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Mallorca con niños: El Aquarium de Palma, algo más que un simple acuario.

3 Jul

En casa somos unos forofos de los peces. De pequeña había un acuario por la zona del levante de Mallorca y en ocasiones íbamos. Era pequeñito, pero en esa época no teníamos otra cosa. Mi acuario particular era el mar. Yo aprendí antes a bucear que a nadar y me pasaba horas y horas con la careta y los patos recorriendo la costa de rocas o de arena y descubriendo pequeñas escenas del mar. Era algo que me relajaba muchísimo, me dejaba llevar por el oleaje, corregía el rumbo con unos simples golpes de patos. Oía los ruidos de las olas o del aire cuando respiraba por el tubo. Era algo así como deben sentirse los bebes cuando están en el vientre de su madre, o eso pensaba. Mi ansia de buceo se vio cruelmente truncada el día que un tal Steven Spielberg hizo una película sobre un tiburón. Desde entonces, no sé muy bien porque, cuando el mar me cubre algo más de lo debido empiezo a oír una musiquita detrás de las orejas, veo sombras en el agua y me da como pánico. Gracias Sr. Spielberg por un montón de pesadillas y un montón de veranos chafados. Realmente es una tontería, porque nunca en ninguna de mis inmersiones me encontré con ningún tipo de escualo. Años más tarde estuve saliendo con un chico que hacía pesca submarina y en ocasiones les acompañaba. Yo no me sumergía, nadaba por encima y cuando me cansaba me agarraba a una boya o salía del agua. Fue un breve momento en mi vida post-Spielberg en el que no me dio tanto miedo bucear. Volví a ponerme la careta y los patos y disfruté como una chavala al volver a ver el bello fondo de mi querido mar. Aunque no sé muy bien porqué, fue dejar de ir con este chico y el miedo al fondo marino volví a ir imponiéndose lentamente. Así que actualmente, muy a mi pesar, sigo siendo una cobardica a la hora de otear el fondo tras unas gafas de buceo. No obstante, el mar y sus secretos me siguen atrayendo de igual forma que cuando yo no era más que una niña.

He conseguido ir a visitar varios acuarios en mi vida. Cuando me casé con mi ex estuvimos en Canarias y fuimos al Loro Parque. Fue el primero que vi y me gustó, pero Canarias nos pilla muy lejos de casa o al menos de nuestras rutas. En mi época no recuerdo que hubiera atracción de orcas, pero sí que había un pequeño delfín que hacía unos meses había nacido en el parque.

El siguiente que vi fue el Aquarium de Barcelona. Es impresionante, muy chulo y muy bien cuidado. El túnel por el que te transportan sobre una cinta mecánica es una pasada, aunque personalmente preferiría que nadie me transportara y hacerlo yo por mis propios medios parándome donde quisiera. El de Barcelona lo he visitado en varias ocasiones, creo que tres veces, dos con adultos y una con Terremoto. Una de las tonterías que recuerdo más me gustaron fue un rinconcito en la parte de peques donde entras a gatas por un túnel de cristal y llegas a una especie de cueva. Allí y sin mojarte, puedes observar lo que es el movimiento de las olas y el estruendo que hacen al romper en la costa. Como he dicho es una tontería, pero una tontería que me encantó.

El cuarto acuario al que fui fue el Oceanográfico de Valencia, hace unos añitos y sólo con mi pareja. Es un lugar impresionante, como dirían en Jurassic Parck, no han reparado en gastos. Quizás esté todo un poco distanciado. No es comparable con ninguno de los anteriores desde ningún punto de vista, es algo especial. Sobre todo porque allí mismo puedes aprovechar y hacer el Hemisférico y el Museo de las Ciencias. Me encantó, pero no acabó de enamorarme del todo al cien por cien. La zona de los pingüinos es muy interesante y curiosa, pero al menos ese día los cristales no estaban de lo más limpios que digamos y no se veía muy bien, fue una pena. La atracción estelar, que reconozco me gustó mucho es la zona de ártico, allí tienen a las belugas. Son unos mamíferos majestuosos, me enamoraron, me sentí especial viéndolos, creo que volví atrás como unas cinco veces sólo para volver a verlas. Pero al mismo tiempo me apenaron, porque considero que el espacio que tienen es muy limitado, o al menos eso me pareció a mí. Los veías siempre haciendo el mismo recorrido, sin variación. Fue como ver un ave Fénix en una jaula para canarios. Se que son unas criaturas bastante grandes, pero viendo todo el espacio de que disponen, bien podrían haberles dedicado una zona aún más generosa a estas especiales criaturas. Me encantaron, pero me apenaron, es la impresión a la vez más hermosa y negativa que tengo del Oceanográfico.

Supongo que si sois buenos observadores habréis detectado que he hablado del de Barcelona como el tercer acuario y luego he pasado al cuarto de Valencia. ¿Pero? Y el tres ¿Donde está el tres? Muy sencillo, el tres está en su sitio, en medio de los anteriores. Se construyó en Mallorca y se inauguró en el 2007. Al principio cuando se comentó de construirlo yo no era muy partidaria de su ubicación. Se hacía en una zona de albufera llamada Ses Fontanellas. Es una zona muy pequeñita y yo era de esas personas que temía se las cargaran, como tantas cosas autóctonas que se han ido cargando de Mallorca en aras del turismo y la economía. Pero no. Ses Fontanelles, de momento, siguen allí al lado y el Aquarium las ha respetado.

He ido muchas veces al Aquarium de Palma, todas ellas con los niños. La primera vez que entré me dije que un día lo haría sin niños, porque estos siempre te hacen tener una visita un poco más acelerada, o al menos Terremoto lo hacía. A día de hoy aún no he conseguido hacer una visita sólo para mayores pero en la última visita que hicimos el mes pasado, los peques estaban colaboradores. Papá se encargó de Tsunami y yo de Terremoto y por primera vez pude apreciar en todo su esplendor y como a mí me gusta, las magníficas instalaciones del Aquarium de Palma. Así que aprovechando que en ocasiones alguna vez a uno no se le ocurre que hacer con los niños y no caes en la cuenta de que cerca tienes esto. O simplemente, para dar alguna idea a las familias que nos visitan con niños y quieren tomarse un día, una mañana o una tarde diferente y algo más relajada, os comento este lugar que seguro no defraudará.

En primer lugar, decir que está muy cerca de Palma, hay línea de bus y acceso fácil por la autopista, la salida 10. Para más información os recomiendo su web. Tiene un problema, eso sí. El parking no es precisamente muy grande y se llena enseguida. Cerca de allí hay otros parkings, pero debido a las dimensiones del primero y a que la playa está cerca, están todos a petar. Vamos, que el tema dejar el coche es algo peliagudo, no lo negaré. Así que si veis un sitio no busquéis otro mejor, pillarlo enseguida. Otro problema es el entrar. Alguna vez me he encontrado con colas, aunque afortunadamente sólo ha sido alguna vez. De todas formas se que hay gente que se queja de ello, pero peor fue la cola que tuve en el Louvre…. esa si que fue kilométrica. Es lo que hay.

Cosas a favor que hay que reconocer. Esta muy bien estructurado y limpio. El espacio es el adecuado. La iluminación es lo suficientemente oscura para no molestar a los inquilinos y lo suficiente clara para poder deambular y observar sin problema. Cada pecera posee un panel táctil al lado con información en diversos idiomas. Posee rampas y ascensores, así que no hay ningún tipo de problema para desplazarse tanto para cochecitos como para sillas de ruedas. Los interiores como es de esperar, están climatizados y eso en verano se agradece. El personal es muy atento, yo nunca he tenido ningún tipo de queja, al contrario. Hay dos restaurantes, uno tipo self service, más barato en el exterior y otro a la carta en el interior. En este último sólo he comido una vez hace tiempo, la comida entonces estuvo deliciosa, evidentemente, fue más carito. No sabría precisar cuanto, perdonad pero ha pasado bastante tiempo, Tsunami aún no era proyecto siquiera. En todo el centro hay espacios pensados para niños, tanto en las zonas de recreo, como en los baños con cambiadores y demás. En el exterior, llamado Jardín Mediterráneo, hay una zona de juegos para niños que es una pasada con un barco pirata y castillo hinchable y zona de chorros de agua, ideal para tenerlos vigilados y poder tomar un refresco bajo una sombrilla. Para acabar, diré que la tienda de souvenires me encanta, eso no son souvenires de zona guiri, esos son souvenires con clase. Hace unos años me enamoré de unas medusas dentro de cristal, pero eran caras. Mirando encontré tres de ellas que estaban bastante baratas. Le pregunté al personal si era un error y me dijeron que era porque tenían una pequeña tara. Así que me llevé la que más me gustaba de las tres. En otro sitio no hubieran hecho esto, porque sinceramente, la tara es casi imperceptible y el chollo fue rotundo. ¡Ah! y se puede acceder a la tienda de souvenir sin entrar forzosamente en el acuario, por si alguien decide comprar algo más otro día.

¿Que te puedes encontrar allí? Pues bastantes cosas, pero para aquellos más entendidos en el tema os remito al enlace de la wiki donde se especifican los principales tipos de peces que hay en cada sector. De todas formas tengo que decir que en estos siete años las instalaciones se han ido modificando y mejorando cada año, así que de tanto en tanto nos hemos encontrado algunas cositas nuevas que son de agradecer. El personal te puede informar de todo lo que te interese de los animales y tiene unas zonas destinadas a la concienciación de la pesca controlada y la protección de varias especies en peligro de extinción, como el atún rojo y el tiburón.

 

Nuestra experiencia en el Aquarium.

Con el primero con el que fuimos fue con Terremoto. Eran unas visitas algo caóticas. Tenías que estar muy atento a que no se escapara. Le gustaban mucho los dos rincones con tiburones, tanto el de tiburones pequeñitos, como el Gran Azul con los escualos de mayor tamaño. Se tumbaba en los cojines que hay delante y los miraba entre salto y salto. Una vez se enteró que hay una actividad que es dormir con los tiburones. Bueno, no dentro del tanque con ellos, se entiende, sino en sacos de dormir en la zona que hay delante de los cristales. Me pidió insistentemente en hacerlo. Al final me convenció y fue así como me puse en contacto con el Aquarium, siempre vía telefónica. Hable con unas chicas y les expliqué con todo lujo de detalles lo que tenía Terremoto, lo peor que se podían encontrar y que por la noche y la mañana precisaba de medicación. A las pocas horas me llamaron para hacerme unas preguntas y me dijeron que lo hablarían con el equipo. Muy poco después me dijeron que se responsabilizaban de su caso y me contaron con lujo de detalles todo lo que se haría. Me pidieron eso sí, diversos teléfonos de contacto por si tuviera alguna crisis poder ponerse en contacto cuanto antes con nosotros y saber como tenían que actuar. Tenía ya plaza reservada para que un día lleváramos a Terremoto allí para dormir con sus queridos tiburones. Al día siguiente tendría desayuno y búsqueda del tesoro con los piratas. Pero, pero, pero… cuando se lo comunicamos a nuestro pequeño, decidió que le daba miedo y no quería quedarse. Abochornada y avergonzada después de todo el jaleo que había armado, llamé a las chicas y se lo expliqué. No me insistieron ni se lo tomaron a mal, al contrario, me dijeron que si cambiaba de opinión estos días, mientras tuvieran alguna plaza libre podía llamarlas cuando quisiera.

Las visitas con Tsunami han sido más calmadas. Tsunami es más de mirar las cosas, de pedir lo que pone escrito y de indagar en los tanques. Tsunami suele ir al lado de su papá y hace muchas preguntas. Le encanta la zona del toca- toca, donde hay un empleado que te coge estrellas de mar, erizos o pepinos de mar y te los deja tocar. Este punto es de lo más interactivo, puedes preguntar y evidentemente, Tsunami pregunta y toca más que nadie y porque no puede más of course. Está en la zona media del recorrido y también hay pequeños pececillos tipo lenguado y algunos bebes rayas o simplemente rayas pequeñitas, pero esos dos son más difíciles de tocar. Otra cosa que le gusta a Tsunami son los caballitos de mar, como se enganchan con la cola a las algas. También le pirran las microzonas o los compartimentos que tienen delante unas lupas para ver los más pequeñitos. El medusario le hipnotiza. Las medusas no son santo de mi devoción ni de ningún bañista. Pero verlas flotar en los tanques de corriente con luces de colores es todo un espectáculo. Evidentemente y no es por genética, los tiburones también le causan sensación, aunque al principio no era así, se entretenía más con pececillos tipo sardinitas que le llamo yo que con los grandotes. Otra de sus zonas preferidas era la jungla, con la gran cascada, donde se pueda tocar agua tendrás a un Tsunami feliz y contento. Porque no se puede tirar dentro que sino…. En esta última visita te daban la opción en esta zona de hacerte una foto con un guacamayo o cacatúa, perdonad mi ignorancia en estos temas ornitológicos, yo llego hasta periquito, el resto son loros varios. Mis dos cachorrillos posaron contentos y valientes con el ave y tienen la foto en su cuarto. Evidentemente, sobra decir que el jardín mediterráneo con los tanques de tortugas y rayas y ya ni hablemos del barco pirata, los hinchables que han puesto nuevos y los surtidores de agua, que ya fueron uno de sus favoritos del año pasado, Tsunami se lo ha pasado fenomenal. Así que si vais en época de calor y con niños no os dejéis el bañador que ellos se refrescarán a gusto y vosotros podréis descansar un buen ratito.

Pero sobre todo lo que más recuerdo de todas las visitas que hemos hecho al acuario fue la primera vez que Tsunami entró dentro. El exterior es bonito, pero cuando entras lo primero que te encuentras es que toda una pared es un gran cristal de arriba abajo. No es el más espectacular de todos, pero es el primero y es muy grande. Recuerdo que le habíamos dicho que íbamos a ver peces. Él tenía un acuario en casa que por esa época era muy pequeñito, de unos 15 litros más o menos. Así que cuando entra corriendo, como buen Tsunami, y se encuentra de golpe eso delante, se quedó milagrosamente petrificado. Su pecho se fue hinchando poco a poco al tiempo que sus ojos se iban abriendo como círculos y su boca suspendida en un !ohhhhhhhh!….. Se quedó unos segundos parado, con los ojos muy abiertos y la boca aún sin cerrar. Puso ambas manos delante como si temiera tropezar con algo. Se fue acercando poco a poco hasta tocar el cristal no sólo con las manos sino con todo su cuerpo empotrando la nariz en él. Así se quedó anonadado hasta que le dijimos que girara la cabeza. Entonces, el ¡ohhhhhh! inicial se convirtió en un ¡OOOOHHHHHH!!!!!!. El espectáculo no había hecho más que empezar y Tsunami había descubierto muy a su pesar que la pecera de casa era ridícula, pero que era su pecera. Aunque ahora sabía que en el mundo hay muchas más peceras enormes que visitar y unos divertidos juegos de agua con los que jugar luego. Os dejo hoy con un montón de fotos de nuestra última visita el mes pasado. Espero que así os podáis hacer una idea por si alguna vez alguien no sabe muy bien donde ir o quiere estos próximos meses pasar un día de verano un poco diferente de los demás.

 

Circus Day, una web de cocina muy interesante

8 Abr

Es muy probable que muchos de vosotros no sepáis una curiosidad propia de los mallorquines. En las islas, el tiempo nunca transcurre igual que en otros lugares, de la misma forma que las distancias tampoco son iguales. Me explicaré. Todo aquello que en la península parece normal, tipo hacerse en coche más de 100 kilómetros o estar conduciendo más de una hora para llegar a un sitio, aquí nos parece algo impensable, demencial, aberrante o extragaláctico. Con las comunicaciones actuales es posible que esta situación ya no nos sea tan nueva pero siempre nos choca mucho cuando pisamos tierra peninsular y agota tener que meterse ciertos palizones para ir a comer algo, subir a una montaña o llegar a una playa.

Quizás sea por esa condición de insularidad que la idiosincrasia isleña ha creado otra curiosidad que llama muchísimo más la atención a todos los que la visitan. En Mallorca, un par nunca en la vida se refiere a dos. Bueno. Maticemos. Tampoco somos idiotas, evidentemente, cuando nos referimos a un par de guantes, de calcetines, de zapatos, de ojos, de orejas, de manos, brazos, piernas o pies. En esos casos, un par son dos. En el resto de casos un par puede ser una cantidad indeterminada comprendida entre más de uno y el infinito. Ello ha provocado una extraña pregunta ¿te refieres a un par mallorquín o a un par forastero? Es la típica frase que surge cuando alguien se plantea una duda sobre la cantidad de ese par. Evidentemente, el par mallorquín es el indeterminado. El equivalente a dos, el que entiende cualquier foráneo de las islas, es el par forastero. Es muy normal que al carnicero de toda la vida que sabe que somos cuatro en casa, al pedirle un par de bistecs para torrar pues directamente nos pone ocho unidades. También es normal que cuando hablas con alguien y le cuentas una monería que hizo tu peque hace algo así como cinco años, le dices que eso ocurrió hace un par de años y también te entienda perfectamente. Igualmente si esa monería la hizo tu vástago hace dos semanas, cuando tú la cuentes también dirás que hace un par de días tú peque os deleitó con esta ocurrencia y te seguirán entendiendo. Entonces… ¿Cual es esa cantidad?… pues supongo que para saberlo uno tendría que ser isleño… es algo que llevamos en los genes o que la vida prolongada en estas tierras te dará con el tiempo. Es algo que todos entendemos y aunque parezca algo increíble, el tiempo, el espacio y la vida de sus habitantes ha ido discurriendo sin problemas en estas pequeñas islas del Mediterráneo occidental, sin que nunca uno se preocupara por saber exactamente que cantidad es un par.

Aclarado esto, puedo empezar el post así como yo quería sin que nadie se tome mis primeras palabras como algo literal, ni las segundas, ni tampoco las terceras, sino como la plácida forma de hablar de alguien que está acostumbrado a que el tiempo y el espacio transcurren de forma distinta o al menos peculiar en relación al resto de la humanidad.

Hace un par de días una chica entró en la biblioteca. Era una chica callada. Estaba en una biblioteca y aunque en ese momento ella era la única clienta (creo, porque como os he dicho eso paso hace un par de días) en las bibliotecas siempre se tiene que hablar flojito, y eso hizo. Era una chica muy educada. Tenía una voz que recuerdo dulce y se movía como si su cuerpo fuera una cinta que ondea el viento, con sumo cuidado. No se si el echo de estar donde estaba hacía que su conducta fuera esa, lo cierto es que fue con mucha delicadeza y sus movimientos eran pausados y silenciosos. Esa chica me pidió por unos libros peculiares. Digo peculiares porque en alguna ocasión yo los había mirado, me llamaban mucho la atención pero tengo que confesar que nunca me había atrevido hacer nada de lo que decían sus páginas. Esos libros eran unos recetarios de cocina mallorquina del siglo XIX y otro de principios del XX. Ya que hoy también vamos de confesiones, tengo que confesar que pese al gran valor y tradición que se guarda en sus páginas, no son de los más consultados.

En general tengo bastante buena memoria para recordar quien ha consultado ciertos libros. Tengo que decir que yo sólo los había sacado una vez, cuando otra señora, esta algo más mayor, que trabaja en un horno que está muy cerca de la biblioteca y que elabora recetas antiguas, vino hace cosa de un par de años a consultarlo. (Nota: esta vez sí que un par de años se refiere a un par forastero)

Pero volvamos a nuestra historia. La chica se sentó en una de las mesas del fondo, la de la derecha. Estuvo consultando el libro con la misma delicadeza con la que había entrado y al cabo de un par de minutos vino a preguntarme si podía sacar una foto de unas recetas. Una parte de mi trabajo es saber por que motivo se reproducirán los documentos que tenemos, así que le hice esa pregunta, las de rutina. Su respuesta, confieso que me intrigó. No por el tema por el que los necesitaba, que esa circunstancia ya se ha dado otras veces, sino por el motivo, por una parte de la frase en sí, cuando os diga cual fue su respuesta lo entenderéis. Me respondió «tengo un blog de cocina en el cual hago recetas antiguas y he venido para documentarme como se hacían unos platos que tengo ganas de ver como salen para publicarlo»

Hasta ese momento habían venido algunas personas interesándose por textos o fotografías para sus blogs y salvo que esos textos o fotografías tuvieran los derechos de autor vigentes no había problemas en hacer una reproducción. Lo extraño no era que viniera el dueño, o en nuestro caso la dueña del blog. Lo que me alucinó es que el blog se dedicara también a recetas antiguas y que su dueña se tomara la molestia de ir expresamente a las bibliotecas para consultar los recetarios antiguos. Cuando estudiaba en la Universidad siempre decíamos que en caso de duda acude a las fuentes, pero por desgracia hoy en día, en caso de duda la gente acude a internet y hay ciertas cosas que internet no puede darte las soluciones pero las fuentes sí.

Esta chica hizo sus fotos y luego tuvo que rellenar el habitual papeleo que toda persona que hace una reproducción tiene que hacer con nosotros. Entre las cosas que tenía que poner en el caso de reproducción para un web era indicar cual era. Así fue como ví por primera vez escrito el nombre de la web de esta chica «Circus Day». Me pareció un nombre muy curioso para una web de cocina y también me pareció una forma muy curiosa de cuidar sus recetas el ir a consultar los recetarios antiguos, así que confieso, una vez más, que la curiosidad me pudo y cuando llegué a casa busque la web y me dejé fundir como el chocolate contemplando con deleite lo que para mí fue toda una sorpresa. Una página muy bien presentada y cuidada. Unos textos mimados. Unas fotos extraordinarias. Pero sobre todo unos platos con una pinta deliciosa, fáciles de trabajar y con una presentación muy pero que muy estudiada. Se notaba el esmero, el cariño y el amor que se ponía en el trabajo bien hecho, en mirar el detalle, en no hacer las cosas deprisa simplemente porque se ha de publicar. Cada pequeña cosa, cada detalle, estaba allí porque debía estar allí pero cuando lo veías no eras consciente de que si estaban allí era porque ese era su lugar, ni más, ni menos.

También tengo que confesar que mi pareja debió percibir el mismo cuidado que yo y sin que yo lo supiera se lo puso en favoritos. Un par de semanas después me sorprendió un día cuando al llegar a casa R. me había preparado la comida.

– Hoy te he preparado una receta mallorquina de 1876 – me dijo.

– ¿Y de donde te has sacado tú una receta mallorquina de 1876?

– Pues de la web de cocina que mirabas el otro día. La he estado mirando hace un par de días por mi cuenta, y es estupenda. Hoy ha publicado este plato. Me ha llamado mucho la atención que pusiera de 1876′ y también he creído que te gustaría. Así que he salido al super y me he puesto con ello.

Nuevamente, tengo que confesar, que si alguien me tiene la comida preparada sobre la mesa cuando llego a casa después de trabajar, no suelo poner ningún tipo de objeciones. Ese día no sólo no puse objeciones. Ese día quedé encantada. La comida estaba deliciosa, era exquisita. Era como volver a redescubrir un sabor que había sido olvidado durante más de cien años y encontrarlo de nuevo. Mi autoestima subió un par de grados en la escala de Richter, si es que esta escala puede medir los grados de la autoestima. Que tu churri te reciba con algo tan especial, hecho especialmente para ti porque piensa que eso te pude gustar y porque lo ha sacado de un sitio que le has recomendado, es algo que te eleva el ánimo por dos motivos… bueno tres: Porque la comida estaba deliciosa. Porque me quiere un montón. Porque aún me escucha cuando le hablo y le suelto alguno de mis rollos monologuísticos. Esta subida de autoestima bien se merecía una recompensa y me propuse que cuando fuera su momento os daría a conocer este blog. Pues bien queridos lectores, el momento ha llegado. El show está a punto de iniciar. La carpa está montada, los lectores han ocupado sus asientos ante sus pantallas y esta que os escribe se encuentra en medio de una pista con los focos iluminando un estrambótico sombrero de copa y un traje tipo levita en rojo mientras de fondo una fanfarria está sonando.

Así que como dice esta chica en su blog:

Señoras y señores, mesdames et messieurs, ladies and gentlemens, bienvenidos a Circus Day.

Circus Day

Cocina mallorquina: Frit de xot, es decir, frito de cordero

6 Abr

Hacía tiempo que no os ponía una receta de cocina mallorquina y como el año pasado os puse por estas fechas unas cuantas recetas de dulces tradicionales mallorquines en la época de Pascua, pues había pensado que este año estaría bien poneros un plato principal salado.

Éste era uno de los platos que más me gustaba de niña, mi madre lo sabía bordar muy bien, lástima que no me enseñara como hacerlo y yo me he tenido que buscarme la vida para poder elaborarlo. Así que la receta de hoy no es de mi madre, es de muchas madres a las que he ido preguntando y tomando de una y de otra lo que más se parecía a lo que hacíamos en casa. Por desgracia es un plato que hago muy poco, sobre todo porque digamos que hmmm… no adelgaza. Sin duda el frito mallorquín es una de las recetas estrella de la gastronomía mallorquina y que me pirra un montón, me trae un montón de recuerdo y tengo que decir que con una buena hogaza de pan de pueblo y una aceitunas trencades para acompañarlo está divino. Hay varias formas de cocinarlo, pero para esta ocasión he elaborado un frit de xot o de cordero, de esta forma todas aquellas personas que tengan vetado el consumo de cerdo por un motivo u otro podrán animarse a hacerlo. Por otro lado, también os pongo hoy esta variante porque es la que se elabora en las fechas cercanas a Semana Santa.

En esta época las cocinas mallorquinas bullían en una frenética actividad con las panadas, los robiols, los crespells y el frito de cordero. Mi madre decía que no lo hacía a menudo porque era complicado, yo tengo que desmitificar eso, complicado no lo es para nada, lo que si tiene es que lleva tiempo porque los ingredientes se tienen que ir friendo por separado. Por eso os recomiendo que primero preparéis los ingredientes y mientras se van friendo hagáis trabajitos en la cocina o cerca de esta para estar atentos pero que os aproveche el tiempo. Si no tenéis ganas de seguir currando simplemente leéis algo pero cerquita para estar atentos, que si uno se queda delante de la sartén entonces sí que nos puede parecer más complicado o como mínimo mucho más largo.

Antes de empezar os diré que algunas de las variantes del frito son el de marisco, hecho con sepia o calamar, gambas y mejillones, o como dirían los italianos con fruti di mare. El frito de lomo, en el que la carne se sustituye por trozos de lomo. El frito de cerdo, igual pero usando las frituras del cerdo. Finalmente el frito de verduras, sin nada de carne, en plan vegetariano. Cada uno tiene alguna pequeña variante, pero la base es más o menos la misma.

Ingredientes:

Frito de cordero cortado a cuadraditos pequeños. El frito está compuesto por el pulmón, el hígado y el corazón. Sé que dicho así suena fatal pero os aseguro que el resultado final está muy rico.

Pimiento rojo cortado a cuadraditos pequeños

Pimiento verde cortado a cuadraditos pequeños

Al menos unos cuatro manojos de sofrito o cebolletas, cortado a rodajitas pequeñas, incluida la parte verde. Se tiene que poner bastante porque al freír se encojen mucho y tiene que haber.

Patatas de las de freír, cortadas a cuadraditos, a nosotros nos gusta bastante y ponemos al menos 4 ó 5 bien grandes.

Hinojo fresco picado

Laurel

Ajo

Sal y pimienta

Aceite

Cayenas (depende de lo que os guste el picante)

De momento os he puesto lo imprescindible para un frito básico, ahora os comento las demás cosas que podéis añadir si queréis que sea más completito o algo de ello os guste en especial.

Guisantes

Habas

Alcachofas

Setas o champiñones

Sangre

Preparación:

En Mallorca se puede encontrar el frito ya cortado en las carnicerías, sino hay que comprarlo, cortarlo y lavarlo bien y que escurra en un escurridor. Se salpimienta y reserva.

Se cortan todos los ingredientes y los pones cada uno en un plato separado y se les sala.

Las patatas recordad que lo mejor es pelarlas, cortarlas y guardarlas en un recipiente con agua para que no se pongan negras. Cuando las tengáis que emplear escurridlas y luego saladlas.

Las alcachofas si las ponéis, también es conveniente guardar en un cazo con agua y algo de limón por el mismo motivo.

El hinojo muchas veces lo puedes coger en el campo. En algunas ocasiones si lo recoges o lo compras y ha pasado unas horas se ha mustiado. Un truco de la gente del campo es al tener que usarlo sumergirlo en agua, sacarlo y ponerlo unos segundos hacia abajo para que tome la forma, luego lo dejas así sobre un plato, sin secarlo, y tomaré la consistencia y el aspecto anterior a haberse puesto mustio.

Cuando lo tenemos todo cortado se tiene que ir friendo, pero por tandas de ingredientes, sin mezclarlos en la sartén.

Primero se fríe el pimiento verde y rojo, estos si puedes mezclarlos.

Luego se sacan de la sartén y se ponen dentro de una cazuela de barro, procurando no coger mucho aceite.

Después freiremos la patata junto a unos cuantos ajos que NO habremos pelado y que habremos machacado con su piel. También pondremos en las patatas un poco de cayena.

Al estar frito, yo quito la cayena, y se pone todo sobre los pimientos.

Seguidamente le toca el turno a la cebolleta y luego se ponen sobre las patatas.

Después iremos friendo las demás verduras que queramos agregar, siempre respetando el hacerlo solas y poniéndolo luego con poco aceite sobre lo anterior.

Al final freiremos el frito, que irá junto con el hinojo cortado pequeñito, las hojas de laurel y un poco más de cayena. La carne es aconsejable hacerla a fuego un poco más lento que las verduras, ya que si no se nos puede poner muy dura.

Una vez fritas se pone sobre todo lo anterior. Entonces es cuando lo mezclaremos todo.

En el caso de que también queráis, este es el momento de añadir la sangre desmenuzada por encima y volver a mezclar de nuevo.

Este plato se puede comer enseguida, pero también va muy bien para dejarlo de un día para otro ya que los sabores asentados quedan mejor. Así que ya que nos ponemos podemos tener para dos días sin ningún problema.

Lo único que recomiendo para degustarlo es tener una buena hogaza de pan de pueblo que es lo que le queda mejor y lo acaba de bordar.

Ya veis, complicado no lo es, sólo es que lleva su tiempo el ir friendo las cosas de una en una, por eso os comentaba al principio de ir aprovechando para hacer otras cositas cerca en la cocina mientras vigilamos y removemos de tanto en tanto la sartén. Espero que os guste y algún día os animéis os aseguro que está buenísimo, como todo aquello que comparto con vosotros y que tiene tras de sí muchos buenos recuerdos de infancia, bon profit.

abril 2013 056

Descubriendo Palma: Nazaret y el barrio de El Terreno

3 Abr

Algunas veces os he comentado que los fines de semana, además de pasearnos por el bosque del Castillo de Bellver, hemos hecho algunas excursiones por la isla y por Palma. Hoy voy a enseñaros una excursión que hicimos el año pasado y que no pude presentarla en su momento  por falta de tiempo. He pensado que era una verdadera pena no compartir estas salidas especiales sólo porque hubiera pasado un tiempo. También es cierto que no quería dejar pasar la oportunidad de ir enseñándoos poco a poco esta islita que tanto quiero. Así que si el tiempo me lo permite de tanto en tanto iré poniendo algunas entraditas comentando los rincones de Mallorca que tiene muy poca arena pero sí mucho encanto. Nunca me cansaré de decir que Mallorca es muchísimo más que sol y playa, aunque por desgracia, parece que lo único que preocupa a los turoperadores sea precisamente eso, sol y playa. Así que aquí esta está enamorada de su hogar para que todos aquellos que alguna vez vengáis a esta tierra podáis decir “pues yo además de ponerme moreno, voy a conocer otras cosas interesantes y también hermosas”.

Cuando yo era muy niña, mi padre conocía del trabajo a una clienta, tenía un nombre raro y un apellido endiabladamente extraño para mí. Era una señora inglesa… bueno, realmente era una señorita, aunque bastante entrada en años para lo que en esa época se consideraba en España una señorita. Era una maestra de escuela que se había jubilado. Una mujer exótica, de pelo corto, blanco plateado. Se pintaba sus finos labios con un carmín muy rojo y vestía siempre pantalones, toda una osadía para cualquier mujer decente que se apreciara en esa época. Tomaba martinis de aperitivo y otras bebidas con hielo de mayores sin que para ello se estuviera comiendo en ese momento. A mi madre no le encantaba demasiado ir a verla, porque demasiado a menudo para su gusto, esta inglesa descarriada encendía un cigarrillo tras otro que consumía en los múltiples ceniceros que tenía repartidos por todas las dependencias de la casa. Además, en ocasiones se quitaba los zapatos que eran planos sin tacón y enseñaba sus pies con sus uñas pintadas en un rojo igual de llamativo que el de sus labios. Era una solterona pero de esa que lo había sido porque le había dado la gana y se había dedicado a disfrutar de la vida y viajar. Cuando se jubiló  se había ido a vivir a Mallorca por varios motivos. Primero porque la había descubierto hacía años cuando paso por aquí durante unas vacaciones y se había enamorado de la isla. Segundo, porque en Mallorca hay evidentemente,  mejor clima que en Inglaterra, y tercero aunque no por ello menos importante, porque en aquella época el cambio de divisa le permitía llevar un tren de vida que en su país no hubiera ni soñado. Vivía en una casa, pero una casa de verdad, no en un piso. En una planta baja con habitaciones amplias y luminosas. Un jardín enorme lleno de flores y plantas por todos los rincones y unas vistas espectaculares de la bahía. Era un barrio residencial de Palma que en esa época estaba lleno sobre todo de extranjeros, la mayoría ingleses, bohemios, artistas,  jubilados, pero sobre todo pecadores libertinos que escandalizaban al resto de la ciudad. A mi madre no le gustaba demasiado visitarla, pero yo disfrutaba cada vez que íbamos. Me encantaba pasear por ese frondoso jardín, además recuerdo que en esa casa siempre tenían caramelos de tofe deliciosos, que por esa época eran tan difíciles de encontrar aquí, al menos con esa calidad y sabor. También tenían una cajita de cartón con sobres de papel metalizado. Al abrirlos te encontrabas con unas tabletas muy finas de chocolate rellenas de una crema verde que odiaba. Años después descubrí que esas chocolatinas se llamaban after eight y que la crema verde que me desagradaba era crema de menta. Un día me trajo de Inglaterra un costurero o al menos luego le dimos ese uso. Era una estatuita de porcelana que representaba una ovejita blanca con el contorno de sus ojos negro y un conejito blanco y gris junto a un tronco de árbol caído y un ligero sotobosque. El tronco estaba abierto por encima y dentro estaba lleno de los caramelitos de tofe que tanto me gustaban. Recuerdo que estaba envuelto en un papel de celofán amarillo con un gran lazo encima. Cuando se vaciaron pusimos dentro del tronco hilos de colores, agujas, tijeras y un dedal que siempre me negaba a usar porque me molestaba y eso siempre enfadaba a mi madre. Esa exótica profesora que hablaba una lengua rara que yo no entendía, pero que tenía esos caramelos tan deliciosos, vivía en el barrio conocido como El Terreno.

“Al otro extremo de la ciudad, en las afueras, por El Terreno, por Génova, se agita un mundo colonial, compuesto de pintores, turistas y señoras que fuman. Son gentes extrañas, que se bañan en invierno y viven de espaldas a la religión. Fabrican cocktails endiablados. Dan bailes y tés. El barrio antiguo finge ignorarlos. Sin valor ni deseos para declararles la batalla, opta por declararlos inexistentes. «¿Creéis, Monseñor, que el mes próximo estaremos en Francia, restablecidos en nuestros privilegios?» preguntaba, allá por el 1792, un viejo prelado a un compañero de emigración. Y replicaba el otro, tomando un polvo de rapé: «Monseñor, no se me ocurre ningún inconveniente». Alguna señorita indígena, en los tés casi litúrgicos del Casino, pide un cocktails de ginebra y vermut. Dos de ellas, en Carnaval, osaron encender un cigarrillo. El aire está cargado de presagios… Pero el barrio antiguo no se entera. En las playas estaba prohibido que los hombres pasaran a la parte reservada a las señoras. Las americanas escamotean esta ley pasando ellas a la parte de los hombres. Tal vez alguna mallorquina exaltada las imita. El barrio antiguo no se entera.” Mort de Dama (Muerte de dama). Llorenç Villalonga

Con estas palabras el genial autor Llorenç Villalonga nos describe en dos pinceladas el cosmopolita barrio del Terreno frente al inmóvil y conservador casco antiguo. Es la convivencia o mejor dicho, la tolerancia o la ignorancia mutua entre lo tradicional, lo religioso, los casales con patios señoriales y calles estrechas, el barrio que rodeaba la majestuosa Catedral. Frente a él, lo moderno, lo extranjero, lo ateo, anglicano o luterano, las casas coloniales con amplios jardines en calles también estrechas, el barrio que rodeaba el majestuoso bosque del Castillo de Bellver y que tenía todos sus balcones y ventanas frente al mar.

La excursión que os comento hoy la empezamos en un rincón de este barrio, muy cerca del mar, se trata de un lugar llamado Nazaret. Es una residencia-colegio para niños que han pasado por algún motivo por servicios sociales. En este edificio hay además un impresionante jardín y un huerto justo encima del paseo marítimo a unos metros del mar. Las fotografías que acompañan este post son de estos jardines. Hasta hace unos días no se podían visitar, si querías ir se tenía que pedir permiso para ello. Hace poquísimo que ha aparecido en prensa que los jardines de Nazaret se abrirían al público, con un horario concreto, eso sí. Desde aquí recomiendo a todos los amantes del mundo y a los propios mallorquines que nunca los han visitado, que vayan a visitarlos, porque son una auténtica gozada.

El edificio de Nazaret, de finales del XVIII es una antigua construcción que perteneció al Cardenal Antonio Despuig i Dameto. Los jardines están en su parte frontal, en forma de bancales. Por el lado de delante dan sobre el Paseo Marítimo y por la parte de la derecha sobre una ensenada con barcas denominada Can Barbará.

Al salir de Nazaret hicimos un breve recorrido por una parte del barrio que lo rodea, El Terreno.  En el vimos desde lejos una entrada solitaria sobre la cual hay esculpido un escudo. Se trata de la primera villa que se construyó en dicho lugar, era el año 1777 y perteneció al artista Cristòfol Vilella.  Este barrio está justo debajo del bosque de Bellver y esa  fue la causa por la cual no se urbanizó antes. El Ministerio de Guerra no permitía la edificación tan cerca de un castillo de defensa que custodiaba el puerto. Este, fue el motivo por el cual cuando se inició el proceso de edificación en 1805 y las posteriores urbanizaciones, todas sus casa fueran de poca altura y permitían una perfecta visión del puerto desde cualquier lugar.

Cuando uno tiene la oportunidad de ver alguna postal antigua de este sitio, antes de que empezara su plena urbanización, llama la atención un gran espacio vacío, pero vacío de verdad, sin casa y sin árboles. Eso es debido a una peste que asoló Palma en el 1821. Como ha ocurrido siempre durante la historia en estos casos, una gran parte de la población busca refugio fuera de sus murallas y se establecieron en campamentos construyendo barracas de madera cortando los pinos del bosque de Bellver. Fue tan extrema esa tala que causó una deforestación que estuvo presente durante largo tiempo quedando constancia de ello en las viejas albúminas de la época.  Unos años más tarde, el 1835 hubo un nuevo éxodo de palmesanos, esta vez lo provocó el terremoto que destruyó la fachada principal de la Catedral. Muchos habitantes buscaron refugio nuevamente en las antiguas  barracas que aún estaban en pie.

La Sociedad Económica Mallorquina de Amigos del País intentó urbanizar la zona en el 1835, pero el proyecto no prosperó. En el decenio de 1850 Joan Robert, propietario de la finca el Terreno, parceló la posesión. El 1859 el ministerio de Guerra dio al fin permiso para edificar y vendió parte del bosque de Bellver. Ello provocó la progresiva urbanización sobre todo como zona de veraneo y ocio atrayendo inicialmente a la acaudalada burguesía palmesana. Mucha de esa burguesía adinerada había hecho fortuna en las américas, por eso muchas de esa edificaciones tenían un estilo neocolonial muy indiano.

Al principio de este post os hablaba de la profesora jubilada inglesa, la señora bohemia que desagradaba a mi madre pero que me conquistaba a mí. Fue en el decenio de 1920 cuando se empezó a establecer allí una significativa colonia extranjera, mayoritariamente ingleses. Entre 1930 y 1936 se incrementa la presencia de residentes extranjeros. Son los que aparecen reflejados en la obra de Villalonga, los que escandalizaban a la Palma tradicional del barrio antigua, aquella que convivía con las damas, las beatas y los señores que simplemente los ignoraban. Entre los años veinte y treinta, se convirtió en zona de ocio y vida nocturna, fue la época de Tito’s y todos los antros de baile y desenfreno con mujeres de estética muy americana y hombres vestidos a lo Rock Hudson.

A mediados de esta década, el estallido de la Guerra Civil supuso el freno momentáneo de esta venida de extranjeros. También supuso que muchos burgueses que usaban las casas como lugar de veraneo, trasladaron allí su residencia habitual al huir de los bombardeos republicanos que estallaban sobre la vecina ciudad.

Más tarde, el periodo comprendido entre 1950 y 1962 supuso el boom turístico y todo boom turístico implica hoteles, tiendas y bares. Desde 1960 se concentraron un gran número de salas de fiesta, aunque a partir de 1980 empezó a entrar en decadencia. Hoy en día ha perdido gran parte de ese encanto inicial, muchas de esas impresionantes villas han sido sustituidas por bloques de pisos, no demasiado altos eso sí, o bien están engullidas entre ellos y quedan escondidas tras la grandes construcciones de la primera línea del Paseo Marítimo. Pese a todo pasear por sus calles y descubrir los edificios coloniales es una auténtica gozada. Si alguna vez paseáis por allí os recomiendo que veáis el exterior de la Villa Shembri, una casa señorial de principios del siglo XX, atribuida al arquitecto Gaspar Bennàssar. Destaca su torreta de planta octogonal ubicada en un lateral del edificio y que actualmente ha perdido parte de su espectacularidad inicial al haber construido al lado de esta una finca de pisos. En su época esta torreta destacaba sobre toda la línea de edificios de El Terreno y era uno de los edificios más destacados del skyline de la antigua Palma.  También no os podéis perder el hostal Corona de 1908, también llamado Can Quetglas. Era una vivienda unifamiliar realizada por Francesc Roca, ahora se dedica como su nombre indica, a la hostelería. Nosotros llegamos cuando estaba cerrado al público y pedimos si podíamos entrar para fotografiarlo. Como en la época de los extranjeros artistas y bohemios, sus puertas se nos abrieron “podéis subir y hacer las fotos que queráis” y vaya sí que hicimos fotos, creo que no dejé ni un ladrillo que inmortalizar, ni un centímetro de su hierro forjado con motivos geométricos y vegetales, ni tampoco de su pinturas y lámparas modernistas que aún conserva, una auténtica gozada.  Os dejo pues con algunas de las fotos de este pintoresco paseo, de esta ruta escondida que está a disposición de todos aquellos que deseen pasear tranquilamente, disfrutar y trasladarse por unas horas a otra época, cuando el tiempo no contaba y la vida se disfrutaba sin más.

 

Luchando contra una injusticia, es que no hay derecho a lo que les hacen.

29 Mar

Conozco a una persona que hace años que vive en silla de ruedas. Su vida es algo monótona según se mire. Por la mañana va a un centro donde hacen actividades con él. Ejercicios para estimular y fortalecer sus músculos y así poder ayudarle a que adquiera una mejor calidad de vida. Por la tarde la mujer que le cuida va a buscarle al centro. Lo mete en el coche y pone la silla detrás, en el maletero. En casa la mujer le lee historias, le canta canciones, le habla. A esta persona también le gusta ver un poco la televisión y muchas veces se queda dormido. Cuando esto ocurre casualmente por la noche duerme mejor.  La mujer que lo cuida pone cada noche el despertador de su cuarto y se levanta para girarle, así su cuerpo no creará llagas y estará mejor. Esta persona tiene el pelo rubio y unos ojos azules claro purísimos. Esta persona tiene siete años, es uno de los alumnos del colegio de Terremoto. La mujer que le cuida también tiene el pelo rubio y los mismos ojos azules. La mujer que le cuida es su madre. Ellos dos viven solos, el padre se marchó a la península hace tiempo, no sé qué ocurrió y tampoco lo he preguntado, simplemente es lo que hay. Desde entonces ellos dos forman todo el núcleo familiar.

En el colegio de Terremoto hay setenta niños más como este, aunque no les conozco. Setenta niños que dependen enteramente de sus padres para todo, que apenas pueden moverse y que evidentemente, para su rutina diaria precisan forzosamente del uso de pañales. Para ellos no es un lujo, es una necesidad como pueda serlo para nosotros llevar pantalones o beber un vaso de agua. Para sus padres y cuidadores también es algo indispensable. Algunos de esos niños son grandecitos y no saben avisarte, así que cada día gastan al menos unos cinco pañales por la mañana y uno o dos por la noche, puede que alguno tres. El número exacto no es muy importante pero lo pongo para que os hagáis una idea de cómo es su rutina.  De todas formas cualquier persona que haya tenido hijos pequeños sabe que con cuatro pañales no se pasa uno veinticuatro horas. Estos peques y no tan peques que ahora sufren esta restricción tienes las mismas necesidades que un niño pequeño o que un adulto. ¿Alguno de vosotros se ha preguntado cuantas veces al día va al baño? No sé si será que yo soy una meona, pero más de tres al día sí que voy y por la noche fijo que otra visita cae seguro.

Hasta ahora los padres tenían derecho a pañales y pagaban una parte de su coste al presentar la receta del médico de familia. Por otra parte, los centros tanto públicos como concertados, que atienden a personas con discapacidad también recibían unos pañales que eran los que usaba el centro. Era una forma de ayudar un poco a estas familias que tantos gastos tienen con sus hijos o sus mayores y que pudieran ir tirando como muchos de nosotros hasta llegar a final de mes.

En ocasiones acabo hablando de política y no me gusta hacerlo, pero es que no te queda otro remedio si quieres explicar las cosas. Parece ser que el Sr. Bauzá además de favorecer enormemente a todo su equipo de gobierno y llevar un tren de pluses y aumentos de sueldo que les ha llevado a los tribunales en más de una vez, ahora ha decidido que se necesita más dinero para mantener todos los números de sus departamentos. Es cierto que la sanidad ha sido además de la educación, uno de los sectores más tocados en las islas en esta legislatura. Así que como se acercan elecciones el año que viene, es cuestión de conseguir de debajo de las piedras dinero para invertir en aquello que ellos mismos desmontaron. La solución que han encontrado para empezar a reducir gastos no ha sido otra que reducir los pañales de toda persona niño o adulto que necesite el uso de pañales para su vida diaria a tan sólo cuatro unidades al día. Vamos, a partir de ahora los médicos sólo te podrán extender receta que cubre esa cantidad al mes. De dicha receta se paga el 40% y si se necesitan más pues uno tiene que comprar el paquete pagando el 100% de su importe. Os podéis imaginar que los paquetes no están precisamente tirados de precio, basta que uno haga cálculos de lo que cuestan al mes los de bebé, pues bien, estos cuestan más y los llevas todos los días de tu vida.  No es tampoco que tengan un precio exorbitante, he mirado por internet y he visto precios que iban por un paquete de 20 unidades desde los veinte euros el más barato o unos cuarenta y cinco, evidentemente comprando grandes cantidades, que en farmacia debe ser otro y de estos no los hay en los supermercados, al menos en los de mi barrio nunca los he visto. Pero eso no es todo, resulta que los pañales que el Govern facilitaba a los centros donde estas personas acudían, se han eliminado, vamos que ni subvencionan una pequeña parte, cero absoluto. Esta medida sólo afecta a los centros concertados, pero el problema es que no hay ni de coña suficientes centros públicos para este tipo de chicos ni de mayores, así que la inmensa mayoría de centros se corresponden con esta tipología. El resultado es que los padres tienen que llevar ellos pañales de casa si quieren que se les cambien a sus hijos, teniendo en cuenta que luego estarán toda la tarde en casa y todo el fin de semana con ellos. Porque uno podría pensar que si en los centros no hay que aportarlos, tal vez se pueda cubrir esa cuota o al menos no tener que comprar tantos después.

No sé si alguno de vosotros ha tenido alguna vez algún familiar que haya tenido que estar encamado durante años. Quienes hayan pasado por esta experiencia saben que necesitan unos cuidados especiales, que su piel se llaga con más facilidad y que hay que mantenerla en buenas condiciones de hidratación pero sin humedad. Teniendo a una persona con unos pañales usados demasiado tiempo sólo aporta en el mejor de los casos tres cosas, escoceduras, rojeces y hongos y esto señores es indignante que no se pueda evitar.

Ante esta situación el APA del cole de Terremoto ha abierto por internet una página en change.org recogiendo firmas para pedir que se dejen de aplicar más recortes a las personas con discapacidad y que se vuelva a proveer de pañales para ellos, porque en su caso los pañales no son ningún lujo, sino una necesidad muy pero que muy básica.

Se que en ocasiones la blogoesfera se ha movilizado con causas que realmente lo merecen y os aseguro que esta lo merece. Os pediría a todos aquellos, viváis donde viváis, que nos apoyarais en esta petición, que si conocéis a alguien que desee apuntarse lo difundáis y que con un poco de suerte consigamos que estas personas tengan al menos un presente con dignidad, salud y vida.

Gracias de antemano a todos aquellos que firméis. Estos setenta niños y muchas otras familias de Baleares os lo agradecerán.

2014-03-27 22.09.15

Cocina mallorquina: Coca de patata, vuelve el Ingrediente secreto de Ira para enero 2014.

26 Ene

En Mallorca hay Universidad, la llamada UIB (Universitat de les Illes Balears). Está situada en las afueras de la ciudad, en pleno campo, en la carretera de Valldemosa. Cuando yo iba a la Universidad tan sólo había tres edificios, el de letras, el de ciencias y el de biología. Hoy en día hay muchos más e incluso ya llega el metro allí, pero sigue teniendo el mismo bucolismo con los campos que la rodean y la impresionante Serra de Tramuntana de fondo. En el norte de Mallorca hay una gran sierra, un lugar precioso que fue declarado Patrimonio de la Humanidad. Desgraciadamente este verano alguien cometió la inconsciencia de dejar unas brasas encendidas dentro de una carretilla de obra y otra persona que debería haber sido supervisada, vertió esas brasas aún encendidas muy cerca del bosque. Tuvimos uno de los peores incendios que se recuerdan en nuestra isla, sobre todo por dos motivos. El fuego fue rápido y se dio parte de él de inmediato, pero se había cerrado el puesto de bomberos de dicho municipio y los efectivos contra incendios de toda la isla habían sufrido un gran recorte presupuestario y de personal… hay ciertas cosas de las que no se debería prescindir ni recortar, y la seguridad es una de ellas. Ahora todos los mallorquines podemos verlo en nuestra sierra y sentirlo en nuestro corazón durante muchos años que tardará en recuperarse.

Pero en la época de la que os hablo todo esto no había ocurrido. Éramos jóvenes y nuestro mayor problema eran los estudios. Formábamos un extraño grupo pero nos llevábamos muy bien. Las clases ocupaban la mayor parte de nuestro tiempo, pero en ocasiones cuando alguna clase que se diera a última hora era anulada, solíamos coger los coches, enfilábamos la carretera hacia el lado de la sierra y subirnos a Valldemossa, un pueblo a la falda de la montaña,  para dar un paseo y de paso degustar uno de sus dulces que más fama tienen. Si hacía frio tomábamos una coca de patata con chocolate. Si hacía calor una coca de patata con un helado de almendra artesano.  Se trata de unos bollitos individuales de más o menos unos diez o quince centímetros, que no son demasiado dulces, sólo en su punto y que bien pueden tomarse solas como de acompañamiento para mojar. Las cocas de patata de Valldemossa son conocidísimas en toda la isla, aunque no es una coca exclusiva del lugar, las hay en todos los municipios, eso sí, las que se llevan la fama y con razón, son las valldemossinas.  Así que si alguna vez intrépidos viajeros aterrizáis o amarráis en esta isla y buscáis algo más que sol y playa, os invito que entre sus rincones os dejéis caer por Valldemossa, pero no así como lo hacen los turistas en buses y a golpe de reloj, hacedlo con calma, sin prisas, descubriendo sus piedras, su vegetación y los secretos de su Cartuja, pero también reservando unos minutos para degustar sus cocas y un chocolate o un helado, dependiendo del momento del año o del espíritu de cada uno que en ese momento se tenga.

Dejemos que como en la intemporal Valldemossa, el tiempo pase y bastantes años más tarde una compañera de trabajo me comentó que su madre hacía unas cocas de patata muy ricas y no pude menos que pedirle la receta. Me dijo que era un poco laboriosa y así es. No os voy a engañar, normalmente intento poner recetas buenas pero fáciles o relativamente fáciles a la hora de elaborarlas. También intento que haya ingredientes  fáciles de encontrar y no demasiado caros a ser posible. En este caso la receta cumple la segunda parte… la primera… más o menos, según la pericia culinaria y las prisas de cada uno. No es que sea complicada, para nada, sólo que lleva su tiempo y no es cuestión de ponerse a hacerla con el reloj en contra, es más bien de esas recetas que como el tiempo, debe tomarse con calma y dedicarle su momento. Es de esas recetas que mejor dejarla para un día que uno piensa estar tranquilamente en casa y puede dedicarle ratitos y luego ir haciendo otras cosas pero sin prisa, como se cocinaba antaño.

Cuando esta receta cayó en mis manos, hice una y comprendí porque había que dedicarle un tiempo, sin prisas. El resultado fue delicioso. No sé si mejor o igual que las valldemossinas, pero no tenía nada que envidiarles. Un día se me ocurrió hacer una de postre para mis padres. Mi madre que era muy exigente y  le costaba tanto decir que algo era bueno y que en el caso de la repostería, podía presumir de ser la hija de uno de los pasteleros más famosos de Palma en su momento, sucumbió a su sabor. Me pidió que felicitara a la madre de mi compañera por una receta tan buena, cosa que evidentemente hice y que evidentemente agradeció y le alagó. Es más, en dos ocasiones me pidió expresamente que le hiciera de nuevo esa coca de patata tan rica que hacía la madre de mi compañera.

Así que cuando vi que Ira volvía a poner en activo su reto, aunque con unas pequeñas variaciones, no me lo pensé dos veces y tuve muy claro cuál sería mi receta. Ira nos propone esta vez un reto más relajado. Tenemos todo un mes para hacer la receta y publicarla, lo cual se agradece porque hay momentos en los que una no tiene la oportunidad de ponerse con las manos en la masa en el plazo que teníamos antes. Otro cambio son los ingredientes, Ira nos ha dicho que intentará proponer ingredientes más normalitos. Con algunos de ellos tuve problemas para poder participar, ya que o bien no conocía recetas facilonas con ellas o bien no los encontré en ese momento en los centros que suelo comprar. También es cierto que me pilló en mal momento y no pude dedicar mucho tiempo. Espero que ahora con estos plazos más amplios y los ingredientes más accesibles, podamos ir aportando más recetas para este interesante reto. Espero que os animéis con ello. Os dejo con esta coca mallorquina, aunque en nuestro caso os dejo con su formato XXL ya que la receta que me pasaron no usa el formato pequeñito, sino el de molde grande, vamos, el casero, casero y no el de los hornos. Supongo que si se colocan en montoncitos individuales a la hora del último levado se pueden hacer los bollitos. Yo sigo las instrucciones que me pasaron y que dicho sea de paso, me ahorro algo más de trabajo y sólo hay que cortarla y cortarla, y cortarla hasta que se acaba.

Ingredientes:

300 gr. de patatas para hervir, de las blandas.

300 gr. de harina de fuerza

150 gr. de azúcar en polvo o azúcar glaseé.

150 gr. de manteca de cerdo (algunas recetas mallorquinas que llevan manteca las he hecho con mantequilla y se si salen bien. En este caso no lo he intentado, así que no sé cómo quedaría si alguien quiere hacerla con mantequilla para sustituir la manteca).

4 huevos

25 gr. de levadura de cerveza, es decir, de aquella que se vende en cuadraditos (NO la de polvo tipo Royal)

Leche tibia.

Preparación:

Primero hemos de hacer una mezcla que luego añadiremos en un momento de la receta. A esta mezcla la voy a llamar Mezcla A.

Mezcla A : Disolver la levadura dentro de un cuenco con un poco de leche tibia a la que habremos añadido una pequeña cantidad de azúcar en polvo. Dejar que esta mezcla leve.  Yo suelo taparlo con un paño de algodón que uso sólo para estos casos. Por si acaso poned algún plato debajo, porque en ocasiones leva tanto que se sale del cuenco. También me ha pasado que cuando quito del paño se ha bajado, no os asustéis, no tenéis que repetirlo.

La mezcla A tarda un tiempo en levar y ese tiempo también dependerá de la temperatura ambiente de la casa, a más calor más rápido, por eso os digo que esta receta hay que hacerla sin prisas. Mientras la mezcla A leva podéis ir haciendo otras cositas o por ejemplo ir hirviendo las patatas.

Bueno, mientras la levadura hace su trabajo nosotros tendremos los siguientes ingredientes preparados. El único que hay que hacer con un poco de tiempo es hervir las patatas. Para ello las herviremos con la piel. Sabremos que están en su punto porque al pincharlas notaremos que el tenedor, cuchillo o palillo, entra sin ninguna dificultad. Luego dejaremos que se enfríen y las pelaremos estirando la piel con los dedos. Tomaremos los 300 gr. los trituraremos o machacaremos bien con un tenedor y las reservaremos.

Cuando la mezcla A esté en su punto y tengamos las patatas hervidas y machacadas seguiremos con la receta.

Mezclar en un bol grande el azúcar en polvo con las yemas de huevo. Después hay que añadir las claras de huevo, no es necesario que estén a punto de nieve, pero yo las trabajé un poquito para que estuvieran más esponjosas y fuera más sencillo integrarlas.

Cuando esté ligado hay que añadir la manteca un poco tibia. Para ello le di un golpe de calor con el microondas, sólo lo justo para que se ablandara, no es necesario que se derrita. Una vez incorporada la manteca se mezcla un poco más.

Ahora es el momento de añadir a esta masa la mezcla A que habremos hecho anteriormente y seguimos mezclando.

A continuación añadiremos la harina tamizada con un colador y cuando la haya absorbido añadiremos las patatas y lo mezclaremos todo.

Ahora os dejo un poco de libertad a cada una porque vosotros conocéis mejor que nadie vuestros útiles de cocina. Tenéis que tener un molde de tarta de esos altos, la mayoría son moldes de metal que hay que untar las paredes para que no se peguen. Algunos son estos moldes desmontables con las paredes de silicona que no precisan se untados porque no se pegan. Así que obrad dependiendo del tipo de molde que tengáis. Si tuvierais que untarlo lo haríais con un poquitín de manteca.

La mezcla final se vierte en el molde. Os ocupará como la mitad o puede que algo menos, es normal. Ahora viene otro momento de calma porque tenéis que dejar el molde tapado con un paño o bien dentro del horno con este cerrado, porque hay que esperar a que vuelva a levar. La masa doblará su volumen y eso le llevará un poco de tiempo.  Id con cuidado de que no leve demasiado y se desborde por los lados.

Cuando veáis que ha aumentado y tiene la pinta de una coca cruda grandecita y hermosa es cuando toca meterla al horno e ir vigilando. Aquí también os dejo libertad porque cada cual conoce su horno. Horno no muy fuerte, la receta que tengo pone que a 150º durante 30 ó 40 minutos, vigilando bien para que no se queme, ya que es un tipo de pasta que es muy fácil quemar.

Sacarla y dejar reposar y enfriar. Se le puede añadir por encima si se desea un poco de azúcar en polvo esparcido con un colador o bien dejarla tan cual.

La foto que os pongo no es la mejor de todas. Tuve un pequeño problemilla con el horno y no fue culpa del horno, fue mío. Puse la coca dentro cuando tenía visita en casa y no me di cuenta de la advertencia del calor, así que le di demasiada fuerza y se me doró demasiado por encima. Creía que se había hecho y al abrir el horno para pincharla se me desinfló por en medio. Normalmente esta coca no es tan doradita por encima y tiene un copete que ni la mejor de las magdalenas, sin embargo en esta foto no se puede apreciar este detalle. Hay que sacarla del horno cuando el palillo o el pincho salgan limpio, sin pasta pegada. Nuestra coca de este fin de semana no ha tenido la mejor presentación, pero os aseguro que su sabor no ha variado para nada y ha salido deliciosa. Si alguien tiene dudas basta que miréis la cara que puso nuestro Tsunami cuando la probó después de la cena. Deliciosas. Así que espero que os guste esta aportación mallorquina y que pronto seamos muchos que nos animemos con el reto del ingrediente secreto de Ira de febrero.  Que disfrutéis con ella i bon profit.

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El camino sigue y sigue: Nueve años después y con una exposición sobre Tolkien en los Ocimax de Palma de Mallorca.

15 Dic

Frodo callaba. También él miraba hacia el este a lo largo del camino, como si no lo hubiese visto nunca. De pronto dijo pausadamente y en voz alta, pero como si se hablara a sí mismo:

El Camino sigue y sigue

desde la puerta.

El Camino ha ido muy lejos,

y si es posible he de seguirlo

recorriéndolo con pie fatigado

hasta llegar a un camino más ancho

donde se encuentran senderos y cursos.

¿Y de ahí adónde iré? No podría decirlo.

-Me recuerda un poema del viejo Bilbo –dijo Pippin-. ¿Es una de tus imitaciones? No me parece muy alentadora.  

-No lo sé –dijo Frodo. Me llegó como si estuviese inventándola, pero debo de haberla oído hace mucho tiempo. En realidad, me recuerda mucho a Bilbo en los últimos años, antes que partiera. Decía a menudo que solo había un camino y que era como un río caudaloso; nacía en el umbral de todas las puertas, y todos los senderos eran ríos tributarios. “Es muy peligroso, Frodo, cruzar la puerta” , solía decirme. “Vas hacia el camino y si no cuidas tus pasos no sabes hacia dónde te arrastrarán. ¿No entiendes que este camino atraviesa el Bosque Negro, y que si no prestas atención puede llevarte a la Montaña Solitaria, y más lejos aún y a sitios peores?” Acostumbraba decirlo en el senderó que pasaba frente a la puerta principal de Bolsón Cerrado, especialmente después de haber hecho una larga caminata. (El Señor de los anillos. Capítulo III Tres es compañía.)

Hace un año escribí un post muy especial con el que sorprendí a R. Hacía ocho años que había venido a vivir con nosotros. Hoy ha pasado exactamente un año y esta mañana nos hemos despertado celebrando nuestro noveno aniversario de convivencia juntos. Esta vez ha sido mi pareja la que me ha sorprendido a mí, por fin después de nueve años de lanzar indirectas todas las fechas en las que celebrábamos cualquier cosa,  al fín, lo he conseguido, me ha regalado un vale para un spa y sesenta minutos de masaje para mí solita, que ilu, una tarde enterita para el relax de la nena, yujuuuu.

En la celebración del año pasado, mi ex vino a hacernos de canguro y se quedó con los peques y nosotros aprovechamos para ir al cine a ver la primera peli de El Hobbit. Este año mi ex se vino el viernes, en lugar de hoy, se quedó con los peques y nosotros dos nos fuimos al estreno en el Ocimax de Palma. Yo iba vestida con mis galas de princesa élfica, la hija de Turgón, la princesa de Gondolín. Mi pareja con el traje que le hice al principio de vivir juntos, de dúnadan con sobrevesta verde y capa granate. El motivo de estas extrañas vestimentas es que desde hace unos meses el smial de Tol Eressëa, la delegación local de la Sociedad Tolkien Española en Mallorca, ha estado trabajando en una exposición sobre la obra de Tolkien. Han sido meses de mucho trabajo, de coordinación, decisiones y búsquedas. Semanas de montaje y finalmente el viernes nuestros esfuerzos se vieron reflejados en (permitidme que emplee esta expresión) “una pasada de exposición” puedo asegurar que una cosa así no suele verse en muchos sitios ni todos los días y nos sentimos muy orgullosos de ello. Así que aprovecharé para haceros publicidad y deciros a todos los lectores que estén por Mallorca que mañana lunes está abierta y luego tendréis que esperar al viernes 20 hasta el lunes 23 en horario de 16 a 22 horas. Pero como sé que no todos podéis ir quería hacer un rinconcito en este blog y enseñaros diversas fotos para compartirlo de forma virtual. Así que hoy no me quiero enrollar más y os dejo con las fotos a las que nos ha llevado nuestro personal camino después de estos nueve años de vida juntos. Felicidades mi amor que podamos seguir celebrándolo mucho más, aunque sea sin pelis, o algunas veces tengamos que cruzar el Bosque Negro y acabemos enfrentándonos a un gran dragón en la Montaña Solitaria, pero siempre juntos.

Un Tió de Nadal + un Tsunami motivado = incremento desmesurado del consumo de fruta familiar.

10 Dic

Hola visitantes de la blogoesfera. Sé que últimamente tengo esto un poco abandonado, pero las circunstancias familiares no han cambiado y lo de escribir entradas es un poco chungo con todo el cachondeo doméstico que tengo cada día. Pese a todo, no quería perderme el comentar esta entradita, sobre todo en estas fechas por si a alguien le apetece ponerla en práctica.

La tradición navideña que os comentaré hoy no es mallorquina, es catalana. Se que ahora los políticos están politizando más de lo debido muchas cosas y alguien pueda «alarmarse» por la introducción de costumbres catalanas en Mallorca. Así que antes de que nadie puede sacar objeciones donde no las hay quiero reivindicar que si en nuestras casa hay un árbol de Navidad (costumbre nórdica) y viene el Papá Noël o Santa Claus (otra costumbre nórdica) y hacemos calendarios de adviento (costumbre anglosajona) y ponemos bolas de navidad, renos y coronas de navidad (más de lo mismo) y hace unos meses celebramos el Halloween (más de cultura celta en este caso) pues sinceramente, algo de cultura catalana que nos es más cercano, no lo veo mal.

La historia de «esta nueva costumbre casera», surgió como no, el año pasado.

Un buen día nuestro Tsunami empezó a deleitarnos en fechas próximas a las Navidades con una nueva canción que decía no sé que de «pasen bous i vaques i gallines amb sabates» (pasan bueyes y vacas y gallinas con zapatos) y otras estrofas que a mí me sonaban a surrealismo daliniano puro y duro. Hablé de ello con mi pareja y se rió un rato (os recuerdo que mi pareja es medio burgalés medio catalán, criado en ambos territorios) me comentó que lo que nos cantaba el peque era una de las tantas versiones que se tienen de la canción del Tió de Nadal.

Un tió no es más que un tronco de árbol cortadito y que se echaba al fuego en invierno para calentar las casas. Es cierto que en algunas visitas a Barcelona cuando pillaba en diciembre el mercado de Santa Lucía junto a la Catedral podía encontrarme paraditas con ese simpático tronco al que habían dibujado ojitos y llevaba una barretineta (sombrero regional masculino de Cataluña) para no pasar frío. Pero aquí se acababa mis conocimientos sobre el mismo: a su forma y a su nombre. Así que papá Tsunami me contó que las familias tienen los días previos a la Navidad, un Tió en casa al que cuidan. Se le da de comer pieles de fruta y cáscaras de frutos secos. A cambio, el día de Navidad se cubre al Tió con una manta y los niños con palos apalean al pobre tronco mientras cantan la cancioncilla que nos cantaba Tsunami. Luego les enviaban al dormitorio a rezar un padrenuestro y cuando volvían y levantaban la manta se encontraban con que el tronco había cagado frutos secos y turrones. Después, lo tirabas a la chimenea y tan panchos.

… Confieso que en Mallorca no tenemos nada parecido y contado así me dejó con los ojos muy abierto y algo descolocada…

… Así que tenemos que adoptar un palo como si fuera una mascota pero sin sacarlo de paseo, ponerle vacunas, ni darle un baño.

El palo va a vivir a cuerpo de rey pero con menú cutre de sobras durante unas semanas.

Luego a ritmo de juerga Navideña de niño desgañitado a voz en grito hay que darle una somanta de palos al pobre y encima tapándole con una mantita para no verle las pupas.

Luego hay que ir a rezar, que imaginó que el que se inventó eso de «A Dios rogando y con el mazo dando» debía ser un Tió de Nadal.

Y luego el peque se atiborrará de golosinas cagadas por un tronco tras un apaleamiento. Que mira tú no me extraña que después de haber vivido tranquilo a cuerpo de rey y haberse mantenido sólo de pieles de fruta le de la cagarela cuando de golpe le martiricen a ritmo de villancico. Pero que encima cague chocolates y turrones y se los coman… y que finalmente tras la tortura acaben de martirizarlo cual víctima de la santa inquisición consumiéndose en el fuego del hogar… eso sí que noooo…

Tsunami estaba tan emocionado con el Tió de Nadal del cole que al final decidimos adoptar la costumbre pero con las condiciones maternales que para algo una lo paseó en su barriga nueve meses, lo parió y aún conservo una buena tripita herencia de la cesárea del retoño.

Así que el año pasado y este año hemos hecho lo mismo y lo cierto es que en el fondo para sorpresa mía,  me ha gustado la experiencia.

Como aquí no se venden Tiós de Nadal (tampoco los he buscado demasiado) hemos acordado en que el paso número uno iba a ser ir unas semanas antes de excursión al bosque para buscar nuestro propio Tió. Así que hace unas semanas nos fuimos un domingo por la mañana a nuestro querido bosque de Bellver y nos metimos por dentro. Descartamos muchos, ya que no quiero palos podridos o con bichos en casa. También se descartan los pequeñajos. Evidentemente, los giganto-palos también. Palo que encontrábamos, palo que Tsunami llevaba corriendo a su padre para ver si cumplía los requisitos necesarios para ser considerado un posible tió. Palo que no servia, palo que salía volando hacia el lugar donde lo habíamos localizado. El papá fue el que se quedaba con los palos más candidatos y al final se hizo una selección y nos quedamos con uno. Como el único miembro de la familia que había gozado de esta ancestral tradición en su infancia es mi pareja, pues él fue el experto consultor-seleccionador-asesor del evento.

Punto dos, llevar el tió a casa y rociarlo con spray de bichos. Que adoptaremos durante unas semanas al palo es una cosa. Pero no a los posibles visitantes inesperados que se puedan alojar posteriormente en los muebles de casa. Evidentemente, eso no está dentro de las costumbres tradicionales, pero sí en las costumbres higiénico-sanitarias de casa. Cuando hayan pasado unos días y ya no huele, se limpia el tió y se declara oficialmente miembro de la familia. Es entonces cuando se da el palo a un emocionado y entusiasmado Tsunami.

Punto tres, hacer una cuna para el tió. Eso fue lo que nos dijo el año pasado el peque… y… ¿de donde narices me saco yo una cuna para un tronco?

Pero no desesperéis, ya sabéis que una de mis premisas es aquello de «la imaginación al poder» así que me fui al cuarto del peque. Le quité la tapa al cofre del tesoro. La coloqué al revés en el suelo a modo de cuna mecedora y dentro pusimos un arrullo de cuando los nenes eran bebés a modo de colchón y luego la funda del cojín cuadrado del edredón de Tsunami (que no compramos relleno y no se usa) como si fuera el edredón para el tronco. No sea que se nos constipe y tengamos que ponerle el termómetro y darle pieles de fruta y Apiretal de postre.

Punto número cuatro, dar de comer al tió. Aquí quería llegar yo. Esto del tió es un chollo maternal. La panacea de las panaceas de las dietas. El non plus ultra de los sueños de toda madre con hijos rebeldes a la hora de comer. Gritemos todas las madres, «Bienvenido sea el Tió».

Sé que este no es un gran problema para nosotros, pero sí puede serlo para alguna familia. Ya os he comentado algunas veces que mis niños siempre se llevan piezas de fruta para merendar en el cole, cada día. También he dicho que muchas veces toman fruta para merendar por la tarde al llegar a casa. Que en verano, el consumo de fruta o más concretamente de melones y sandias es algo digno de mención. Pero en los meses invernales, pese a que este consumo persiste, no es tan elevado como en verano que parece que una fruta apetece más. Además, dentro de nada con las fiestas el consumo de fruta se reducirá y se potenciará las comidas pesadas de fiestas (aunque en nuestro caso con los pocos que somos de familia y las goteras temo que no vamos a tener ningún empacho de nada, pero generalmente los empachos y comilonas familiares suelen ser la tónica más común del resto de la humanidad cristiana). Así que un incremento en el consumo de fruta unos días antes, no va a ser nada malo para nuestros pequeñajos.

Sí señores, esta mente maligna y maquiavélica que os está escribiendo le dijo a su inocente Tsunami que el Tió sólo come una vez al día, que no era cuestión de tener la casa como si fuera el recinto de un gorila con síndrome de Diógenes. También le contó que tenía que cuidar al Tió y que este sólo daba cositas para los que le habían cuidado (que no acabara recogiendo al Tió de los sitios más impensables del hogar). Añadió que el Tió de Nadal se parece un poco a los ornitorrincos. Vamos, que como diría Phineas «realmente un Tió hace poca cosa» y reconozcámoslo, hace menos que un ornitorrinco, aunque los dos sean marrones y alargados. Cuando todos duermen los Tions se despiertan y se comen todas las pieles de fruta y dejan el plato bien rebañadito. Por la mañana los peques han de llevar ese plato a la cocina para limpiarlo. Como el Tió sólo come de noche, cuando vienen del cole pueden ir colocando en el plato de plástico asignado al Tió las pieles de la fruta que tomen para ponérselo al lado de su cunita por la noche.

Desde que el Tió cayó en manos de Tsunami, cada tarde lo lleva a la sala y lo tiene con él. De tanto en tanto le balancea en su cuna, que un día de estos nos va a salir el Tió despedido hacia la tele con el meneo que le pega. Le canta la canción del Tió de Nadal, le acaricia y le saca fotos para ver si ha engordado. Pero lo mejor de todo es que Tsunami ha aumentado su ingesta de fruta fresca de forma exponencial. Ahora lo de dos manzanas y un plátano para merendar y luego otro plátano o manzana después de cenar es lo habitual.

El muy pillo intentó colarnos lo de tomar la fruta a nosotros, y mamá que es muy sibilina se sacó de la manga aquello de que los dulces serán para quienes le han alimentado. Además –añadió- tengo entendido que los Tions prefieren las cáscaras de fruta que han comido los niños en vez de las de los mayores, la de los mayores no se convierten en dulces y turrones, sólo lo hacen las de los niños.

Y aquí tenemos a nuestro pequeño muy aplicadito cuidando de su tronco y atiborrándose de fruta como un mico. Si lo llego a saber, le hubiera soltado que el Tió les traía un extra a los niños que se tomaran un plato colmado de brócoli para cenar por las noches. Pero el brócoli no genera pieles, así que cachins, no colaba.

Ahora hay que esperar a que llegue el día de Navidad. El año pasado, niños no leáis, padres no leáis en voz alta a los niños, (va espoiler) como decía, el año pasado el tió ya tenía las chocolatinas en forma de Papá Nöel y muñecos de nieve y unas cuantas monedas de chocolate debajo de la manta cuando le entramos en la sala (se acaba el espoiler). Le pegamos con un palito de palillos de comida japonesa para no hacerle mucho daño. Tsunami levantó allí mismo la manta y se iluminó su carita y brillaron sus ojos. Nos saltamos el paso de «a Dios rogando»… no acabo de ver muy normal eso de rezar y atizar al pobre tronquito. También teníamos preparado a mano un botecito chulo para meter las chocolatinas dentro e irlas distribuyendo los días posteriores, que no es cuestión de pillar una indigestión de golpe.

¡Ah!, si alguien creía que esto es el fin se equivoca, aún me queda un paso muy importante. Paso número cinco una vez pasadas las fiestas y como a una servidora eso de quemar un miembro momentáneo de la familia no lo tiene muy claro (aunque no tengamos chimenea) y tampoco es cuestión de tener una colección de troncos en casa, ha optado por la siguiente propuesta. Nos vamos todos de nuevo otro domingo de excursión al bosque y devolvemos al Tió de Nadal a su hábitat natural con los palitos de su especie, para que les cuente a sus compañeros la agradable experiencia que tuvo en casa de un niño llamado Tsunami y así el año que viene seguro que encontraremos algún tronquito dispuesto a ser adoptado durante estas fiestas como nuestro nuevo Tió de Nadal. Lo queremos mucho, Tsunami le cantará y le acunará, tomaremos «almendras y turrones» y nuestro peque se habrá nutrido bien de fruta en estos días tan invernales. Felices Fiestas a todos, hasta pronto.

tió

La Catedral de Mallorca, llamada también la Catedral del Mar, la Catedral del Espacio y la Catedral de la luz, más chula que un ocho, sobre todo hoy 11 de noviembre.

11 Nov

Antes de que se construyera el actual aeropuerto, la única forma posible que había de llegar a esta isla era por mar. Eso es algo evidente y no descubro nada con ello. Lo que si descubrían sus visitantes al entrar dentro de la gran bahía natural que resguarda el puerto de Palma era la inmensa mole de su Catedral.  Os podría contar muchas historias sobre este edificio, datos aburridos y otros más interesantes. Aunque creo que lo mejor de todo es que los curiosos visitantes que se acercan a esta orilla mediterránea entren en ella para descubrirla, pues no sólo hay sol y playa en nuestra isla.

La Catedral o La Seu, como la llamamos aquí, es de estilo gótico. Cuentan las historias que cuando Jaime I se acercaba con sus naves a la isla para la conquista fue sorprendido por una fuerte tormenta que casi destruye su flota. Se tenía previsto desembarcar en la zona de Pollença, al norte de la isla, pero el viento les arrastro hacia el oeste. Entonces el rey se encomendó a la virgen María y le prometió la construcción de un templo digno de ella si les protegía de los elementos. Las naves aguantaron. El rey tomo tierra por primera vez en el islote de Pantaleu, frente a la localidad de San Telmo (Andratx) . Unos meses más tarde tras sitiar la ciudadela, el 31 de diciembre de 1229, justo a tiempo para tomar las uvas, el rey entraba a la ciudad musulmana o Madîna Mayûrqa por la puerta de Bab al-Kofol. Parece ser que nuestro querido rey conquistador era un hombre de palabra, porque en 1230 empezaron lo que serían las interminables obras de construcción de esa iglesia prometida que tendría que convertirse en la Seu de Mallorca. Pero su construcción como os he adelantado, fue lenta, muy lenta, como todas las catedrales góticas. Dicho edificio está ubicado en el solar que ocupó la antigua gran mezquita de la ciudad musulmana y a su vez esta mezquita se edificó sobre el solar que ocupó un antiguo templo romano que a su vez ocupó un antiguo santuario talayotico. Vamos que otras cosas se le podrán discutir, pero desde luego el lugar en sí ha tenido siembre una atracción para el culto y la espiritualidad.

De la Seu se cuentan muchas historias relacionadas con sus características. Técnicamente es una de las Catedrales más altas del gótico, sobre todo si se tiene en cuenta lo sumamente estilizadas y delgadas que son sus columnas en proporción al peso que sustentan.  Es así de patente que las leyendas dicen que el constructor temía por el derrumbe de la misma y antes de pasar por la vergüenza pública de que el templo cayera, se mató ahorcándose, pero creo que eso no es más que una leyenda más, puesto que ese mismo constructor posteriormente edificó otros edificios y dudo que lo hiciera a distancia desde el más allá. Hay algunas Catedrales que pueden compararse en altura, pero ninguna con unas columnas interiores tan estrechas, por ello se la llama entre otros apelativos, la Catedral del espacio.  En relación a este espacio de la Seu, tenemos en la isla un dicho popular que se refiere irónicamente a aquellos que suponen tener un gran éxito en algo o haber conseguido algo  excepcional cuando realmente no es así, entonces decimos “Ja tenim la Seu plana d’ous” (Ya tenemos la Catedral llena de huevos). No sé muy bien cuantos huevos de gallina caben en ella, ni siquiera cuantos huevos de avestruz harían falta para llenarla, pero sí sabemos que tiene una capacidad para acoger unas 18.000 personas, casi nada.

Otra de las acepciones por las que he nombrado en el título del post a la Catedral es por la Catedral del Mar. Creo que de eso hay poco que añadir. Ubicada sobre la muralla romana y medieval, la Catedral mallorquina es la única que se encuentra a orillas de cualquier mar o agua salada. Durante siglos su figura se ha reflejado en nuestras aguas y los días de temporal las murallas la protegían. Pero esa bella figura se vio perdida cuando se construyó el paseo marítimo y se tomó un buen trozo de terreno a la costa. Durante unos años la Catedral dejó de reflejarse en el agua hasta que el ayuntamiento de Palma decidió construir una zona bajo murada  llamada El Parc de la Mar (El parque del mar) en él se construyó un gran lago artificial sobre el cual nuestro bello edificio vuelve a reflejarse sobre el agua como lo había llevado haciendo durante siglos.  La única anécdota destacable al respecto se dio hace exactamente cinco años cuando la Junta de Andalucía realizó un folleto publicitario de Sevilla sobre el rio Guadalquivir, ilustrado con una impresionante fotografía de dicho lago, el palacio de la Almudaina y la Seo mallorquina… supongo que ese folleto debió dejar igual de perplejos a sevillanos y mallorquines… para que nadie se preocupe diremos que los últimos cinco años la Catedral sigue en su sitio, que no ha emigrado a ningún otro lugar y que al menos el fin de semana pasado seguía allí.

La tercera acepción de nuestra Seu ha sido la que ha motivado que hoy precisamente os redactara este apresurado post. Mallorca puede tener una catedral grande, bonita, con espacio, reflejada en el mar, pero si algo hay realmente impresionante en dicho edificio son sus dos grandes rosetones. El rosetón mayor está ubicado en el ábside, tiene un diámetro de unos 13’8 metros y casi 150 m2 de superficie. Este rosetón es uno de los rosetones góticos mayores que existen, con la curiosidad de tener una gran estrella de seis puntas (estrella de David) inscrita en él. El otro rosetón tampoco para nada despreciable en dimensiones está ubicado sobre el portal mayor.  Así como algunas edificaciones religiosas a lo largo de la historia hay sido orientadas en relación a los movimientos solares lo que provoca que en ciertas fechas los rayos del astro rey entran o inciden de forma particular en ellos como el caso de Stonehengen o el templo de Abu Simbel, nuestro edificio también goza de esa característica de dos formas distintas. En el solsticio de invierno, a primera hora de la mañana y si el tiempo no lo impide,  el sol entra por el rosetón mayor y su reflejo se superpone exactamente sobre el rosetón del portal principal. El mejor sitio para observar este fenómeno está ubicado en la zona del Baluard sobre la muralla renacentista. El otro día ha sido esta mañana, el 11 de noviembre, y ocurre también el 2 de febrero. Esta vez el mejor lugar para observarlo es el mismo interior de la Seu, ya que en esta ocasión se produce el fenómeno llamado el ocho. La luz vuelve a incidir sobre el rosetón mayor y este se va reflejando en el lado del portal mayor. Poco a poco este reflejo se va desplazando hasta que durante unos segundos, este reflejo se sitúa exactamente debajo del rosetón acristalado. Sobra decir que el espectáculo de luz es impresionante y quienes lo han visto aseguran que realmente, la Seu de Mallorca es efectivamente la Catedral de la Luz.

Rosaris ensucrats: gastronomía infantil para la fiesta de Todos los Santos

4 Nov

Hace unos años vi por la tele un reportaje sobre Stonehenge en el cual tenían la hipótesis de que era un lugar de culto a los muertos, mientras que una serie de kilómetros de allí había restos de otros círculos pero de madera, de los que solo se conservan los huecos en la tierra, donde se especulaba que allí se realizaba un culto a la vida. Comentaban la posibilidad de finalizar esas celebraciones con una gran fiesta comunitaria donde entre otras cosas no faltaba la comida y la bebida. También referenciaban que el culto a los muertos tendría lugar en el solsticio de invierno y el de la vida en el de verano.  Es sabido que los pueblos celtas realizaban cultos a los muertos coincidiendo más o menos con estas fechas. Ese día los espíritus de los ancestros entraban al mundo de los vivos y se les honraba con comida. Los romanos también tuvieron sus ceremonias relacionadas con el mundo de Hades y a bien probable todas estas ceremonias ancestrales son las que propiciaron que con el cristianismo se disfrazaran estos ritos paganos y se adaptaran al nuevo culto. De esta forma surgió la festividad de San Juan en el solsticio de verano y el día de Todos los Santos para la celebración del culto a los muertos, aunque no coincida con el solsticio invernal.

Como en las anteriores culturas, el día de Todos los Santos o de los Fieles Difuntos, está unido a una tradición gastronómica muy rica y variada a lo largo de todos los países católicos. Aquí, en Mallorca, hay varios platos, pero si por algo se destaca culinariamente estas fechas, es sobre todo por los “rosaris ensucrats” o rosarios azucarados que los padrinos solían regalar a sus ahijados en estas fechas.

En internet he encontrado varias webs que referencian el origen medieval de esta costumbre, pero he encontrado una entrada de una biblioteca que me ha gustado y que da otra versión posiblemente más veraz, así que paso a traduciros el texto

¿Cómo surgió la tradición de hacer los «rosaris» para la fiesta de Todos los Santos?

Cuentan que cuando se acercaba la fiesta de Todos los Santos y de los difuntos, un señor de casa rica fue a Can Frasquet (una pastelería de antigua tradición y gran renombre situada en el centro de Palma) e hizo hacer un encargo muy especial: un rosario como los que se llevaban para ir a misa, pero hecho de frutas escarchadas, panellets, bombones… hilvanado en una cuerdecita y que la final tuviera una «patena» de calabaza decorada con una estampita de las que en esa época se hacían de santos o de un ángel. ¡Evidentemente la medida real fue considerable y seguramente debía de pesar bastante! Así que, el señor en cuestión debía tener el capricho de una vez pasado el rosario en casa (rezar), se debía hacer una fiesta familiar de degustación de esa deliciosa combinación de los mejores dulces que se acostumbraban a consumir en esas fechas. Seguramente llamó la atención de la selecta clientela del establecimiento y con el transcurso del tiempo, año tras año, los encargos fueron aumentando y el propietario decidió incorporar el «Rosari» a la lista de especialidades de su establecimiento. De esta forma se convirtió en una tradición y aún hoy en día se suelen regalar a los niños y niñas como obsequio de sus padrinos.

Fuente: Biblioteca CP Badies

Los padrinos, según la iglesia católica son esas figuras que eligen los padres para que apadrinen al niño en el bautizo. Es decir, su función es dar a conocer y guiar a los ahijados en los preceptos de la religión. Pero también, al menos en Mallorca,  actuarían de padres o tutores de estos en el caso del fallecimiento de uno de los progenitores. Así que es una figura muy importante, sobre todo en épocas anteriores donde la mortandad era tan elevada. Normalmente, en Mallorca, esta responsabilidad recaía en algún miembro familiar o amigo muy íntimo de los padres. Generalmente alguien joven o relativamente joven, ya que su misión era cuidar al pequeño si ocurría algo, así que no solían ser gente mayor o los abuelos. Los padrinos desde el comienzo empezaban a tener cierto tipo de relaciones con sus ahijados que correspondían a ciertos convencionalismos sociales, tales como felicitaciones o pequeños detalles, muchos de ellos del tipo gastronómico relacionados con ciertas fiestas anuales, como el que os contamos hoy.

Cuando en Mallorca se acercaba la fecha de Todos los Santos era cuando el Teatro Principal reponía, otro año más, la obra de Don Juan Tenorio. Era el momento en que las floristas de las Ramblas y los puestos de flores de los mercados, se llenaban de crisantemos blancos. Era el momento en que todos iban a limpiar las tumbas en los cementerios, a encender cirios por los difuntos y a rezar por sus almas. Ese día el cementerio se llenaba de gente y de ramos de flores de diverso tamaño delante de cada tumba, dependiendo de las posibilidades económicas de todas las familias, pero todas tenían al menos uno.

En esas fechas los niños recibíamos de parte de nuestro padrino un presente muy esperado, los rosaris ensucrats (rosarios azucarados). Normalmente el presente lo realizaba el padrí de fonts o padrí jove (padrino de bautizo) pero algunas veces quienes lo regalaban eran los otros padrins (los abuelos, ya que los dos nombres se escriben igual, se diferencian en que unos son los padrins vells, padrinos viejos y los otros son los joves o de fonts, jóvenes o de fuentes en relación a la fuente bautismal)

En nuestra casa quien nos obsequiaba a mí y a mis primos con los rosaris era mi abuelo materno. Cada año nos traía un enfiloll (colgante) largo del que se enganchaban panellets, bombones, dulces y encarabassats envueltos en vistosos trozos de papel celofán transparente. Recuerdo los de color rojo, verde, azul y transparente. Los colores seguían la serie que hay en los rosarios de misa. Los niños los llevábamos al cuello y luego los colgábamos en casa intentando quitar todos los trozos que podíamos para comerlos mientras mi madre y mi tía se dedicaban a racionalizar las pesquisas para que no nos empacháramos de una sola toma. El rosari también tenía una enorme pieza de fruta confitada redonda que colgaba, era la llamada patena. Recuerdo que cuando era niña esas patenas tenían enganchadas unas figuritas aunque originalmente eran estampitas de santos o santas. Las figuritas eran unas impresiones en papel pequeñas que usábamos las niñas para jugar precisamente a eso, a figuritas. Las colocábamos boca abajo y dábamos un golpe sobre ellas con la mano y la levantábamos enseguida. Todas las que se giraban eran nuestras. Se vendían antiguamente en las papelerías en unas hojas que las separabas y había series, parejas o dibujos sueltos. Las figuritas de las patenas de los rosarios de mi abuelo Jaume tenían siempre dibujitos de angelitos tipo querubín y yo las guardaba y coleccionaba en una caja de puros que él me había dado. Tengo que confesar que no tengo ni idea de donde están esas figuritas ni esa caja. Quizás un día trasteando por el sótano las encuentre, me encantaría poder volver a tocarlas, extenderlas en el suelo y volver a mirarlas como cuando era niña.

Ahora las costumbres han cambiado algo. Ahora nos ha venido de otros lares las costumbres de las fiestas, de los disfraces, de decorar las casas con calabazas y de pedir chuches. Mis hijos, salvo la fiesta del cole de Terremoto, no hacen eso. Pero una cosa que desde hace dos años mi padre volvió a restaurar en casa fue la costumbre de los rosarios. Así que se puede decir que hemos mezclado un poco las antiguas costumbre con los rosaris, con las nuevas de la calabaza y el truco o trato. Salvo que en nuestro caso las golosinas vienen todas de golpe, enfiladas y en el caso de mi padre, dentro de un papel de regalo con lazo y todo.

Actualmente la confección de los rosaris también ha cambiado. Ya no son tan abundantes los panellets y sí más las chuches, sobre todo las tipos nubes o malvaviscos o las gominolas. En las escoletas es habitual que los peques confeccionen sus propios rosarios con cuerda de plástico y ensartando nubes, gominolas y trozos de regaliz ensartando la cuerda por su agujero. Las patenas se han sustituido por monedas de chocolate y las figuritas… pues supongo que deben ser dibujos de los pokemons o de bola de dragón o vaya usted a saber el que nos tocará este año. Mi padre sabe que no estoy muy a favor de las chuches, así que el rosario que recibimos en casa es de los formados por bombones, más que por chuches. Al menos en eso soy más cabezona que él y he conseguido que siga con mi política de anti-golosinas-hiper-azucaradas y se decante por el chocolate que siempre es más sano (al menos desde mi punto de vista).

Hacer un rosari no es difícil, tan sólo hay que tener un cordel de algodón de los que se usan en cocina y una aguja gruesa, además de dulces, fruta escarchada, panellets, galletas o bombones. Si te lo quieres currar un poco más hay que tener un surtido de hojas de papel celofán de colorines para ir envolviéndolos y disponer de una patena o en su defecto de una moneda de chocolate lo más gorda posible. Luego sólo es cuestión de un buen dedal y de mucha paciencia, porque para ensartar todas las cosas hay que ir con cuidado y uno acaba con el dedo hecho un churro de tanto empujar.

Sé que esta es nuestra costumbre para estas fechas y que en muchos lugares se tienen diferentes dulces y diferentes costumbres, así que espero que os haya gustado nuestra forma de dulcificar la festividad de Todos los Santos.

También se me ocurre que el hacer en cualquier época del año y sin necesidad de una patena algo parecido a los rosarios, podría ser una actividad divertida con vuestros peques a la par que un divertido recuerdo de fiesta de cumples, en lugar de salir todos con el cucurucho de chuches, saldrían con el collar de golosinas, jajaja.

Espero que os haya gustado esta curiosa tradición de esta pequeña islita perdida en un lugar llamado el mundo.

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