Modestia aparte, considero que el post de hoy puede ser interesante, al menos nos dará mucho que pensar a los padres.
Algunas veces os he dicho que mi hijo mayor fue un poco torpe a la hora de empezar a dibujar, pero que cuando le pilló el tranquillo nos ha dejado a todos sorprendidos por su imaginación, creatividad y proliferación de dibujos. La mayoría de ellos son a lápiz y sin colorear, un día os enseñaré más dibujos, pero hoy quiero compartir con vosotros algo que considero mucho mejor.
Es cierto que cuando en nuestras casas se genera un conflicto por algún motivo, no siempre se puede sortear buenamente. En algunas ocasiones la dificultad de su comprensión, una presión atmosférica demasiado alta, un cambio lunar o simplemente el tener un mal día hace que muchas veces el diálogo no pueda desarrollarse como debiera y acaba estallando la crisis. Nosotros como parte implicada tenemos conciencia de lo que ha pasado y lo vemos así como nosotros creemos que es. Es cierto como se decía en «El Principito» que los adultos no siempre recuerdan cuando fueron niños y en ocasiones nos puede sorprender descubrir luego lo que han vivido los niños y como lo han visto ellos.
Hoy no os voy hacer leer mucho, simplemente os explicaré estos dibujos y espero que seáis vosotros mismos quienes saquéis las conclusiones. Se que estos dibujos son la visión particular de mi hijo, pero pese a los problemas que él tiene, creo que no debe ser una visión demasiado distante de la que puedan tener muchos de nuestros hijos.
El primer dibujo es de hace unos dos años y medio, quizás tres. Si no recuerdo mal en esa ocasión Terremoto hizo algo que no estaba bien y yo le reñí para que no volviera a hacerlo. Creo que el problema vino por que no quería comer algo y quería tirar la comida a la basura y yo se lo impedí, luego la cosa se nos fue yendo de las manos a lo bestia, él no quería aceptar que estaba haciendo algo mal y decidió que quería fugarse de casa, así que al final ese día, el enfrentamiento y la regañina fueron sonados. Finalmente, conseguimos que Terremoto se fuese a su cuarto. Ese día y el siguiente fueron muy tensos, porque después de una crisis de ese calibre te deja muy tocada y no estás precisamente ni alegre ni para muchas juergas. Por la tarde, Terremoto me trajo este dibujo. En él hay dos escenas, la del pobre Terremoto que estaba esperando que a mí se me pasara el enfado y recibiera el perdón y aprobación de su madre (o sea yo) y el siguiente en el que yo le denegaba ese perdón y seguía insistiéndole en que había hecho algo mal. Lejos de tomármelo a mal, me impresionó como me veía él y pensé que tal vez me había pasado con la regañina. Así que me pegué el dibujo en la parte interior de la puerta del armario de mi habitación para recordarme como me veía mi hijo cuando yo seguía enfadada con él y no estaba para nada.
El siguiente grupo de dibujos tiene apenas un mes, fue de principios de diciembre. En ellos se representa la siguiente escena:
Terremoto estaba esos días en casa de su padre, y mi ex es de los que ronca cuando duerme, puedo asegurarlo y mucho. Así que el pobre Terremoto se pasaba las noches en vela sin poder dormir mientras su padre lo hacía a pierna suelta.
Una mañana después de haberse despertado, Terremoto le dijo a su padre que esa mañana no había piscina en el cole y no tenían que coger la mochila de natación. Parece ser que la profesora se había olvidado de comentar eso en la agenda, así que su padre le insistió en que tenía que cogerla y por lo visto uno se puso cabezota y el otro más y tuvimos el conflicto montado.
Después de la regañina de su padre y de insistir con lo de la mochila, Terremoto estalló y la tuvieron montada de verdad. Acabó diciéndole que quería marcharse de casa y que no quería tener ni padre ni madre, todo un escándalo.
El resultado es que el padre lo metió sin contemplaciones en el coche y se lo llevó al cole.
Cuando llegaron al cole su padre en actitud nada condescendiente le empujó para que entrara y lo dejó allí mientras él se iba al trabajo.
Parece ser que Terremoto se enfadó mucho y estalló poco después de su llegada al centro. Terremoto llega antes de que empiecen las clases debido a nuestro horario de trabajo, pero por suerte ese día la profesora llegó antes y cuando vio como estaba lo recogió y se lo subió a la aula antes de que empezaran las clases. El chico llegó furioso al aula y la profesora que es un encanto y lo tiene pillado, le sacó unos folios y le pidió que le dibujara lo que había ocurrido para que luego se lo explicara. La sorpresa fue que Terremoto en su enfado y sin quererlo le montó un auténtico story board de la rabieta. Cuando acabó los dibujos ya estaba más calmado, habló con la profesora y el resto del día estuvo bien.
Ciertamente ese día no había piscina por un tratamiento que se le daba. La profesora anotó en la agenda lo ocurrido y explicó que la culpa había sido de ella, que había una nota en el tablón de abajo pero que debería haberlo anotado también en la agenda. Cuando a finales de diciembre tuvimos la habitual reunión trimestral con la maestra, esta nos enseñó estos dibujos. Nos dijo que le encantaban y nos pidió permiso para quedarse una copia. La neuropediatra cuando los ha visto nos ha pedido lo mismo y mi amiga médico también.
El papá se quedó perplejo cuando se vio dibujado, algo parecido a lo que me ocurrió a mí con el primer dibujo del post. Reconoció que se había puesto fuerte, pero yo lo entiendo. En ocasiones tienes que adoptar esa actitud con Terremoto porque si te pones a discutir e intentar razonar con él cuando está cerrado con algo es un trabajo inútil y entonces lo que te recomiendan y mejor va es atajar cuanto antes la discusión para que esta no se alargue y se convierta en un bucle. Es cierto que ese día el papá no gestionó del todo bien el asunto, ya que en lugar de insistir tanto en que no había piscina, hubiera sido mejor decirle que posiblemente no había, pero que como la profesora no le había puesto la nota, llevarían la mochila sólo por si acaso y si efectivamente no había la dejarían en el maletero y lo mejor hubiera sido que la hubiera bajado su padre en lugar de hacérsela coger a él. Pero bueno, no ocurrió así y tenemos que aceptar lo ocurrido, una lección para la próxima vez.
Espero que los dibujos de Terremoto os hayan gustado, que hayan reavivado ese espíritu de niño incomprendido que hace años tuvimos todos nosotros en alguna ocasión y que os ayude a comprender en ocasiones como nos pueden llegar a ver nuestros hijos cuando las situaciones se descontrolan, no sólo es nuestro punto de vista. Hay que actuar, pero también luego hay que saber guiar y acompañar.
Mucha paciencia papás y mamás. No nos queda nada, aún hay mucho que aprender por parte de todos. Nos lo recuerda, un niño.