Hola a todos, ¿os acordáis que hace unos días os comentaba que por la mañana habíamos tenido una invasión de avispas? Sí. Pues ahora os contaré como está el asunto.
Los sucesos que os narré ocurrieron un jueves por la mañana. Pues bien, cuando volví ese día del trabajo, por la tarde, le pasé el parte al presidente de la finca. Subí con él, me dijo que se subía una escoba para barrer un poco por allí. Estuvimos viendo de donde salían y comentando que podíamos hacer. Le sugerí de ponerse en contacto con los Bomberos, pero él me dijo que hablaría con el secretario, ambos habían trabajado antes en la construcción, ahora están jubilados. Como el secretario es de pueblo, vamos que de bichos de campo sabe un poco más que nosotros, seguro que sabe que hacer en estos casos. Yo le advertí que si lo hacían se tomaran sus precauciones porque esos bichos pican y varias veces, que tenían que ir con ropa gruesa de manga larga y a ser posible guantes y sellados con cinta aislante y algo para la cabeza.
Y allí dejé yo al presidente, en la terraza de arriba. Yo bajé a comer a toda porque luego tenía que ir a buscar a Tsunami al cole. Mientras estaba comiendo empiezo a oír unos PUM PUM PUM que venían de arriba. Al principio me quedé muy sorprendida y pensé:
¡Jo! Hay que ver con que entusiasmo y energía se pone a barrer este señor
Pero cuando el PUM PUMPUM se iba repitiendo más y más, y más, y más… empecé a pensar si es que le estaban atacando. Abro la puerta de casa y a través de la escalera en el más puro estilo ancestral le pego un berrido de ESTAAAASSSSS BIEEEEEENNNNNN??????
A lo que me responde otro berrido de SIIIII TODOOOO VA SOBRE RUEDAAAAASSSSSS, así que me largué a buscar a Tsunami. Cuando volví con el peque me lo encontré delante de la entrada de casa que estaba barriendo las hojas de los árboles. Hay que ver que gusto que le tiene este señor a la escoba.
Tsunami que es muy simpático y siempre saluda se fue hacia él, entonces nos narro como acababa de realizar una gesta digna del mismísimo Quijote, ya que él sólo se había enfrentado a tropecientas mil avispas tan sólo armado con una escoba y así a golpe de escobazo plim plan plim plena se había cargado al menos unas treinta. Yo pensé que si nos teníamos que cargar el enjambre a base de escobazos lo teníamos crudo.
Pasa el fin de semana y llega el lunes por la mañana. Ese día yo no tenía que ir a trabajar porque han operado a mi padre. Por la mañana cuando me voy para estar con él, me encuentro a la corte de Agamenón mirando desde la acera y realizando un plan de ataque para conseguir destruir al enemigo. Allí les dejé con sus planes de conquista y me fui a la clínica. Cuando volví el mediodía para ir a buscar a los peques me los encontré de nuevo que acababan de realizar su incursión en campo enemigo. El presidente me ensaña orgulloso sus heridas de guerra, porque los dos se han subido en mangas de camisa y una de las avispas le ha picado al lado del ojo. Habían cogido unas tablas de madera y las ajustaron a la apertura de la colmena. Las avispas han montado avispero en un agujero de la pared y se habían metido dentro del agujero del bloquete. El secretario decía que así las que no podían entrar se irían y las que estaban dentro se ahogarían y morirían. Yo con perdón, de pueblo tengo más bien poco, pero ese plan de ataque no me parecía muy seguro.
Al día siguiente seguía habiendo avispas. Al otro también, de hecho cada día había avispas. Hablé con un señor que se dedica a hacer reparaciones en las casas y me dijo que eso era lo peor que se podía hacer, ya que las que han quedado dentro van buscando los agujeros o grietas que hay entre los ladrillos y van bajando hasta encontrar alguna salida, si es al exterior pues salen, pero si es dentro de uno de los pisos, salen todas dentro. Informé de ello a Patton y a Rommel, pero no me tomaron muy en serio. Por suerte el enemigo no ha salido a ningún piso.
Pero el enemigo se ha cabreado y cuando uno de los vecinos subió a tender la ropa tuvo que bajarse corriendo porque allá arriba había una de no te menees que ni le dejaron salir. Esta semana han ido apareciendo avispas por la escalera, por suerte son un poco torpes y ya me he cargado no se cuantas a golpe de zapatazo. Ayer por la mañana volvimos a tener una movida en casa porque me veo una en la ventana del baño pero que al estar cerrada no había podido entrar. En la cocina no había ninguna, ufff… pero al cabo de unos minutos vuelvo a oír los pums, pums, de cuando se pegan golpes con el fluorescente, así que otra vez a desayunar en la sala, fumigar, zapatillazo y llegar tarde al trabajo dejando la cocina oliendo a gas sarín.
Esta mañana he vuelto a hablar con el presidente y por lo visto lo he convencido, ya que por la tarde cuando he ido al súper, me ha dicho que acababa de venir del parque de Bomberos y que esta noche vendrían.
Para regocijo de los nenes, esta noche hemos visto desde el balcón como la furgo de los bomberos aparcaba delante de casa ¡Ooooohhhhh! Unos minutos más tarde nuevos golpes por arriba. Luego se han ido y otra vez los dos cotillas pequeñajos de la casa y los dos cotillas más mayores mirando desde el balcón, como si en toda nuestra vida nunca hubiéramos visto un bombero.
Hace unos segundos el presidente ha llamado a la puerta y nos ha contado que se habían puesto según él “el traje ese de buzo” que pienso yo que mucho submarinismo no habrán hecho en la terraza del ático, pero bueno. Así que con el traje de buzo puesto han hecho unos agujeros en la pared y luego les han metido un líquido en plan lavativa a presión y según los bomberos con eso se lo han cargado todo.
El líquido ha provocado que durante unos minutos la señal de tele no llegara bien, y mientras estábamos los cuatro en el balcón cotorreando la salida de los bomberos, hemos empezado a ver vecinos que sacaban la cabeza por sus ventanas protestando por lo de la señal de la antena.
Vamos, que ha sido todo un cromo.
Cuando ahora ha llamado el presidente, los peques que ya estaban en la cama, han aprovechado para hacer otra cotilleada. Vamos que ahora tengo a Tsunami que a intervalos irregulares llama a su padre para que lo saque de la cama. Debe pensar que con todo esto aún queda marcha para un rato.
Esperemos tener una buena noche. Esperemos que la lavativa insectil haga su efecto, y espero que luego se sellen los agujeros, que no es cuestión de tener una nueva colmena alojada en la finca dentro de unos meses. Y así acaba el parte de guerra de esta heroica aventura medio caballeresca medio quijotesca, medio submarina, medio quirúrgica. Buenas noches.