Archivo | julio, 2014

Mallorca con niños: El Aquarium de Palma, algo más que un simple acuario.

3 Jul

En casa somos unos forofos de los peces. De pequeña había un acuario por la zona del levante de Mallorca y en ocasiones íbamos. Era pequeñito, pero en esa época no teníamos otra cosa. Mi acuario particular era el mar. Yo aprendí antes a bucear que a nadar y me pasaba horas y horas con la careta y los patos recorriendo la costa de rocas o de arena y descubriendo pequeñas escenas del mar. Era algo que me relajaba muchísimo, me dejaba llevar por el oleaje, corregía el rumbo con unos simples golpes de patos. Oía los ruidos de las olas o del aire cuando respiraba por el tubo. Era algo así como deben sentirse los bebes cuando están en el vientre de su madre, o eso pensaba. Mi ansia de buceo se vio cruelmente truncada el día que un tal Steven Spielberg hizo una película sobre un tiburón. Desde entonces, no sé muy bien porque, cuando el mar me cubre algo más de lo debido empiezo a oír una musiquita detrás de las orejas, veo sombras en el agua y me da como pánico. Gracias Sr. Spielberg por un montón de pesadillas y un montón de veranos chafados. Realmente es una tontería, porque nunca en ninguna de mis inmersiones me encontré con ningún tipo de escualo. Años más tarde estuve saliendo con un chico que hacía pesca submarina y en ocasiones les acompañaba. Yo no me sumergía, nadaba por encima y cuando me cansaba me agarraba a una boya o salía del agua. Fue un breve momento en mi vida post-Spielberg en el que no me dio tanto miedo bucear. Volví a ponerme la careta y los patos y disfruté como una chavala al volver a ver el bello fondo de mi querido mar. Aunque no sé muy bien porqué, fue dejar de ir con este chico y el miedo al fondo marino volví a ir imponiéndose lentamente. Así que actualmente, muy a mi pesar, sigo siendo una cobardica a la hora de otear el fondo tras unas gafas de buceo. No obstante, el mar y sus secretos me siguen atrayendo de igual forma que cuando yo no era más que una niña.

He conseguido ir a visitar varios acuarios en mi vida. Cuando me casé con mi ex estuvimos en Canarias y fuimos al Loro Parque. Fue el primero que vi y me gustó, pero Canarias nos pilla muy lejos de casa o al menos de nuestras rutas. En mi época no recuerdo que hubiera atracción de orcas, pero sí que había un pequeño delfín que hacía unos meses había nacido en el parque.

El siguiente que vi fue el Aquarium de Barcelona. Es impresionante, muy chulo y muy bien cuidado. El túnel por el que te transportan sobre una cinta mecánica es una pasada, aunque personalmente preferiría que nadie me transportara y hacerlo yo por mis propios medios parándome donde quisiera. El de Barcelona lo he visitado en varias ocasiones, creo que tres veces, dos con adultos y una con Terremoto. Una de las tonterías que recuerdo más me gustaron fue un rinconcito en la parte de peques donde entras a gatas por un túnel de cristal y llegas a una especie de cueva. Allí y sin mojarte, puedes observar lo que es el movimiento de las olas y el estruendo que hacen al romper en la costa. Como he dicho es una tontería, pero una tontería que me encantó.

El cuarto acuario al que fui fue el Oceanográfico de Valencia, hace unos añitos y sólo con mi pareja. Es un lugar impresionante, como dirían en Jurassic Parck, no han reparado en gastos. Quizás esté todo un poco distanciado. No es comparable con ninguno de los anteriores desde ningún punto de vista, es algo especial. Sobre todo porque allí mismo puedes aprovechar y hacer el Hemisférico y el Museo de las Ciencias. Me encantó, pero no acabó de enamorarme del todo al cien por cien. La zona de los pingüinos es muy interesante y curiosa, pero al menos ese día los cristales no estaban de lo más limpios que digamos y no se veía muy bien, fue una pena. La atracción estelar, que reconozco me gustó mucho es la zona de ártico, allí tienen a las belugas. Son unos mamíferos majestuosos, me enamoraron, me sentí especial viéndolos, creo que volví atrás como unas cinco veces sólo para volver a verlas. Pero al mismo tiempo me apenaron, porque considero que el espacio que tienen es muy limitado, o al menos eso me pareció a mí. Los veías siempre haciendo el mismo recorrido, sin variación. Fue como ver un ave Fénix en una jaula para canarios. Se que son unas criaturas bastante grandes, pero viendo todo el espacio de que disponen, bien podrían haberles dedicado una zona aún más generosa a estas especiales criaturas. Me encantaron, pero me apenaron, es la impresión a la vez más hermosa y negativa que tengo del Oceanográfico.

Supongo que si sois buenos observadores habréis detectado que he hablado del de Barcelona como el tercer acuario y luego he pasado al cuarto de Valencia. ¿Pero? Y el tres ¿Donde está el tres? Muy sencillo, el tres está en su sitio, en medio de los anteriores. Se construyó en Mallorca y se inauguró en el 2007. Al principio cuando se comentó de construirlo yo no era muy partidaria de su ubicación. Se hacía en una zona de albufera llamada Ses Fontanellas. Es una zona muy pequeñita y yo era de esas personas que temía se las cargaran, como tantas cosas autóctonas que se han ido cargando de Mallorca en aras del turismo y la economía. Pero no. Ses Fontanelles, de momento, siguen allí al lado y el Aquarium las ha respetado.

He ido muchas veces al Aquarium de Palma, todas ellas con los niños. La primera vez que entré me dije que un día lo haría sin niños, porque estos siempre te hacen tener una visita un poco más acelerada, o al menos Terremoto lo hacía. A día de hoy aún no he conseguido hacer una visita sólo para mayores pero en la última visita que hicimos el mes pasado, los peques estaban colaboradores. Papá se encargó de Tsunami y yo de Terremoto y por primera vez pude apreciar en todo su esplendor y como a mí me gusta, las magníficas instalaciones del Aquarium de Palma. Así que aprovechando que en ocasiones alguna vez a uno no se le ocurre que hacer con los niños y no caes en la cuenta de que cerca tienes esto. O simplemente, para dar alguna idea a las familias que nos visitan con niños y quieren tomarse un día, una mañana o una tarde diferente y algo más relajada, os comento este lugar que seguro no defraudará.

En primer lugar, decir que está muy cerca de Palma, hay línea de bus y acceso fácil por la autopista, la salida 10. Para más información os recomiendo su web. Tiene un problema, eso sí. El parking no es precisamente muy grande y se llena enseguida. Cerca de allí hay otros parkings, pero debido a las dimensiones del primero y a que la playa está cerca, están todos a petar. Vamos, que el tema dejar el coche es algo peliagudo, no lo negaré. Así que si veis un sitio no busquéis otro mejor, pillarlo enseguida. Otro problema es el entrar. Alguna vez me he encontrado con colas, aunque afortunadamente sólo ha sido alguna vez. De todas formas se que hay gente que se queja de ello, pero peor fue la cola que tuve en el Louvre…. esa si que fue kilométrica. Es lo que hay.

Cosas a favor que hay que reconocer. Esta muy bien estructurado y limpio. El espacio es el adecuado. La iluminación es lo suficientemente oscura para no molestar a los inquilinos y lo suficiente clara para poder deambular y observar sin problema. Cada pecera posee un panel táctil al lado con información en diversos idiomas. Posee rampas y ascensores, así que no hay ningún tipo de problema para desplazarse tanto para cochecitos como para sillas de ruedas. Los interiores como es de esperar, están climatizados y eso en verano se agradece. El personal es muy atento, yo nunca he tenido ningún tipo de queja, al contrario. Hay dos restaurantes, uno tipo self service, más barato en el exterior y otro a la carta en el interior. En este último sólo he comido una vez hace tiempo, la comida entonces estuvo deliciosa, evidentemente, fue más carito. No sabría precisar cuanto, perdonad pero ha pasado bastante tiempo, Tsunami aún no era proyecto siquiera. En todo el centro hay espacios pensados para niños, tanto en las zonas de recreo, como en los baños con cambiadores y demás. En el exterior, llamado Jardín Mediterráneo, hay una zona de juegos para niños que es una pasada con un barco pirata y castillo hinchable y zona de chorros de agua, ideal para tenerlos vigilados y poder tomar un refresco bajo una sombrilla. Para acabar, diré que la tienda de souvenires me encanta, eso no son souvenires de zona guiri, esos son souvenires con clase. Hace unos años me enamoré de unas medusas dentro de cristal, pero eran caras. Mirando encontré tres de ellas que estaban bastante baratas. Le pregunté al personal si era un error y me dijeron que era porque tenían una pequeña tara. Así que me llevé la que más me gustaba de las tres. En otro sitio no hubieran hecho esto, porque sinceramente, la tara es casi imperceptible y el chollo fue rotundo. ¡Ah! y se puede acceder a la tienda de souvenir sin entrar forzosamente en el acuario, por si alguien decide comprar algo más otro día.

¿Que te puedes encontrar allí? Pues bastantes cosas, pero para aquellos más entendidos en el tema os remito al enlace de la wiki donde se especifican los principales tipos de peces que hay en cada sector. De todas formas tengo que decir que en estos siete años las instalaciones se han ido modificando y mejorando cada año, así que de tanto en tanto nos hemos encontrado algunas cositas nuevas que son de agradecer. El personal te puede informar de todo lo que te interese de los animales y tiene unas zonas destinadas a la concienciación de la pesca controlada y la protección de varias especies en peligro de extinción, como el atún rojo y el tiburón.

 

Nuestra experiencia en el Aquarium.

Con el primero con el que fuimos fue con Terremoto. Eran unas visitas algo caóticas. Tenías que estar muy atento a que no se escapara. Le gustaban mucho los dos rincones con tiburones, tanto el de tiburones pequeñitos, como el Gran Azul con los escualos de mayor tamaño. Se tumbaba en los cojines que hay delante y los miraba entre salto y salto. Una vez se enteró que hay una actividad que es dormir con los tiburones. Bueno, no dentro del tanque con ellos, se entiende, sino en sacos de dormir en la zona que hay delante de los cristales. Me pidió insistentemente en hacerlo. Al final me convenció y fue así como me puse en contacto con el Aquarium, siempre vía telefónica. Hable con unas chicas y les expliqué con todo lujo de detalles lo que tenía Terremoto, lo peor que se podían encontrar y que por la noche y la mañana precisaba de medicación. A las pocas horas me llamaron para hacerme unas preguntas y me dijeron que lo hablarían con el equipo. Muy poco después me dijeron que se responsabilizaban de su caso y me contaron con lujo de detalles todo lo que se haría. Me pidieron eso sí, diversos teléfonos de contacto por si tuviera alguna crisis poder ponerse en contacto cuanto antes con nosotros y saber como tenían que actuar. Tenía ya plaza reservada para que un día lleváramos a Terremoto allí para dormir con sus queridos tiburones. Al día siguiente tendría desayuno y búsqueda del tesoro con los piratas. Pero, pero, pero… cuando se lo comunicamos a nuestro pequeño, decidió que le daba miedo y no quería quedarse. Abochornada y avergonzada después de todo el jaleo que había armado, llamé a las chicas y se lo expliqué. No me insistieron ni se lo tomaron a mal, al contrario, me dijeron que si cambiaba de opinión estos días, mientras tuvieran alguna plaza libre podía llamarlas cuando quisiera.

Las visitas con Tsunami han sido más calmadas. Tsunami es más de mirar las cosas, de pedir lo que pone escrito y de indagar en los tanques. Tsunami suele ir al lado de su papá y hace muchas preguntas. Le encanta la zona del toca- toca, donde hay un empleado que te coge estrellas de mar, erizos o pepinos de mar y te los deja tocar. Este punto es de lo más interactivo, puedes preguntar y evidentemente, Tsunami pregunta y toca más que nadie y porque no puede más of course. Está en la zona media del recorrido y también hay pequeños pececillos tipo lenguado y algunos bebes rayas o simplemente rayas pequeñitas, pero esos dos son más difíciles de tocar. Otra cosa que le gusta a Tsunami son los caballitos de mar, como se enganchan con la cola a las algas. También le pirran las microzonas o los compartimentos que tienen delante unas lupas para ver los más pequeñitos. El medusario le hipnotiza. Las medusas no son santo de mi devoción ni de ningún bañista. Pero verlas flotar en los tanques de corriente con luces de colores es todo un espectáculo. Evidentemente y no es por genética, los tiburones también le causan sensación, aunque al principio no era así, se entretenía más con pececillos tipo sardinitas que le llamo yo que con los grandotes. Otra de sus zonas preferidas era la jungla, con la gran cascada, donde se pueda tocar agua tendrás a un Tsunami feliz y contento. Porque no se puede tirar dentro que sino…. En esta última visita te daban la opción en esta zona de hacerte una foto con un guacamayo o cacatúa, perdonad mi ignorancia en estos temas ornitológicos, yo llego hasta periquito, el resto son loros varios. Mis dos cachorrillos posaron contentos y valientes con el ave y tienen la foto en su cuarto. Evidentemente, sobra decir que el jardín mediterráneo con los tanques de tortugas y rayas y ya ni hablemos del barco pirata, los hinchables que han puesto nuevos y los surtidores de agua, que ya fueron uno de sus favoritos del año pasado, Tsunami se lo ha pasado fenomenal. Así que si vais en época de calor y con niños no os dejéis el bañador que ellos se refrescarán a gusto y vosotros podréis descansar un buen ratito.

Pero sobre todo lo que más recuerdo de todas las visitas que hemos hecho al acuario fue la primera vez que Tsunami entró dentro. El exterior es bonito, pero cuando entras lo primero que te encuentras es que toda una pared es un gran cristal de arriba abajo. No es el más espectacular de todos, pero es el primero y es muy grande. Recuerdo que le habíamos dicho que íbamos a ver peces. Él tenía un acuario en casa que por esa época era muy pequeñito, de unos 15 litros más o menos. Así que cuando entra corriendo, como buen Tsunami, y se encuentra de golpe eso delante, se quedó milagrosamente petrificado. Su pecho se fue hinchando poco a poco al tiempo que sus ojos se iban abriendo como círculos y su boca suspendida en un !ohhhhhhhh!….. Se quedó unos segundos parado, con los ojos muy abiertos y la boca aún sin cerrar. Puso ambas manos delante como si temiera tropezar con algo. Se fue acercando poco a poco hasta tocar el cristal no sólo con las manos sino con todo su cuerpo empotrando la nariz en él. Así se quedó anonadado hasta que le dijimos que girara la cabeza. Entonces, el ¡ohhhhhh! inicial se convirtió en un ¡OOOOHHHHHH!!!!!!. El espectáculo no había hecho más que empezar y Tsunami había descubierto muy a su pesar que la pecera de casa era ridícula, pero que era su pecera. Aunque ahora sabía que en el mundo hay muchas más peceras enormes que visitar y unos divertidos juegos de agua con los que jugar luego. Os dejo hoy con un montón de fotos de nuestra última visita el mes pasado. Espero que así os podáis hacer una idea por si alguna vez alguien no sabe muy bien donde ir o quiere estos próximos meses pasar un día de verano un poco diferente de los demás.

 

Las sentencias de Tsunami

1 Jul

Hace tiempo que no os cuento las ocurrencias de mis cachorritos. Este año es un poco especial y los tengo un poco olvidaditos en el bloc. Así que antes de que se me pase y no me acuerde y estas sentencias queden en el olvido por in saecula saeculorum, pasó a inmortalizarlas y así dentro de unos años se las recordaré… y vaya sí se las recordaré.

1ª Perla: Hace unos meses hablando con su abuela por teléfono, esta le pregunta que quiere para su cumpleaños, Tsunami le responde:

«Ya sabes, eso que se sumerge en el agua, está un momentito quieto abajo y luego sube»…

… al día siguiente hablo con la abuela y me dice que haga indagaciones para saber que ese eso que flota y quiere el niño para su cumpleaños, a ver si nos pide un barco o un submarino de juguete. Mi menda cumple con sus obligaciones materno-suegriles y a la salida del cole aprovecho para ir hablando con Tsunami del tema. Mientras subimos las escaleras se lo pregunto directamente y Tsunami me vuelve a soltar la misma adivinanza. Yo me sincero y le digo que no sé a qué se refiere, entonces me dice «Ya sabes, está muy claro, esas cosas que se sumerge en el agua, está un momento quieto abajo y luego sube y flota. ¡Un tapón de corcho! Así podré jugar a hacer experimentos con la abu»

… Un tapón de corcho. Acabáramos, si ya lo decía el niño que estaba bien claro. Así que la abu tiene que envolver con papel de regalo un tapón de corcho que lo ha pedido el niño.

2ª perla: Hace unas semanas fue el cumpleaños de Tsunami, cinco añitos. Pero decidimos celebrarlo el mes que viene, en julio, por unas circunstancias estratégico-familiares (tengo la casa medio desmontada porque en unas semanas tengo pintores y no es cuestión de hacer un cumpleaños con la casa llena de cajas) Así que nuevamente, le volvemos a preguntar a Tsunami por el cumpleaños, esta vez por el regalo que le tenemos que llevar los papás. La respuesta es contundente.

«Un surtido de botes de colorante alimenticio»

Nosotros nos quedamos en plan Humm… ¿perdone?

«Sí mamá, un surtido de colorantes alimenticios para poder hacer experimentos este verano»…

… ¿pero que les enseñan en el cole a estos niños? No se puede negar que el niño tiene una inclinación científica muy fuerte. Eso o va para malvado de laboratorio.

Las siguiente perlas ocurrieron el domingo. Bien pensado, no sé porque, el domingo fue un día que dio para muchas perlas o al menos Tsunami estaba especialmente inspirado.

3ª Perla: Domingo por la mañana el papá de Tsunami y yo estábamos en el balcón hablando de una planta que hay en una maceta. Entonces se nos acercó Tsunami. En las macetas tengo unas cuantas lámparas solares para iluminar un poco eso por la noche. Tsunami se acerca a una de las luces y nos dice, señalando el panelito solar de la lámpara.

«Este rectángulo de aquí con rayitas es por donde se absorbe la energía del sol. Luego esa energía va por aquí (señalando el palo de la luz) hasta llegar aquí arriba. Entonces, no sé aún muy bien como, esa energía pasa a algo (la bombilla es difícil de ver) que genera una luz que cambia de colorines y sólo se enciende cuando es de noche porque de día no se vería, así que durante el día la guarda para luego»

El pater y mi menda le miramos y su padre le pregunta si eso se lo han enseñado en el cole. Tsunami apostilla.

«No papá, lo sé por mi mismo, ya sabes, observa y aprende»…

… definitivamente, el niño es científico.

4ª Perla: Como os he dicho un poco más arriba, el cumpleaños de Tsunami se celebrará dentro de unas semanas. Lo harán juntos los compis del cole que hacen años en junio y julio. Son seis cumpleañeros y toda la clase y sus hermanitos están invitados, ya os contaré como ha ido. Al final y puesto que los gastos se van a repartir con más familias, decidimos tirar la casa por la ventana. También influyó que con este calor no era cuestión de hacerlo en un parque y deshidratar a media clase o de hacerlo en un chiquipark, que lo que quieren los bichitos es correr y saltar. Así que será en una granja escuela y el plan pinta a las mil maravillas. Una cosa que estamos hablando las madres es de montar una piñata. Nuestros piratillas la han solicitado. En la lista de correo hemos debatido sobre su contenido, tanto en cuestión de jueguecitos como en cuestión de golosinas. Hay algunas madres que comentaban lo de poner chuches. Aquí puede que yo sea un poco especial y ya sabéis que no soy una apasionada de estos reconcentrados azucarados, aunque confieso que están muy ricos y entiendo perfectamente que a los niños les gusta y lo piden. Así que evidentemente, les solté por correo mis argumentos que si el azúcar que tienen sólo sirve para las caries. Que si el chocolate tipo Huesitos o botes de Lacasitos es más sano (vamos, nada que no me hayáis oído decir antes). Que si hay que tener en cuenta que al abrir las piñatas aquello cae el suelo así que las chuches tienen que ir envueltas, por lo tanto no todas sirven. Que si quieren chuches es más higiénico poner una tarta de chuches o dar unos cucuruchos de chuches al final… vamos, un auténtico tostón que les he metido. Tal ha sido mi tostón que de momento hay comprada piñata y jueguecitos pero aún estamos con lo de las chuches en debate.

Domingo al mediodía, Tsunami nos pidió por su cumpleaños. Él quiere hacerlo en un chiquipark donde ya se hizo un cumpleaños de otros niños. Así que para que no hubiera sorpresas le comentamos el plan que montábamos los papis. La idea le encantó, casi (según sus palabras) se desmaya al saber del sitio. Cuando le comentamos lo de que haríamos juegos de agua, casi se nos vuelve a desmayar y se puso aún más contento. Luego le dejé caer lo de la piñata, entonces Tsunami sentencia.

«Mamá, pero en la piñata para que realmente sea una piñata de la que gusta a los nenes hay que poner dentro muchas chuches que están muy buenas, pero para que las mamás estén tranquilas y no nos pongan problemas tendríais que envolverlas en papel para que no se ensucien cuando caen al suelo y así me las vas a tener que dejar comer todas»

Yo me quedé a cuadros. El pater se descojonaba a más no poder ante mi cara…. Cría cuervos y sabrán que discurso te tienen que soltar para conseguir un triste caramelito, ains….

5º Perla: Ayer noche montamos turno de duchas, primero se duchó Tsunami y su papá. Mientras yo le preparaba la cena: trocitos de carne rebozada, nuggets para entendernos. Antes de meterse en la ducha, llega el peque todo preocupado y me pregunta como pienso hacerle los nuggets y si es eso que tienen en los McDonalds. Yo adelantándome a los posibles problemas le digo que es parecido a los de los McDonalts pero que no son los mismos. Los de mamá son especiales, los hago con cariño y mucho amor.

Fue decir esto y Tsunami se transformó. Se le borró la sonrisa picarona de sus labios, dio un paso atrás y se quedó muy serio con cara preocupada. Reconozco que me preocupé y pensé que era exactamente lo que había dicho para que mi niño se transmutara de esa forma. Entonces antes de no entender nada, Tsunami me dice muy serio y casi a punto de llorar.

T:- Mamá, no son más que unos nuggets, por favor, no les pongas todo tu amor que sino no te quedará nada de amor para la cena de mañana ni para las siguientes y tampoco te quedará nada de amor para mí. Prométeme que sólo les pondrás un poquitito, una pizquita de nada de amor y guárdate el resto para mí y para los próximos días.

Yo me quedé bastante sorprendida. Mi pobre cachorrito que teme quedarse sin amor de mamá. Así que le consolé, le aseguré que a mamá jamás le faltaría amor para su pequeño. Le dije que él era muchísimo más importante que unos nuggets y que el amor de mamá para Tsunami era infinito. Creo que Tsunami lo entendió y se tranquilizó, porque dejó de estar serio de golpe, dio un salto hacia mí y se me abrazó a las piernas como si su vida dependiera de ese abrazo.

T:- Gracias mamá, ufff…. Menos mal, ya tenía miedo de que te quedaras sin amor.

6ª y última perla por hoy. Ocurrió el domingo noche. Evidentemente, está visto que el domingo aún no había acabado y quedaba una más. Por la noche tuvimos nuestro turno de duchas, yo fui la última y después de secarme me puse crema. Tsunami entra en el baño a lavarse los dientes y se interesó por el bote de crema.

T: – Mamá ¿qué es esto?

Yo: – Es crema, nos las ponemos las mamás después de ducharnos. Los nenes no las necesitan porque tienen una piel finita, pero las mamás sí. Así papá acariciará a mamá y estará suavecita.

Muy sibilinamente, yo me estaba adelantando en la explicación y me justificaba porque me conozco el percal. Vamos que veía venir que luego me pediría embadurnarle de crema cada vez que le duchamos. Así que había que abortar ese posible experimento como fuera.

T: ¡Ah!, ya veo. Las mamás tienen que ponerse esto en sus fósiles para no ir rasposas por la vida…

…¡¡¡¡¡MIS FÓSILES!!!!!

En ese momento entra el pater a buscar a Tsunami.

T:- Mira papá, mamá dice que se tiene que poner eso en sus fósiles para que tú le hagas cariñitos. ¡Mamá! ¡Cuidado!, que te dejas este trozo de aquí de los fósiles sin crema. Sí este trocito de aquí del fósil (señalando una zona de la pierna). Así, bien puesta por todo que luego vas a raspar y se romperá el sofá cuando te sientas en él, ¿vale?

Lo malo del asunto es que luego desde ese momento hasta que se fue a la cama estuvo constantemente recordándome que mis fósiles eran rasposos y desgarrarían toda cosa que se acercara a ellos, ains, ains, y más ains. Eso me pasa por dar demasiadas explicaciones. Si es que no hay forma, siempre acaban ganando ellos. No hay derecho. No hay derecho. ¡¡¡¡Mis fósiles!!! La madre que le parió. Cría cuervos y te sacarán los fósiles.

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