetes, ganas de descubrir cosas y pintarrajear o cortar hojas. Mi casa no es más especial que otra y alguna vez soy presa de la pereza, el cansancio, un bajón o un extra organizativo generalmente relacionado con los peques (como hace poco con los disfraces de carnaval) y muchas veces mi casa ha parecido un antro caótico. Pero una cosa es que tenga juguetes por en medio y me falte ese día barrer y otra es que todas las habitaciones sean una jungla salvaje donde encontrar el inalámbrico sea cuestión de irte llamando con el móvil e ir siguiendo el timbre hasta encontrarlo debajo de vaya usted a saber que montón de objetos diversos.

Así que aquí van unos pequeños esbozos que supongo muchos usaran pero que no está de más recordar y sobre todo si alguien tiene alguna sugerencia se agradecería que nos la pusiera en los comentarios para así entre todos dar nuevas sugerencia que a mi menda tampoco le van mal algunos consejitos nuevos.

 

Hoy trataremos el tema del papeleo, empecemos por el correo. El correo o mejor dicho, las facturas y los papelitos del banco con los extractos de los movimientos de la cuenta corriente y la publicidad adjunta en su interior para tener una funda nórdica o una batería última generación o las toallas de turno por una módica inmovilización de 7.000 euros de tu cuenta durante tres meses.

Que levante la mano quien no ha recogido este tipo de correspondencia y se ha quedado unos cuantos días paseándose sobre la mesa de la cocina o del despachito (véase mesa del ordenata) antes de ser liquidada. Sé que da mucha pereza, pero cuando antes nos deshagamos de este papeleo mejor.

¿Cómo hacerlo? Pues lo ideal sería que tuviéramos una carpeta, cajas, acordeón… donde habitualmente guardáramos las facturas. Yo tengo un archivador de cartón que compré en una tienda de cosas de papelería, busque el más baratito, es verde pistacho y sin pretensiones decorativas porque está guardado en un armario. Tiene cuatro cajones tamaño folio que le permiten guardar bastantes papeles. El cajón de arriba para las de gas y electricidad. Segundo para las de agua. Tercero para las de teléfono fijo y móvil. Cuarto para documentos más delicados tipo IBI, declaraciones de hacienda, libro de familia, etc. Yo uso ese archivador, pero por ejemplo mi padre tiene unas cuantas cajas rectangulares con el nombre encima de cada una que hacen la misma función pero en plan más cutre aún que lo mío pero igual de práctico. La versión de unas cuantas carpetas normalitas todas en el mismo cajón o mueble también es muy válida.

Cada vez que llega alguna factura se abre el sobre, se mira si es correcto, se tira el sobre y la publicidad adjunta y la factura se coloca en su cajón. Luego cuando tengamos tiempo y el cajón lleno, las coloco por orden cronológicamente y por años cogidas con un folio doblado donde escribo en grande el año y el concepto y engancho con un clip para que no se caiga el contenido. Es entonces después de tener estos grupos por años cuando yo las suelo guardar en una carpeta de esas normales de cartón azul con elásticos. Cada ciertos años se irán tirando las facturas que ya no proceden por haber caducado.

Para las garantías y manuales de instrucciones de los aparatejos y electrodomésticos que pululan por el hogar, soy aún más práctica. En el mismo mueble de las facturas tengo dos cajas de unos puzles que enmarcamos, son chulas y tienen una buena capacidad cada una además de ser un poco más grandes que un folio. Así que garantía e instrucciones que entran en casa, directas a la caja tras haber leído el funcionamiento del aparato. Sé que puede parecer un poco caótico allí todo junto y es cierto que conviene también de tanto en tanto darle una ojeada, porque podemos encontrarnos con papeles de aparatos que hace años se jubilaron de nuestro hogar. Pero al menos sé que cada vez que busco una factura o un manual estará en ese montón y como se han colocado juntas unas sobre otras no resulta tan difícil localizarlas. Al fin y al cabo tampoco tenemos tantos y tantos electrodomésticos en casa como para que no quepan en dos cajas.

La publicidad, revistas, periódicos y libros: Eso también causa montañas si uno no se pone. Primeramente os aconsejaría que no montarais una colección de revistas en casa si no disponéis de espacio para guardarlas. Lo de ya les buscaré un sitio no suele funcionar y al final algo tiene que desaparecer de en medio. También debemos tomar la misma precaución con los libros. He visto en algunas webs de decoración que lo de tener libros amontonados en el suelo está en moda, pero yo no lo veo ni higiénico ni práctico, sobre todo por los ácaros y las alergias y por lo poco práctico que supone tener montones de papeles por el suelo cuando se tiene que fregar. Si os gusta alguna revista de decoración, de moda o bien os entusiasma la lectura pero no tenéis sitio en casa, pensad en la opción de consultarla o pedirla en préstamo a una biblioteca, que muchas disponen de ese servicio. Os lo comento porque hay personas que no son conscientes de que además de libros también hay revistas y puede ser una solución muy buena y que no nos causa problemas de espacio en casa.

También es aconsejable tener un sitio o dos, si acostumbráis a leer en la cama, donde habitualmente tengáis el libro que leéis. Lo de dejar las cosas por lugares poco habituales y luego empezar a entrar en todas las habitaciones o que puedan mancharse no resulta muy práctico.

Las revistas que sólo compramos para cotorrear que se cuece por el mundo y que luego tiramos o nos vienen como suplemento del periódico, son las que deben desaparecer en un tiempo prudencial. Algunas personas disponen de revisteros, otros tienen un espacio sobre un estante o una mesa para tenerlas, pero hay que vigilar estas zonas, a la que se desborden toca revisión y decirles ciao, ciao.

En casa somos de los que reciclamos. Sé que alguno me podría decir que no tiene sitio para colocar tanto cubo de basura, pero bien pensado una simple bolsa de papel de esas que en ocasiones te dan en algunas tiendas, al lado del cubo o colgada del respaldo de una de las sillas de la cocina ya sería suficiente para separar la parte de papel y cartón. Pensad que no sólo contribuimos con el medio ambiente, también proporcionamos un empleo a todas aquellas personas que se encargan de su recogida y posterior tratamiento y en el fondo no nos cuesta tanto separar si uno quiere. Cuando llega algo de publicidad me lo miro y si no hay nada interesante se va enseguida a esa bolsa. Si la publicidad es de tipo «tecnología punta» se la paso a mi chico por si hay algo que le interese y sino a la bolsa de papel. En esta bolsa también se van los envases de cartón y los sobres de las cartas, así como los listados del banco una vez comprobados y debidamente hechos pedacitos, que una tiene la manía de no tirar nada con sus datos y que alguien rebuscando en los contenedores pueda acceder a esa información. Los tropecientos mil dibujos de mis nenes, una vez seleccionados y salvados unos pocos para guardar, también van directamente al reciclaje ya que por mucho que nos guste es imposible quedarse con absolutamente todo lo que crean nuestros angelitos. También irían las revistas y periódicos antiguos si los comprara, cosa que confieso no hago.

Los expedientes médicos. Confieso que dudo que muchas tengáis este problema, pero en mi caso es así. Terremoto tiene una colección de pruebas médicas, informes, análisis que me desbordaban, así que para evitar el descontrol me compré una carpeta bien gruesa de anillas. La dividí por temáticas del tipo informes médicos, análisis, tacs, electros, papeles minusvalía, educación. En cada apartado guardo estos papeles dentro de sobres de plástico transparentes con anillas, así no tengo que ir haciendo agujeritos y los puedo sacar y guardar sin problemas. Cuando por un motivo especial han tenido que revisar al peque, cojo todo el expediente y me lo llevo.

Títulos y certificados de cursos. Para estos documentos adopto el mismo sistema que para los papeles médicos de Terremoto que acabo de explicar en el párrafo anterior, solo que ciertos títulos tienen un formato mayor y para estos uso una carpeta adyacente de mayor tamaño. En este caso tengo los títulos de EGB, BUP, la selectividad, Titulo de universidad y luego todos los cursillos separándolos por temáticas y cronológicamente.

Como veis con estas pequeñas recomendaciones y un poco de disciplina se pueden controlar unos cuantos puntos conflictivos. Espero haberos dado alguna idea y que os sean prácticas. De momento os dejo con el tema papeles, otro día más adelante, trataremos otros temas. Ciao, ciao.

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Los disfraces de este año de Terremoto y Tsunami y como las cosas siempre se complican en el último momento

27 Feb

Hace ya unos días que ha pasado el Carnaval y pese a todo veo en la estadística que cada día hay algunas personas que entran buscando los disfraces de los peques. No tengo claro si es que se quedaron con eso para buscarme, o bien que les faltó tiempo para acabarlo y ahora lo hacen, o bien que son una familia muy previsora y se han puesto con tiempo para elaborar el del año que viene. Algo de eso o resulta que en otro lado del planeta están ahora con estas fiestas y yo sin enterarme. Vista esta asiduidad de entradas directas hacia los disfraces hoy os voy a enseñar el que han llevado Terremoto y Tsunami este año. No os pongo tutorial porque ninguno de los dos esta elaborado artesanalmente… bueno… un poquito, aunque os iré contando lo que es durante la presentación de los dos modelos. Así que…

…Ladies and gentlemen, tomen asiento porque la pasarela de moda de este carnaval 2013 versión de casa está a punto de empezar. En primer lugar va a desfilar Terremoto con el vestido que más ilusión le ha hecho en mucho tiempo. Un auténtico traje de cocinero, pero de los de verdad, homologado, con certificado y todo eso.

Todos sabéis la afición de mi hijo por los fogones. Este año me había pedido un disfraz de cocinero. Tenemos por casa un delantal auténtico de la escuela de hostelería de Mallorca que hace años me regalaron y casi no lo hemos usado y también tenemos unos gorros de cocina. El delantal lo encontré enseguida, pero no se que ha pasado con el gorro grande que no aparecía, sólo el pequeño y ese le viene bien a Tsunami. Así que fui a la tienda de disfraces a ver si había algo, pero sólo encontré gorros sueltos y nada más. Cerca del trabajo además de la tienda de disfraces hay una tienda de uniformes de hostelería, así que entré a mirar. Creía que me pedirían un dineral ya que hace unos años buscando un gorro de cocina me pidieron algo desorbitante y por eso los que tienen eran de la tienda de los disfraces. Para mi sorpresa o los precios habían bajado o hace años alguien me quiso tomar el pelo. Me pidieron poco menos de veinte euros por una chaquetilla auténtica y oficial de cocinero. Una chulada en manga larga y muy bien acabada. Y tan sólo unos diez euros por el gorro tipo champiñón, como los de la tele. Evidentemente mire que la talla fuera la suya y se vinieron conmigo a casa. Era un martes y llegué que Terremoto se había acabado de meter en la cama. Recuerdo que entré en su cuarto, él estaba sentado en la cama, le saqué la chaquetilla y el sombrero de la bolsa y el pobre se cayó de espaldas sobre la cama. Rápidamente se levantó a probársela y casi se le salían los lagrimoncillos por el rabillo del ojo. Le dije que ya que tiene muchas posibilidades que dentro de unos años estudie cocina (si en el cole lo siguen dando ya que este año es el primero que lo han puesto para los más mayores) pues que además de disfrazarnos íbamos a empezar a tener el uniforme profesional.

Sé que el traje oficial es con unos pantalones de cuadros, pero esos ya los adquiriremos cuando se ponga a estudiar de verdad. Para el disfraz usamos unos pantalones negros y unos zapatos negros normales. Delante, pero con el pecho escondido debajo de la faldilla, llevaba el delantal de la escuela de cocina, jeje. Y para rematarlo decidimos que ese cocinero iba a ser italiano, concretamente el Chef Terremoto de la pizzería Il forno di Chopet. Por si no lo sabéis, Chopet es su cocodrilín preferido que ha sido como su hermano desde que llegó a nuestra casa, un día os hablaré de este cocodrilín simpaticón. Pero resulta que no teníamos caja de pizza. Así que no había excusa, el fin de semana tocó ir a comprar una y llevarla a casa, luego fotografiamos al peluche con la pizza, se imprimió en un papel la foto y se pegó en la caja junto a un letrero de la tratoria Il forno di Chopet.

Pero, pero, pero, ya sabeis lo que le gusta al sr. Murphy venir a meter las narices en esta casa. Así que justo cuando lo tenía todo montado nos dicen del cole que debido a un concurso de dibujos que han hecho les hacía ilusión que Terremoto fuera de cocodrilo super héroe. Tengo que decir que más o menos tenía cosas con las que improvisarlo, pero tenía que ponerme y retocar y buscar varias más. Terremoto  a veces es un buenazo y para no decir que no es capaz de tragarse algún marrón. Así que aparcamos el de cocinero que sólo le quedaba acortar un poco las mangas y nos pusimos a improvisar el de cocodrilo. Unos días antes me confiesa todo compungido que a los niños les hace ilusión lo de cocodrilo superhéroe pero el que realmente le entusiasmaba a él era el de cocinero. Vuelvo a decidir que me quedo con el de cocinero y fue cuando hicimos la caja de la piza. El día antes de su fiesta de disfraces que era el viernes, Tsunami tuvo la de su cole y después de la fiesta del cole de Tsunami, Terremoto tenía visita a la neuropediatra. Yo había calculado que ese jueves me bastaba para acabarlo y los días anteriores me dediqué al de Tsunami. En el cole de Tsunami hacen la fiesta, ya os lo contaré algo más abajo, y cuando salimos voy a la neuropediatra directamente y mi ex recoge a Terremoto del cole y lo lleva a la doctora. Cuando la neuróloga está visitando al peque me cuenta el papá que el director del cole les ha dicho que hay concurso de disfraces de superhéroes y que confía en el Terremoto vaya de cocodrilo. Yo ya flipaba en colores, luego veréis porque. Al final cuando llegamos a casa yo a punto de tener casi un colapso nervioso, Terremoto me dice casi llorando que todos le piden el de cocodrilo como el dibujo que hizo pero que a él le hacía mucha ilusión ir de auténtico cocinero. Así que decidí que si el director y los niños quieren un cocodrilo superhéroe que se vayan al zoo de Barcelona y le pongan una capita y unos calzoncillos rojos a los inquilinos del sector patrocinado por Lacoste, que no es broma que ese recinto está apadrinado por esa casa. Por la noche cuando todos se hubieron acostado, me quedé a acortarle las mangas y ajustar cuatro cositas, luego le metí un discurso reivindicativo a su profe contándole que si la fiesta es para que los nenes se lo pasen bien yo prefería que fuera de lo que le gustaba y lo sentía por el concurso del director. La profe me respondió que no estaba enterada de ese comentario que le habían hecho a mi ex pero que coincidía conmigo y que había hecho muy bien en respetar los deseos del niño.

Y aquí tenéis a nuestro pizzero particular antes de ir por la mañana al cole el viernes.IMG_3270

 

Ahora le toca el turno a Tsunami. Realmente el disfraz que le hicimos común a todos los peques de la clase que iban disfrazados del mismo cuadro. Si me lo permitís prefiero mantener en el anonimato ese disfraz porque fue una cosa más conjunta del cole y de la clase. Os diré que fue una fiesta magnífica y que acabó con baile en uno de los patios, nuevamente los de ESO vendiendo tartas y refrescos para subvencionarse su viaje de estudios del año que viene y los más peques acabaron persiguiendo a las maestras, montando una conga con ellas y luego bailando a corro profes y peques. Justo en ese momento, al final de la fiesta, cuando sólo me quedaba disfrazar al día siguiente a Terremoto, va la profe y nos dice que si queremos mañana pueden ir al cole vestidos de los que más les guste.  Evidentemente, a Tsunami le pareció magnífica esta proposición, pero a mí me pillo como dicen los pintores «in braguetone».

Hago ahora un punto y aparte para comentaros algo que puede ser de interés a todas las mamás que aún no han entrado en esta vorágine de los disfraces de sus peques. Tengo la suerte, se mire como se mire, de que a Terremoto le encantan los disfraces, desde que era un renacuajo. En casa hace años que compramos un baúl de plástico amarillo parecido a un cofre del tesoro pirata y lo convertimos en el cofre de los disfraces. Actualmente hay mucho más que un cofre. En él guardábamos todos los disfraces que habíamos hecho. También se guardaban objetos que pudieran usarse como complementos de disfraces, vamos, que te han regalado un pañuelo de cuello chulo pero que se pega pedradas con el tipo de ropa que llevas… al baúl de los disfraces; que un día te vas a hacer una prueba y te hacen poner una bata de papel y luego hay que tirarla… te la llevas y al baúl de los disfraces; que has ido a la doctora y la enfermera les ha dado unos guantes para hacer unos globos y tenemos dos sin hinchar… al baúl de los disfraces; que rebuscando por casa del abuelo descubren que tenía guardado las enaguas (véase cancán) que llevaba debajo de mi vestido de comunión… para mi vergüenza también se fueron al baúl de los disfraces; que el abuelo se ha comprado un sombrero pero luego decide que no le viene bien y como ya está usado no se puede devolver… al baúl de los disfraces… Como veis, el baúl de los disfraces se alimenta de las cosas más variadas, de caretas que les han regalado, de otras que hicieron en el cole, de un cinturón que no nos gusta. Todo sirve. Así que mamis, id montando un cofre, baúl o caja de disfraces, porque os solventarán más de un marrón y vuestros peques disfrutarán presentándose un día ante vosotros vestidos de vieja en plan doña Croqueta.

Como podéis imaginar, después de casi doce años de disfraces para carnaval, más sus respectivos Halloween, más algunos que se compró por placer, más otros que tuve que hacer cuando hizo teatro en el cole… tenemos unos pedazos de baúles en condiciones de ir buscando atrezzo para improvisar un disfraz a Tsunami.

Despuées de este pequeño inciso publicitario en favor del fondo de armario carnavalesco sigo con el relato. Ya veis que en menos de una hora se me encomendaron dos pequeños marrones, improvisar algo para Tsunami y ver al final que hacía con el pobre Terremoto. Ya sabéis que al final el mayor hizo realidad sus sueños y yo pensaba que cuando llegara a casa buscaría el disfraz de búho que os había puesto del año anterior en la escoleta y lo volvería a llevar pero ahora en el cole de mayores. Problema, que yo recuerdo que hacía unas semanas lo había localizado y había dicho “lo voy a guardar aquí para tenerlo a mano por si lo necesito estos días” y cosa poco habitual en mí, no logré recordar donde estaba ese aquí. Mira que lo intente pero no lo recordaba. Cuando llegue a casa mi pareja tuvo que salir un momento y yo me quedé con mi ex y los dos niños, yo buscando el disfraz. A estos tres no se les ocurre otra brillante idea más que ponerse a jugar al escondite zombi, que por si nadie lo sabe (supongo que nadie debe saberlo porque se lo acababan de inventar) es a escondite pero cerrando todas las luces. Ya me tenéis a mí buscando por las habitaciones, Tsunami cerrándome las luces. Al final estaba buscando con una linterna porque yo soy muy mala para andar a oscuras y me pego unos  porrazos por todas partes. Por suerte para mí, llegó el papa de Tsunami justo a tiempo antes de que me comiera a ese trio con patatas fritas y kétchup. Cuando todo se hubo calmado di por inútil el seguir buscando y decidí echar mano de la caja de disfraces. Así que finalmente Tsunami fue de caballero medieval.

Lo único que le hice fue una hacha con cartón, ya que teníamos una de plástico, pero el peque te pegaba unas natas con ella que ya me veía yo a la maestra quejándose de que el muy bestia le habría saltado los piños a unos cuantos niños y amoratado unos cuantos ojos. Ante un posible y esta vez real tsunami en su clase optamos por la versión menos agresiva y a la vez chula. Esta parte la hice cuando acabé de arreglar el traje de Terremoto, al final me fui a acostar a la una y media. Al día siguiente los dos nenes estaban contentos con sus vestidos y yo ojerosa y cansada como cada año cuando tengo un reto de carnaval, no sé como me las arreglo, aunque me ponga un mes antes siempre acabo yendo a dormir después de la una… debe ser también cosa del tal Murphy que se ha liado con un tal Morfeo para reírse un año más a mi costa.

Como veis Tsunami lleva, una especie de camisa gris rajada que es de un disfraz de pirata, una capa de cuando el mayor se disfrazó de mosquetero, una banda en la cintura también de un disfraz de capitán pirata, un casco de caballero medieval que compramos en una fireta y aunque no lo parezca es de platico y finalmente el hacha de cartón por si las mosquis. Y aquí tenéis a nuestro segundo protagonista de la pasarela antes de salir de casa hacia el cole, todo chulo él poniendo pose del personaje.

Así que familia, ya sabéis, para un disfraz no previsto, no hay nada mejor que imaginación y un buen arsenal en un cajón te salvará. Por hoy se acaba la función, querido público, otro día más.

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Coordinando cenas

5 Oct

Hay cosas que en ocasiones son tan obvias que pasamos sobre ellas y no nos damos cuenta. Hoy os voy a contar un truco, si se le puede llamar así, de los que empleo para mi organización doméstica. Posiblemente muchas de vosotras ya lo ponéis en práctica en vuestras casas, pero lo comento por si alguien no había ido a caer en ello o por si la situación les viene de nuevo y tampoco habían pensado aún en montarlo.

Hace unos años puse en práctica algo así, se trataba de coordinar las cenas con las comidas del cole de Terremoto. Con un niño la cosa es relativamente sencilla y casi no se necesita montar esto, pero cuando tienes al menos dos niños que por ir uno a escoleta y el otro al cole, o bien a coles diferentes por eso de que en ocasiones no se tiene lo que uno querría o uno de ellos ya va a uno de esos institutos que tiene cafetería con menú, entonces es mucho más difícil coordinar dos o tres menús diferentes con una cena que resulte coherente para todos y alguien no acabe comiendo y cenando lo mismo o comiendo lo que ceno el día anterior o combinaciones por el estilo.  Eso, sin entrar en la posibilidad de que por una casualidad los padres también coman en el trabajo o cerca de allí debido a sus horarios.

Con la venida del peque y su posterior entrada en la escoleta esta labor fue algo más complicada, por un motivo. La escoleta de Tsunami era tipo familiar, las chicas hacían ellas la comida allí (eso fantástico) pero en lugar de hacer menús diferentes cada mes tenían el menú de primavera- verano y el de otoño-invierno. Lo que te proporcionaban era un folio dividido en cuatro semanas y un menú distinto cada día. Cuando acababas las cuatro semanas, volvías a empezar de nuevo. Dio la casualidad que cuando empezamos fue en lunes y además ese mismo lunes ellas empezaban con el menú de la primera semana. Pero, hay meses en los que hay cinco semanas y no siempre se empieza el mes en lunes… así que si bien cuando se lo pedía  me decían en que semana estábamos, yo me montaba unos líos y nunca sabía si la semana en que estábamos se correspondía con la primera, la segunda, la tercera o la cuarta del menú.

Ahora que Tsunami ha empezado con el cole y se queda a comer allí, volvemos a tener menús de cada mes. Estoy muy contenta con este cole porque te cuelgan el menú en su web y sí lo quieres te lo imprimes, lo sabes ya antes de empezar el siguiente mes y si se te olvida o quieres comprar algo cuando te toca tú hora de merienda del trabajo, que no se ustedes, pero yo en mi media hora de merienda hago de todo menos tomarme un bocadillo o un café con leche,  entras un momento en la web y lo consultas, así puedes comprar en consecuencia.

El cole de Terremoto también hace los menús, pero te los dan ellos, no los cuelgan en la web y siempre los dan cuando ya ha empezado el mes, así que durante unos días no sé que va a comer ese día en el cole. Algunas veces se ha sugerido al cole lo de colgarlos en la web, pero no que por que motivo no pueden hacerlo, y eso que también en este cole tienen ellos la cocina y lo elaboran allí mismo, no es comida de cáterin.

Después de soltaros este rollo os comento que como sabéis,  yo suelo ir los sábados por la mañana a un mercado de productos frescos, y luego al súper. Así que antes de partir siempre miro que productos me faltan. Este año he colgado juntos en la pared los menús de los dos peques y hacemos una valoración de menú de uno, menú del otro y posible cena que no repita platos y no sea igual que el día de antes o después de alguno de ellos. Puede parecer un poco lio pero cuando le has pillado el truco es muy práctico. Apuntamos debajo de cada día en lápiz lo que será esa noche la cena y así cuando voy al mercado ya sé que tengo que buscar y me he hecho una lista, por lo que la compra es más ágil. De esta forma me evito comprar cosas por si luego lo puedo necesitar y que después se me ponga pocho algún producto y no lo pueda aprovechar. También de esta forma compro aquello que necesito y no voy por el mercado perdida pensando en que puedo comprar y que puedo hacer con lo que compro.

El poner los menús en la pared puede parecer una tontería, pero me va muy bien. Antes los tenía colgados en la nevera, pero entre que se movían, la puerta de la cocina cuando se abría los tapaba parcialmente y siempre estaba puerta va, puerta viene, y alguna vez alguno de los nenes ha cogido uno de los imanes y menú que te sale volando.

Luego a medida que va pasando la semana voy tachando los cuadraditos con el lápiz y así es más fácil localizarse cuando uno los mira.

Las comidas que programo son un poco generales, me explico, cuando pongo pescado eso puede significar desde unas varitas de merluza, hasta un pescado al horno. Si pongo huevos, eso puede ser desde una tortilla de cualquier tipo (con cebolla y atún; con queso y york, con patatas y cebolla) hasta tomar unos huevos pasados por agua y pan. La carne suelo especificar un poco más, al menos indico el tipo de carne más adecuado dependiendo de las carnes tomadas los días cercanos. Si pongo verdura puede ser desde verduritas a la plancha, ensalada de patatas y cebolla, hasta unas crepes de verduras. Por la noche no suelo hacer pasta italiana, pero sí algunas veces hago sopa, en casa todo el mundo es muy sopero y te lo agradecen que es un gusto.

Truco nocturno para un desayuno más ágil y una cocina reluciente y recogida

25 Sep

Hoy pensaba tratar otro tema, pero como he estado trabajando hasta las 20’00 y no he llegado a casa hasta hace unos momentos, pues no me ha dado tiempo a desarrollar el tema como se merece y para sacar un churro prefiero improvisaros con un truquito nocturno.

Como visteis por la entrada de ayer, mis mañanas son un poco movidas, vamos la típica contrarreloj de toda madre trabajadora con peques estudiando.

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Cada mañana, de lunes a viernes, se preparan:

Para los papás, dos cafés con leche (bote con tapa naranja delante de la cafetera y las dos tazas); la medicina de mamá, con su vaso y cuchara ; el bocata matinero para mamá y las galletas para papá

Para el Terremoto uno de leche con Nesquik (bote del pato Dónald y cuchara); las tropecientas pastillas que le tocan (ese montón de cajas y el botecito de al lado amarillo para que no se caiga ninguna cuando las saco por la mañana ya que con los medicamentos no quiero dejarlos toda la noche sin control y fuera;  su vaso donde toma el agua y luego la leche y así nos ahorramos un cacharro para limpiar; luego su bocata matinero y el del cole.

Para el Tsunami, otro de leche con Nesquik Junior y cuchara; las galletas como papá o una magdalena o pan de leche.

… vamos, que haciendo el tonto, haciendo el tonto, cada mañana perdía unos preciosos minutos sacando cosas y preparándolo todo.  Una noche pensé que si el tiempo que lleno las botellas con agua (del grifo de la osmosis) aprovecho para llenar el termo con el agua fresca de la nevera e ir sacando cajas de pastillas, vasos, cubiertos, botes, galletas, café, tazas y todo lo que sea necesario para el día siguiente ya tendría todo eso ganado.

También lo que suelo hacer es dejar preparadas y revisadas las agendas y las mochilas, tan sólo será necesario poner los bocatas y el agua y dejo a mano las agendas por si surge algo improvisado que se haya de comunicar. Sólo falta poner meriendas y cerrar cremalleras.

Por la noche el perder estos minutos no me supone un esfuerzo muy grande, en ocasiones da pereza, lo reconozco, pero vale la pena dedicarlos. Por la mañana se van empleando y colocando en su sitio. Cuando alguien acaba con sus vasos los ponen en el fregadero y luego les doy una lavadita a todos y paso la bayeta por los sitios y si hay muchas migas una ligera barridita de la zona. El café de la cafetera, lo saco al balcón y lo vuelco en alguna plantita y así abonamos y veo que tiempo hace. De esta forma la cocina queda luego recogida en un santiamén y cuando vuelves del trabajo no da una depre encontrarte con todo amontonado.

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