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Este año Terremoto se ha disfrazado de ladrón y Tsunami de león

16 Feb

Esto de vivir durante los meses fríos en el hemisferio norte tiene sus ventajas y sus desventajas. La ventaja es que la Navidad es más Navidad y menos playera. La desventaja para las madres es que como la Navidad implica vacaciones de Navidad pues hay que cubrir más días sin colegio. Esa parte “negativa” para cualquier conciliación familiar de madre currante ya ha pasado, pero, pero, pero… siempre hay un pero. Antes de que vengan los siguientes festejos escolares, las madres hemos de pasar por una durísima prueba durante gran parte de la infancia o incluso puede que adolescencia de nuestros churumbeles. Estoy hablando claro está de la “temida” fiesta de Carnaval. Aquella en la que hay un lío entre doña Cuaresma y don Carnal y todo eso y que en el fondo lo único que les interesa a nuestros repollos es poder transformarse cual Superman sin necesidad de usar un callejón o una cabina de teléfonos y salir de la forma más variopinta a la fiesta del cole o bien a las fiestas que los municipios se dedican a organizar para el deleite de los niños, el horror de las madres y el orgullo de los abuelos.

Está visto que este año me está costando arrancar con las entradas del blog. Os estaba contando los proyectos de finales del año pasado y justo cuando estaba a punto de abordar el último tengo que interrumpir todo lo que tiene que ver con el blog (y con el resto de mi vida, dicho sea de paso) para coger aguja e hilo y ponerme con la operación disfraces. Si es que no nos dejan un respiro. Aaainnsss…

Bueno, como íbamos. Este año me he puesto en plan dominatrix y le he planteado a Terremoto la posibilidad de bajar un poco el listón de sus retos, que una cosa es Mortadelo con sus disfraces y otra muy distinta su pobre madre que anda algo exhausta y aún no tengo tiempo para recuperarme de un berenjenal y ya entramos en otro. Terremoto este año ha sido comprensivo… será que le hemos prometido que le compraríamos un móvil y quiere tener a mamá de buenas. Así que tras plantearnos unas cuantas posibilidades aprovechando el arsenal de vestidos y complementos que guarda en su cuarto, al final decidimos uno sencillo de montar. A Terremoto siempre, pero cuando digo siempre me refiero literalmente a siempre, le han gustado los malos de las pelis. Si una peli o una historia no tiene un malo maloso, pues no tiene gracia. Ya de pequeño una vez se disfrazó de villano, así en plan general. Otra vez también de pequeño se disfrazó de Joker, el malo maloso de Batman. Luego de malvado emperador Zurg el archienemigo de Buzz Lightyear. Otra vez de alienígena psicópata que quería invadir la tierra. De pirata malo. De doctor chiflado. De Rey Zombie. De Capitán garfio. De bandido del Oeste. De cocodrilo depredador… Bien pensado, se ha disfrazado muchas veces de malo. Pero, le faltaba uno que aún no había tocado y me refiero al malo básico, el caco, el choricillo de baja estopa, el carterista, el descuidero, el maleante, el mangante, el ratero, el saqueador…. Vamos, el ladrón de poca monta. Ese que sale en los cómics del Mortadelo y del Super López que ahora lee y que se troncha con las desventuras de unos pobres ladronzuelos chapuceros. Así que este año hemos añadido un malo más a la lista de malos que esta que os escribe ha confeccionados y Terremoto se ha disfrazado de ladrón a palo seco, así, sin más.

El disfraz es muy fácil. Terremoto tenía unas deportivas negras y unos pantalones negros de esos anchotes que llevan hoy los jóvenes. También tenía por casa una gorra de punto oscura tipo rapero. Además encontramos una linterna de esas que te pones en la cabeza y que supongo que debimos comprársela alguna vez que fuimos al Decathlon y se empeñó en tener una (digo supongo porque así suele conseguir sus innumerables linternas y porque es de esa marca, jiji) Teníamos también unos guantes de algodón negros que habíamos adquirido para algún otro disfraz, no recuerdo cual, creo que el de científico loco. Vamos, que al final lo único que necesitábamos era un polar negro, un antifaz negro y una bolsa de dinero.

Confieso que este año estaba con las pilas bajas y con poco ánimo de montar disfraces, así que en una de las dos tiendas de disfraces que hay cerca del curro encontré el antifaz y la bolsa de dinero. El antifaz tuvimos que recortarle un poco la curva de la nariz. Afortunadamente no se rompió ni quedó cortante, porque no tenía eso muy claro si la recortaba. Es uno de los inconvenientes de tener un hijo adolescente con la cabeza talla sandía generosa. La bolsa de dinero tenía el símbolo del dólar impreso y él prefería el del euro, por eso de ser la moneda que manejamos. Le solté que en los cómics siempre ponen ese símbolo en los dibujos y milagrosamente no puso ninguna objeción. El polar, evidentemente, lo adquirí en una tienda de deportes.

Este año se planteaba pues fácil. El único problema surgió dos días antes, cuando me pidió una pistola porque las que tiene son tipo revolver y esas son del Oeste, no de un caco. Además expresó que deseaba que hiciera mucho ruido. Aaaaiiinnnnsss…. fui a buscar su pistola, que evidentemente procuré que no hiciera un ruido superior al que se supone puede aguantar luego una madre en su casa y me presenté con una bolsa etiquetada con el título de “pistola de gangster”. La pistola le ha gustado, pero por su culpa acabamos de descubrir un nuevo malo que no tenía muy controlado. Los gángsters. Así que llevo dos días relatando historias de la Cosa Nostra, la Camorra y del breviario Vida y milagros de Alfonso Capone. Si supiera leer mejor y más rápido creo que le endoso los libros de Mario Puzzo que tengo por casa de mis padres y que se entere el solito, que parece que hacemos un master de matones en casa desde hace unos días.

La mañana del viernes Terremoto se ha puesto su oscuro traje de ladrón chapucero y pistola en mano ha atracado a su hermanito que aún iba en pijama y batín. Por desgracia, el cole ha suspendido a última hora la fiesta. Terremoto me he dicho cuando ha vuelto que la tarde anterior uno de los nenes de silla de ruedas había muerto y por eso no ha habido este año fiesta de Carnaval en su cole. Me ha dicho que sentía haberse quedado sin fiesta ni dulces. He intentado reflexionar con él y trabajarle la empatía. Le he preguntado que es lo que consideraba peor, no tener fiesta o haber muerto. Me respondió que evidentemente el haber muerto. Luego le he preguntado si le parecería bien que sus compañeros de clase montaran una fiesta el día después de haber muerto él. Aquí me ha dejado descolocada. Me ha dicho que realmente le sería igual porque él ya estaría muerto. Vamos, que lo ha entendido pero su lógica aplastante no es la más indicada para ayudarme a trabajar la empatía para estos casos. Así que probablemente este disfraz sea el que utilice el año que viene. Pobre pequeño y pobre familia.

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Pero el día antes que la fiesta de Terremoto, tenía otro reto a cumplir, ya que el jueves el cole de Tsunami montaba su sarao. Pero esa prueba no dependía tanto de mi persuasión ni de los deseos de Tsunami, sino más bien de los del cole. Cada año hacen una Rueta muy chula en el parque de al lado del cole y luego regresan y en el patio montan una fiesta para niños y padres que está francamente bien donde los mayores venden tartas y bebidas para el viaje de estudios del año que viene. Por la experiencia de los dos años anteriores, cada clase se disfraza de algo que tenga que ver con el nombre que ese año los niños han elegido para su aula. Cada año a principios del curso, los profesores les informan que ese año los nombres tienen que ir de una temática u otra y los niños buscan un nombre para su clase que les definirá todo el año. Cuando Tsunami tenía tres años el tema fue el arte, concretamente la pintura. Nuestro pequeño fue del cuadro que eligieron en su clase. A los cuatro la temática fue el campo, sus actividades, oficios y herramientas. La clase eligió el nombre de una herramienta del campo. Los peques fueron de agricultores y todos llevaban esa herramienta. Este año el tema es la luz. La clase eligió un nombre y cuando me lo dijo lo primero en que pensé fue en como hacer un disfraz de eso. Por lo visto yo no fui la única madre que pensó eso porque el primer mensaje de whatsapp cuando se supo el susodicho nombre de la clase fue ¿alguien sabe como vamos a idear un socorrido y exitoso disfraz de fuegos artificiales? Confieso que mi menda ya tenía varias ideas en mente, pero los profes no han querido ponérnoslo tan difícil y ha habido cambio de planes. Como he contado varias veces, el cole de Tsunami es muy especial en muchas cosas y muy innovador. Dan entre otras cosas una importancia a la educación sensorial y parte de esa educación sensorial es a través de sus clases de música. Parece ser que este año han trabajado entre otros El Carnaval de los Animales. Es una pieza que les ha gustado tanto a todos y que todos tenían su parte favorita que han decidido disfrazarse de El Carnaval de los Animales. Os cuento la historia más o menos como fue.

Todo empezó hace unas semanas cuando hablando con Tsunami le preguntamos de que se tenía que disfrazar. Tsunami fue muy directo, de “Hemion”. Al principio su padre y yo nos quedamos algo estupefactos ante tal palabro. Temíamos que el cole se hubiera vuelto además de innovador, frikie. ¿Cómo era posible que los niños se disfrazaran de Hermion de Harry Potter? ¿acaso el cole había demanciado? ¿habían sucumbido al lado oscuro de la magia? Pero no. Ni una cosa ni otra. Papá Tsunami pilló el móvil (ni se molestó en llegar al ordenador) y descubrió que el tal Hemión es un híbrido entre caballo y asno, o como le llamaba Tsunami, un burro salvaje.

– Veamos – le preguntamos – ¿os vais a vestir todos de burros?

– No mamá, cada niño elige el animal del concierto y no es un burro, es un burro salvaje.

– Hm…. ¿Qué concierto?

– Pues el de Camile Saint-Saëns

Hmmmm…. ¿perdonen? –pensé.

– Sí. Camile Saint-Saëns es el autor de El Carnaval de los Animales, lo hemos dado con la profe de música y yo voy de hemión. (Toma esa. Por si teníamos dudas con las innovaciones del cole)

Así que fui pensando en como se hacía un asno… perdón, un burro salvaje y asistí unos días después a una reunión para padres en la que se nos informaba del proyecto del carnaval de ese año. La profe nos lo explicó todo. Los niños irán de negro y en la clase estaban haciendo falditas, puños, corbatas y pajaritas con hojas de partitura. Cada padre se encargaría de confeccionar la cabeza del animal elegido por su pequeño. Nos dio ideas. Incluso nos brindaron como los otros años, la posibilidad de ir todos una tarde para intentar montarlos o ayudarnos. Así que salí de allí acordándome de los burros, los hemiones y todos los equinos que se pasean por un carnaval. Fui a recoger a Tsunami, porque mientras los padres tenemos reunión los peques juegan en otro sitio, y mi sorpresa fue cuando por las buenas había decidido un cambio de animal. No me gusta el hemión, he decidido que es más chulo ir de león. Así que tocaba asegurarse de que no cambiaría de bicho a última hora. Tras hacer el chócala y todas esas cosas que hacemos cuando queremos asegurarnos de que no van a dar sorpresas, esta madre se puso manos a la obra. A continuación, os contaré lo que hemos hecho algunas de las madres que nuestros repollos nos han solicitado el temible león para adornar sus cabecitas.

El más sencillo de todos ha sido hacer una máscara: Las he visto de fieltro y de goma eva. Esta última también iba acompañada de una cola, los patrones me han dicho que los han pillado por Internet. Con este material lo cierto es que ha quedado muy bien. La de fieltro no resultaba tan realista, pero también tenía su gracia. La madre me ha dicho que iba muy mal de tiempo y no tenía posibilidades de ir a comprar cosas, así que se las había ingeniando con lo que tenía en casa. Para haber sido así el resultado fue muy bueno. Uso tres colores diferentes para recrear hocico, melena y orejas y luego el elástico.

Lo sencillo pero más elaborados: Uno realizado también con goma eva, pero me gustó un detalle. Era un gran semicírculo, la parte interior era donde habían recreado la cara del león. La parte exterior la habían cortado en tiras largas que luego habían doblado hacía atrás y grapado o pegado con cola caliente a la base de la tira. De esta forma tan simple creaban la melena y quedaba muy, pero que muy resultona.

Los más currados: Fueron los de un pequeñajo y otro menos pequeñajo que las madres habían pillado todos los retales de lana de tonalidades marrones y cobrizas de las abuelas. Luego habían ido enganchando esas lanas en un gorro de lana hasta conseguir el volumen deseado. Una de esas mamás me confesó que se había pasado varias noches hasta las tantas haciendo eso. Las orejas habían pillado también trozos de fieltro de la abuela y las habían cosido. Para la cola una de ellas había aprovechado la lana y había trenzado una larga cola dejando el mocho final como remate de la misma.

Otra de las versiones más curradas fue sin duda para una mamá que había aplicado la técnica anterior pero esta vez con tiras enormes de papel marrón. No se que nombre tiene pero para entendernos era más o menos parecido a la textura del papel que hay en las cajas de zapatos para protegerlos (creo que es papel pinocho o papel de seda). Había conseguido hacer un pedazo melena impresionante que a bien seguro fue la más voluminosa y exuberante de todos los leones del colegio.

El más currado de todos: Ese lo había hecho íntegramente la abuela, que además de tiempo sabe un rato de patronaje y se había ido a una de las tiendas de telas más buenas de Palma. Lo sé por las bolsas que usó para llevarlo y porque la madre me había dicho que le pensaba pasar el encargo a su madre que de eso sabía un montón y ella no pensaba hacer nada. Así que tengo que felicitar a la susodicha abuela por su pericia y el magnífico resultado que consiguió. Era más o menos la primera idea que tuve pero que descarté por cara y por laboriosa. La señora había comprado tela de peluche, esa que imita el pelo largo. Con esta tela había cogido dos trozos rectangulares largos con los que envolvía la cabeza y hacían la melena sobre el pecho del niño. Iban cosidos detrás lo que ayudaba a dar realidad al crear la línea donde se dividen las direcciones del pelo que giraba hacia la parte del pecho. Arriba había cosido otro trozo para hacer diríamos la parte de encima del gorro y en la zona delantera de las costuras había hecho también unas orejitas con una tela menos velludita con un tono oscuro para el exterior y un claro para la interior. La cola era de la misma tela que las orejas y rematada con un “plumero/pompón” de la tela del cuello. Vamos, un auténtico león. Fue sin ninguna duda el niño más abrigado de todo el carnaval.

Para Tsunami como no tiene abuela que le cosa y una madre con dos niños, opté por otra idea más sencilla. Le compré un gorro de lana con visera que situé en la parte del cogote y que además era reversible, cosa que le encanto. Hice esta compra el mismo día que fui a por el polar de Terremoto y el de Tsunami. Cosí a este gorro una bufanda mía en tonos marrones. Ya sabéis que uno de mis lemas es el de la imaginación al poder. Es una de esas con el punto gordo que hace como circulitos (no sé como explicarlo, así que lo entenderéis al ver la foto). Para la cola reciclé una cola de un disfraz de tigre que le hice de pequeño y al que quité las rayas negras. Era una cola hecha de fieltro naranja con el extremo en negro y que cosí en el polar negro. Tan sólo me quedaban las orejas, pero no tengo por casa trozos de fieltro y como sinceramente no me apetecía tener que comprar un trozo de 50 cm. por metro y medio de largo que hace la pieza mínima que te venden, en color marrón claro y marrón oscuro, pues opté por otro sistema. Hice las orejas de cartulina y las pinté con ceras. Se que no queda tan bien y son menos resultonas. Se que tendría que haberles aplicado un mejunje de cola blanca y papel de periódico para darles volumen y luego pintar, pero el tiempo de secado iba en mi contra. En ocasiones las madres tenemos que sobrevivir con elegancia y estilo y sinceramente, no me apetecía quedarme otra vez hasta las tres de la mañana haciendo, cosiendo, modelando o pintando cosas. Tsunami quedó encantado con su disfraz, lo encontró muy divertido y fácil de poner. Para hacer la melena de debajo el cuello tenía pensado que una parte de la bufanda le colgara por la parte delantera justo debajo de la barbilla. Cuando estaba tomando las medidas el peque me comentó que en el cole había hecho una pajarita con las partituras y que se tenía que ver. Por ese motivo dejé expresamente la parte delantera algo más larga de lo que tenía en un principio pensado.

El día de la fiesta fui al cole para ayudar a maquillar a los nenes. Dos madres habían llegado antes y casi, casi tenían a todos los nenes maquillados. Así que le hice unos cuantos detallitos a Tsunami y a un amiguito suyo que me lo pidió y esta ha sido el resultado. Tsunami se lo pasó pipa. En la fiesta estuvo comiendo pasteles de los que vendían para el viaje de estudios. Estuvo saltando, bailando, trepando y corriendo como una fiera y el cascote de león ni se le cayo ni le molestó para nada. En pocas palabras, que pese a las orejas de cartón para el peque fue todo un éxito, que es lo que realmente importa. Este fin de semana he desmontado el casquete. Yo he recuperado mi bufanda y Tsunami tiene un nuevo gorro de lana reversible con el que está encantado. Eso sí… tengo ambas prendas en el cesto de ropa. El maquillaje fue impresionante, pero también recibió algo de color los componentes de la melena. Aunque ese es el menor de los males. Bueno, ya veremos que sorpresa nos depara el año que viene y que reto me espera o como diría Tarzán, ¡Angaua Chita! Angaua

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Ideas para disfraces de carnaval: El disfraz de búho de Tsunami.

1 Feb

Bueno, la verdad es que no pensaba publicar un segundo post de disfraces, pero visto que el de astronauta se ha convertido en top ten  desde que lo he publicado… No sé si a estas alturas voy a salvar a alguien, porque yo diría que quien más quien menos ya tiene pensado que hacer para los nenes. Os comento rápidamente como hice este disfraz de búho para Tsunami. El búho ha sido uno de sus animales preferidos y en ese momento lo era mucho, mucho, mucho.

El disfraz no es muy complicado, si alguien colabora es posible hacerlo en dos días, sobre todo si quien ayuda se encarga de los peques y disponéis de tiempo para trabajar sin demasiadas interrupciones.

Lo primero es conseguir unos trozos de fieltro, yo elegí tres colores, un marrón claro y uno oscuro para diferenciar las diferentes líneas de plumas, y el gris claro para la barriga. El truco consiste en cortar tiras por la parte más larga del fieltro para hacer… pues eso, tiras.  Con ellas vamos a hacer las plumas, todas en conjunto, nada de una en una como vi en una web. Ahora cogéis las tijeras y vais haciendo los picos de las plumas, de tal forma que la mitad de la tira esté normal y la parte superior con la forma de dientes de sierra que hace la pluma, vamos, como lo veréis en la foto final. Así lograreis unas largas tiras de plumas. No os preocupéis si todos los picos son algo diferentes, así queda más chulo. Tampoco es cuestión de que no se parezca ninguna pluma entre sí.

Tenéis que reservaros uno trozo de fieltro con el que haréis el cuerpo del búho. Para ello doblareis por el centro el rectángulo de fieltro. Para evitar que se mueva podéis poner algunas agujas o en este caso coger con un trozo de celo,  pinzas o bastantes clips, de esta forma los dos lados no se moverán y estarán juntos.

Sobre uno de los lados que tenemos hemos de colocar  un jersey, camiseta o camisa del niño. La parte del cuello tiene que estar situada precisamente en la zona donde habéis doblado la tela, de esta forma tendréis la parte de delante y la de detrás. Para que me entendáis el cuerpo resultante será algo parecido a un poncho o una sobrevesta medieval

Si teméis que el jersey se mueva mientras dibujáis el contorno alguien os lo puede sujetar o bien poner unas agujas. Yo personalmente y ya que el cuerpo va a quedar camuflado, lo hago sin enganchar, además es algo que he hecho en otros disfraces y tengo práctica. Pero si no os fiais y para asegurarse podéis colocar unas cuantas agujas para evitar que se mueva cuando saquéis el contorno sobre el fieltro.

Si la prenda es de manga larga o corta, debéis doblar la manga hacia el centro de la prenda, de esta forma la parte donde la manga se une al cuerpo, es decir la sisa, queda más fácil de dibujar.

Para el cuello haced de momento un dibujo de la forma del cuello de la prenda. Piensa que las telas siempre ceden o tiene botones. En el caso del fieltro eso no ocurre, así que cuando hayáis cortado la tela tenéis que ir probando y abriendo poco a poco la abertura del cuello hasta que pase cómodamente la cabeza del niño.

Esta prenda que os saldrá tiene que entrar cómodamente por la cabeza, el escote mejor que sea como el de la foto. Si lo hacéis demasiado grande sujetará poco sobre el hombro y se le ladeará. Si hacéis la abertura con demasiada forma de pico luego no os irá bien a la hora de poner las plumas.

Para sujetar “el poncho” en la parte de la cintura se cosen unas cintas de tela o bien unos trozos de elástico, según el gusto de cada uno. Yo use cintas marrones en todo el disfraz.

Cuando ya tenéis el cuerpo sólo hay que ir poniendo de abajo hacia arriba tiras de plumas. Yo las cosí a mano porque entonces no tenía máquina. Lo mejor es hacer una puntada a máquina. Creo que también existe la posibilidad de usar una pistola de cola caliente, desconozco como van para pegar fieltro pero esta semana he manejado una para un disfraz y me ha gustado mucho como funciona. Si la usáis cuidado con no quemaros, si buscáis en internet se comenta como usarla, supongo que debe ir con instrucciones. Cuando tengáis una tira de plumas puesta ponéis la siguiente de otro color, de tal forma que las plumas escondan la franja que no está tan cortada. Al llegar a la zona de la barriga se corta un color se pone unas cuantas del gris y luego se sigue con la tira. Creo que si miráis la foto lo entenderéis enseguida, que no sé si me explico lo suficientemente bien.  Tenéis que hacer esto también en la parte de atrás, salvo que allí no hay barriguita. Si tenéis mucha prisa podéis prescindir de poner plumas detrás, pero sinceramente queda más chulo.

Como veis en la foto, las plumas no llegan exactamente hasta arriba del todo. La parte superior la reservamos para poner una tira de plumas color gris alrededor del cuello. Para que no se notara la junta la situé en la parte de detrás. Luego para darle más volumen al disfraz le puse dos trozos grandes de marrón oscuro en forma de grandes plumas justo sobre los hombros, como si fuera algo parecido a unas hombreras.

En mi caso y siento decir que no tengo foto, atrás hice una colita. Al cortar el cuerpo, el que tenía que ser la parte trasera le dejé una puntita detrás y sobre ella cosí tres plumas grandes las dos laterales en marrón oscuro y la central en marrón claro.

Ya tenemos el cuerpo acabado, ahora le toca el turno a las alas. Esas no van pegadas al cuerpo. Son más sencillas, realmente son tres trozos de tiras de plumas que hemos cosido unas sobre otras. Sobre la superior cosemos unos trozos de veta o de elástico si queréis y atamos a los brazos.

Lo último es la cara del búho. Yo tenía pensado hacer una máscara de fieltro y en internet hay algunas. El problema fue que no tenía tiempo, así que busque caras de búho y caretas. Elegí la que me gustaba más y tenía los colores más parecidos al disfraz. La imprimí en un papel y lo pegué sobre una cartulina. Luego la recorte, recorté también los ojos. En el lateral haces unos agujeros con la punta de una tijera con cuidado a no pincharnos. Luego pasas un elástico y lo adaptas al contorno de la cabeza.

Sé que la explicación es un poco liada y no es un disfraz que se haga en un día, pero sí que es rápido de montar si se tiene un poco de idea y tiempo para hacer las tiras. El tener máquina de coser creo que facilitaría mucho el trabajo, que yo me pasé mis horitas cosiendo a mano que es más lento. La cola caliente puede que funcione bien, yo la he probado pero con papel parís, de todas formas lo más seguro es la máquina de coser.

Si alguien se quiere dar más prisa podría hacerlo con otro tipo de material en plan papel pinocho y pegar, pero no aguantaría una jornada a lo bestia, al menos no de los míos. El papel parís que he trabajado hace poco no está mal y me recuerda al fieltro, aunque este es más resistente y creo que mejor.

Yo hice un búho porque Tsunami es un fans de los búhos, pero con esta técnica podéis hacer cualquier tipo de ave, sólo tenéis que buscar un color que se adecue al pájaro. Se me ocurre que en amarillo puede irse de pollito o canario, dependiendo de la careta. De colores verdes, azules y rojo se puede ir de loro o guacamayo… No sé todo es cuestión de ver fotos del ave elegida y buscar los colores.

Sé que os pongo este post con poco tiempo, pero espero que le pueda ayudar a alguien. Faltan unos días pero aún estáis a tiempo. Suerte con vuestros pajaritos.

2012 enero 003

Ideas para disfraces de carnaval: El año pasado Terremoto fue de astronauta.

24 Ene

Creo que no lo había comentado, pero si lo había hecho vuelvo a decirlo. Terremoto me tiene estresada. Bueno, en ocasiones me tiene estresada en muchos sentidos, pero en este caso es en el tema de los disfraces. Al niño siempre le ha gustado disfrazarse, desde pequeño y a mí me encanta hacerle los disfraces más que comprarlos si es posible. Supongo que todo viene de un trauma infantil en el que mi prima siempre llevaba disfraces superchulos y varios distintos cada año y mi madre pasaba del tema y sólo tuve uno y comprado. Así que aunque yo no sepa coser como mi madre, que de soltera era sastresa, pues tengo imaginación, ganas y ahora a nuestro querido “Google Gran Invento”.

Cuando Terremoto era pequeño me faltaba este último paso de inspiración y me las tenía que apañar sin información adicional tecnológica. Ahora, cuando me lanza su reto disfrazil del momento voy y miro imágenes a ver si alguna me inspira. Terremoto ha sido de los que me ha hecho hacerle disfraces de lo más variopinto:

–          El disfraz del malvado emperador Zurg, porque el que vendían de Buzz no lo quería. Él lo quería del malo, con máscara casera con cuernos.

–          He hecho un disfraz de cocodrilo investigador privado tipo Sherlock Holmes. Vamos, todos los inconvenientes de un cocodrilo y todos los de un personaje de Arthur Conan Doyle.

–          También ha pasado por otros más convencionales de vaquero, mosquetero, caballero medieval.

–          De villano, así, sin más pistas. ¿Que a ver como se hace uno de villano sin más datos?

–          De alienígena. Este que aparentemente parecía fácil fue una odisea ya que tonta de mí se me ocurrió pedirle que me lo dibujara para saber como lo quería. Así que él había hecho el dibujo en un papel y tenía que ser igualito igualito al del dibujo… El próximo día le quito las ceras y no le pido que me lo dibuje. Eso me pasó por bocazas con un niño creativo. Al final hablando con una de mis compañeras de trabajo me dijo que ella tenía un pijama que le había regalado su hermana y ella no usaba porque era muy caliente. Milagros que en ocasiones ocurren, el pijama era igualito y con los mismos colores que el uniforme del dibujo de Terremoto. Al día siguiente Terremoto recibía de regalo un pijama nuevo que mamá requisó automáticamente para tunear. Por su parte Terremoto hizo en una cartulina un mapa de invasión de la tierra que acompañaba al alienígena.

–          De capitán pirata, no os vayáis a creer que de tripulación  con cuatro cosas y una espada. No. Tenía que ser de capitán como mandan los buenos cánones del corsarismo, la piratería, los bucaneros y demás picarescos códigos de la Isla Tortuga y los Siete Mares. Este también fue acompañado con cartulina enrollada y lacrada del mapa del tesoro, faltaría más.

–          De cocodrilo. Tengo que decir que este ha sido uno de los dos únicos que fue comprado, concretamente en un viaje a Barcelona. Por suerte me libré de hacerlo… ufff

Tendría que mirar ahora todas las fotos ya que he perdido la cuenta de los disfraces de carnaval, eso sin contar los de Halloween y los del teatro que hizo una temporada en el cole.

Cuando se acercan las fechas de carnaval, que no sé por qué extraño motivo siempre me despisto y me doy cuenta una semana antes de la fecha. Suelo sondearle, por eso de si hay suerte y se puede comprar o aprovechar algo y no acabo como loca buscando una remota posibilidad de realizar eso que él decida. Si no es lo que decide, la tenemos más liada que una madeja de lana con un gato cerca. Así que la sentencia del año pasado fue: «Mamá, este año he decidido que quiero ir de astronauta». Allí quedaba aquello. Cuando se lo comenté a mi ex se quedó blanco como la nieve. Nunca hemos entendido que tiene nuestro Terremoto en contra de los disfraces de pirata hechos con cuatro parches cosidos, un loro de peluche y una camiseta de rayas. Antes de que a mi ex le diera el telele pensando como montarlo, yo ya había buscado inspiración por Google y este fue mi plan de ataque:

Mi ex se vino una tarde a casa para su confección. Ha sido la única vez que él ha intervenido en la creación de un disfraz y tengo que confesar que ha sido de los pocos disfraces en el que nosotros nos lo hemos pasado pipa y el pobre Terremoto estaba hasta el moño de nosotros tres. Sí, digo tres porque mi pareja ante la juerga que montamos, también decidió sumarse a la tortura del pobre Terremoto y pasárselo pipa a su costa.

Previamente a esta cita ya había pasado por el Leroy Merlín para comprar los principales ingredientes del mono interestelar. Sí, habéis oído bien, he dicho por el Leroy, no por una tienda de telas. En la tienda de manualidades compré unos retales de fieltro pero la parte importante del disfraz se adquiere en una ferretería de las de electricidad y fontanería. La compra y aportación de otras fuentes fue más o menos esta:

– 1 mono blanco de pintor.

Descubrí que hay unos monos de pintor hechos con un tipo de tela-papel… no se como se debe decir eso, que son bastante resistentes y pues coserlos o cortarlos sin tener que pespuntear y todo eso que enreda tanto con el uso de ciertas telas. Son unos monos muy baratos y chulos ya que por delante van cerrados con cremallera y todo. Evidentemente la talla más pequeña de adulto le venía algo grande, como la distancia de la Tierra a Marte. Pero mamá es previsora en estos aspectos antes ya le había martirizado probándoselo y cortando y poniendo otra vez el elástico en los puños y bajos de los pantalones y dando un par de puntadas en hilo blanco para cerrar bien las cuatro aberturas.

– 3 ó 4 cintas aislantes de diferentes colores. Mi ex se trajo todas las que tenía tiradas por casa de diferentes arreglos de chapuza-manitas-caseros que en algún momento de su vida había desarrollado.

– 1 trozo de tubo negro flexible de los que se usa para pasar por dentro los cables de electricidad.

– En casa tenía etiquetas sobre las que imprimí unos cuantos logos de la NASA.

– 1 casco de moto chulo

– 1 mochila negra que tenía por casa

– 1 lámina de plástico sacada de una caja de bombones. Los bombones habían desaparecido unos días antes por el santo de mi compañera de trabajo.

– Botes de pintura acrílica que había por casa y un rotulador de tinta permanente.

– Dos vasos de plástico blanco de los de la máquina de café que tenían la forma que buscaba.

– Unos trozos de fieltro amarillo y naranja de una tienda de manualidades.

Estoy segura que los más avispados ya os habréis imaginado como torturamos al pobre Terremoto. Le enfundamos el mono y lo tuvimos con los brazos extendidos mientras los tres mayores íbamos rodeándole y poniendo trozos de cinta aislante de diferentes colorines. Hubo unos que se trajo mi ex plateados que fueron el no va más. Después de la cinta aislante vino el turno a las pegatinas, en esto fuimos más moderados, no se muy bien si es que Terremoto no quería parecer un árbol de navidad espacial o es que ya estaba hasta el moño de sus progenitores, que nos dejó bien claro que con dos o tres iba que chutaba y no quería más.

Por casa teníamos de otro disfraz unos guantes blancos de algodón y les pegamos trozos de esa cinta plateada por encima y se los enfundamos en las manos. Para completar las manos el juguete de brazo mecánico que tan bien me va para que recojan juguetes cuando están vagotes o una no quiere agacharse y que en su día compre en Toys r us. En los pies llevaba unas botas negras de nieve que me había dejado la chica que me dejó el casco de moto. Eran unas botas que compró su hijo una vez que fue a esquiar en Decathlon.

Ahora vino lo más complicado. El casco. Mira que había conseguido un casco chulísimo con la visera que hacía espejo. Rojo como a él le gusta y en la parte de atrás unos vinilos de estrellas plateadas. Vamos una pasada y casi hecho a propósito. Mi ex por su parte había conseguido un casco algo más grande, rojo y sencillito sin visera. Reconozco que lo mío fue un chollo y encima les sobraba y no lo necesitaban así que no había prisa para devolverlo. Pero nadie había tenido en cuenta una cosa. Los cascos de moto suelen ir apretaditos para evitar daños si te la pegas cuando conduces, no son ligeros y holgados para llevar todo el día disfrazado. Así que Terremoto nos dijo que él no se ponía eso por nada del mundo mundial ni del espacio espacial y ya podíamos poner nuestras neuronas a trabajar en ello.

Tras mucho pensar y mirar y valorar, quedamos para una segunda tarde de trabajo. Antes de quedar ya había desechado otras ideas y me había tocado hacer un trabajo sencillo pero de chinos para tener el material completo. Primero lo intente valorando el perímetro craneal de mi hijo y el perímetro de una garrafa de ocho litros redonda de agua del super. Eso de sacar la cinta métrica en el super y ponerse a medir perímetros de garrafas tiene su miga, me miraron raro pero nadie llamó a los loqueros. Pero, pero, pero,  el perímetro de mi hijo ganaba en mucho a la garrafa más gorda del super, snif, snif… Mi ex consiguió una garrafa más gorda, una vacía de 21 litros. No me pidáis de donde la sacó porque eso me dijo que eso era secreto de sumario y si me lo decía tendría que matarme.

Cuando la garrafa de 21 litros cayo en mis manos yo pensé que con un buen cuchillo gordo y luego unas tijeras bien afiladas lo podría cortar y me despedí con un «Tranquilo, tú vente que mañana que yo ya habré hecho el hueco para la cara». ¡¡¡EL HUECO PARA LA CARA!!!. En buen momento dije yo estas palabras. Nunca más. Sí queridos lectores, al día siguiente el hueco estaba hecho, y la parte de arriba de la garrafa cortada para que se la pudiera meter, pero nada de cuchillo o tijeras, no. ¡¡¡Con una sierra bien gorda, sujetando como podía y dale que te pego, sierra que te sierra, dos horas, cenar a las floripondias e irme a dormir a las tantas para hacer unos cortecitos de nada y tener los dedicos atrofiados durante un par de días!!!!

Bueno, la tarde segunda de trabajo fue más relajada. Forramos con cinta los bordes serrados que previamente había lijado, no se fuera a arañar y de paso quedando más chulo y profesional. Mi compañera de trabajo me había traído unas cuantas cápsulas del nespresso que colocamos con cinta de doble cara cual botones de control o posibles focos de luz, dependiendo del uso del consumidor. Pusimos un poco más de cinta aislante y alguna pegatina ¡Chachán! Casco de astronauta que no aprieta las orejas acabado a tiempo.

Ahora sólo nos quedaba hacer la mochila propulsora intergaláctica. Para ellos pintamos de colorines y marcamos con el rotulador negro de tinta permanente el trozo de plástico de los bombones y lo pegamos con cinta de doble cara a la mochila negra. Con más cinta aislante negra pegamos dos trozos de tubos negros que iban a ambos lados de la mochila. Ahora sólo me quedaba hacer las turbinas de propulsión. Eso lo hice cuando se fue mi ex y nuevamente me quedé hasta las floripondias porque al día siguiente era el de los disfraces. Con unos trozos de cinta aislante plateada y con trozos de fieltro imité la salida del fuego de las turbinas (que eso es mentira porque en el espacio me da que los astronautas no se incendian el traje por la retaguardia para maniobrar, pero como es muy peliculero pues iba incluido en el kit aeroespacial).

Un poco de pegamento por aquí, un poco de cinta a doble cara por allí y traje acabado a tiempo. No me lo podía creer. Y hacía bien no creyéndomelo.

A la mañana siguiente tuvimos una emergencia de última hora. Como siempre. Si alguien hace esto que sepa que la cinta de doble cara no pega bien del todo en la tela de las mochilas y todo el módulo de propulsión estaba desmontado por encima del sofá. Así que si la noche antes me había ido a dormir a las tantas, esa mañana me fui al trabajo sin desayunar y casi sin lavar la cara. Cogí el hilo negro y aguja y ya me tienes contrarreloj y a toda mecha, dando unas cuantas puntadas bien firmes para que todo lo desmontado volviera a su lugar de origen exactamente en cinco, cuatro, tres, dos, uno, cero… despegueeeeee y antes de salir de casa foto de urgencia para inmortalizar el arduo trabajo de Houston en la confección del traje.

Y así fue como concluimos un nuevo reto de Terremoto. En el cole el niño dio nuevamente la nota. La profesora me dijo que Terremoto ya tiene un «club de fans» que está ansioso por saber con que nueva sorpresa les va a aparecer cada año. “Porque es que Terremoto nunca viene con algo habitual y comprado como casi todo el mundo, vaya imaginación y ganas de hacer disfraces que tienes”…. y encima me lo recuerdan… y encima me piden que cada año me supere con algo nuevo, porque ya te dicen unos días antes que seguro que les vas a sorprender con algo… y encima resulta que tenemos club de fans cuando yo no he hecho una dichosa clase de corte y confección en mi vida…

… No, si esto es lo que nos pasa por tener un niño creativo y una madre con imaginación y un trauma infantil que superar. Si encima me lo he buscado. Tiene delito la cosa. Espero que las fotos os gusten. La que sale de espaldas fue antes de que pusiera la turbina a la mochila, pero una vez puesta no tengo fotos de espalda, sorry. Si alguien se anima recordad, nada de pegar con cinta de doble cara. Hilo, aguja y un buen dedal para los pinchazos, que yo no lo usé con las prisas y no veáis como acabaron mis deditos, hinchados como rastras de choricitos para asar en un fuego de campamento. Hasta aquí la aventura de un traje de astronauta y feliz alunizaje.

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