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La estación de los proyectos: Habemus Estelcon o todo aquello que nunca aparece en las crónicas…en que estaríamos pensando cuando nos apuntamos (segunda y última parte)

6 Mar

¿Cómo se monta una estelcon?

1.- Pensar en lo que quieres hacer. Básicamente, tener claro que se tiene que hacer, donde se va ha hacer, quien tiene que ser responsable de que eso se haga y quines van a ser coordinados por los responsables y se dedicarán a hacerlo. Eso quiere decir, distribuir funciones y crear grupos de correo donde se coordinan, discuten, aportan ideas y toman decisiones a ser posible de la forma más civilizada. Recordad que siempre que algo tiene que comentarse a distancia y sin tener a la otra persona delante puede hacer que surjan pequeños conflictos que hay que saber controlar. Es una de las desventajas que tiene Internet, que hay que ser muy cauto con las palabras o las formas de decir las cosas. A quien nunca le haya pasado o visto esto es que lleva menos tiempo usando Internet que yo o tiene muchas dioptrías y debe ir al oculista, porque casos de estos todos hemos visto alguna vez alguno. Pero es lo que hay.

Nota: Así que futuros “insensatos”, tened mucha paciencia con el interné ese y no tengáis en cuenta las pequeñas crispaciones que los megabites, el cansancio y la saturación nos hacen ocasionar. Esos megabites malos los forjó Sauron en el Monte del Destino y son tóxicos. Seamos siempre comprensivos y cautos con lo que decimos y como lo decimos. Por desgracia, no tenemos telepatía como algunos elfos. Sólo vemos nuestras circunstancias y no siempre sabemos valorar o ver las circunstancias de las personas a las que nos dirigimos y nos leen. Si alguna vez ocurre algo así, los coordinadores de los grupos deben intervenir por el bien de todos.

2.- Ponerse manos a la obra. Es decir, empezar a currar. Aquí cada grupo empezó a funcionar por su cuenta. Se realizó un organigrama y se designaron dos personas para cada smial como contacto entre ellos. De esta forma se fue buscando material, formando presupuestos, tomando decisiones y realizando cada uno de ellos. Algunos fueron más de tipo artesanal, otros más de tipo logístico. Cada uno tiene sus problemas y sus recompensas cuando se veían realizados. ¿Qué queréis que os diga? No seré yo que os quite la ilusión de ir descubriéndolo cuando decidáis convertiros en futuros insensatos.

Aquí reconozco que yo no me impliqué demasiado. Mi vida familiar y mis circunstancias no me permitían estar muy metida en ello. Al final me apunté para organizar la Lumilinde o noche musical que tuvo lugar la primera noche. Tengo que confesar que me encantó hacerlo. Me lo pasé de miedo y en cierta forma me ha quedado un pequeño gusanillo que no me importaría volver a meterme en un lío de solfas y do re mies como ese. Os diré que para la presentación me trasformé en un Balrog o diablo de fuego. Por eso necesitaba saber manejar un látigo y quien mejor que Indiana Jones para enseñarme, jajaja. Conseguí compinchar a dos compañeros, de Barcelona y de Valencia, sin cuya inestimable ayuda el evento nunca hubiera sido lo que fue y al final creo que todos tanto los que intervinimos como los asistentes se lo pasaron muy bien y nos divertimos mucho que es lo más importante.

En cambio, mi señor R. se metió de lleno y eso le absorbió prácticamente entre una cosa y otra, casi todo el tiempo que tenía entre que llegaba del trabajo y se iba a dormir. Bien por pensar en algo, por moderar algo, por buscar algo, por tener una reunión con el smial o a través del ordenador… lo cierto es que a partir de mediados de verano y hasta que se hubo acabado todo, gran parte de la atención de R. se centró sobre todo en los proyectos frikis que os he comentado. Tal vez el que nos dio más problemas en casa fue el de las reuniones de skype. En casa la zona de despacho está abierta a la zona de la sala con el sofá y la televisión a pocos metros de ordenador. Es algo parecido a lo que sería una cocina americana tipo loft pero en versión despacho en lugar de cocina, está todo integrado. Si las reuniones tenían lugar a partir de las nueve de la noche no pasaba nada dramático. Se tenía que enviar a los peques un poco antes a la cama y esa noche Tsunami se quedaba sin lectura de papá. Luego R. cenaba delante del ordenador y yo escuchaba la reunión o bien me iba luego a dormir si se alargaban mucho, cosa que ocurrió poco pero alguna vez ocurrió. Si las reuniones tenían lugar antes de las nueve de la noche, entonces podía temblar, porque evidentemente, los niños querían cotillear, querían intervenir, la teníamos liada y al final acababa histérica enviando cada uno a su habitación o castigándolos cuando ellos no es que tuvieran demasiada culpa. Personalmente entiendo que eso era una novedad y que algunos de los que intervenían son “amiguitos y amiguitas” de Tsunami y claro… si papá habla con los amiguitos yo también quiero. ¿Cómo le explicas que eso que parece tan atractivo es una cuestión de trabajo? Por suerte no hubo muchas reuniones de tarde, pero las pocas que se dieron nos lo hicieron sudar en casa.

Nota: Si hay reuniones de tarde con niños por casa, inventa un plan B para no crear futuros conflictos. La salud de tu familia lo agradecerá.

3.- Dar difusión del evento Esto se consigue sobre todo vía Internet y redes de comunicación.

Nota gorda e importante: Aquí queridos futuros “insensatos”, no pongo nota porque ya sabéis que si algo no se difunde, difícilmente puedes saber que se hace y apuntarte. Quien más quien menos hemos estado al otro lado y hemos sido quienes hemos recibido esa difusión, así que ya sabemos como nos gusta que nos tienten.

4.- Coordinar las inscripciones, la distribución de habitaciones y el presupuesto Pues eso, que las cuentas tienen que cuadrar, tenemos que cubrir gastos con los ingresos del evento y tenemos que tener a todos los asistentes distribuidos en sus habitaciones como un gran tetris humano. Otro currazo que parece inexistente pero que está allí.

Nota: Lo digo muy seriamente. Esto, junto a la coordinación de grupos y el buen funcionamiento, es crucial para cualquier evento de este tipo. Quienes se encarguen de ello deben ser personas muy meticulosas, eficientes y con una capacidad de organización británica. Tienen que tener todos los métodos necesarios a su alcance y deben disponer de tiempo para encargarse de ello. Porque les va a absorber mucho tiempo. El futuro rodaje de toda reunión de esta magnitud dependerá de todas estas labores previas que siempre parece que surge por arte de magia pero que de magia tienen poco.

5.- Recibir propuestas de actividades y montar horarios para todas ellas Lo divertido de la estelcon es que los organizadores no montan los actos. No sabes lo que te van a pedir. Eso lo descubres cuando alguien te dice “pienso hacer eso” y tienes que saber colocar todas las cosas para que el máximo de asistentes puedan ir al máximo de eventos y que sea algo ordenado y no se machaque ni superpongan demasiadas actividades al mismo tiempo. Hay que prever además de los horarios, la mejor sala donde ubicarlo y el material o infraestructura que necesitará cada uno de ellos. Eso abarca, desde la botella de agua para los conferenciantes, hasta los cables y mesas de música para las actuaciones, desde un boli o un ordenador, hasta un micro… eso si no hay peticiones especiales que nunca se sabe que te pueden pedir.

Segunda nota gorda e importante: Que los asistentes a una Estelcon regresen a sus casas satisfechos y contentos depende en parte de que no se hayan aburrido al haber demasiados espacios sin llenar. De que no se oferten demasiadas cosas al mismo tiempo creándote un problema. De que hayan tenido algún espacio sin llenar para poder estar con sus amigos a los que en ocasiones sólo ven en estos eventos. Y, sobre todo, de que los horarios se cumplan con la mayor puntualidad posible. Sólo de esta forma estos cuatro días transcurrirán de una manera fluida y amena. Una buena organización ayuda mucho a que los asistentes vuelvan a su casa con unos buenos recuerdos. Y eso señores, favorece la procreación de una cantera para las futuras generaciones de “insensatos”

6.- Montar actividades especiales que realice la propia organización como os comenté en el anterior post dedicado a la estación de los proyectos. Los frikis somos un tercio de Flandes y siempre hay alguien que decide organizar un extra, bien sean actividades para los niños, una lectura de cuentos o una noche musical.

Nota tipo consejo: Aquí que cada uno se apunte a aquello que le guste, con lo que se sienta bien y sepa que es capaz de cumplir. Una estelcon ya lleva mucho jaleo, así que si el grupo organizador además decide montar actividades debe estar seguro que puede con todo. El ir a un evento (el que sea) y encontrarse con grandes retrasos y descontroles porque has querido abarcar más de lo que podías y luego todo ha sido un caos es lo peor que te puede pasar. Haz siempre aquello que puedas, pero si te comprometes a ello cúmplelo bien, sino mejor avisa con tiempo y no lo hagas.

7.- Hacer toda la decoración, los premios, el pack de bienvenida y los mathons Evidentemente, las salas y lugares donde estamos deben estar ambientados y el equipo de artesanía de Zaragoza se esmeró especialmente en ello. No recuerdo un rincón de lectura de cuentos tan currado y tan bonito en ninguna de mis anteriores estelcones. Fue una auténtica pasada. Felicidades. Normalmente, a los asistentes, se les facilita una carpeta con los horarios, plano del hotel y demás información para la llegada, es el llamado wellcome pack. Siempre está un poco curradito y requiere sus labores de diseño y enmaquetación. El refranero castellano dice que es de bien nacido ser agradecido y nosotros no somos de menos. La organización suele tener un pequeño detalle que, evidentemente, también tienes que currarte y que se repartirá entre los organizadores de actividades, los conferenciantes y los escuderos o asistentes que se han presentado voluntarios para hacer de “insensatos II” y ayudar a los organizadores… Finalmente, en la cena de gala se reparte otro obsequio pero esta vez es para todos los asistentes, lo cual quiere decir que hay muchos obsequios que hacer. Es el llamado mathon, es decir, algo inservible pero bonito que suelen regalarse los hobbits cuando hacen una fiesta y nosotros no hacemos más que seguir esa tradición… bueno, esa y la de tener una cena opípara, jugosa y esplendorosa, claro está.

Nota informativa 1: Como no tengáis absolutamente a nadie del grupo que le gusten las manualidades y los “trabajitos Feber” podéis ir buscando guarderías, colegios, clubs de ocio o locales de la tercera edad que están dispuestos a colaborar con vosotros en el ámbito artístico, porque de decoraciones y detalles no se libran ni en Mordor.

Nota informativa 2: Una cena de gala no es una cena de gala si el banquete ofrecido a sus comensales no es digno de la visita inesperada de trece enanos y un mago. Si tu despensa o alacena no puede con ello mejor busca otro saqueador al que saquear o atente a las consecuencias. Una noche intemporal con el estómago vacío puede hacer que un apacible hobbit acabe convirtiéndose en un temido berserker ávido de pastelitos.

8.- Ir a montar cosas. Teníamos pensado ir todo nuestro smial juntos, un día y medio antes de la inauguración para empezar a montar las cosas, pero no pudo ser. Al final los días disponibles que tenía y los horarios de los vuelos hicieron que nosotros no llegáramos a Zaragoza hasta el día que empezaba todo. R. y yo nos habíamos dejado los días necesarios para poder hacerlo, pero el cole de Tsunami tuvo un día de huelga con el que inicialmente no contaba y tuve que cogerme un día libre del trabajo que inicialmente estaba destinado para ir a montar cosas. Por suerte, el resto de compañeros de smial no tienen hijos ni colegios que te condicionan a la hora de disponer de tus días de vacaciones, pudieron acudir antes y ayudar al grupo de Zaragoza para decorar, ordenar, disponer y colocar todas las cosas para la recepción de participantes y su alojamiento.

Nota final: Les quedó de coña.

Hasta aquí resumido de una forma un poco chabacanera y rápida lo que son meses y meses de auténtico trabajo, con muchas horas tras ello y muchos nervios. Cuando uno ve eso no entiende francamente como no se acuerdan y sigue habiendo insensatos que organizan dos, tres o puede que incluso cuatro estelcones. Mi mayor admiración para ellos y para todos los smiales que cada año nos brindan la oportunidad de reunirnos, pasárnoslos bien y realizarnos como grupo. Se les tendría que hacer un monumento porque realmente se lo merecen. Así que como lo mío no es hacer monumentos, he pensado que aunque sea un poco tarde, les dedicaría esta momunental entradita en el blog.

No os voy a contar que se hace y como se lo pasa cada uno en estos eventos. Para ello hay otras crónicas por el ciberespacio. Si os gusta este mundo mi consejo es que os apuntéis a una de ellas, aunque sea una fiesta local a las que llamamos mereth.

Con este pedazo de post sólo he querido poner en aviso a los futuros organizadores y rendir un más que muy sincero homenaje a todos los equipos que año tras año nos brindan la oportunidad de vivir cuatro días especiales, impagables y alucinantes. Muchos de estos días nos han cambiado nuestras vidas en más de una ocasión. Los que les haya pasado esto saben de que les hablo. En las estelcones se hacen amigos. Amigos especiales. En las estelcones se han hecho parejas. Parejas que hoy en día acuden con sus hijos. En las estelcones se han vivido momentos de alegria, de bochorno y de tristeza, pero todos estos momentos han sido muy especiales. Así que si me lo permitís, me gustaría acabar este post brindando por el espíritu de los insensatos de las estelcones pasadas. Sin ellos esto que vivimos ahora no existiría. Por el espíritu de los insensatos de las estelcones presentes. Sin su trabajo no iríamos acumulando estos recuerdos y experiencias y tal vez yo ahora no estaría con mi pareja y Tsunami no existiría. Y finalmente por el espíritu de los insensatos de las estelcones futuras. Porque hay cierto tipo de magia que jamás debería apagarse y para quien sabe, un día, R y yo iremos junto a Tsunami, su pareja y nuestros nietos a compartir esos momentos tan especiales que sólo pueden darse en el calor de una Estelcon.

GRACIAS POR NO HUIR INSENSATOS.

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La estación de los proyectos: Habemus Estelcon o todo aquello que nunca aparece en las crónicas…en que estaríamos pensando cuando nos apuntamos (como es un cacho larga aquí tenéis la primera parte)

4 Mar

Si me seguís y lo recordáis, el año pasado ya os hablé de este encuentro y en que consiste, así que no me repetiré, si queréis leerlo está aquí.

Antes de empezar me he paseado por la red para ver que se ha dicho sobre las estelcones, por eso de no ser repetitiva y decir algo nuevo. Me he dado cuenta que el 99’99% de las entradas que no son meramente informativas para apuntarse al evento, suelen empezar con la narración de la hora en la que les suena el despertador y como cada asistente que se ha dignado en relatarnos su experiencia nos informa de cuando cogió el coche/tren/autobús/avión/barco para asistir a tal evento. Muy pocos para no decir este post que ahora redacto y puede que alguno más pero muy puntal, empieza unos cuantos meses antes de que ese despertador que todos tenemos en casa dé el pistoletazo de salida haciendo ring-ring / bruzzz-bruzzz / bidu-bidu-bidu/ o el politono que cada uno tenga predeterminado, que tampoco nos pondremos ahora a reproducirlos todos. Faltaría plus.

Pues bien. El proyecto que os cuento hoy y que fue el último de todos los gordos del año pasado, empezó muchísimos meses antes, el 2013… Por esas épocas estábamos en la estelcon anual. Se hacía en una casa de colonias, así que el alojamiento era en habitaciones grandes con camas en formato literas y un montón de gente dentro de cada habitación. Al grupo de Mallorca le tocó compartir cubículo con unos cuantos del grupo de Zaragoza. Se dice que en ocasiones en los sitios menos verosímiles se tienen las conversaciones menos creíbles y parece ser que en algún momento dentro de esa habitación tuvo lugar una conversación que condicionaría en gran medida mi vida y la vida de este blog durante el siguiente año. “Alguien”, de Zaragoza, le planteó a “alguien”, de Mallorca, la posibilidad de organizar conjuntamente la estelcon del año siguiente.

Habían pasado ya un par de semanas (ya sabéis que en Mallorca un par son un número indeterminado superior a dos). Fue en ese momento justo cuando uno aún tiene el ánimo por lo alto y espera entusiasmado a que (como diría Gandalf) algún “insensato” se presentase voluntario para organizar la próxima. Uno siempre espera que ese “insensato” sea alguien de otro grupo y así sólo tener que preocuparse por el pasaje, la maleta y poner de hora el despertador para empezar allí sus crónicas. Cuando vas a una reunión, nunca piensas que dentro de media hora descubrirás que ese “insensato” eres tú. Ese día que no recuerdo muy bien cuando fue exactamente, se nos comentó que el grupo de Khazad-dûm (que así se llama el smial de Zaragoza) solicitaba nuestra colaboración para montar el evento del año 2014. Yo, personalmente, no lo acababa de tenerlo muy claro ya que en su momento organicé una boda, organicé dos bautismos, organicé varias semanas Tolkien y he organizado diversas fiestas de cumpleaños de Terremoto y eso si bien son pecata minuta en comparación con lo que estábamos hablando, te hace sabia. Sabes que nunca sale todo tan fácil como parece y acabas currando como una enana en jornada continua y maldiciendo tu destino como un troll cavernario. Porque señores, eso de organizar una estelcon no es precisamente moco de pavo, es un curre impresionante y si bien en otras ocasiones se había hecho con dos grupos relativamente cercanos, en esta ocasión teníamos un handicap chungo bananero. Se llama mar Mediterráneo, ese pedazo de brazo de mar seguido de un pedazo de tierra que separaba a ambos grupos. Es cierto que las nuevas tecnologías ayudan. Por suerte, ahora no es como cuando me casé que todo se coordinaba a base de llamadas telefónicas (aunque alguna hubo) o de visitas in situ a las tiendas, iglesias y restaurantes. También es cierto que no se tuvo que recurrir al más ancestral método de coordinación por carta de esas con sello, buzón de correos -esa cosa rechoncha y amarilla que hay en ocasiones por las calles y sirve para colocar cartas dentro- y cartero que te las trae a casa (aunque algún paquete con material se tuvo que enviar). Esas tecnologías que eran las que en su momento yo usé para montar mi boda, ir a congresos y montar fiestas de cumpleaños para Terremoto, están del todo obsoletas o al menos no tan vigentes. Hoy en día las cosas se coordinan por skype o como yo lo llamaba por video conferencia Se usa el correo electrónico con una lista de correos y con grupos por temas. También se usa una cosa llamada WhatsApp y que hace que a partir de cierta hora los móviles de las casas se vuelvan locos y empiecen a dar pitiditos y vibrar como poseídos por algún espíritu maléfico. ¡Sí! Esas nuevas tecnologías engendros de las palantir ayudan mucho, pero el curro no te lo quitan para nada. El curro lo hacen las personas que los manejan.

Así que no me pregunten ustedes como, en ese momento de iluminación divina, los miembros del smial que estábamos ese día reunidos pensamos “¡Oh Eru! ¡Nosotros también queremos experimentar ese chollazo que representa montar una estelcon!” Alguna intervención de los Ainur tuvo que haber, si, porque nos dejamos convencer con una relativa facilidad algo desconcertante y en muy poco tiempo votamos que nos apuntaríamos. Supongo que algunos lo hicimos porque realmente, como diría el sabio Gandalf fuimos unos “insensatos incapaces de huir despavoridos” y no teníamos muy claro donde nos metíamos realmente. Otros porque fuimos más optimistas que un hobbit ante una bandeja de pastelitos acabada de sacar del horno. Otros porque pensamos que esa podía ser una nueva experiencia y que narices, hace ilusión. Otros porque habían intervenido en la organización de antiguas estelcones y miren ustedes, o deben ser masoquistas, o les gustan los deportes de riesgo, o no se acordaban del todo del lío que les había supuesto y querían refrescar la experiencia o porque en algún momento no determinado sufrieron un ataque de amnesia y no se acordaban de todos sus desvelos y sufrimientos. Vayan ustedes a saber. La cuestión es que unos por novatos, otros por curiosos y otros por masocas recalcitrantes, nos unimos al cotarro.

¿Qué se debe hacer a la hora de querer montar una estelcon?

1.- Decidir cuando la quieres hacerla. Hmmm… no recuerdo muy bien como fue que se decidió la primera semana de diciembre. Supongo que para aprovechar el día de fiesta de la Inmaculada, que era el único puente de finales de año, aunque eso implicaba que haría un frío del copón. Lo que nadie previó o desconocíamos, fue que nos coincidiría con la Hispacon y eso haría que los habituales asistentes tuvieran que decidir entre uno o el otro evento.

Nota para todos aquellos futuros “insensatos” que decidan montar alguna vez una próxima estelcon: Si fuera posible no coincidáis con un evento de ese calibre y publicitado antes que el vuestro. Es una buena forma de no poner en un brete a los asistentes a la hora de inscribirse. Además, vuestro curro será el mismo.

2.- Buscar un lugar donde hacerla. Vale. Sí. Si nos reunimos tiene que hacerse en algún sitio y si es posible cómodo, bien comunicado y sobre todo baratito, que estamos en crisis y los miembros de la sociedad pese a pertenecer a la realeza élfica, enana o gondoriana, la mayoría de nosotros somos más bien tirando a pobretones supervivientes con cargas familiares. Esa, como supondréis es una labor que sólo puede realizar el equipo organizador donde el evento tendrá lugar en sus dominios. Khazad-dûm nos propuso un lugar en plena naturaleza, tipo albergue, con habitaciones y literas, algo apartado. Se estuvo estudiando y parecía aceptable, pero pronto surgieron los problemas. Aparte de que estaba muy lejos de todo y cuando digo todo me refiero a todo, había muchos problemas para conseguir que nos hicieran un precio justo. Con eso de un precio justo no me refiero a que fuera ajustado, simplemente a que la relación calidad servicio a precio exigido por ellos fuera normalito. Para rematarlo el lugar donde haríamos la cena de gala estaba algo lejos del albergue y el menú era caro y algo surrealista… Así que al final entre una cosa y otra y otras más, descartamos esta ubicación.

Cuando eso ocurre, uno piensa que quizás nos libramos de montar el evento, pero no. El grupo de Zaragoza está formado en su mayoría por maños, evidentemente, y además es un smial de enanos y si una cosa caracteriza (o eso dicen) a los maños y a los enanos es que son muy testarudos. Además unos cuantos de sus miembros, pueden presumir de estar fuertemente experimentados en el arte de organizar eventos. Una nimiedad como esa no iba a pararles. En poco tiempo habían conseguido localizar otro sitio que no tenía nada que ver con el anterior. Estaba a media hora de Zaragoza y muy bien comunicado. Era un hotel lo que significa, como diría Bilbo, confort. Habitaciones de dos, tres o cuatro personas con baño incorporado, agua caliente, calefacción… y, la cama de matrimonio más grande y cómoda que he visto en toda mi vida. Salas para dar conferencias, talleres y actuaciones. Una zona apartada del núcleo del hotel pero conectada internamente en la cual podíamos hacer lo que quisiéramos y a la hora que quisiéramos sin molestar a nadie. Posibilidad de hacer la cena de gala en el mismo establecimiento. Eso ya empezaba a pintar mucho mejor. Pero como que muchísimo mejor. Si a eso añadimos que era un cuatro estrellas que nos hizo un precio muy interesante y no extremadamente caro… pues bueno… será que realmente podíamos decir bien alto que por fin habemus estelcon.

A partir de ese momento fue cuando el grupo de Zaragoza se ha pegado como dice Tsunami, ochenta mil y medio visitas de sus casas al hotel para ultimar detalles, coger medidas, hacer fotos y demás labores “administrativas” que un evento así implica.

Nota para los futuros “insensatos”: Tened en cuenta que vais a ir muchas veces al lugar elegido, así que mentalizaros en que vais a estar de excursión bastante a menudo y procurad buscar un sitio donde el gps llegué, existan las señalizaciones y a ser posible la carretera esté asfaltada. Por vuestro bien, por el nuestro y por el de los amortiguadores de vuestros coches.

3.- Hacer un proyecto, presentarlo, que te lo voten y aprueben Hmmm…. Nuevamente poco más que añadir a eso. El proyecto lo redactaron desde Zaragoza, se estuvo discutiendo por Internet si quedaba algo sin comentar o si se tenía que añadir algo. Se adjuntaron fotos del lugar, menús, posibilidad de menús especiales para alérgicos, asegurarse de que el lugar no tuviera barreras arquitectónicas, indicar menús para la cena de gala, precios finales dependiendo de días de asistencia y esos detalles. Elegir una temática o ambientación para el evento. Además, se adjuntó el presupuesto que calculamos nos llevaría montar todo eso como gastos de decoración, welcome pack, mathons, montar talleres y actividades, acreditaciones…. Vamos. Un buen curre aunque no lo creáis.

Después de eso uno piensa que quizás otro grupo de insensatos han sido iluminados por la luz de los Valar y han decidido también presentar un proyecto. Pero no. Fuimos los únicos “insensatos”. Los Valar, en ocasiones son un poco cabroncetes y sólo permiten en los últimos años la inspiración de un grupo de “insensatos” por año. Aaaainnnnsss… Así que se presentó el proyecto. Se votó y efectiviwonder, se aprobó.

No destapamos botellas de cava ni brindamos, porque hacer chin-chin vía línea telefónica no es aconsejable, pero bueno. Subimos un par de caritas contentas y caritas aplaudiendo y nos pusimos a ello.

Nota para los futuros… ya sabeis: Neo será el elegido en Matrix. Cuando hablamos de estelcones el elegido siempre es aquel que se atreve a presentar el primer proyecto. Recordadlo. Quien avisa no es traidor. A partir de aquí empieza el punto de no retorno de vuestro viaje al futuro.

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La estación de los proyectos.

11 Ene

Soy consciente de que este título suena a adaptación chunga de canción de Franco Battiato, pero no es así. Realmente este título lo saqué de un titular de un artículo de un periódico bastante retrasado que se paseaba por la cocina de casa y que creo que trataba de política. Digo creo, porque no me leí el artículo, tan sólo me llamó la atención su título. Me gustó tanto que me sentí muy identificada con esa frase, “la estación de los proyectos”, porque en ese momento esta familia estaba embarcada en eso, en muchos proyectos. Decidí entonces que lo guardaría en el saco de títulos posibles para el primer post que pudiera publicar y esperé a que llegara ese momento tan ansiado.

Nunca creí cuando abrí el blog que en pleno otoño, ejem, ejem,… invierno, estuviera dos mes.. .ejem… tres meses, ejem… hasta el año siguiente, sin actualizar. Pero este año, o mejor dicho, el pasado, las circunstancias han mandado. Ese, el pasado, fue un año algo chungo para el blog, primero problemas adolescentes de Terremoto y las humedales de la casa y las obras finales. Cuando se solucionan ambos y esta que os escribe pensaba “Aleluya” va y se acaba el verano. Hago una entradita diciendo “Aquí estoy yo, ya he vuelto” y me quedo colgada. No ha sido por falta de interés, palabrita de bloguera sin cruzar los dedos. Hice unas cuantas entraditas preparadas para publicar, pero tenía un problema. El ordenador. En casa hemos estado envueltos en una serie de proyectos que se han desarrollado en unas cuantas semanas y que para realizarlos el ordenata de casa ha estado monopolizado. Bueno, realmente el ordenata se ha convertido en una extensión de mi churri desde que llegaba del curre hasta que se metía en la cama y eso era a altas horas de la noche. Cuando por una de esas casualidades de la vida que en ocasiones ocurren en las casas normales, el churri cortaba sus vínculos cibernéticos de la punta se sus dedos y dejaba libre el teclado, mis cachorrillos sedientos de conocimiento informático, imágenes varias de Súper López o juegos de pokemons, eran los que daban dos brincos cual mandriles y se enganchaban a las susodichas teclas, dejándome sin la posibilidad de hacer florar mis instintos creativos, expresivos y de supervivencia blogo-maternal o lo que es lo mismo, de explayarme con el blog. Vamos, que visto lo visto que ha salido en prensa, me hubiera sido más fácil quedar a tomar un té con el pequeño Nicolás ese que sale por todo, cosa que no hubiera sido un mérito por cierto, que no tocar con estos deditos el teclado casero, snif, snif… eso sí que era un mérito. Además, aunque una en alguna excepcional ocasión, consiguió teclear algo, el míster estaba siempre tan cansado que no publicamos nada de nada. Un día por cansancio y el otro por agotamiento, el otro porque la entrada estaba pasada de moda, el otro porque había video-reunión, el otro por no me acuerdo de qué, pero por algo, fijo.

Sé que esto ha sido una injusticia, así que voy a resarcirme contándoos cuales han sido estos proyectos y seguro que cuando los conozcáis perdonareis esta prolongada ausencia de la blogoesfera. Por cierto, al fin he conseguido leerme todos los blogs que suelo seguir, que tampoco había podido leer una triste entrada más que alguna esporádica y eso de ponerse al día después de tanto tiempo ha sido agotador, que sois unas hachas y no habéis parado y he necesitado unos cuantos días, muchísimos.

Para poneros en situación debemos retroceder en el tiempo, como hacen en las pelis aunque aquí lo haremos de una forma más chabacanera, con menos medios, glamour y sin espirales concéntricas que giran y giran trasladándonos a otro momento. La historia empezó hace casi un año…. Habíamos venido de disfrutar de la Estelcon 2013 (la fiesta Tolkien o fiesta de El Señor de los Anillos, para los “no iniciados” en el asuntillo friki) estábamos en una reunión de nuestro smial (o grupo local para entendernos) cuando se nos propuso montar la próxima Estelcon con el grupo de Zaragoza. Uno nunca sabe dónde se mete hasta que se mete y al final una cosa que te has planteado de una forma acaba siendo otra. Vamos que un currazo de enanos. Para quienes no sepan muy bien de que va eso os diré que sería algo así como montar un congreso de cuatro días, con un fiestorro digno del bodorrio más exigente pero sin novios, con coordinación de actividades, conferencias, actuaciones, talleres, una lectura de cuentos que no cuenta cuentos sino historias y una noche musical todo ello con una ambientación digna de la Tierra Media y sus habitantes. ¡Chupate eso Peter Jackson! Eso que dicho así parece tan fácil no lo es para nada, los que alguna vez hayan organizado alguna lo saben muy bien. Así pues la cosa se nos complicó cuando a mediados de año nos enteramos que la semana anterior tenemos una convención de ciencia ficción y literatura fantástica en la que tan sólo hacemos una pequeña aportación, pero hay que hacerla.

Esa aportación era poner un puesto de información y hacer chapas con tu nombre en letras tengwar o escritura élfica para los no iniciados. Así siempre se pueden ganar unos euritos para financiar futuros eventos o al menos para amortizar el coste de las chapas que ricos no creo que nos hagamos nunca. Hasta aquí lo más difícil fue localizar la máquina de chapas que curiosamente no fue lo más complicado gracias a que un simpatizante del grupo tenía una que nos prestó. La otra aportación fue una charlita que se curraron una chica del grupo y… evidentemente, el mister que me tenía que publicar los post y no podía hacerlo porque tenía que buscar los temas a tratar en la charla, más todo lo otro de las reuniones por internet y bla, bla, bla. Como diría el capitán Haddock, ¡mil millares de mil millones de rayos y truenos! Así que nos tenéis, con una Estelcón en marcha y una cosa llamada proyecto 145 que es eso que os acabo de contar de la ciencia ficción y literatura fantástica.

Hasta aquí aunque no lo creáis la cosa era relativamente asumible. En ocasiones los peques podían rozar con sus deditos el teclado del ordenador y yo pude preparar unas entraditas que aún no han visto la luz pero espero que para el año que viene, es decir, para este, se produzca su parto retardado. La cosa no pintaba muy descontrolada hasta que la semana anterior a lo de la ciencia ficción, nos propusieron hacer un taller de capas para renovar nuestro vestuario en vistas a la próxima Estelcon. Así que esta familia o mejor dicho, mi menda y las dos preciosidades que nos dieron el taller, nos dedicamos a hacer capas nuevas para toda la familia. (Gracias preciosas, me lo pasé muy bien con las charlas de costura, ains… las echo de menos) Fue una experiencia muy divertida, me encantó y todos estuvimos muy guapos. A estas alturas ya os vais haciendo una idea de que mi vida fue algo un poco movida, pero aún se podía mejorar más.

Quince días antes del taller de capas me llaman por teléfono. Terremoto se ha apuntado este año a una asociación en la que hacen actividades de ocio para chicos con problemas especiales. La que llamaba era una de las monitoras y me plantea para la semana siguiente, intervenir por las buenas en una charla sobre padres separados que crían a un hijo con problemas especiales. ¡Viva la vida!

Como veis muchos proyectos. Demasiados. Así que mejor dejemos esta entrada por ahora y en las siguientes os contaré un poquito todo lo que pasó en cada una. Un beso muy fuerte a todos y Feliz 2015. ¡¡¡¡¡Deazulaverde ha vuelto!!!!!!!

Aún no me lo creo. Mi churri me ha publicado una entrada. Yujuuuuuuuuuuuuuu.206

De cómo unas películas, unos libros y una estelcon cambiaron mi vida.

27 Jun

Decir que una Estelcon es una fiesta dedicada a la figura del escritor John Ronald Reuel Tolkien es decir poco. Una Estelcon es muchísimas más cosas.

Para que entendáis lo que representan para nosotros las Estelcones tendría que contaros parte de mi historia y para ello tendríamos que retroceder hasta el año 1980. En este año ocurrió un hecho especial en mi vida, fui un día al cine a ver una película de dibujos animados con la madrina de Terremoto. Dicho así, suena raro, para no decir que ridículo, pero pocas veces el hecho de ir al cine y ver una peli basada en un libro cambiaria tanto mi futuro. Pero entonces, yo no era consciente de ello.

La cartelera del periódico ponía que el director era un tal Ralph Bakshi, y se titulaba «El Señor de los Anillos». Era una historia extraña para lo que eran entonces las pelis de dibujos animados, pero tenía algo que me llamó mucho la atención, no sabría decir que fue, porque entonces tampoco sabía expresarlo, pero salí de allí con ganas de conocer más. Para acabar de alimentar esta sensación de ansia de conocimiento tenemos que añadir que la historia no trata el libro entero, tan sólo una parte y nunca se pudo grabar el resto. Así que cuando poco tiempo después de eso encontré ese título en el catálogo del Círculo de Lectores, le pedí a mi madre que me lo comprara. Me leí ese tocho de un tirón, porque el mío no está dividido en tres libros, está todo entero en uno solo, y es un tocho, y me gustó. Me emocionó, me enamoró y recuerdo que acabé de leerlo una tarde de verano cuando el sol empezaba a decaer. Había ido a pasar el día fuera con mis padres y estábamos en una terraza de Portocolom justo a unos metros del pantalán tomando un refresco. Yo estaba acongojada porque estaba leyendo el último capítulo, aquel en el que Frodo, Gandalf y Galadriel se encuentran en los Puertos Grises y allí suben a un barco para ir hacia el oeste, hacia las tierras de Valinor. Tras la partida de Frodo, Sam regresa con Merry y Pipin a la comarca, se separa de ellos en el camino de Delagua y camina solo hasta llegar a su hogar. Cuando llega todos sus hijos salen a recibirle y al entrar piensa que al fin ya está en casa. Esa tarde yo tenía el puerto ante mí y los llauts (pequeñas barcas de pesca) iban y venían y el aire olía a mar y en el cielo resonaba el chillar de las gaviotas. Ese día cerré el libro y no sé muy bien porque, empecé a llorar. Mis padres se asustaron y cuando les dije que lloraba porque me apenaba que se hubiera acabado el libro y quería que la historia continuara, se rieron de mi y mi madre me dijo que era una tonta.

Un tiempo después descubrí El Hobbit, también en el catálogo del Círculo de Lectores  y luego publicaron El Silmarilion. Este último salió cuando yo tuve una enfermedad un poco complicada, mi amiga M.A. se lo había comprado y me dejó el suyo. Por este motivo al final no tengo una primera edición de este libro en castellano, porque mi madre consideró que comprar un libro que ya había leído era una ridiculez. Años más tarde nos compramos una primera edición en inglés, fue un capricho porque yo no se inglés, pero me gustó tenerlo. Mi primera lectura de El Silmarilion fue un poco heavy. Os he dicho que estaba enferma y tenía unos subidones de fiebre de 40 y pico que paqué. En esas penosas condiciones de delirio febril abrí el libro y me encontré en el primer capítulo con la creación del universo y el canto de los ainur y entre fiebre y aquello el resultado fue una experiencia dejémoslo en místico febril delirante religiosa bastante curiosa. Si no recuerdo mal tuve que leerme cada párrafo unas tres o cuatro veces porque mi cabeza me daba vueltas y aquello me sonaba a chute de éxtasis espiritual reconcentrado (quienes hayan leído la Ainulindalë me entienden).

Después de eso el silencio del mundo de Tolkien se hizo en mi vida. Sólo una vez en la consulta de no sé que médico me encontré en una revista de medicina llamada Juno un artículo sobre Tolkien de un tal Grotta. Le pedí a la enfermera si podía quedármelo y desde entonces ese artículo se ha guardado doblado dentro de la portada de mi primer libro de El Señor de los Anillos. Ocasionalmente hablábamos sobre ello con mi amiga M.A. pero con nadie más.

Mi vida transcurrió. Pasaron los años, crecí y maduré. Me casé y tuve a Terremoto. Pero mi matrimonio no iba bien. Nada bien. Me había apartado de tal forma a una monótona existencia que casi ni sabía lo que ocurría por el mundo. Unas navidades vino M.A. de Barcelona a vernos. Ella vive allí pero viene unas cuantas veces por la isla a ver a sus padres y se está con nosotros todo el tiempo que puede. M.A. es una forofa de varias cosas, pero sobre todo de dos. La primera es su insistencia por tomarse un café en un bar, vamos que aunque tengas cafetera en casa junto con un paquete del café más selecto del mundo, tienes que ir al café de la acera de enfrente para tomarlo. En las casas particulares está prohibido tomar cafés. La segunda es su pasión por el cine y por acabar el día en una sala viendo una peli, que evidentemente se habrá elegido al ojear la cartelera del periódico que habrá cogido al entrar en el bar para tomar allí el café. Así que ese día dejamos unas horitas a Terremoto con mis padres y fuimos al cine de al lado de casa a ver una nueva película que acababan de estrenar sobre El Señor de los Anillos, está vez en personajes. La película me sorprendió, me encantó, me cautivó y me cambió la vida. Recuerdo cuando estábamos en la oscuridad del cine y los personajes habían entrado en las minas de Moria. Recuerdo una charla que tuvo Gandalf y Frodo en la que el mago le dice al hobbit algo así como «a cada uno se nos ha dado un tiempo, lo que hagamos luego con él sólo depende de nosotros». Ese momento fue clave, porque fue el instante en que me plantee en que estaba dedicando mi tiempo, y no me gusto. Luego me pregunté como me hubiera gustado que fuera y decidí cambiarlo. Ese fue el momento en que tomé la decisión de que quería separarme, quería acabar con mi matrimonio y darnos una segunda oportunidad a Terremoto y a mí. Tuve que esperar un año antes de que llegara ese momento. Entonces yo estaba preparando unas oposiciones de la plaza que ocupaba de modo interino. Así que decidí que esperaría hasta después de los exámenes. Teniendo en cuenta que mi ex llevaba ocho años y medio viviendo a cuerpo de rey, bien podía cuidar al peque mientras yo preparaba los temas y estudiaba. El resultado de las pruebas me era igual, si salían bien mejor, sino pues también. Pero aunque parezca egoísta la espera de ese año fue lo que hizo que estuviera plenamente decidida de mi elección y me permitió tener un puesto fijo con el que afrontarlo todo. Mientras transcurrió ese año además de estudiar, fue cuando recibimos el diagnóstico del peque, apenas dos meses antes de los exámenes. Dos meses después, en diciembre fue cuando le planteé las cosas a mi ex y al cabo de dos meses y medio más él se fue de casa.

Pero no nos adelantemos tanto. Además de los exámenes y del diagnóstico de Terremoto, en ese año ocurrió otra cosa. Unas semanas después, en enero, apareció en mi lista de correo del trabajo la información de una agenda de actividades que se organizaban en el edificio donde trabajo. Entre todas las propuestas había una referencia a unas reuniones de una cosa llamada Smial y otra cosa llamada Sociedad Tolkien Española (S.T.E.). Me diréis ilusa, torpe o chapucera, pero lo cierto es que la informática y yo nunca habíamos tenido unas relaciones precisamente muy amigables. Así que hasta ese momento no había descubierto la existencia de la S.T.E. y mucho menos de sus delegaciones locales. Mi ex sabía desde hacía tiempo de mi gusto por esos libros, algunas veces los había releído al principio de nuestro matrimonio. También nos había oído hablar de ellos y de la peli de Bakshi con M.A. durante varios días después de haber ido al cine. Así que cuando le dije que se reunían en el mismo edificio donde trabajaba y le propuse de ir a ver una reunión y saber en que consistía me dijo que él se quedaría con el peque. De esta forma y por pura churra bananera pillé un sábado por la tarde en el que casualmente había una reunión (porque entonces yo no sabía que las reuniones eran quincenales) y fui a ella. Me gustó mucho y poco a poco fui acudiendo cuando podía y me hice miembro del Smial.

Yo era la única socia que tenía un niño pequeño, así que cuando me separé, adaptaron las reuniones quincenales a los fines de semana que mi ex tenía a Terremoto. En las reuniones tratábamos muchos temas y una cosa que me comentaban muy a menudo era una fiesta llamada Estelcon que se realizaba una vez al año por algún sitio de la geografía española. La primera a la que pude asistir se hizo en Granada, nueve meses después de que yo me hubiera separado y allí fue donde vi por primera vez al papá de Tsunami. Nos vimos y nos gustamos y fueron tres días maravillosos y extraños, porqué él llegó el segundo día de la Estelcon. Un día os contaré como nos conocimos. Luego empezamos a charlar por chat, nos veíamos cada noche y hablábamos unas cuantas horas, yo le contaba todos los problemas de mi peque y él era un encanto y hacía que me sintiera feliz y menos sola. Unos meses después se hicieron unas conferencias en la universidad de Barcelona sobre Tolkien, las organizaba el grupo de Barcelona, el Smial de Lorien (pues todas las delegaciones tienen el nombre de algún lugar de los escritos del profesor) así que aprovechando que se hacían el viernes por la noche, fui a unas cuantas y luego quedábamos el fin de semana. De esa forma poco a poco empezamos a salir y nos veíamos cuando podíamos. Eran encuentros breves, intensos y maravillosos, pero a la vez tristes y desesperantes. Hasta que un tiempo después él se vino a vivir con nosotros y ahora somos cuatro.

Esta es mi historia, pero lo cierto es que en las Estelcones se han obrado muchos milagros. Si tuviéramos que definirla diríamos que es una especie de congreso sobre la figura y obras de J.R.R. Tolkien, pero todos los que han estado en alguna de ellas saben que hay algo más detrás. Básicamente hay una serie de actividades que pueden ser conferencias, talleres, visiones de películas hechas por los socios, obras de teatro interpretadas por algún smial, actuaciones musicales, también interpretadas por los mismos smials y en algunas ocasiones por grupos de música invitados, lecturas de cuentos o lo que es lo mismo: lecturas de fragmentos de textos tanto de Tolkien como de otros autores, hay una lumilindalë o actuación de canciones inventadas o bien adaptadas, juegos de rol en vivo, exposiciones y quizás lo que más llama la atención es que muchos de sus asistentes van cada día vestidos con trajes como si hubieran salido de una película. Pero sobre todo los trajes brillan en la llamada cena de gala y su posterior noche intemporal.

Las estelcones al principio eran pequeñitas, en petit comité. Se reunían en polideportivos o albergues, comían de bocatas en el bar más cercano y hacían auténticas maravillas. Los asistentes eran jóvenes y un saco de dormir y mucha ilusión bastaba para aguantar lo que fuera. Con los años esos jóvenes maduraron, dejaron de ser tan montaraces y se fueron convirtiendo en acomodados hobbits que apreciaban el confort de una cama, la cercanía de un baño privado y un buen plato con comida caliente y humeante en él. Muchos de esos jóvenes se casaron, algunos formaron pareja con otros compañeros de smial, otros pocos con gente más lejana, como mi caso. Algunos de estos hemos tenido hijos y el año pasado fue la primera vez que hemos llevado a Tsunami a una estelcon. Bueno. Miento. Realmente la primera estelcon a la que asistió Tsunami se hizo en 2009 cuando él tenía apenas cuatro meses. Fue en tierras catalanas y la abu se quedó con él y nos lo acercó una tarde para que lo conocieran todos. Así que rectifico, el año pasado fue la primera Estelcon a la que ha ido Tsunami y se lo pasó pipa. Allí conoció a Bombur, le dio un abrazo y le cantó la canción de Los enanos van a la guerra. Allí conoció también al rey Bardo y pudo hablar con él. Allí participó en su primer rol en vivo y puedo asegurar que los pequeños se metieron en su personaje como el que más, es más, creo que más que los demás. Allí participó en la búsqueda del tesoro, le arrebataron joyas al dragón Smaug y se vistió de guerrero para su primera cena de gala, quedando al final dormido sobre unos colchones.

Así que como escribió una vez Keleb-dûr en su versión de el camino sigue y sigue, os dejo con esta bella canción que cantan Los Bardos Errantes en todas las Estelcones.

Desde el umbral
el Camino va
el Camino sigue y seguirá
el Camino ha ido ya
muy lejos en verdad
mas debo seguirlo
si es posible
hasta el final.

Recorriéndolo voy
con pie decidido
hasta alcanzar
un mayor Camino
un mayor Camino donde encontrar
senderos y cursos
que se cruzarán.

¿Y de allí por fin
hacia dónde ir?
Pues bien, no podría
algo así decir
es por eso que
temerario es
cruzar el umbral
cruzar el umbral.

estelcon2006conlorien

El camino sigue y sigue: Nueve años después y con una exposición sobre Tolkien en los Ocimax de Palma de Mallorca.

15 Dic

Frodo callaba. También él miraba hacia el este a lo largo del camino, como si no lo hubiese visto nunca. De pronto dijo pausadamente y en voz alta, pero como si se hablara a sí mismo:

El Camino sigue y sigue

desde la puerta.

El Camino ha ido muy lejos,

y si es posible he de seguirlo

recorriéndolo con pie fatigado

hasta llegar a un camino más ancho

donde se encuentran senderos y cursos.

¿Y de ahí adónde iré? No podría decirlo.

-Me recuerda un poema del viejo Bilbo –dijo Pippin-. ¿Es una de tus imitaciones? No me parece muy alentadora.  

-No lo sé –dijo Frodo. Me llegó como si estuviese inventándola, pero debo de haberla oído hace mucho tiempo. En realidad, me recuerda mucho a Bilbo en los últimos años, antes que partiera. Decía a menudo que solo había un camino y que era como un río caudaloso; nacía en el umbral de todas las puertas, y todos los senderos eran ríos tributarios. “Es muy peligroso, Frodo, cruzar la puerta” , solía decirme. “Vas hacia el camino y si no cuidas tus pasos no sabes hacia dónde te arrastrarán. ¿No entiendes que este camino atraviesa el Bosque Negro, y que si no prestas atención puede llevarte a la Montaña Solitaria, y más lejos aún y a sitios peores?” Acostumbraba decirlo en el senderó que pasaba frente a la puerta principal de Bolsón Cerrado, especialmente después de haber hecho una larga caminata. (El Señor de los anillos. Capítulo III Tres es compañía.)

Hace un año escribí un post muy especial con el que sorprendí a R. Hacía ocho años que había venido a vivir con nosotros. Hoy ha pasado exactamente un año y esta mañana nos hemos despertado celebrando nuestro noveno aniversario de convivencia juntos. Esta vez ha sido mi pareja la que me ha sorprendido a mí, por fin después de nueve años de lanzar indirectas todas las fechas en las que celebrábamos cualquier cosa,  al fín, lo he conseguido, me ha regalado un vale para un spa y sesenta minutos de masaje para mí solita, que ilu, una tarde enterita para el relax de la nena, yujuuuu.

En la celebración del año pasado, mi ex vino a hacernos de canguro y se quedó con los peques y nosotros aprovechamos para ir al cine a ver la primera peli de El Hobbit. Este año mi ex se vino el viernes, en lugar de hoy, se quedó con los peques y nosotros dos nos fuimos al estreno en el Ocimax de Palma. Yo iba vestida con mis galas de princesa élfica, la hija de Turgón, la princesa de Gondolín. Mi pareja con el traje que le hice al principio de vivir juntos, de dúnadan con sobrevesta verde y capa granate. El motivo de estas extrañas vestimentas es que desde hace unos meses el smial de Tol Eressëa, la delegación local de la Sociedad Tolkien Española en Mallorca, ha estado trabajando en una exposición sobre la obra de Tolkien. Han sido meses de mucho trabajo, de coordinación, decisiones y búsquedas. Semanas de montaje y finalmente el viernes nuestros esfuerzos se vieron reflejados en (permitidme que emplee esta expresión) “una pasada de exposición” puedo asegurar que una cosa así no suele verse en muchos sitios ni todos los días y nos sentimos muy orgullosos de ello. Así que aprovecharé para haceros publicidad y deciros a todos los lectores que estén por Mallorca que mañana lunes está abierta y luego tendréis que esperar al viernes 20 hasta el lunes 23 en horario de 16 a 22 horas. Pero como sé que no todos podéis ir quería hacer un rinconcito en este blog y enseñaros diversas fotos para compartirlo de forma virtual. Así que hoy no me quiero enrollar más y os dejo con las fotos a las que nos ha llevado nuestro personal camino después de estos nueve años de vida juntos. Felicidades mi amor que podamos seguir celebrándolo mucho más, aunque sea sin pelis, o algunas veces tengamos que cruzar el Bosque Negro y acabemos enfrentándonos a un gran dragón en la Montaña Solitaria, pero siempre juntos.

Tsunami, el pequeño frikie

13 Nov

Realmente tendríamos que habernos dado cuenta antes, porque el peque dio formas desde pequeño. Su primera frikitada fue a los dos días de existencia. Estaba dándome una ducha en la clínica cuando oigo a su padre que leía en voz alta en una lengua rara, entendí algo de valkirias y no sé qué más. Papá Tsunami le estaba leyendo la leyenda de Sigurd y Gudrún en lengua inglesa. Les hice una foto y nuestra sorpresa fue cuando observamos que el peque salió con una manita cerrada y dos deditos estirados en forma de V mientras escuchaba atentamente a papá. La siguiente pista como os conté una vez fue su primera palabra “Sauron” mientras estaba en la hamaquita y por la tele ponían la primera peli de “El Señor de los anillos”, eso fue en diciembre del 2009…

…Primavera del 2013, lo que más hemos hecho han sido sobre todo paseos. Ya sabéis la afición que tenemos por ellos en casa. Pero también hemos descubierto una cosa nueva: la faceta frikie de Tsunami. En esas fechas Tsunami ha conocido la afición por Tolkien que sienten papá y mamá. Cada noche su papá le ha estado leyendo el libro de El Hobbit, en versión cómic para niños. En verano le tocó el turno a las aventuras del perrito Roverandom. Actualmente y desde finales de verano, el libro del Hobbit versión libro normal, sin dibujitos ni nada.

Tsunami ha descubierto el mundo de los enanos, de los hobbits que viven en el suelo en agujeros limpios y que tienen pelo en los pies. Ha descubierto el peligro de un gran dragón llamado Smaug y se pasea con el ex-libro de papá, actual libros de Tsunami y le cuenta a todo el mundo de que va la historia. Se ha emocionado tanto que le pusimos la peli de dibujos animados de El Hobbit. Sí, para los que no lo sepáis existe una peli de dibujos del año catapúm-chim-pum, con una banda sonora buenísima. Pero es que el otro día papá le puso el trailer de la segunda parte de la de Peter Jackson, y Tsunami se emocionó. «¡Mamá, mamá! ¡Mira, Smaug!” me gritaba dando saltos en la silla del ordenata.

Si le preguntas aún no lo tiene muy claro, porque él no es más que un niño, pero creo que nuestro Tsunami le tiran mucho los enanos, aunque quien sabe, esperaremos a que él decida.

Cuando acabaron con el comic de El Hobbit, su padre le había cogido para leer el libro de El herrero de Wootton Mayor, pero personalmente, para un niño de cuatro años acabados de cumplir, me da que primero era más recomendable leer algo así tipo El señor Bliss o Roverandom. Papá Tsunami tuvo que reconocer que sí, que posiblemente era más recomendable seguir con las aventuras de este travieso perrito y dejaríamos temas algo más profundos para el año que viene. Ante nuestra sorpresa no desdeñó a Roverandom, pero no se emocionó tanto, será que el protagonista era sólo un simple perrito y después de dragones y trasgos no proporcionaba una emoción al nivel deseado. Cuando le presentamos nuevamente el Hobbit en versión formato para mayores ha vuelto el brillo a sus ojitos y esa carita de biennnn que se te cae la baba.

Tsunami hablaba en ocasiones de Rover, pero no tanto como nos hablaba de los hobbits, los trasgos, los trolls y las letras lunares de su mapa. Sí, de su mapa, porque el niño pedía un mapa, así que papá imprimió de internet uno como el que acompaña el libro. Lo tiene pegado en su cuarto, sobre la cabecera de la cama, of curse. En ocasiones lo descuelga y te lo lleva para discutir el plan de ataque o la ruta o simplemente charlar sobre la forma en la que se descifran y leen las runas lunares, de las cuales ya se considera un experto del mundo mundial.

Tsunami se pilló su espada de juguete y con todo el orgullo del mundo se nos presenta el otro día con ella, la desenvaina y nos suelta «esta es Glamdring, martillo de enemigooosss» y se quedó tan contento que a partir de ese momento su espada ya tiene nombre, faltaría plus.

Tsunami se ha aficionado también a otra faceta frikie, sobre todo de papá, y es la de los juegos de mesa. En un abrir y cerrar de ojos, después de haber visto a su padre con un juego de mesa llamado «La finca» relativa a la explotación agraria de las fincas de Mallorca, dejó de considerar los puzles como únicos juegos de mesa. En los días más sosos o lluviosos, se han dedicado a ir jugando a «Los colonos de Catán»; uno de conquista de romanos que fue muy complicado y no acabó de cuajar del todo; uno muy divertido con el que hacen pizzas llamado «mamma mia»; otro de pingüinos. También se ha iniciado en el juego del parchís y la oca, pero lo más alucinante del todo ha sido su interés durante una temporadita por el ajedrez. En este último caso el culpable ha sido el papá de Terremoto y Terremoto.

No sé muy bien porque cuando Terremoto y su papá llegaron del cole, le dio la vena a Terremoto de entrarme en la sala unas sillas y una mesita del balcón, puso allí unos vasos de leche fresca chocolateada y unos sándwiches y montó una especie de improvisada merendola. Cuando esta merendola finalizó, sacó un juego pequeñito de ajedrez magnético que hace años le regaló su madrina y retó a su padre a una partida. No es que precisamente Terremoto sepa jugar al ajedrez, pero bueno, su padre que al menos sabe cómo se mueven las fichas y sabe algunas jugadas, le iba enseñando como se hacía. Entonces fue cuando Tsunami quiso apuntarse al juego por tres motivos: era un juego, se hacía en una mesa y porque lo decía él.

Sí, todo esto fue lo que ocurrió entre primavera y verano. Ahora, en el cole, lo han pervertido con las cartas de Pokemon. Unos nenes de seis años le han regalado muchas y se monta sus reglas imaginarias y nos tiene en casa loquitos con los rocolas o rocanrolas o vaya usted a saber cómo se pronuncian, que aquí una servidora sólo llega a Pikachu. Así que entre los originales y los evolucionados y los que han evolucionado dos veces (de esos sólo tiene una carta y como era de esperar es una chica; o es casualidad o el resto de los pokemons no evolucionan tanto como las chicas). Pues eso que ya me tiene haciendo una partida en la que él se monta sus historias. Me da las cartas más chungas y él se queda con la más chulas, las super fuertes, las evolucionadas y las que pueden matar a todos los pokemons. A mí me deja una que tiene un rayo pero no sirve para matar pokemons y las que no están evolucionadas o viven  en una cueva que no sé qué significa eso. Y claro, así es natural que esta madre acabe siempre con todos sus pokemons en el campo santo mientras el churumbel festeja su victoria carteril y una desearía convertirse en una tercera evolución de pokemon mamá superpoderosa y superdotada de energía. Ayer traje a casa un tubo nuevo de pasta de dientes y para que le cayera en gracia le dije que el monigote dibujado era un pokemon. Tsunami me informó que eso era un monstruo y mientras se llevaba a su padre al baño y decía “hay que ver mamá que no se entera, los pokemons no son monstruos son criaturas”.

Pero volviendo al tema anterior. Tenemos que reconocer que además de la lectura de los libros de Tolkien y de haberle enseñado unas cuantas canciones de guerra enanas, nuestro pequeño frikie tuvo esta primavera su bautismo de fuego. En la ciudad de Palma se celebró un evento por parte de la delegación de la Sociedad Tolkien local, llamado Mereth. Una mereth es una reunión de un grupo de aficionados, durante tres días en los que se charla, se canta, se juega, se hacen charlas y conferencias… El sábado noche, como mandan los cánones tolkiendili de las Sociedades Tolkien, se hace una cena de gala con disfraces. Para sorpresa del vecino del primero que nos pilló bajando las escaleras con nuestras galas medievales con capas y todo cuando él volvía de tirar la basura y lo único que fue capaz de articular fue un “vais muy guapos todos”. En esa cena fue precisamente cuando nuestro pequeño guerrero decidió que eso molaba un montón y que lo de ser frikie como papá y mamá era chulo y fue allí donde aprendió la canción de Los enanos van a la guerra, que desde entonces es una de sus favoritas e igual te la canta en casa como en un cumpleaños de los niños de clase y claro allí estas tú disimulando ante la mirada atónita de los demás padres, explicando que es una canción de guerra enana y estos te confiesan que ellos creían que una canción enana era eso de I goooo, i goooo….

Y si la mereth fue su bautizo de fuego, la estelcon a la que hemos asistido este puente ha sido su definitiva consagración, pero de eso os hablaré en otro post, porque se merece uno propio.

Si a ello sumamos que hace unas semanas papá y mamá hicieron un taller de fabricación de espadas de gomaespuma y cada uno hizo una para los peques. (Nota: la de Tsunami especialmente acolchada que luego le mete una tunda a su hermano que lo deja k.o.). De momento las espadas están guardadas para usarlas el verano que viene, que no quiero justas medievales en el salón de casa. Así que en casa el pobre Terremoto es atormentado con la espada láser azul que tiene su padre (Nota 2: En casa hay cuatro espadas laser, dos del pater familias y dos heredadas de mi ex que le compró hace años a Terremoto. Imagino que se podría decir que somos una familia bien armada)

Si acabamos de rematar todo esto con que en casa tenemos cuernos tanto para tocarlos como para beber, aunque normalmente están más expuestos que usados. Pero este año para el cumpleaños de Terremoto los bajamos, intentamos tocarlos (que no es fácil) y brindamos a la salud del cumpleañeros. Tsunami lo de tomarse un zumo de melocotón en cuerno como un auténtico vikingo le gustó mucho…. pues que os queréis que os diga… que lo tenemos claro. No me extraña pues que este lunes yendo en el bus Tsunami le dice a un chico jovencito que estaba sentado: «A ver si sabes quién soy, salgo a pasear de noche y tengo un parche en el ojo» mientras con una mano se tapaba un ojo. El chico le contesta que un pirata y Tsunami le dice que no y le vuelve a repetir la adivinanza. Ante la misma respuesta del chico se lo queda mirando muy serio como decepcionado ante la evidencia de su caracterización y le dice «Pero si está muy claro, salgo de noche y tengo un parche en el ojo…soy Odín»

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