Archivo | noviembre, 2013

Mi ausencia del blog, unas goteras en casa.

26 Nov

Pues sí, después de casi cuatro años peleándome con la comunidad, al final en mi casa han aparecido las goteras. Esa es la principal causa de mi ausencia estos días en el blog, porque señores, esta bloguera está estresadica del todo.

Realmente, la historia empezó hace unos años, cuando mi pareja y yo decidimos ampliar el núcleo familiar y buscar un nuevo miembro de la familia.

La casa donde vivíamos era muy bonita y confortable, pero muy pequeña. Tan sólo disponíamos de dos dormitorios y un pequeño baño y ante la venida de un bebé empezamos a buscar un nuevo nido que nos cobijara. Estuvimos mucho tiempo viendo pisos y puedo asegurar que vimos muchos. Prácticamente todos tenían muchos defectos y sólo tres superaron la prueba del algodón. Sin embargo, ninguno de los tres cuajaron: Uno por tener que reconocer que el espacio era un poco justo. El segundo porque las zonas comunes no eran tan justas pero los dormitorios eran muy pequeñitos y no cabían todos nuestros muebles dentro… como si una tuviera el dormitorio de la duquesa de Alba o de la Presley. El tercero se fue al garete porque la dueña era una rácana de narices y no quiso bajarme ni 6000 euros para gastos de papeleo… decir que a día de hoy aún no lo ha vendido y eso que ha bajado el precio muchísimo más que esos 6.000 euros que le solicité. Así que nos encontramos con que habíamos conseguido quedarnos embarazados, había pasado el embarazo y el pequeño Tsunami ya estaba con nosotros y mi pareja y yo seguíamos en busca del nido perfecto… o al menos casi perfecto que tampoco éramos unos exagerados del copón.

Buscando que te buscarás, dimos con un anuncio de un piso que pintaba bien. Era una zona que ni nos habíamos planteado buscar allí, porque sinceramente, es bastante cara. Pero allí estaba ese piso con los metros necesarios, las habitaciones necesarias y un precio que estaba rayando nuestro límite de presupuesto pero accesible. Fuimos a verlo y tenía un problema, era un cuarto sin ascensor. Pero aparte de ello el piso era perfecto. La distribución buena, habitaciones grandes, una sala-comedor impresionante, luz natural por todo. Todas las habitaciones (excepto un gran trastero-vestidor) eran exteriores. Aire acondicionado, varios baños, el principal con baño y ducha, unas vistas despejadas y chulas, suelo de parqué macizo, una cocina grande y con despensa. Un balcón algo más pequeño de lo que hubiera deseado pero muy cuco y para acabar de rematarlo todo en una zona tranquila, bonita con parques y muy cerca de varios colegios bastante buenos. Vamos, que habíamos encontrado un piso que después de todo lo mirado, era como el palacio del sultán de Brunei en versión casero-minimalista.

Lo de los cuatro pisos a mí me paraba un poco, sobre todo porque suelo ser yo la que hace la compra. Pero el estar allí en esa sala, con esa luz natural y ese sol y ver a Terremoto todo contento y cómodo y estar allí con el pequeño Tsunami en brazos, fue revelador. Fue como tener una visión y vi que ese era un lugar perfecto para criar a nuestros hijos. En ese momento distribuí en mi cabeza todos los muebles que teníamos en casa, había un sitio para cada uno y lo que imaginé me gustó.

A mi pareja le encantó el piso y sobre todo la zona. Tenemos que reconocer que cada día que pasa estamos más enamorados de lo bonito y tranquilo que es, sobre todo en comparación con el que teníamos antes y los problemas que teníamos con unos vecinos ruidosos y groseros. Así que nos lanzamos de cabeza y adquirimos el piso. Nuestras ilusiones se truncaron cuando tan sólo tres meses después de haber firmado escritura, vinieron las primeras lluvias fuertes. Una día que entramos allí para acabar de arreglar unas cuantas cosas, nos encontramos con que parte del techo de la sala estaba colgando. Sí señores, el piso tenía filtraciones que venían de la terraza del ático de arriba y lo que colgaba por suerte era una capa fina de yeso y de pintura. Lo puse en conocimiento del presidente de ese momento que era nuestro vecino de al lado y tengo que decir que el chico ha hecho todo lo posible para intentar solucionar el problema. La otra chica del mismo rellano por lo visto también tiene problemas con las susodichas terraza y en su casa el caso de las goteras era más bestia que en la mía. Así que desde enero del 2010 estamos intentando arreglar aquello y todo ha sido un cúmulo de coincidencias y desgracias que han hecho que nunca se pudiera hacer. Los principales obstáculos han sido dos vecinos, bueno, sobre todo uno. ¿Nunca os habéis encontrado con el individuo que cuando se jubiló no tenía nada que hacer y para pasar el rato se ha dedicado a jorobar a la comunidad? Pues bueno, yo lo he encontrado y vive en mi finca. Creo que si el esfuerzo y el tiempo que ha dedicado ese señor en poner problemas, impugnar reuniones, boicotearlas, montar escándalos, denunciar a vecinos y hacer la vida menos llevadera en general lo hubiera dedicado a intentar ayudar o al menos a callarse, el problema haría años que estaría solucionado. Hubo un momento en que pareció que la cosa iba por buen camino, se había aprobado un presupuesto y tenía que hacerlo el hijo de uno de los propietarios. Por desgracia el muchacho tuvo un accidente poco después y murió, fue un golpe muy duro para la familia y nos dejó desconcertados a todos. Después de eso la cosa quedó parada durante mucho tiempo. Vamos que no hemos tenido muy buena suerte con los problemas del gafe con el piso.

Muchos os preguntareis, y la abogada del seguro también, porque no he llevado a la comunidad a juicio. Pues bueno, porque debo ser tonta y buena niña. La vecina de al lado lo ha hecho este año y tenemos sentencia judicial que obliga al arreglo de las terrazas y también unas costas de juicio que pagar y una cuenta de comunidad muy menguada.

A principios de este año y tras tres intentos, conseguimos aún no se muy bien como, votar para poner un administrador y lo cierto es que al menos desde que está este administrador las reuniones se acaban con todos los vecinos con las que se empezaron y el «conflictivo» del barrio no acaba boicoteando las reuniones y consiguiendo que la gente volviera a su casa sin haber aprobado un punto de la orden del día, que era lo que hacía. Así que una que es buena niña y no desea provocar gastos inútiles a la comunidad y prefiere no entrar con mal pie y que el dinero que se dispone sea para el arreglo y no para costas judiciales, pues ha ido aguantando y aguantando.

Estuve dos años a mudarme esperando que arreglaran el asunto, pero hubo un momento en que no pude esperar más, así que arreglé los problemas de mi techo, a sabiendas de que si no arreglaban las terrazas saldría tarde o temprano. Hemos estado dos años más viviendo allí con filtraciones varias en algunas habitaciones, insistiendo en que se reparara y nada. Para acabar de arreglarse todo también apareció al poco de vivir allí un polvillo en varios puntos del salón y al final nos diagnosticaron este año un bichito llamado gusano blanco que es devastador. Así que este verano hemos tenido que quitar mi querido y adorado parquet natural de roble y sustituirlo por un sucedáneo sintético que no está mal y era lo único que mi presupuesto me permitía. No es feo pero no es tan cálido ni bonito como el otro. Había conseguido pasar el año afrontando este gasto y otros extras con los que no contaba y conseguir recuperarme un poquito. Para ello mi ex se ha quedado unos meses con Terremoto para aliviarme los gastos y no tener que llevarlo cada día en coche y tener que alquilar parking al lado del trabajo. Cuando creía que Terremoto podría volver con nosotros porque al fin podía llegar a finales de mes sin apuros, nos encontramos con el susto del día 18.

El lunes 18 a las cuatro de la madrugada estaba lloviendo y nos despertó un sospechoso ruido de clop, clop, clop. Abrimos la luz y mi pareja se levanto. Pisó algo húmedo y comprobamos como las filtraciones, finalmente, se habían convertido en goteras. Primero una, luego otra. Tuvimos que sacar los muebles del dormitorio a toda leche porque el agua goteaba sobre ellos y si no los sacamos se hubieran echado a perder todos. Los metimos como buenamente pudimos en la sala secándolos. Luego movimos la cama al único rincón de la habitación donde no había goteras. Con cinco cubos y ollas recogiendo agua y toallas por el suelo y unas cuantas toallas en el suelo para parar la filtración de una pared que llegaba a un suelo de parquet que apenas tiene mes y medio puesto nuevo, ya veremos. Nos metimos en la cama para intentar dormir. No había pasado ni un minuto dentro cuando mi pareja me dijo que algo caía sobre él. Dos goteras más caían sobre la cama. El resultado final fue trasladar en plan emergencia el colchón en medio de la sala, poner un trozo de porexpan que tenía por casa sobre el canapé de la cama y sobre éste dos ollas más.

Cuando acabamos de trasladar y mover todo esto eran las cinco y media de la mañana y media hora después sonaba mi despertador para ir a trabajar. Huelga decir que ese día llegué hecha polvo al trabajo, que ese cansancio lo he llevado desde entonces y que mi ánimo y mis fuerzas no están precisamente en sus mejores condiciones.

Hablé con el administrador, con el actual presidente, con mi abogada…imprimí unas hojas denunciando los hecho con dos fotos, una de mi cuarto y otra de la sala, donde dormimos desde entonces y las colgué en el panel de anuncios de la comunidad junto a la convocatoria de reunión urgente. Mañana tenemos la reunión de vecinos, veremos si se hace algo o nuestro querido vecino vuelve a decir que eso con una capa de pintura se arregla y no hay porque gastarse el dinero en cosas inútiles.

¿Qué tiene todo eso de positivo? Pues aparte de tener que limpiar más que nunca porque mi menda tiene alergia a los ácaros y a los hongos y en estos momentos mi dormitorio es el paraíso de los hongos y lo de dormir sobre el suelo no es lo más indicado para los ácaros. Pues al menos estoy compensando mi trauma infantil de no haber podido ir nunca de acampada ni haber podido dormir nunca en una tienda de campaña.

Cuando al día siguiente se lo explicamos a Tsunami, porque no es muy normal lo de levantarse y encontrarse todo eso en la entrada de la sala, el peque comentó que «menos mal que la sala es grande y cabe todo». Nuestro pequeño siempre tan racional y sorprendiéndonos. El pobre de Terremoto, que se encontraba en casa de su padre cuando ocurrió, tendrá que quedarse allí unas semanitas más, con las ganas que tenía él de volver a casa.

Este fin de semana han aparecido de nuevo antiguas humedades en el salón, en la zona donde dormimos para ser más exacto y encima de uno de los muebles colgados en la pared más grandes y aparatosos que tenemos. Vamos, el sitio ideal para tener que desmontar cosas en plena madrugada… esperemos que la cosa no pase de filtraciones y humedades..

Confieso que de momento me lo he tomado mejor de lo que creía. La primera noche que dormimos en el suelo lo pasé fatal con la alergia y casi no podía respirar. Me he cargado mucho y he pasado malos momentos, pero  ahora casi me he acostumbrado un poco y consigo dormir bastante bien. Hemos tenido otra noche con goteras a lo bestia en nuestro cuarto y espero que un día de estos deje de llover de una vez y pueda empezar a secarse todo. No tengo muy claro cuanto tiempo estaremos así y si este año las Navidades serán con árbol y belén o vete tú a saber donde tendremos que poner el árbol, ¿quizás encima de una de las mesitas de noche? Quien sabe. Lo que tengo menos claro es si podremos hacer las comidas de fiestas, porque estamos ocupando el sitio donde colocamos la mesa. Tengo pensado hacer un picnic de Navidad en el suelo con manteles y cojines. Aunque ahora mismo esa es mi menor preocupación, me preocupa más arreglar esto y que no se nos caiga parte del techo encima, como les ocurrió a los albañiles que en su momento nos arreglaron las filtraciones cuando nos mudamos.

Ayer cuando nos metimos en la cama le pregunté a mi pareja si había ido alguna vez de acampada y dormido en tiendas. Me contestó que sí.

Luego le pregunté si se dormía igual de bien que nosotros. Y me contestó que pese a todo dormíamos mejor nosotros que en tienda.

Luego nos acurrucamos y me imaginé que eso era como estar de acampada pero en plan lujo bajo la luna y las estrellas, solamente que sin ver la luna y las estrellas…

…Salvo que el techo se desplome dentro de unos minutos y gocemos de una excelente vista de la bóveda celestial con la luna, las estrellas y allí, debajo del polvo de la escayola, nosotros dos agarraditos y acojonados de camping-sala.

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Tsunami, el pequeño frikie

13 Nov

Realmente tendríamos que habernos dado cuenta antes, porque el peque dio formas desde pequeño. Su primera frikitada fue a los dos días de existencia. Estaba dándome una ducha en la clínica cuando oigo a su padre que leía en voz alta en una lengua rara, entendí algo de valkirias y no sé qué más. Papá Tsunami le estaba leyendo la leyenda de Sigurd y Gudrún en lengua inglesa. Les hice una foto y nuestra sorpresa fue cuando observamos que el peque salió con una manita cerrada y dos deditos estirados en forma de V mientras escuchaba atentamente a papá. La siguiente pista como os conté una vez fue su primera palabra “Sauron” mientras estaba en la hamaquita y por la tele ponían la primera peli de “El Señor de los anillos”, eso fue en diciembre del 2009…

…Primavera del 2013, lo que más hemos hecho han sido sobre todo paseos. Ya sabéis la afición que tenemos por ellos en casa. Pero también hemos descubierto una cosa nueva: la faceta frikie de Tsunami. En esas fechas Tsunami ha conocido la afición por Tolkien que sienten papá y mamá. Cada noche su papá le ha estado leyendo el libro de El Hobbit, en versión cómic para niños. En verano le tocó el turno a las aventuras del perrito Roverandom. Actualmente y desde finales de verano, el libro del Hobbit versión libro normal, sin dibujitos ni nada.

Tsunami ha descubierto el mundo de los enanos, de los hobbits que viven en el suelo en agujeros limpios y que tienen pelo en los pies. Ha descubierto el peligro de un gran dragón llamado Smaug y se pasea con el ex-libro de papá, actual libros de Tsunami y le cuenta a todo el mundo de que va la historia. Se ha emocionado tanto que le pusimos la peli de dibujos animados de El Hobbit. Sí, para los que no lo sepáis existe una peli de dibujos del año catapúm-chim-pum, con una banda sonora buenísima. Pero es que el otro día papá le puso el trailer de la segunda parte de la de Peter Jackson, y Tsunami se emocionó. «¡Mamá, mamá! ¡Mira, Smaug!” me gritaba dando saltos en la silla del ordenata.

Si le preguntas aún no lo tiene muy claro, porque él no es más que un niño, pero creo que nuestro Tsunami le tiran mucho los enanos, aunque quien sabe, esperaremos a que él decida.

Cuando acabaron con el comic de El Hobbit, su padre le había cogido para leer el libro de El herrero de Wootton Mayor, pero personalmente, para un niño de cuatro años acabados de cumplir, me da que primero era más recomendable leer algo así tipo El señor Bliss o Roverandom. Papá Tsunami tuvo que reconocer que sí, que posiblemente era más recomendable seguir con las aventuras de este travieso perrito y dejaríamos temas algo más profundos para el año que viene. Ante nuestra sorpresa no desdeñó a Roverandom, pero no se emocionó tanto, será que el protagonista era sólo un simple perrito y después de dragones y trasgos no proporcionaba una emoción al nivel deseado. Cuando le presentamos nuevamente el Hobbit en versión formato para mayores ha vuelto el brillo a sus ojitos y esa carita de biennnn que se te cae la baba.

Tsunami hablaba en ocasiones de Rover, pero no tanto como nos hablaba de los hobbits, los trasgos, los trolls y las letras lunares de su mapa. Sí, de su mapa, porque el niño pedía un mapa, así que papá imprimió de internet uno como el que acompaña el libro. Lo tiene pegado en su cuarto, sobre la cabecera de la cama, of curse. En ocasiones lo descuelga y te lo lleva para discutir el plan de ataque o la ruta o simplemente charlar sobre la forma en la que se descifran y leen las runas lunares, de las cuales ya se considera un experto del mundo mundial.

Tsunami se pilló su espada de juguete y con todo el orgullo del mundo se nos presenta el otro día con ella, la desenvaina y nos suelta «esta es Glamdring, martillo de enemigooosss» y se quedó tan contento que a partir de ese momento su espada ya tiene nombre, faltaría plus.

Tsunami se ha aficionado también a otra faceta frikie, sobre todo de papá, y es la de los juegos de mesa. En un abrir y cerrar de ojos, después de haber visto a su padre con un juego de mesa llamado «La finca» relativa a la explotación agraria de las fincas de Mallorca, dejó de considerar los puzles como únicos juegos de mesa. En los días más sosos o lluviosos, se han dedicado a ir jugando a «Los colonos de Catán»; uno de conquista de romanos que fue muy complicado y no acabó de cuajar del todo; uno muy divertido con el que hacen pizzas llamado «mamma mia»; otro de pingüinos. También se ha iniciado en el juego del parchís y la oca, pero lo más alucinante del todo ha sido su interés durante una temporadita por el ajedrez. En este último caso el culpable ha sido el papá de Terremoto y Terremoto.

No sé muy bien porque cuando Terremoto y su papá llegaron del cole, le dio la vena a Terremoto de entrarme en la sala unas sillas y una mesita del balcón, puso allí unos vasos de leche fresca chocolateada y unos sándwiches y montó una especie de improvisada merendola. Cuando esta merendola finalizó, sacó un juego pequeñito de ajedrez magnético que hace años le regaló su madrina y retó a su padre a una partida. No es que precisamente Terremoto sepa jugar al ajedrez, pero bueno, su padre que al menos sabe cómo se mueven las fichas y sabe algunas jugadas, le iba enseñando como se hacía. Entonces fue cuando Tsunami quiso apuntarse al juego por tres motivos: era un juego, se hacía en una mesa y porque lo decía él.

Sí, todo esto fue lo que ocurrió entre primavera y verano. Ahora, en el cole, lo han pervertido con las cartas de Pokemon. Unos nenes de seis años le han regalado muchas y se monta sus reglas imaginarias y nos tiene en casa loquitos con los rocolas o rocanrolas o vaya usted a saber cómo se pronuncian, que aquí una servidora sólo llega a Pikachu. Así que entre los originales y los evolucionados y los que han evolucionado dos veces (de esos sólo tiene una carta y como era de esperar es una chica; o es casualidad o el resto de los pokemons no evolucionan tanto como las chicas). Pues eso que ya me tiene haciendo una partida en la que él se monta sus historias. Me da las cartas más chungas y él se queda con la más chulas, las super fuertes, las evolucionadas y las que pueden matar a todos los pokemons. A mí me deja una que tiene un rayo pero no sirve para matar pokemons y las que no están evolucionadas o viven  en una cueva que no sé qué significa eso. Y claro, así es natural que esta madre acabe siempre con todos sus pokemons en el campo santo mientras el churumbel festeja su victoria carteril y una desearía convertirse en una tercera evolución de pokemon mamá superpoderosa y superdotada de energía. Ayer traje a casa un tubo nuevo de pasta de dientes y para que le cayera en gracia le dije que el monigote dibujado era un pokemon. Tsunami me informó que eso era un monstruo y mientras se llevaba a su padre al baño y decía “hay que ver mamá que no se entera, los pokemons no son monstruos son criaturas”.

Pero volviendo al tema anterior. Tenemos que reconocer que además de la lectura de los libros de Tolkien y de haberle enseñado unas cuantas canciones de guerra enanas, nuestro pequeño frikie tuvo esta primavera su bautismo de fuego. En la ciudad de Palma se celebró un evento por parte de la delegación de la Sociedad Tolkien local, llamado Mereth. Una mereth es una reunión de un grupo de aficionados, durante tres días en los que se charla, se canta, se juega, se hacen charlas y conferencias… El sábado noche, como mandan los cánones tolkiendili de las Sociedades Tolkien, se hace una cena de gala con disfraces. Para sorpresa del vecino del primero que nos pilló bajando las escaleras con nuestras galas medievales con capas y todo cuando él volvía de tirar la basura y lo único que fue capaz de articular fue un “vais muy guapos todos”. En esa cena fue precisamente cuando nuestro pequeño guerrero decidió que eso molaba un montón y que lo de ser frikie como papá y mamá era chulo y fue allí donde aprendió la canción de Los enanos van a la guerra, que desde entonces es una de sus favoritas e igual te la canta en casa como en un cumpleaños de los niños de clase y claro allí estas tú disimulando ante la mirada atónita de los demás padres, explicando que es una canción de guerra enana y estos te confiesan que ellos creían que una canción enana era eso de I goooo, i goooo….

Y si la mereth fue su bautizo de fuego, la estelcon a la que hemos asistido este puente ha sido su definitiva consagración, pero de eso os hablaré en otro post, porque se merece uno propio.

Si a ello sumamos que hace unas semanas papá y mamá hicieron un taller de fabricación de espadas de gomaespuma y cada uno hizo una para los peques. (Nota: la de Tsunami especialmente acolchada que luego le mete una tunda a su hermano que lo deja k.o.). De momento las espadas están guardadas para usarlas el verano que viene, que no quiero justas medievales en el salón de casa. Así que en casa el pobre Terremoto es atormentado con la espada láser azul que tiene su padre (Nota 2: En casa hay cuatro espadas laser, dos del pater familias y dos heredadas de mi ex que le compró hace años a Terremoto. Imagino que se podría decir que somos una familia bien armada)

Si acabamos de rematar todo esto con que en casa tenemos cuernos tanto para tocarlos como para beber, aunque normalmente están más expuestos que usados. Pero este año para el cumpleaños de Terremoto los bajamos, intentamos tocarlos (que no es fácil) y brindamos a la salud del cumpleañeros. Tsunami lo de tomarse un zumo de melocotón en cuerno como un auténtico vikingo le gustó mucho…. pues que os queréis que os diga… que lo tenemos claro. No me extraña pues que este lunes yendo en el bus Tsunami le dice a un chico jovencito que estaba sentado: «A ver si sabes quién soy, salgo a pasear de noche y tengo un parche en el ojo» mientras con una mano se tapaba un ojo. El chico le contesta que un pirata y Tsunami le dice que no y le vuelve a repetir la adivinanza. Ante la misma respuesta del chico se lo queda mirando muy serio como decepcionado ante la evidencia de su caracterización y le dice «Pero si está muy claro, salgo de noche y tengo un parche en el ojo…soy Odín»

catan

La Catedral de Mallorca, llamada también la Catedral del Mar, la Catedral del Espacio y la Catedral de la luz, más chula que un ocho, sobre todo hoy 11 de noviembre.

11 Nov

Antes de que se construyera el actual aeropuerto, la única forma posible que había de llegar a esta isla era por mar. Eso es algo evidente y no descubro nada con ello. Lo que si descubrían sus visitantes al entrar dentro de la gran bahía natural que resguarda el puerto de Palma era la inmensa mole de su Catedral.  Os podría contar muchas historias sobre este edificio, datos aburridos y otros más interesantes. Aunque creo que lo mejor de todo es que los curiosos visitantes que se acercan a esta orilla mediterránea entren en ella para descubrirla, pues no sólo hay sol y playa en nuestra isla.

La Catedral o La Seu, como la llamamos aquí, es de estilo gótico. Cuentan las historias que cuando Jaime I se acercaba con sus naves a la isla para la conquista fue sorprendido por una fuerte tormenta que casi destruye su flota. Se tenía previsto desembarcar en la zona de Pollença, al norte de la isla, pero el viento les arrastro hacia el oeste. Entonces el rey se encomendó a la virgen María y le prometió la construcción de un templo digno de ella si les protegía de los elementos. Las naves aguantaron. El rey tomo tierra por primera vez en el islote de Pantaleu, frente a la localidad de San Telmo (Andratx) . Unos meses más tarde tras sitiar la ciudadela, el 31 de diciembre de 1229, justo a tiempo para tomar las uvas, el rey entraba a la ciudad musulmana o Madîna Mayûrqa por la puerta de Bab al-Kofol. Parece ser que nuestro querido rey conquistador era un hombre de palabra, porque en 1230 empezaron lo que serían las interminables obras de construcción de esa iglesia prometida que tendría que convertirse en la Seu de Mallorca. Pero su construcción como os he adelantado, fue lenta, muy lenta, como todas las catedrales góticas. Dicho edificio está ubicado en el solar que ocupó la antigua gran mezquita de la ciudad musulmana y a su vez esta mezquita se edificó sobre el solar que ocupó un antiguo templo romano que a su vez ocupó un antiguo santuario talayotico. Vamos que otras cosas se le podrán discutir, pero desde luego el lugar en sí ha tenido siembre una atracción para el culto y la espiritualidad.

De la Seu se cuentan muchas historias relacionadas con sus características. Técnicamente es una de las Catedrales más altas del gótico, sobre todo si se tiene en cuenta lo sumamente estilizadas y delgadas que son sus columnas en proporción al peso que sustentan.  Es así de patente que las leyendas dicen que el constructor temía por el derrumbe de la misma y antes de pasar por la vergüenza pública de que el templo cayera, se mató ahorcándose, pero creo que eso no es más que una leyenda más, puesto que ese mismo constructor posteriormente edificó otros edificios y dudo que lo hiciera a distancia desde el más allá. Hay algunas Catedrales que pueden compararse en altura, pero ninguna con unas columnas interiores tan estrechas, por ello se la llama entre otros apelativos, la Catedral del espacio.  En relación a este espacio de la Seu, tenemos en la isla un dicho popular que se refiere irónicamente a aquellos que suponen tener un gran éxito en algo o haber conseguido algo  excepcional cuando realmente no es así, entonces decimos “Ja tenim la Seu plana d’ous” (Ya tenemos la Catedral llena de huevos). No sé muy bien cuantos huevos de gallina caben en ella, ni siquiera cuantos huevos de avestruz harían falta para llenarla, pero sí sabemos que tiene una capacidad para acoger unas 18.000 personas, casi nada.

Otra de las acepciones por las que he nombrado en el título del post a la Catedral es por la Catedral del Mar. Creo que de eso hay poco que añadir. Ubicada sobre la muralla romana y medieval, la Catedral mallorquina es la única que se encuentra a orillas de cualquier mar o agua salada. Durante siglos su figura se ha reflejado en nuestras aguas y los días de temporal las murallas la protegían. Pero esa bella figura se vio perdida cuando se construyó el paseo marítimo y se tomó un buen trozo de terreno a la costa. Durante unos años la Catedral dejó de reflejarse en el agua hasta que el ayuntamiento de Palma decidió construir una zona bajo murada  llamada El Parc de la Mar (El parque del mar) en él se construyó un gran lago artificial sobre el cual nuestro bello edificio vuelve a reflejarse sobre el agua como lo había llevado haciendo durante siglos.  La única anécdota destacable al respecto se dio hace exactamente cinco años cuando la Junta de Andalucía realizó un folleto publicitario de Sevilla sobre el rio Guadalquivir, ilustrado con una impresionante fotografía de dicho lago, el palacio de la Almudaina y la Seo mallorquina… supongo que ese folleto debió dejar igual de perplejos a sevillanos y mallorquines… para que nadie se preocupe diremos que los últimos cinco años la Catedral sigue en su sitio, que no ha emigrado a ningún otro lugar y que al menos el fin de semana pasado seguía allí.

La tercera acepción de nuestra Seu ha sido la que ha motivado que hoy precisamente os redactara este apresurado post. Mallorca puede tener una catedral grande, bonita, con espacio, reflejada en el mar, pero si algo hay realmente impresionante en dicho edificio son sus dos grandes rosetones. El rosetón mayor está ubicado en el ábside, tiene un diámetro de unos 13’8 metros y casi 150 m2 de superficie. Este rosetón es uno de los rosetones góticos mayores que existen, con la curiosidad de tener una gran estrella de seis puntas (estrella de David) inscrita en él. El otro rosetón tampoco para nada despreciable en dimensiones está ubicado sobre el portal mayor.  Así como algunas edificaciones religiosas a lo largo de la historia hay sido orientadas en relación a los movimientos solares lo que provoca que en ciertas fechas los rayos del astro rey entran o inciden de forma particular en ellos como el caso de Stonehengen o el templo de Abu Simbel, nuestro edificio también goza de esa característica de dos formas distintas. En el solsticio de invierno, a primera hora de la mañana y si el tiempo no lo impide,  el sol entra por el rosetón mayor y su reflejo se superpone exactamente sobre el rosetón del portal principal. El mejor sitio para observar este fenómeno está ubicado en la zona del Baluard sobre la muralla renacentista. El otro día ha sido esta mañana, el 11 de noviembre, y ocurre también el 2 de febrero. Esta vez el mejor lugar para observarlo es el mismo interior de la Seu, ya que en esta ocasión se produce el fenómeno llamado el ocho. La luz vuelve a incidir sobre el rosetón mayor y este se va reflejando en el lado del portal mayor. Poco a poco este reflejo se va desplazando hasta que durante unos segundos, este reflejo se sitúa exactamente debajo del rosetón acristalado. Sobra decir que el espectáculo de luz es impresionante y quienes lo han visto aseguran que realmente, la Seu de Mallorca es efectivamente la Catedral de la Luz.

Rosaris ensucrats: gastronomía infantil para la fiesta de Todos los Santos

4 Nov

Hace unos años vi por la tele un reportaje sobre Stonehenge en el cual tenían la hipótesis de que era un lugar de culto a los muertos, mientras que una serie de kilómetros de allí había restos de otros círculos pero de madera, de los que solo se conservan los huecos en la tierra, donde se especulaba que allí se realizaba un culto a la vida. Comentaban la posibilidad de finalizar esas celebraciones con una gran fiesta comunitaria donde entre otras cosas no faltaba la comida y la bebida. También referenciaban que el culto a los muertos tendría lugar en el solsticio de invierno y el de la vida en el de verano.  Es sabido que los pueblos celtas realizaban cultos a los muertos coincidiendo más o menos con estas fechas. Ese día los espíritus de los ancestros entraban al mundo de los vivos y se les honraba con comida. Los romanos también tuvieron sus ceremonias relacionadas con el mundo de Hades y a bien probable todas estas ceremonias ancestrales son las que propiciaron que con el cristianismo se disfrazaran estos ritos paganos y se adaptaran al nuevo culto. De esta forma surgió la festividad de San Juan en el solsticio de verano y el día de Todos los Santos para la celebración del culto a los muertos, aunque no coincida con el solsticio invernal.

Como en las anteriores culturas, el día de Todos los Santos o de los Fieles Difuntos, está unido a una tradición gastronómica muy rica y variada a lo largo de todos los países católicos. Aquí, en Mallorca, hay varios platos, pero si por algo se destaca culinariamente estas fechas, es sobre todo por los “rosaris ensucrats” o rosarios azucarados que los padrinos solían regalar a sus ahijados en estas fechas.

En internet he encontrado varias webs que referencian el origen medieval de esta costumbre, pero he encontrado una entrada de una biblioteca que me ha gustado y que da otra versión posiblemente más veraz, así que paso a traduciros el texto

¿Cómo surgió la tradición de hacer los «rosaris» para la fiesta de Todos los Santos?

Cuentan que cuando se acercaba la fiesta de Todos los Santos y de los difuntos, un señor de casa rica fue a Can Frasquet (una pastelería de antigua tradición y gran renombre situada en el centro de Palma) e hizo hacer un encargo muy especial: un rosario como los que se llevaban para ir a misa, pero hecho de frutas escarchadas, panellets, bombones… hilvanado en una cuerdecita y que la final tuviera una «patena» de calabaza decorada con una estampita de las que en esa época se hacían de santos o de un ángel. ¡Evidentemente la medida real fue considerable y seguramente debía de pesar bastante! Así que, el señor en cuestión debía tener el capricho de una vez pasado el rosario en casa (rezar), se debía hacer una fiesta familiar de degustación de esa deliciosa combinación de los mejores dulces que se acostumbraban a consumir en esas fechas. Seguramente llamó la atención de la selecta clientela del establecimiento y con el transcurso del tiempo, año tras año, los encargos fueron aumentando y el propietario decidió incorporar el «Rosari» a la lista de especialidades de su establecimiento. De esta forma se convirtió en una tradición y aún hoy en día se suelen regalar a los niños y niñas como obsequio de sus padrinos.

Fuente: Biblioteca CP Badies

Los padrinos, según la iglesia católica son esas figuras que eligen los padres para que apadrinen al niño en el bautizo. Es decir, su función es dar a conocer y guiar a los ahijados en los preceptos de la religión. Pero también, al menos en Mallorca,  actuarían de padres o tutores de estos en el caso del fallecimiento de uno de los progenitores. Así que es una figura muy importante, sobre todo en épocas anteriores donde la mortandad era tan elevada. Normalmente, en Mallorca, esta responsabilidad recaía en algún miembro familiar o amigo muy íntimo de los padres. Generalmente alguien joven o relativamente joven, ya que su misión era cuidar al pequeño si ocurría algo, así que no solían ser gente mayor o los abuelos. Los padrinos desde el comienzo empezaban a tener cierto tipo de relaciones con sus ahijados que correspondían a ciertos convencionalismos sociales, tales como felicitaciones o pequeños detalles, muchos de ellos del tipo gastronómico relacionados con ciertas fiestas anuales, como el que os contamos hoy.

Cuando en Mallorca se acercaba la fecha de Todos los Santos era cuando el Teatro Principal reponía, otro año más, la obra de Don Juan Tenorio. Era el momento en que las floristas de las Ramblas y los puestos de flores de los mercados, se llenaban de crisantemos blancos. Era el momento en que todos iban a limpiar las tumbas en los cementerios, a encender cirios por los difuntos y a rezar por sus almas. Ese día el cementerio se llenaba de gente y de ramos de flores de diverso tamaño delante de cada tumba, dependiendo de las posibilidades económicas de todas las familias, pero todas tenían al menos uno.

En esas fechas los niños recibíamos de parte de nuestro padrino un presente muy esperado, los rosaris ensucrats (rosarios azucarados). Normalmente el presente lo realizaba el padrí de fonts o padrí jove (padrino de bautizo) pero algunas veces quienes lo regalaban eran los otros padrins (los abuelos, ya que los dos nombres se escriben igual, se diferencian en que unos son los padrins vells, padrinos viejos y los otros son los joves o de fonts, jóvenes o de fuentes en relación a la fuente bautismal)

En nuestra casa quien nos obsequiaba a mí y a mis primos con los rosaris era mi abuelo materno. Cada año nos traía un enfiloll (colgante) largo del que se enganchaban panellets, bombones, dulces y encarabassats envueltos en vistosos trozos de papel celofán transparente. Recuerdo los de color rojo, verde, azul y transparente. Los colores seguían la serie que hay en los rosarios de misa. Los niños los llevábamos al cuello y luego los colgábamos en casa intentando quitar todos los trozos que podíamos para comerlos mientras mi madre y mi tía se dedicaban a racionalizar las pesquisas para que no nos empacháramos de una sola toma. El rosari también tenía una enorme pieza de fruta confitada redonda que colgaba, era la llamada patena. Recuerdo que cuando era niña esas patenas tenían enganchadas unas figuritas aunque originalmente eran estampitas de santos o santas. Las figuritas eran unas impresiones en papel pequeñas que usábamos las niñas para jugar precisamente a eso, a figuritas. Las colocábamos boca abajo y dábamos un golpe sobre ellas con la mano y la levantábamos enseguida. Todas las que se giraban eran nuestras. Se vendían antiguamente en las papelerías en unas hojas que las separabas y había series, parejas o dibujos sueltos. Las figuritas de las patenas de los rosarios de mi abuelo Jaume tenían siempre dibujitos de angelitos tipo querubín y yo las guardaba y coleccionaba en una caja de puros que él me había dado. Tengo que confesar que no tengo ni idea de donde están esas figuritas ni esa caja. Quizás un día trasteando por el sótano las encuentre, me encantaría poder volver a tocarlas, extenderlas en el suelo y volver a mirarlas como cuando era niña.

Ahora las costumbres han cambiado algo. Ahora nos ha venido de otros lares las costumbres de las fiestas, de los disfraces, de decorar las casas con calabazas y de pedir chuches. Mis hijos, salvo la fiesta del cole de Terremoto, no hacen eso. Pero una cosa que desde hace dos años mi padre volvió a restaurar en casa fue la costumbre de los rosarios. Así que se puede decir que hemos mezclado un poco las antiguas costumbre con los rosaris, con las nuevas de la calabaza y el truco o trato. Salvo que en nuestro caso las golosinas vienen todas de golpe, enfiladas y en el caso de mi padre, dentro de un papel de regalo con lazo y todo.

Actualmente la confección de los rosaris también ha cambiado. Ya no son tan abundantes los panellets y sí más las chuches, sobre todo las tipos nubes o malvaviscos o las gominolas. En las escoletas es habitual que los peques confeccionen sus propios rosarios con cuerda de plástico y ensartando nubes, gominolas y trozos de regaliz ensartando la cuerda por su agujero. Las patenas se han sustituido por monedas de chocolate y las figuritas… pues supongo que deben ser dibujos de los pokemons o de bola de dragón o vaya usted a saber el que nos tocará este año. Mi padre sabe que no estoy muy a favor de las chuches, así que el rosario que recibimos en casa es de los formados por bombones, más que por chuches. Al menos en eso soy más cabezona que él y he conseguido que siga con mi política de anti-golosinas-hiper-azucaradas y se decante por el chocolate que siempre es más sano (al menos desde mi punto de vista).

Hacer un rosari no es difícil, tan sólo hay que tener un cordel de algodón de los que se usan en cocina y una aguja gruesa, además de dulces, fruta escarchada, panellets, galletas o bombones. Si te lo quieres currar un poco más hay que tener un surtido de hojas de papel celofán de colorines para ir envolviéndolos y disponer de una patena o en su defecto de una moneda de chocolate lo más gorda posible. Luego sólo es cuestión de un buen dedal y de mucha paciencia, porque para ensartar todas las cosas hay que ir con cuidado y uno acaba con el dedo hecho un churro de tanto empujar.

Sé que esta es nuestra costumbre para estas fechas y que en muchos lugares se tienen diferentes dulces y diferentes costumbres, así que espero que os haya gustado nuestra forma de dulcificar la festividad de Todos los Santos.

También se me ocurre que el hacer en cualquier época del año y sin necesidad de una patena algo parecido a los rosarios, podría ser una actividad divertida con vuestros peques a la par que un divertido recuerdo de fiesta de cumples, en lugar de salir todos con el cucurucho de chuches, saldrían con el collar de golosinas, jajaja.

Espero que os haya gustado esta curiosa tradición de esta pequeña islita perdida en un lugar llamado el mundo.

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