Hola a todos y todas. Tengo que confesar que hacía unas semanas que tenía pensado poneros esta receta porque ya la he perfilado a nuestro gusto y justo en este momento me entero que se ha montado un nuevo reto en la blogoesfera, esta vez de carácter culinario. Se nos van a ir dando platos o ingredientes y tenemos quince días para pensar en una receta, hacerla y colgarla. El premio: disfrutar como enanos en la cocina y adquirir nuevos conocimientos. Hacer algo por placer es de los mejores premios que hay. Sólo espero que mis labores maternales me dejen llevar el ritmo, porque una se desenvuelve bien entre cacharros y cubiertos pero tampoco soy una cocinera consumada con largo historial de cocinillas, así que ya veremos. Las bases del concurso podéis verlas en este enlace.
El primer ingrediente propuesto es muy habitual en las casas con nenes, ¿quién no se ha tomado de pequeño una papilla de plátano machacado con zumo de naranja? De pequeña y no tan pequeña era mi preferido. Salvo que uno le tenga alergia, ya que el plátano es uno de esos alimentos que puede darte alergia y suelen mirarte a la hora de hacerte las pruebas, es un clásico de toda la vida. Conocía hace años a un chico que sí que le tenía alergia pero le encantaban y me contaba que de pequeño de escondidas de sus padres y buscaba un momento que estos no estuvieran ocupados. Entonces se arreglaba, se ponía la cazadora, cogía las llaves del coche y se iba a sus padres con las llaves en una mano y el plátano a medio comer en la otra para que le llevaran lo antes posible a urgencias. Su madre me decía que estaba amargada, pero siendo varios hermanos no podía dejar a los demás sin la dorada fruta.
La receta de hoy surgió por unas búsquedas que hice hace unos meses. Terremoto y Tsunami son unos asiduos devoradores de plátanos, a ambos les encantan y cada día suelen llevarse uno de merienda al cole. Todo sería perfecto y hermoso si no fuera por un detalle, a Terremoto sólo le gustan los plátanos muy verdes y a Tsunami en su punto, pero a la que se pasa un pelín o tiene manchas negras, ya tengo allí el plátano abandonado. Al cabo de unos días en los que se ha repuesto la munición de plátanos en el frutero, mi menda, que no tendría que comer por lo de intentar controlar el peso, acaba dando cuenta de los «ultramaduros» según los peques. Ya les puedes contar que las manchitas negras en la piel no tienen porque indicar que dentro estarán mal. Nada. Que me toca apechugar o los comemos los mayores o se tiran y tengo la política de que en casa si se puede evitar no se tira nada de comida que esté en buen estado. Estuve pensando sobre ello y me pregunté si no debían existir panes de plátano, así que busqué en internet y sí, existen, y sí. Hay un montón. Así que fui cribando para encontrar una receta que cubriera mis expectativas de aprovechar plátanos, que no sea muy grasa y a ser posible que se pueda adaptar al intento de régimen de Terremoto para no engordar. Al final encontré una receta que he visto en dos webs, son estas.
http://www.petitchef.es/recetas/pan-de-platano-y-naranja-fid-481228
http://www.misratosenlacocina.com/2012/06/pan-de-naranja-y-platano-panificadora.html
Primeramente hice esta receta tal como indica y ya os digo que está muy rica. Pero yo quería afinarla un poco más para que resultara más ligera y se adaptara más a nuestro deseo de pocas grasas por el bien de Terremoto. Además, la receta es para un pan de 750 y puestos que nos ponemos, yo prefiero hacerlos de 1250 que total se tarda el mismo tiempo y tenemos más. También introduje la variación del programa expreso que tarda menos y en menos de dos horas tienes el pan humeante ante ti. . Así que hice cálculos, probé algunas modificaciones y así ha quedado finalmente mi adaptación y receta de pan de plátano con la panificadora del Lidl.
Ingredientes:
6 y ½ cucharadas de zumo de naranja (normalmente me viene clavado con una naranja de zumo de las que compramos)
320 ml de agua
200 gr de plátanos maduritos, sin piel y machacados con un tenedor
un par de chorritos de edulcorante líquido que pueda ser usado en caliente
400 gr de harina de fuerza
400 gr de harina integral
2 y 1/2 cucharadas de leche en polvo
65 ml de aceite de oliva virgen
1 sobre de levadura de panadero
una pizquita de sal
media cucharadita de jengibre
media cucharadita de canela en polvo
un poco de leche templada para pincelar o glasear.
Preparación:
En un recipiente apto para el microondas ponemos los líquidos, el agua, el zumo y el aceite y lo calentamos tres minutos.
Una vez caliente lo ponemos en la cubeta.
Encima ponemos más o menos la mitad de la harina, que no haya contacto con los líquidos. Luego el sobre de levadura y acabamos de cubrir con la harina.
Sobre ésta el plátano chafado rociado con el edulcorante.
Encima del plátano va la leche en polvo. Encima el jengibre y la canela y por la zona lateral la pizquita de sal.
Cerramos y programamos el número 5 expreso, peso 1250 gr. y corteza medio tostada.
Tenemos que vigilar para quitar las palas de amasado, que siempre queda luego mejor el pan y facilita el corte luego. También tenemos que vigilar cuando acaba el levado y empieza el horneado, entonces con un pincel de silicona, pinto sobre el pan con algo de leche tibia.
¿Que consigo con todas estas modificaciones de la receta original?
Como en el pan de molde, al estar los líquidos calientes me permite usar el programa expreso con muy buenos resultados, con el consiguiente ahorro de tiempo y de electricidad.
No uso leche porque creo que quedaría demasiado biscocho, pero reconozco que no lo he intentado con leche.
Sustituyo la margarina por aceite porque me parece más sano y queda perfecto.
El edulcorante con el plátano ya le da suficiente dulzura, al fin y al cabo es un pan, no un bizcocho. Así, sin azúcar ni mantequilla, Terremoto puede tomarlo también como desayuno sin ningún problema.
El uso del jengibre y la canela le dan un toque y un aroma especial que no tiene sin ellas y para mi gusto gana bastante.
La leche en polvo, como también os comenté en el pan de molde, le confiere más esponjosidad y al colocarla sobre el plátano regula el exceso de líquido que pudiera soltar y facilita su mezcla con la harina.
El resultado es un pan tierno, que una vez frio se corta perfecto. No se desmiga, cosa que se agradece un montón. Conserva muy bien aunque hayan pasado unos cuantos días desde su elaboración, ya que al usarlo sólo para el desayuno nos dura más que el pan normal. Finalmente, os diré que a todos los que lo hemos probado nos ha recordado mucho a los suizos. Supongo que tostado o con mermelada encima debe estar bueno, pero es que no le hemos dejado la oportunidad de probarlo porque nos cortamos un trozo y así tal cual sirve para desayunar o merendar.
Si no fuera poco todo esto, he tenido la suerte de que a Tsunami le ha encantado y al final he encontrado algo casero que sustituyera de tanto en tanto los panes de leche del super, ya que cada día para desayunar se toma uno y no había forma de encontrar nada casero que lo sustituyera, lo intenté haciendo yo el pan de leche, haciendo pasta de monas, brioches, pero nada y va y el pan de plátano le gusta mucho y se toma una rebanadita todo contento.
Bueno, espero que como estreno del reto de Ira haya servido, pero sobre todo que os pueda servir a vosotras tanto como a mí. Si alguna se anima ya me comentará y veréis como no se vuelven a quedar plátanos maduros paseándose por la frutera. También si alguien es capaz de llegar a la fase de tostada y mantequilla ya me dirá que tal, porque no hay forma, nos lo comemos antes de sacar la tostadora y sin nada está de rechupete, confió en que os guste i bon profit a tots.