Los asiduos al blog ya sabéis que Terremoto tiene una veta cocinera con solera que se le despertó allá por los cinco añitos o puede que antes. A esta edad mi niño ya se ponía sobre una silla para pasar los trozos de pollo por la galleta picada y huevo. En Mallorca se usa un tipo de galleta en lugar de pan rallado. Nosotros se los poníamos en la sartén porque demasiado peligro ya tenía lo de estar sobre la silla al lado de los fogones. Algunas veces se ha inventado recetas y reconozco que unas cuantas han estado muy buenas. Terremoto es más de cocinar salado. Pero cuando nos enteramos que en una torrada-excursión del APA de su cole organizaban un concurso de postres, no le faltó tiempo para decir que pensaba presentar uno y ponerse a pensar en ello. Estuvo varios días en plan mono-tema con lo del concurso. Al final decidió un postre dulce pero sano. Conseguí que me lo contara, porque siempre está con un halo de misterio misterioso y luego va y me pilla sin ingredientes justo cuando acaban de cerrar el súper y no vuelven a abrirlo hasta el lunes. Hicimos una primera prueba y no estuvo mal pero teníamos que perfeccionarlo un poco, así que seguimos pensando. Le comenté algunas sugerencias y le gustaron. Lo intentamos por segunda vez con alguna de las modificaciones y cha-chán, postre buenísimo y aceptado por el autor. El día antes del concurso dormía en casa de su padre, así que se llevó los ingredientes para hacerlo por la tarde.
Mi ex siguió las instrucciones al pie de la letra. “Terremoto sabe hacerlo así que tú sácale un vaso y déjale hacer, ¿de acuerdo?” y claro, sin interferencias la receta fue rápida de montar. Según me contó mi ex a las seis de la mañana del sábado ya estaba vestido y pidiendo cuando era el concurso. Obvio decir que primero se tenía que ir al lugar señalado, hacer fuego, hacer brasas, hacer una torrada, comer y luego venían los postres. También obvio decir que no llegó tarde, fue el primero en presentarlos.
Se presentaron unos cuantos postres, pero todos hechos por mamás. El único niño que se atrevió con el reto culinario para la categoría de alumnos fue nuestro Terremoto. Se llevó una medalla de oro de la que se siente muy orgulloso y ha puesto con sus medallas de deporte. Tengo que decir que además de pasión de madre, el postre en sí es sencillo y sabroso. Terremoto se encargó de que casi todos lo degustaran, hasta que una de las monitoras lo probó, y sólo lo devolvió cuando el vaso estaba completamente rebañado y limpito, le encantó.
Cuando al volver de la torrada-excursión abrí el ordenata y mire que ingrediente había en el reto de Ira, me quedé alucinada pensando en que eso debía ser telepatía. Le leí a mi pareja de que iba el segundo reto, un postre que se sirviera en vaso. Nos miramos los dos y dijimos al unísono “El postre de Terremoto”.
Así que os presento el sencillo y delicioso postre que Terremoto se inventó hace poco para su primer concurso de cocina.
Ingredientes:
Galletas tipo digestive (la primera vez lo intentamos con las tipo María, pero pierde mucho, mejor estas)
Plátano más o menos maduro (uno por cada vaso que hagamos)
Fresas (entre cuatro y seis por vaso)
Chocolate de postres (nosotros usamos el Nestlé, que se puede separar en barrita, está delicioso y es fácil de separar y dosificar)
Una cucharada de agua
Una o dos cucharadas de leche
Nata para montar con un 35.1 de materia grasa como mínimo
Azúcar o edulcorante líquido.
Un vaso para su montaje.
Elaboración.
Es muy sencillo. En un vaso poner en el fondo unas cuantas galletas digestive rotas, no machacadas. Encima pondremos un plátano cortado a rodajas.
Lavamos las fresas sin cortar el rabo, quitarlo después de lavar. Se cortan en cuartos. Se ponen unos cuantos cuartos sobre los plátanos, aproximadamente unas cuatro o seis fresas, depende del tamaño del vaso y de lo que nos haya ocupado lo anterior. Si las fresas están un poco ácidas se puede poner una pizca de azúcar o unas gotitas de edulcorante líquido si se quiere controlar el aporte de azúcar del postre.
Se cogen dos trozos del chocolate para postres Nestlé y se trocean en un bol. No es necesario hacer trozos muy grandes, con que hagamos tres trozos por barrita ya vale. Añadimos una cucharada de agua y ponemos un minuto en el microondas. Sacamos del microondas y removemos con una cuchara. No tardará en espesar pero si seguimos removiendo tomará un brillo especial. Entonces le añadimos un pequeño chorrito de leche, muy poco. Volvemos a remover y que ligue bien. De esta forma ablandamos el chocolate y no hemos de recurrir a ningún tipo de mantequilla para ello. Con una cuchara ponemos chocolate encima de las frutas.
Para finalizar se coge la nata, se pone un poco en un vaso de batidora y con las varillas se va batiendo. No es necesario añadir azúcar. Una vez montada se añade sobre el chocolate.
Se ponen los vasos en la nevera y se dejan unas cuantas horas o mejor de un día para otro. Antes de servir se adorna con unas cuantas perlitas de chocolate.
Para el concurso nos llevamos un spray de nata y las pepitas para facilitar el traslado y que no se nos fundiera la nata durante el camino y se pusiera malo. Además de cuidar la estética no era cuestión de causar una diarrea galopante por nata en mal estado a todos. Usando spray de nata también queda muy bien, pero gana si se hace con la nata y se pone en la nevera. Cuando se saca se ha endurecido un poco y las texturas cuando hundes hasta el fondo del vaso la cuchara y luego subes un poco de cada ingrediente es muchísimo mejor.
Espero que esta primera receta de mi nene os guste casi tanto como le gustó a la monitora. Además, como veis, es apta para elaborar con niños, mejor que por padres, hasta el próximo reto i bon profit.